Compromisos

May 05, 2010 01:34

Título: Compromisos
Categoría: Hespania
Personajes: Lugo (Adrián), resto de provincias gallegas, Rusia, China.
Género: Humor, Romántico (ligeramente)
Clasificación: Shonen ai
Advertencias: Ninguna
Rating: No menores de 13 años
Nº palabras: 1.778
Beta: akanemiyano 
Notas: Lugo (Adrián López Varela) es un personaje de Hespania creado por mi. El resto de provincias gallegas pertenecen a vikokaoru. Los personajes de Hetalia que aparecen pertenecen a Himaruya.
Fic inspirado en la World Fishing Exhibition del 2009 (una ya hace fics con cualquier noticia que sale por la tele xDDD)

Compromisos

Mantuvo la espalda erguida mientras los periodistas hacían su tanda de fotos habitual cada vez que había una inauguración. Y qué decir de aquella, la World Fishing Exhibition 2009, que se realizaba en casa de Xenxo.

Por eso mismo estaban allí todos vestidos de gala y unos junto a otros, porque Galicia era la sede mundial de aquel evento, que tantos visitantes y países importantes traería, y había que dar una buena imagen.

Admitía que si hubiera sido en casa de Xoán se habría revelado seguramente, sólo por fastidiar, y habría venido con su vestuario de puro grafitero; pero era Xenxo el que abría las puertas de su casa para aquella ocasión y el mayor no le caía mal, era simpático y tranquilo, y no sentía ganas de fastidiarlo en público como a su hermano.

Así que se había presentado como se esperaba que se presentara, con ropa adecuada: un traje de color azul oscuro y zapatos negros, el pelo más domesticado que otras veces y sin el flequillo para arriba. Lo único que no había hecho era ponerse corbata, y la camisa blanca que llevaba era entallada a su cuerpo y presentaba los dos primeros botones desabrochados.

Lo había intentado… pero no podía ponerse más formal. Le era imposible.

Pero en fin, los otros debían ya estar resignados, pues ni Rosalía ni sus primos le habían dicho nada. Bueno, Xoán lo había mirado con mala cara, pero les habían llamado para hacer las fotos con los demás países y políticos, y había marchado raudo a ponerse junto a su madre.

Y allí seguía, a dos cuerpos a la derecha de él, junto a Galicia. La mujer llevaba un elegante traje de chaqueta y falda que le sentaba bastante bien y que junto a los zapatos de tacón la estilizaban bastante. Además llevaba el largo cabello castaño en un recogido muy bien logrado. Se notaba que había querido dar buena imagen en aquel evento en casa de su primogénito, y que además estaba muy feliz; su sonrisa era radiante.

Xoán, en cambio, se mostraba bastante serio. La espalda recta, la mirada al frente y atento a los periodistas que ahora los retrataban. Se notaba que estaba midiendo cada movimiento para no quedar mal ni de casualidad, demostrando la perfecta capital de Galicia que era. Para la ocasión iba muy parecido a la fiesta de compromiso de Toni con Lovino: traje negro, camisa blanca impoluta, corbata azul, zapatos oscuros bien lustrados, y el pelo hacia atrás.

Estaba claro que estaba haciendo su mejor esfuerzo, tanto por su hermano mayor como por su madre. Aunque bueno… si aquella Exposición hubiera sido en su casa también habría ido adecuadamente, aunque sólo para quedar bien ante la prensa y los invitados, no por él. Seguro hubiera sido una exposición llena de frases mordaces dichas en susurros cuando se cruzaran, sonrisas irónicas y ponzoñosas y miradas de enfado, retándose a ver quien explotaba antes ante todo el mundo.

“La verdad, la idea no suena tan mal ni aburrida.”

Seguido de Xoán estaba Xenxo, quedando justo en el centro de aquella tarima escalonada en donde los habían puesto para la sesión de fotos. Sonreía afablemente a todos, mirando con alegría y orgullo a su gente, que estaba allí reunida para ver la exposición, y el recinto que habían confeccionado para aquel acto, perfecto para la ocasión, amplio y repleto de stands que en breve se llenaría de empresarios, representantes de la industria pesquera y demás en busca de productos novedosos y atrayentes.

Iba vestido igual que su hermano, salvo que su camisa era de color azul claro, y la corbata azul oscura.

Y en medio de Xenxo y él estaba Erea. Portaba un traje de chaqueta y pantalón de color azul oscuro y corte juvenil, sin perder elegancia. Llevaba también unos zapatos a juego, pero a diferencia de su madre éstos eran planos. Y en el pelo no se había hecho nada especial. Bueno, sí. Como él, lo había peinado con algo más de esmero para que pareciera manejable.

Su prima mirada de soslayo a Xenxo, sonriendo orgullosa de él. A saber cuántas veces se había lanzado a abrazarlo antes de salir de casa, eufórica por aquello.

Suspiró internamente y volvió a mirar al frente con seriedad. Después de unos minutos que se le hicieron eternos por fin terminó la sesión de fotos y pudieron bajar del atril. Unos cuantos apretones de manos por aquí, saludos corteses, palabras vacías…y ya estuvo algo alejado de la muchedumbre y la extenuante atención de los medios.

Se acercó a uno de los stands donde había una empresa luguesa. Habló con los encargados, parte de su gente, y disfrutó del refresco que le ofrecieron y de la charla relajada. Dentro de poco le tocaría ir dando vueltas por el recinto, ver los stands de los países invitados y de los del propio país.

Y como previó pronto se tuvo que alejar de allí y empezar a ‘hacer política’, hablando con gente importante, pero también con investigadores con ideas innovadoras, empresarios que se habían levantado desde cero…

Al pasar por un stand sonrió, acelerando el paso para acercarse a quien estaba allí ojeando los folletos.

- Hola, China -habló mostrando una sonrisa ladeada mientras llamaba la atención del mayor. El moreno se giró, los ojos marrones bien abiertos, para luego mostrar esa sonrisa alegre que lo caracterizaba, acercándose también.

- Lugo, cuánto tiempo, aru -se dieron un corto pero afectuoso abrazo. Desde que ambas murallas que había en sus respectivas casas fueron hermanadas habían estrechado bastante su relación.

No que fueran amigos íntimos ni mucho menos, aunque… poco después de aquella hermandad de monumentos, habían compartido ciertos momentos de intimidad, pero se caían bien y podían pasar gratos ratos de conversación.

- Cierto, es lo malo de que nuestras casas estén tan lejos la una de la otra -comentó mostrándole una sonrisa relajada.

Así se mantuvieron hablando un rato, parando su conversación a veces para saludar y entablar unas palabras con la gente que se les acercaba. Pronto notó una quemazón en la nuca, molesta e insistente. Le bastó un vistazo para saber qué le provocaba aquella sensación.

Xoán.

Su primo estaba no muy lejos, medio oculto por el mostrador de uno de los puestos, mirando hacia ellos con cara de pocos amigos. Desde tan lejos y sin mirarlo directamente no lo podría decir con seguridad, pero juraría que tenía la mandíbula apretada y que estrujaba algo en su mano. Igual podía asegurar que la mirada altiva no la había retirado.

“La buena presencia ante todo ¿no, primo? Veremos cuanto aguantas los celos.”

Sonrió internamente antes de volver a fijarse en su interlocutor, pero China parecía estar buscando algo con la mirada.

- ¿Pasa algo? -le preguntó. Éste sólo lo miró algo confuso.

- No sé, de repente me sentí… observado, aru -explicó con un leve estremecimiento. Siguió mirando alrededor, para de repente desviar la mirada y devolverla de nuevo a Lugo.

Adrián, extrañado, observó disimuladamente hacia aquel lugar. El que varias personas se alejaran de un sitio en concreto con cara de haber visto un fantasma le dio una idea concreta de qué pasaba. Rusia también los había visto, y a juzgar por la velocidad a la que se alejaban los visitantes, no le debía haber hecho mucha gracia.

- ¿Qué te parece si vamos hacia allí a ver un par de stands más y a tomar algo? Total, ya nos han visto hablar y ahora con toda esta gente no harán nada -sonrió ladinamente. A lo hecho pecho, y ya se gritaría cuatro cosas con Xoán cuando estuvieran en el hotel donde se hospedaban en Vigo.

China suspiró y asintió, también resignado a que más tarde le tocaría lidiar con Rusia y su posesividad.

Finalmente el primer día de la Exposición terminó y pudo sacarse la chaqueta, pasándose una mano por los cabellos castaños, alborotándolos y suspirando de placer ante la sensación de libertad. Sus pasos avanzaban por el enmoquetado pasillo del hotel, rumbo a su habitación, cuando sus ojos verdes chocaron con la mirada de alguien.

Su primo lo esperaba apoyado contra la puerta de su habitación, los brazos cruzados frente al pecho, aún impecablemente vestido, mirándolo con el ceño fruncido y gesto furibundo. Internamente sonrió. Se sentía juguetón, más ahora que podía relajarse y no andar estirado como si llevara una escoba en el culo.

- ¿Estarás contento, no? Ya el primer día te escaqueas de tus deberes de pseudo anfitrión. Esta cumbre mundial se celebra en Galicia, ¡Galicia! Y aunque la sede es Pontevedra y Xenxo es el máximo anfitrión nosotros también tenemos que trabajar en atender a los visitantes -le gruñó en cuanto estuvo cerca.

- Y estuve atendiendo a los invitados -respondió tranquilamente, pasándole de largo y abriendo la puerta con la llave que le dieron.

-Sí, ya vi. Si a China lo consideras ‘todos los invitados’, sí, los atendiste estupendamente -su tono seguía siendo el mismo de antes, pero Adrián pudo notar algunos celos. O al menos eso quiso pensar-. Anda, abre ya de una vez. No quiero que algún empleado nos vea discutir en el pasillo -le gruñó Coruña empujando la puerta y entrando con paso firme.

- Por Dios, no vaya a ser que vean a la gran capital de Galicia comportarse como un energúmeno -lo picó mientras entraba tras él. Sabía lo que sucedería allí, y no tenía ningún problema. Discutirían a gritos, se irían calentando y al final acabarían liberando toda esa energía bruta en una sesión de sexo duro para demostrarse a quién pertenecían, y que duraría toda la noche y le dejaría marcas por semanas. O más bien a ambos, porque él no pensaba quedarse quieto.

***

Segundo día de la World Fishing Exhibition 2009 y otra vez el bullicio del ir y venir de los visitantes, los políticos y autoridades hablando con grandes empresarios de la industria pesquera, países relacionándose y cambiando impresiones… Otra vez vistiendo de traje y poniendo su mejor cara.

En esta ocasión llevaba la camisa convenientemente abrochada hasta el último botón, Xoán se había asegurado de ello. No fuera a ser que las cámaras de los periodistas retrataran los chupetones y mordiscos que poblaban su cuello y su pecho… al igual que otras partes menos visibles de su anatomía.

Miró fugazmente a China, que le devolvió la mirada, y ambos sonrieron con comprensión y cierto toque divertido. El moreno estaba plantado al lado del ruso, llevando un atuendo oriental que curiosamente cubría más parte de su cuello que el que llevaba el día anterior. Eso sí, las prendas no conseguían disimular la ligera cojera que presentaba.

“Por una vez me alegro de que Xoán mirara por las apariencias.”


hespania

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