A veces ocurren cosas inusualmente maravillosas. Unas veces cosas que habíamos dejado por imposibles y que de repente ocurren con una facilidad pasmosa, y otras completamente inesperadas. Y yo por supuesto me alegro pero... también me preocupo. Por alguna extraña razón, no puedo evitar pensar que no lo merezco. Que no he hecho nada lo bastante
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Pero la verdad es que estaba pensando un poco en mujeres cuando escribí el post. De las últimas chicas con las que me he liado, dos eran absolutamente preciosas y dos eran de esos casos que uno tiene en mente durante bastante tiempo, que parecen imposibles y que, un buen día, resulta que no lo eran.
Al final todo se ha ido al traste, claro. Pero lo cierto es que me ha ido mucho mejor con las mujeres de lo que uno podría llegar a imaginar por mi aspecto, así que en rigor no puedo quejarme.
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