La conocí en un autobús que iba a Granada. Me senté junto a ella, y ni siquiera recuerdo cómo inicié la conversación. En apenas unos minutos me di cuenta de que una mente inquieta e interesante se escondía detrás de aquellos enormes ojos, y de que aquellas horas de autobús que pensaba dedicar a aburrirme soberanamente iban a volverse interesantes
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Pero qué buena historia te salió.
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Espero que ya habrás aprendido a soltar los sujetadores a bocados y cuando metes la mano por la espalda es para sacar las bragas por la cabeza... coño. La que quiere dulzura no te incita, se hace la remolona hasta que desesperado lloras amargamente y es ella la que te quita los calzoncillos por la cabeza... (creo)
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