Si de algo podemos enorgullecernos en este mundo de nuestro tiempo es de habernos atrevido a caminar sin el andador celestial, sin la declaraci[on de los deberes del hombre; de liquidar la Iglesia en nosotros como ella misma se ha liquidado históricamente. De ser, cada uno en su medida o su esperanza [...]Ya sé que todo anda mal. La primera vez que
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