Título: Las alas de un esclavo.
Autor:
yukojudithzzSpoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR.
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary: Gabe les ayuda a encontrar a Sam.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.
Notas: Supongo que no había subido estos capítulos porque no tuve tiempo, porque hace ya unos meses que los subí en fanfiction pero quizás es porque mi lj lo tengo un poco olvidado.
Capítulo 14. Capítulo 15.
-¿Dónde os habíais metido? ¡Llevo horas buscándoos!- Gabriel apareció en la cocina de Bobby mientras los dos humanos y el ángel desayunaban tostadas y grandes cantidades de café. Dean casi se atraganta con su bebida, aún no estaba acostumbrado a aquella forma de aparecer y desaparecer de los ángeles.- Bueno, sólo he estado en tu casa y en el despacho, entonces Chuck me ha dicho que estabais aquí, pero lo que importa es que tengo noticias frescas y oh, créeme, os van a encantar. Más o menos.- Dean se limpió la barbilla con una servilleta mientras Gabe se sentaba a su lado y le robaba una tostada y la untaba primero con mantequilla y después mermelada de frambuesa.
-¿Quién te ha invitado chico?- preguntó Bobby casi gruñendo, pero el arcángel le ignoró y dio un bocado a la rebanada. Castiel le miró expectante pero su hermano pareció no darse por aludido.
-Gabe, ¿vas a contarnos algo o no?- Castiel le dio un par de sus tostadas a Dean quien las aceptó sin rechistar, no era el tipo de persona que rechazaba comida. Gabriel terminó de mascar y tragar, entonces habló algo molesto.
-Tampoco hace falta agobiar Cas, que prisas…- se limpió con una servilleta de papel y sonrió como un niño.- Ya sé porqué Sam estaba en aquel centro y sé como vamos a meternos allí. Espero que tengáis los labios limpios porque ya podéis empezar a besarme el culo.- dijo dando una palmada y extendiendo los brazos frente a sí mismo, sintiéndose orgulloso. Castiel le miró ladeando un poco la cabeza, con expresión confusa, mientras Dean estaba comenzando a exasperarse.- Vale, supongo que necesitáis más detalles.- Bobby se levantó y abrió uno de los armaritos sacando una taza que llenó de café, ofreciéndosela después al ángel quien le guiñó un ojo como única forma de agradecimiento.- Esta parte puede que no te guste Deano pero es importante así que escucha atentamente.- dio un sorbo de su café e hizo una mueca.- Demasiado amargo.- comentó alargando el brazo para coger el azucarero y poniendo cucharada tras cucharada de azúcar dentro de la taza.- Sam bebe sangre de demonio.- dijo sin inmutarse. Dean se le quedó mirando sin comprender exactamente lo que acababa de decir, Castiel frunció el ceño y Bobby murmuró algún tipo de palabra malsonante.- Lo sé, está mal pero lo hace, no sé que mierda le han metido en la cabeza pero es peor que una secta. La cuestión es que le están cebando como a un cerdo para potenciar sus poderes.-
-¿De qué coño estás hablando?- espetó finalmente Dean sin poder contenerse por más tiempo.
-Oh, quizás desconocías esa parte. Sí, Dean, tu hermano tiene poderes demoníacos.- se encogió de hombros mientras veía como el humano se levantaba enfurecido y prácticamente se abalanzaba sobre él, las manos de su ángel frenando el ataque. - Vamos Dean, ¿me va a decir que nunca notaste algo extraño en él? ¿No? Bueno, eres poco observador, mide casi dos metros, es tremendamente fuerte para un humano… bueno la cuestión es que no sé exactamente la razón pero le hacen beber sangre de demonio para que se vuelva SuperSam o algo así, una especie de híbrido superpoderoso. Las buenas noticias vienen ahora, están buscando demonios voluntarios para ser los bancos de sangre personales de tu hermano, a cambio de una compensación monetaria, claro está. No es necesario que me lo agradezcáis con flores pero los bombones me vuelven loco y el chocolate también, no sé si sabéis a qué me refiero.- Gabe miró a Bobby mientras reía ante su estúpido chiste.- Mujeres… hablaba de mujeres, bombones… ya sabéis.- Movió las manos con desesperación y terminó de devorar su tostada.- No tenéis sentido del humor.- Dean se hubiese reído en otras circunstancias que no tuviesen relación con su hermano y una extraña y preocupante afición por la sangre de demonio. El humano movía la pierna nerviosamente mientras sus manos aferraban la servilleta con fuerza. Castiel le tocó el hombro y los ojos llenos de ira de Dean se posaron sobre él.
-Tranquilízate Dean, no voy a mentirte, la sangre de demonio no es algo bueno pero sabemos que Sam sigue vivo y tu única preocupación por el momento debe ser traerlo de vuelta contigo.- el humano estuvo a punto de replicar pero la voz de Gabriel le interrumpió.
-¿Y bien? ¿Quién será la afortunada que hará el trabajito?-
-Debemos llamar a las chicas.-
-No, las dos no, sólo una, será mucho más fácil.- intervino Bobby.
-¿Y si las reconocen? Crowley sabe quienes son.- preguntó Dean intentando sacar de su mente la imagen de su hermano pequeño ingiriendo sangre de demonio.
-Crowley ya no se encarga de eso, han cambiado la clínica y son ellos los encargados, después del lío que montasteis la última vez ya no se fiaban. El sitio que atacasteis, aquel edificio en el que Dean entró en plan kamikaze sin ningún tipo de plan ni estrategia era su clínica privada.- el ángel miró al humano con malicia y siguió hablando.- Tenían un pequeño gimnasio y en el que tu hermanito solía entrenar de vez en cuando, pero ese no era el cuartel general. Crowley tiene cientos de locales y sé de muy buena tinta que en uno de ellos se ha montado una guarida de puta madre en la que Sam entrena, el problema es que no sé cual de todos es. Pero esa no es la cuestión ahora mismo, la cuestión es que volvéis a estar de suerte porque de nuevo Gabe vuelve a salvaros el culo, tengo un infiltrado dentro de la nueva clínica que nos puede ayudar.-
-¿No será peligroso?-
-Para nosotros no.- Castiel le miró sin ninguna expresión en el rostro pero su hermano sabía que le estaba reprochando algo.- Y no os preocupéis por las chicas, no les pasará nada. Mirad, los demonios deben hacerse un análisis antes y si lo pasan son candidatos para ser "donantes de sangre", mi chico puede falsearlos si fuese necesario así pasaríamos directamente en contacto con el interesado, es decir, Sam. ¡Oh sí!, ¿soy bueno o soy mejor? Si fuese un animal sería Gabe porque es lo que me llaman en la cama. ¿Lo pilláis? Porque soy un animal en la cama… ¿¡Oh, en serio!? ¿Estás seguro de que somos hermanos? Porque dudo que compartamos ADN angelical, polvo de hadas o el material con el que se forjan los sueños, sea cual sea la mierda de la que estamos hechos. Estoy seguro de que te cambiaron al nacer.- Castiel ignoró totalmente a su hermano, no entendía aquel extraño sentido del humor, si es que a aquello podía llamársele humor.
-Bobby.- El arcángel se giró a mirar al humano y le preguntó con seriedad.- ¿Quién crees que debería ir?- La opinión de Bobby era importante para el ángel, Castiel confiaba en él y sabía que el hombre tenía un sexto sentido.
-¿No tendríamos que preguntarles a ellas primero?- Gabe preguntó entre sorbos, mientras intentaba terminarse aquella dulce taza de café.
-Estoy seguro de que no habrá ningún problema por su parte.-
-Creo que debería ser Ruby. Sabes que en realidad no confío en ninguna de las dos, ¿quién sería lo suficientemente estúpido como para confiar en un demonio?- miró a Castiel quien sin necesidad de más palabras o gestos sabía que el humano estaba regañándole. - Ya sabes lo que opino sobre los demonios y sobretodo sobre su negocio pero si tuviese que elegir a una esa sería Ruby.-
-Ruby me parece bien, no es como si Meg fuese una mejor opción de todas formas.- Dean se aferró a su taza de café y se encogió de hombros. El ángel le miró con algo de desazón y sacó el móvil de su bolsillo, marcando rápidamente el número del demonio.
-Ruby, ¿cuanto tardarías en venir a casa de Bobby? Está bien, entonces iré yo, estás en el local? Bien, necesito que estemos a solas, de acuerdo, allí nos vemos.- La conversación fue breve y tan pronto como el ángel colgó el teléfono, desapareció de la habitación.
-Genial…- Dean murmuró, pasando una de sus manos por su ya desordenado pelo.
-Así que mi hermano y tú os entendéis….- Gabe sonrió mientras miraba al humano con algo de curiosidad.- No es que quiera saber si tú y Cas… no no no, no quiero saber eso, es algo desagradable saber que tu hermano hace esas cosas, aunque ya iba siendo hora la verdad. Pero la cuestión no es esa.-
-¿Cuál es la cuestión, Gabe?- Dean preguntó con desgana, después dio un sorbo de su café. Bobby se levantó de la mesa y sin comentar nada salió de la cocina, no quería participar en aquella conversación. El arcángel puso los ojos en blanco y gruñó .
-Mira Dean, supongo que ya sabes que los ángeles, por normal general, no tenemos sentimientos. Hemos pasado tanto tiempo con el palo metido en el culo, metafóricamente hablando claro, mirando a los humanos desde arriba y sin interactuar con vosotros que no estamos acostumbrados a los sentimientos. Por supuesto yo soy una excepción, pero eso es porque siempre me ha parecido más divertido vivir aquí abajo rodeado de humanos que no con mis aburridos hermanos.- Dean no miraba al ángel, simplemente jugueteaba con el asa de su taza mientras escuchaba las palabras de Gabriel.- Cas es mi hermano favorito, pero no se lo digas a él, no quiero que se le suba a la cabeza. Está empezando a tener sentimientos, no creo que sea del todo consciente y mucho me temo que no sea capaz de lidiar con ellos. Me parece muy bien que tonteéis y que tengáis sexo, sólo quiero que sepas que si Cas se enamora de ti y tú le haces daño, el infierno te parecerá el paraíso comparado con lo que yo te haré.- Gabe le dio un par de palmadas en en hombro con una sonrisa sincera, pero Dean se estremeció de todas formas por el contacto y por sus palabras.- Sé que eres un buen tipo, así que no me preocupo, pero quiero que vayas despacio con él, ¿de acuerdo?- Dean le miró y le devolvió la sonrisa.
-¿Sabes algo, Gabe? Me caes bien.-
La mujer sentada en su despacho pasaba las páginas del periódico con lentitud estudiada, no había nada interesante en ellas, ninguna noticia que llamase su atención, pero al menos eso la distraía de las actividades que se producían en el resto de salas dentro de su local. Dejó escapar un suspiró soporífero y posó el periódico sobre la mesa, buscando un bolígrafo en uno de sus cajones para hacer el crucigrama de las páginas finales. Cuando tomó el bolígrafo negro sonrió al ver la pieza metálica que yacía a su lado, la cogió y cerró el cajón, después pasó distraídamente su pulgar sobre aquella superficie brillante mientras comenzaba con el pasatiempo. Un leve cambio en la atmósfera de la habitación que habría pasado totalmente inadvertido para cualquier otra persona hizo que la muchacha sonriera y sin levantar la vista del periódico habló.
-No esperaba tu visita, padre.- dejó el boli sobre el periódico y levantó la vista hasta mirar al hombre que de repente estaba sentado frente a ella.
-Lo sé, pero no necesito anunciarme, ¿verdad?- Lucifer sonrió con malicia y se levantó mientras miraba a la mujer frente a él.- Me temo que has perdido a tu mejor cliente, ¿no es así?- preguntó con algo de sorna. La mujer se encogió de hombros y se echó hacia atrás en su silla.
-Bueno, no es el fin del mundo, al menos no todavía.- Meg seguía manoseando el símbolo dorado mientras miraba con curiosidad al ángel caído.- Pero no creo que hayas venido aquí a hablar de negocios, ¿me equivoco?.- Lucifer dejó escapar una suave carcajada y negó con la cabeza de una forma extrañamente elegante.
-No, tienes razón, no estoy aquí por eso. ¿Dónde está tu compañera?- el ángel comenzó a inspeccionar la habitación, pasando sus largos y finos dedos por cada superficie a su alcance.
-Se ha marchado con el ángel. No me han dicho a dónde ni para qué. Supongo que Ruby me lo contará después de todas maneras.-
-¿Crees que pueden sospechar algo?- Ahora fue Meg la que rió mientras tomaba de nuevo el bolígrafo y rellenaba algunas casillas sin demasiada convicción.
-¿Un par de estúpidos humanos y unos ángeles inútiles? No, no tienen ni idea. Les tengo comiendo de la palma de mi mano, ¿cómo crees que he mantenido mi negocio durante tanto tiempo? Lo tengo todo controlado.- Lucifer se acercó de nuevo a la mesa de Meg y puso ambas manos sobre ella, inclinándose hacia el demonio y ladeando la cabeza mientras sonreía inocentemente.
-¿Y Ruby?-
-¿Ruby?- Meg se mordió el labio inferior mientras intentaba encajar una palabra demasiado larga en un espacio demasiado reducido.- Ella no sabe nada y, sinceramente, si se enterase estoy segura de que estaría de nuestro lado. Al fin y al cabo nosotros somos su familia y no ese grupito de meapilas.- Abrió de nuevo el cajón y puso el colgante otra vez en su interior.
-Espero que estés en lo cierto por tu propio bien.- Lucifer se sentó de nuevo en la silla mientras tomaba el bolígrafo de entre los dedos de la mujer y completaba el crucigrama sin apenas esfuerzo.- Parece que te ha gustado ese abalorio.- Meg volvió a encogerse de hombros.
-Realmente no es nada del otro mundo, simplemente me divierte tenerlo.- sonrió con iniquidad.- O quizás me divierte más que él no lo tenga. Estoy segura de que si supiese que soy yo quien lo tiene me rebanaría el pescuezo.- Lucifer le devolvió el periódico con el pasatiempos resuelto.
-Es probable.- tamborileó sus dedos contra la madera de la mesa y se lamió los labios distraídamente.- Necesito saber que se traen entre manos y sobretodo necesito que no vuelvan a aproximarse tanto a Samuel. Estamos muy cerca de conseguirlo y si por culpa de nuestros hermanos y la incompetencia de mis hijos se me escapa de las manos, no dudaré en descargar toda mi ira sobre ti.- el ángel sonrió y sus ojos fríos se clavaron sobre la mujer, que sintió un desagradable escalofrío recorrerle el cuerpo, acompañado de una sensación de vacío y soledad que le dejó sin respiración.- Mata al esclavo, mata a mi hermano, haz lo que tengas que hacer y hazlo ya.- dijo amenazante y de repente el espacio que su cuerpo ocupaba fue reemplazado por la nada.
-Genial…- Meg tomó el periódico y leyó las palabras con las que su padre había rellenado las casillas. Tragó con dificultad cuando se dio cuenta de que aquello era un ultimátum.
-No sé Cas, no es algo que me vuelva loca, no estoy diciendo que no vaya a hacerlo pero… joder, lo que pides es un poco extremo.- Dijo Ruby tomando un trago de la cerveza que comenzaba a calentarse entre sus manos.
-¿El demonio tiene escrúpulos? Nadie lo diría teniendo en cuenta a lo que te dedicas. No me malinterpretes, no tengo nada en contra de que alguien tenga relaciones sexuales a cambio de dinero mientras sea algo consentido pero me temo que lo que tu ha…-
-¡Dean!- La voz de Castiel, fría y severa, terminó con la perorata del humano.- No estamos aquí para hablar de eso. Ruby ha venido para hacernos un favor así que te agradecería que tuvieses un poco de respeto, recuerda quienes te salvaron la vida.- Dean frunció el ceño, colocó ambas manos en su nuca y gruñó con disconformidad. Ruby chasqueó la lengua mientras dejaba su botella sobre la mesa.- No se lo tengas en cuenta Ruby. ¿Nos ayudarás?- la mujer pareció pensárselo durante unos minutos mientras paseaba su mirada por los rostros de los presentes en la sala.
-Vale, lo haré, pero si quiere algo más que mi sangre le daré una patada en las pelotas.- Dean abrió la boca para hacer otro de sus comentarios pero Castiel le golpeó en la pierna y negó mientras le miraba con reproche.
-Será mejor que mantengamos esto en secreto, te daré todos los datos, el nombre de la clínica, el demonio con el que tienes que hablar, el día del casting, todo.- dijo Gabe hablando por primera vez desde que el demonio había llegado. -Tomemos otra cerveza mientras te explico los detalles. -La mujer asintió y ambos se levantaron dirigiéndose a la cocina. Cuando los dos humanos y el ángel se quedaron solos Dean se hundió en su asiento y miró con desagrado a Castiel.
-Cas, creo que sería mejor que el otro demonio no estuviese al corriente de esto.- dijo Bobby con algo de preocupación. El arcángel le miró, confuso.
-Meg es nuestra amiga, creo que debe saberlo, ya nos ha ayudado en varias ocasiones…-
-Chico, sé que eres un ser celestial con cientos, miles, quizás millones de años pero este viejo humano sabe un poco de algunas cosas y esa chica no me gusta. La forma en la que te mira a veces me da escalofríos y creo que mister morritos aquí presente sabe a qué me refiero. Y no es sólo por el sexo, es algo perverso. Si tienes que hacerme caso en algo que sea en esto.- Castiel asintió con lentitud, seguramente el humano había visto algo que al ángel se le había escapado.- Será mejor que deje sola a la parejita. Llamaré a Chuck para ponernos con lo del Colt.- Bobby se levantó del sofá y golpeó a Dean en el brazo de forma cariñosa.- Y tú deja de refunfuñar de una vez.- El hombre subió las escaleras mientras murmuraba algo respecto a los dos chicos que acababa de dejar en el salón.
A Dean le gustaba Bobby, le recordaba un poco a su padre, además tenían muchas cosas en común, entre ellas su odio a los demonios, en especial a Meg, pero era probable que sus razones fuesen distintas. El humano se levantó y comenzó a caminar frente al ángel.
-Si quieres decir algo creo que es mejor que lo hagas Dean, no es bueno que lo dejes dentro.- Dean negó con vehemencia y volvió a sentarse en el sofá.- Es evidente que estás disgustado y nervioso.
-Sí, lo estoy, es que aún no entiendo como puedes…- tomó una bocanada de aire y lo dejó escapar poco a poco.
-¿Es por Alastair?- Dean se tensó al escuchar aquel nombre.- ¿Qué pasó Dean?-
-No pasó nada.- Espetó de mal humor.
-Las chicas me contaron lo que vieron, además, la forma en la que me abrazaste justo cuando saliste de la casa…- Castiel posó una nívea mano sobre la pierna de Dean, quien gruñó y la miró con desagrado pero no hizo ningún ademán de querer apartarla.
-Me sentí débil Cas, es como aquel primer día dentro de aquella jaula, sin poder salir, sabiendo lo que me esperaba. Con mi padre muerto y sin saber que había pasado con Sammy. No quiero sentir eso Cas, yo… yo soy fuerte, debo serlo, debo encontrar a Sam y salvarle porque ahora no hay nadie más, soy yo quien debe ocuparse de esto.- Dean no miró al ángel a su lado en ningún momento, simplemente pronunció palabra tras palabra intentando que su voz no mostrase rastro de sus emociones mientras luchaba por contener las lagrimas. Castiel le tomó de la mano y la apretó con fuerza para mostrarle su apoyo, para indicarle que siguiese hablando.- Cuando me tocó… sentí asco. Asco y odio. Quería arrancarle la cabeza, no sólo por mí, sino por todas esas personas que había tocado igual que me estaba tocando a mí. Todas aquellas personas que no querían que aquellas manos huesudas y nauseabundas les tocasen. Pero no podía hacerlo, tenía que dejar que hiciese conmigo lo que quisiese porque ese era el plan.- Castiel abrió la boca para replicar pero Dean levantó su mano libre para indicarle que aún no había terminado.- Sé que era mi plan, sé que fui yo él que propuso hacer esto y sé que tú me dijiste mil veces que era una idea horrible, pero supongo que ya sabes como soy.- dejó escapar un suspiro y se frotó los ojos con el dorso de la mano.- Y encima están Meg y Ruby. Sabes que no me gusta lo que hacen, tratan a sus esclavos como animales.-
-Dean, no apruebo su negocio pero tratan a sus esclavos como es debido.-
-Menos cuando un cliente como Alistair aparece y paga lo suficiente como para hacer lo que quiera con ellos, entonces todo cambia.- Castiel suspiró y dejó caer su cabeza sobre sus manos, en realidad no podía negar que Dean tenía razón pero las cosas nunca eran de color blanco o negro, todo era complicado y mucho más en la situación en la que se encontraban ahora mismo.
-¿Qué es lo que quieres de mí, Dean? ¿Quieres que cierre el negocio de Ruby y Meg? ¿Quieres que las mate y las torture por ser demonios? ¿Qué es lo que quieres?- La voz de ángel sonaba cansada y abatida, sin fuerzas para seguir debatiendo con el humano.- Tan solo dime qué es lo que quieres que haga y lo haré, haré lo que sea.- Dean le miró y le tomó de la mano.
-Lo siento Cas, sé que ahora no es momento de hablar de esto.- acercó su rostro al de su amo y le besó, casi fraternalmente, la mejilla.- Todos están ocupados trabajando, quizás sea mejor que nosotros nos pongamos a hacer algo de provecho también.- Castiel tomó el rostro de su esclavo entre sus manos y le besó en los labios con necesidad, hambriento. Dean tardó unas milésimas de segundo en reaccionar, después le devolvió el beso con mayor intensidad mientras agarraba con fuerza la cintura de su amo. Cuando finalmente se separaron Dean dejó escapar una ligera carcajada y miró a Castiel con ternura.- Bueno, no era esto lo que tenía en mente pero siempre tengo un rato para darte un poco de amor.- Dean recordó las palabras de Gabe y sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, sabía que no era por la amenaza si no por el miedo de que Castiel se estuviese enamorando de él y de que posiblemente fuese algo mutuo.- Va… vayamos a la cocina a ayudar a Ruby y Gabe, supongo que necesitarán un plan.- Dean se levantó y caminó hasta la cocina sin esperar al ángel. Sus manos temblando levemente y su corazón latiendo más rápido que de costumbre. Aquello no podía ser bueno.
CONTINUARÁ...
Capítulo 16.