Melodía recomendada: Kinky - Inmovil 2 - Paraíso.
Kyungsoo tosió a todo pulmón, eso después de haber robado el encendedor de su padre y probar uno de los cigarros que Jongin fue tan amable de regalarle, con eso sintió que su cabeza estaba a punto de explotar por un mareo que jamás había experimentado antes.
El humo invadió el aire del cuarto, así que abrió la ventana, sacudiendo una mano para sacar el humo y quitarlo de su rostro y con su garganta seca y adolorida colapso en la cama.
La cajetilla de cigarros se quedó abierta, con uno faltante, en el buro junta a su cama, el cual había tirado por la ventana después de haberlo probado, viendo cómo caía, caía y caía más hasta el lugar donde había estado la motocicleta de Jongin.
Se agarró el cuello, intentando suavizar la sensación de fuego subir desde su interior, ahora tenía mucho que explicar en la mañana como por qué tenía cigarrillos en su habitación.
El dolor era tan insoportable que ya no pudo volver a conciliar el sueño y pasó el resto de la noche observando el techo, revolcándose por el rasposo dolor en su garganta. Sí hubo algo que aprendió de su experiencia, era que se mantendría alejado de Kim Jongin, obviamente era una mala influencia y Kyungsoo no tendría otra noche igual a esa.
La alarma de su reloj pronto sonó anunciando las seis de la mañana, se levantó, escondió la cajetilla en el fondo de su cajón y balanceando sus piernas por el piso, el presidente de la escuela se fue a preparar para su día.
Con pulsaciones en sus sienes y la garganta aun ardiendo, se vistió con su uniforme, apretando su corbata frente al espejo y soltó un suspiro al ver bolsas oscuras bajo sus ojos.
Y no ayudo que el sol estuviera resplandeciendo a través de la ventana, penetrando como cuchillo en sus sensibles ojos, no sabía que excusa les diría a sus profesores si no era capaz de leer lo que tuviera enfrente durante las clases. Estaba muy consciente de que era sábado, pero debido a las circunstancias de él siendo el presidente, Kyungsoo tenía mucho trabajo que hacer y eso fue incentivo para asistir el fin de semana.
Cansado y adolorido, bajo lentamente por las escaleras, sujetando la correa de su mochila como si su vida dependiera de ello y camino con cuidado por la sala hacia la puerta, giro la perilla y rápido se paró afuera.
La mañana era helada y una pequeña brisa rozo la piel de Kyungsoo con fuerza, abrió su boca y dejo el frio recorrer su garganta como un alivio temporal. Dio la vuelta para ir a la escuela, faltando poco para llegar al camino cuando escucho traqueteo, conocía ese ruido muy bien pues se había familiarizado con él la noche anterior.
Un destello rojo apareció bajo el sol de la mañana, ruedas dirigiéndose hacia él a gran velocidad, parándose a centímetros de la banqueta por la cual caminaba y el conductor le dio una pequeña sonrisa. Kyungsoo detuvo su andar solo por un momento, para luego continuar su camino al ver de quien se trataba, se recordó a sí mismo su promesa de mantenerse alejado y Kyungsoo ignoro a Kim Jongin aún comenzó a llamarlo.
“¡Yah! ¡Cerebrito! ¡Ven aquí un momento!”
Kyungsoo continuo caminando con la cabeza abajo, no quería tener nada que ver con ese motociclista, fumador, grosero y cabrón.
Se estremeció al sentir una mano en su hombro y se giró, entonces la boca de Jongin se curvó en una sonrisa alrededor del cigarro y a propósito soplo un poco de humo en el rostro de Kyungsoo, provocándole otro ataque de tos.
“¿Te gusto mi regalo, Cerebrito?”
Kyungsoo sacudió su mano quitándose el humo. “Sí, fue maravilloso, nunca me sentí más adolorido en mi vida.”
“Seguramente ni lo fumaste ¿verdad?”
“Gracias por la lección.” Espetó Kyungsoo.
Podía sentir su corazón palpitando contra su pecho, ¿Por qué razón?, no lo sabía, pero notó como sus rodillas estaban casi por rendirse solo por mirar a Jongin, era jodidamente ardiente.
Y de pronto todo se puso muy caliente donde Kyungsoo estaba parado, el calor parecía inundarlo, calentando áreas que jamás imagino podrían alcanzar tal temperatura.
Se giró sobre sus talones solo para que Jongin lo girara de nuevo.
“Vamos, preséntate, no puedo seguir llamándote “Cerebrito”, Cerebrito.”
Sus manos se juntaron en un apretón de manos.
“Kim Jongin.”
“D-Do Kyungsoo, es un placer c-conocerte.”
“El placer es todo mío.”
Kyungsoo se estremeció por la manera en que lo dijo, alejando su mano de la del agarre del más joven y agacho su cabeza para ocultar su sonrojo, mordiendo desesperadamente su labio inferior.
“Así que, Kyungsoo,” empezó Jongin, “¿Yendo a la escuela en sábado? No creo haber visto antes a alguien hacerlo en mi vida.”
“Bueno, soy el presidente, me preocupo por mi escuela.” Kyungsoo empezó a caminar de nuevo. “Dudo que sepas siquiera lo que es la escuela.”
“Me rompes el corazón,” dijo Jongin, parándose de golpe a su lado. “¿Por qué no me muestras el condominio? No debe de haber mucha gente en el edificio pues es sábado, ¿no? Sería un tour privado.”
Kyungsoo se volvió a detener por un momento. “¿Cuáles son las probabilidades de que me dejes solo si te sales con la tuya?”
“Casi nulas.”
“Muy bien, ¿quieres un tour? Te daré un tour.”
Así caminaron hacia la escuela, Jongin siguiendo a Kyungsoo con paso firme y el mayor notó que Jongin intentaba hacer encajar sus pies mientras caminaban, haciendo parecer que estaban sincronizados.
Eso hizo que se preguntara si el chico tenía TOC, pero observándolo y admirando como vestía y su rostro, Kyungsoo estaba muy seguro que Jongin estaba lejos de tener Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Era el tipo de chico que lleva cabello alborotado y camisa desabotonada, su cabello olía a gel y el resto de él desprendía el olor de una colonia que la nariz de Kyungsoo no resistió, fuerte y picante, era adictiva.
Este chico seguro ni limpiaba su cuarto. ¿Cuál TOC?
Kyungsoo intento lo mejor que pudo ignorar a Jongin mientras se acercaban a la puerta de entrada, ser el presidente le daba la ventaja de tener una llave para toda la escuela y así poder entrar cuando quisiera.
Se deslizo adentro y Jongin justo detrás de él, ya con la puerta cerrada camino hacia la oficina para avisar de su presencia y la llegada de un maniático junto con él.
El asistente principal, Yixing, levanto la mirada del papeleo de su madre al escuchar pasos viendo del pasillo y tan pronto vio a Kyungsoo una débil sonrisa aprecio en su rostro.
“Buenos días, Sr. Presidente.”
“Es muy temprano para eso, Yixing,” contesto Kyungsoo, caminando hacia su propio cubículo de correo privado.
Saco algunas cartas con quejas de algunos de sus profesores, pues últimamente había habido muchas discusiones desde que se anunció la llegada del intercambio de estudiantes chinos, pero especialmente en la categoría de cómo iban a acomodarlos en clases que ya estaban llenas y Kyungsoo tenía que averiguarlo.
Jongin se recargó contra la puerta de la entrada de la oficina, mirando a Kyungsoo mientras iba por su correo y Yixing lo observo con cuidado, Jongin lucía del tipo que roban y los trofeos en la sala siempre eran el blanco cuando venían ladrones a la escuela.
“¿Vino Joonmyun esta mañana?” pregunto Kyungsoo, sacando a Yixing de sus pensamientos.
Y el rostro del chico de inmediato se enrojeció por el nombre y Kyungsoo no pudo hacer más que soltar una risita, el capitán del equipo de futbol soccer siempre hacía que el rostro de Yixing se pusiera como tomate y sus rodillas temblaran al punto del desmayo.
“No estoy seguro,” Fue la respuesta, esforzándose para sonar calmado, “pero sé que Chanyeol está aquí, por algo sobre prepararse para el siguiente juego de basquetbol contra la escuela del otro lado de la ciudad. Y Baekhyun, él también está aquí… con Chanyeol.”
Lo último hizo que el corazón de Kyungsoo perdiera un pedazo y guardando el correo bajo su brazo, Kyungsoo camino hacia la salida trasera de la oficina.
“Gracias, Xing Xing.”
“Claro,” dijo Yixing, con sus ojos siguiendo a Jongin mientras este seguía a Kyungsoo. “No hay problema. Oye, ¿podrías revisar que la vitrina de los trofeos este cerrada cuando pasas por ahí?”
Kyungsoo abrió la puerta chirriante del gimnasio y entró.
El sonido de tenis chillando y sudor cayendo en el piso recorría la habitación y sus ojos inmediatamente se pasearon por esta en busca de su alto amigo dentro de un grupo de chicos igualmente altos.
Algunos eran más altos que Chanyeol y Kyungsoo se preguntó cómo fregados encontraría a su mejor amigo entre la multitud y luego se le ocurrió la más terrible idea.
Si encontraba a Baekhyun, encontraría a Chanyeol.
Jongin una vez más se quedó en la entrada mientras Kyungsoo caminaba hacia dentro y toda actividad paro cuando paso por la cancha de basquetbol y porras sonaron al aire para el Presidente.
Kyungsoo se detuvo un momento para saludarlos a todos antes de continuar su camino a los vestidores, su mente estaba en todo menos en el estúpido motociclista pues ni verifico si Jongin lo seguía. La puerta ya estaba entreabierta cuando entró y el olor de calcetines viejos y playeras de basquetbol usadas penetro con fuerza en su nariz, haciéndolo sentir de nuevo el ardor subiendo por su garganta.
Pero la risa fue lo que más lo lastimo, reconocía esa risa en cualquier parte y la molesta y chillona que la acompañaba también. Se quedó atrás de una fila de casilleros para estar fuera de vista de su amigo y en su lugar escuchar la charla con su peor enemigo.
“¡Pienso que lo haces genial, Chanyeol, siempre lo haces genial! Por eso eres el capitán del equipo.”
“Supongo.” Se oyó cerrar un casillero. “Pero no puedes ser genial sin práctica, ¿no? La práctica hace al maestro, así que debería salir a hacerlo.”
“¡No olvides tu promesa!”
“¡No lo haré! En tu casa mañana a las 10. ¡Lo tengo! ¿Crees que pueda invitar a Soo?”
“Si quieres.” La respuesta sonó con tan falsa felicidad que hizo revolver el estómago de Kyungsoo. “Si es que se quiere venir, no lo correré, aunque realmente dudo que quiera.”
“Si yo soy quien lo invita seguro que querrá, Soo es mi mejor amigo, mientras no lo mates y también estoy seguro que ustedes pueden volverse amigos.” Y Kyungsoo escucho algo suave, un silencioso chasquido. Un beso. “Nos vemos, Baek.”
“Bye, Chan.”
Con su corazón partiéndose en dos, Kyungsoo salió corriendo de los vestidores antes que Chanyeol pudiera verlo. El correo bajo su brazo había tenido mejores días mientras los estrujaba para salvar su vida.
Pero cuando regreso al gimnasio lo recibió una intrigante escena y los ojos de Kyungsoo se abrieron como platos al ver que Jongin se había unido a la práctica de basquetbol, robándole la pelota a uno de los mejores jugadores y encestando de un tiro.
Chanyeol también lo vio y corrió hacia Jongin aplaudiendo sin siquiera notar a Kyungsoo cuando lo paso de largo.
Con una palmada en la espalda de Jongin, Chanyeol comenzó a conversar con él, guiándolo todo el tiempo hacia las gradas. Kyungsoo bajo su cabeza, con lágrimas amenazando en salir, estaba perdiendo a su amigo ante su enemigo y ahora ante un tipo que apenas conoció.
Pero quizá Chanyeol debería salir con Jongin, entonces su garganta sería la que ardería y no la de Kyungsoo.
El presidente salió corriendo del gimnasio hasta el final del pasillo, cubriéndose el rostro mientras caminaba hacia las escaleras, temeroso de que alguien lo viera al borde del llanto.
Subiendo dos escalones a la vez, Kyungsoo se apresuró al tercer piso, pero aún no iba a la mitad cuando escucho el sonido de alguien corriendo hacia él.
Se giró esperando ver a Chanyeol pero en su lugar vio piel oliva y labios esponjosos a centímetros de los suyos. Jongin le dio una sonrisa burlona antes de rodearlo y subir las escaleras.
“¿A qué piso vamos?”
Le tomo a Kyungsoo un segundo recomponer su postura y responder. “Tercero.”
“Tu capitán me acaba de ofrecer un lugar en el equipo, dijo que en cuanto llegue a la escuela el lunes, debía reportarme para tener mi uniforme.”
“Eso es genial,” murmuro Kyungsoo.
“See, ese chico es bueno. ¿Son amigos?”
Kyungsoo lo sopesó al siguiente paso. “No lo sé.”
Jongin abrió la puerta para él cuando llegaron al cuarto del consejo al final del pasillo.
Jongin lo siguió por detrás y, el otro sin saber, mantuvo la mirada en el caminar del mayor, le intrigaba la manera en la que Kyungsoo se paseaba al hacerlo.
Su andar era atrevido con una mezcla de clase y parecía que había una parte de Kyungsoo que estaba ahí, luchando por salir. Era sexy y a Jongin le enfurecía que Kyungsoo lo ocultaba con sus aires de trabajador.
Trato de imitar el andar mientras iban a la escuela solo para al final fallar, obviamente era cosa de Kyungsoo.
Sin embargo, fuera lo que fuera hacia manear el trasero del mayor de un lado a otro y Jongin lo seguía completamente deleitado de tener una vista clara del alegre pequeñín, sus ojos saboreando el movimiento.
Kyungsoo sabía que Jongin lo observaba, pero era inconsciente de que parte de su cuerpo era observado, así que decidió ignorarlo y mejor abrió la puerta del cuarto al cual se dirigía.
Dejo el correo en una mesa en medio del cuarto y Kyungsoo colapso en una silla, su frente se estampo contra la superficie de madera de la mesa y las emociones que sentía cayeron en forma de lágrimas hacia su regazo.
Jongin se sentó frente a él en silencio y no ofreció ninguna palabra de alivio para su consuelo, en su lugar le dio una fuerte mirada que parecía decir, “sácalo.” Kyungsoo limpio sus ojos después de llorar por unos buenos cinco minutos y Jongin no dijo nada durante todo el alboroto.
“¿Terminaste?”
Kyungsoo asintió con la cabeza.
“¿Qué sucede, cerebrito? Algo te has estado molestando desde el gimnasio, lo noté.”
“Nada.” Kyungsoo vio por la ventana. “Todo está bien.”
“Y así dijo,” dijo Jongin, levantándose con sus manos sobre la mesa como en un interrogatorio. “Y todavía llora y suena como un animal agonizante, debo decir, Watson, un caso muy extraño.”
Kyungsoo no pudo hacer más que sonreír. “¿Y cuál es tu veredicto, Sherlock?”
Jongin rompió en su risa cantora al ver que Kyungsoo cayó en su broma. “Digo que mandemos a volar este lugar y vayamos a hacer algo divertido, me acabo de mudar y podrías mostrarme los alrededores de la ciudad. Por ahora la escuela me parece aburrida así que retiro la oferta del tour escolar.”
“Tengo cosas que hacer, Jongin,” discutió Kyungsoo. “Puedes ayudarme o te puedes ir.”
“Por qué no mejor,” continuo Jongin, sentándose en la mesa. “Me voy y tu vienes conmigo, regresaremos más tarde o puedes llevar tu trabajo contigo. De todos modos tienes la llave de la escuela, ¿no? Puedes venir a la una de la mañana y terminar todo lo que no me importa.”
Kyungsoo considero la oferta. “Y si hiciéramos como tú dices, ¿A dónde iríamos?”
“¿Hay algún antro cerca de aquí?”
“No antros.” El rostro de Kyungsoo se puso serio. “Te vi ebrio la ayer en la noche y no quiero verlo de nuevo.”
“¡Vamos, cerebrito!” suplico Jongin. “¡Vive un poco! ¡Luces como el tipo de persona que trabaja mucho! Solo una vez ¿eh? ¿Por qué me acabo de mudar? Celebremos mi llegada, digo somos amigos ¿no?”
Kyungsoo levanto su mirada. “Supongo.” Sonrió aún más “Esta bien, conozco un lugar, un amigo me llevo ahí una vez.”
“Guíanos.”
Seguir el consejo de Jongin fue el peor error que Kyungsoo pudo cometer.
Segundos después de entrar al antro, perdió su mochila, su trabajo, sus deberes, todo estaba en la maldita cosa y ahora ya no la tenía, la mitad de sus tareas estaban en la puta mochila.
Y también perdió a Jongin, un momento estaban juntos y al siguiente se separaron, lo había perdido entre la multitud y Kyungsoo no tenía ganas de quedarse solo en un lugar así y se debatió entre irse o buscar al imbécil que lo presiono a ir.
¿Qué les diría al Sr. y Sra. Kim si llegaba con su hijo ebrio y lleno de mordiscos como la noche anterior? Kyungsoo no quería ser responsable de algo así especialmente con la imagen que había mantenido.
Era pequeño y débil, pero se las arregló para empujar entre todas las personas bailando y perdiéndose a sí mismas tan temprano en la mañana. Ya se había olvidado de su mochila mientras buscaba al idiota, Kim Jongin.
Se estremeció cuando sintió manos pasar sobre él de maneras que hicieron temblar su cuerpo y una delgada capa de sudor se formó en su frente, así que manoteando a todo aquel que se atreviera a tocarlo, Kyungsoo corrió hacia la barra.
Se sentó en un taburete, con sus ojos escaneando la pista de baile y llamo a Jongin por encima de la música. Oh, ¡¿Por qué tuvo que escuchar a ese idiota?!
De repente unas manos cubrieron sus ojos y Kyungsoo se paralizo cuando una cálida respiración golpeo en su oreja, casi derritiéndose al sentirla sobre su piel y labios suaves rozaron contra su cuello.
“Adivina quién es.”
“Ya estas ebrio, ¿verdad?” pregunto Kyungsoo, alejando las manos fisgonas de Jongin. “¡Menos de cinco minutos y ya estas ebrio!”
“Por favor, cerebrito.” Insistió Jongin, pellizcando con fuerza la mejilla de Kyungsoo. “Vívelo, toma.”
Sujeto el cabello de Kyungsoo estirando su cabeza atrás y mientras la boca de Kyungsoo se abrió por la sorpresa Jongin vertió algo en su garganta. Era amargo, fuerte, asqueroso y Kyungsoo sentía como agravaba su pobre garganta. Parecía como si todo lo que Jongin hiciera fuera en contra de su garganta. ¡Joder esto era una guerra!
Pero aun así, después del trago, Kyungsoo se sintió… bien. Como si pudiera volar y Jongin repitió la misma acción varias veces forzando varios tragos en su boca y Kyungsoo si siquiera lo contuvo.
Kyungsoo llego a la frustrante conclusión de que Jongin era ese pequeño pedazo de vida que necesitaba, ese pedazo para llenar el hueco y con él perdiendo a Chanyeol por Baekhyun, Kyungsoo necesitaba a alguien para llenar también ese espacio vacío.
Jongin parecía adecuado, por supuesto le había dado dolor y lo puso ebrio hasta las chanclas pero aun así parecía funcionar.
Después de la bebida numero quien-jodidos-sabe-cual Kyungsoo ya no podía sentarse derecho y su cabeza cayó sobre el hombro de Jongin, respirando la esencia de su adictiva colonia.
“Entonces, cerebrito. ¿Cómo la llevas?”
Kyungsoo logro levantar un pulgar frente al rostro de Jongin y este lo sujeto y lo sacudió como si algo mágico fuera a pasar haciendo eso.
Los dos estaban en otro mundo, Jongin ya había estado ahí antes y nada le era extraño, pero para Kyungsoo fue lo mejor que jamás le había pasado.
Había conseguido un boleto de ida al paraíso y aun no estaba listo para regresar a la realidad.
Capítulo 3 → ←