Un triste recuerdo para dos

Jul 04, 2009 17:03


¤ Título: Un triste recuerdo para dos.
¤ Fandom: Axis Power - Hetalia.
¤ Claim: China/Corea no-con (Leve China/Japón) y mención de todas (o casi todas) las naciones asiáticas (del fandom).
¤ Palabras: 847.
¤ Advertencia: Toques de yaoi y angst.
¤ Notas: Inspirado (no basado) en un mini-comic que vi hace mucho tiempo y nunca volví a encontrar. Está narrado en segunda persona.
¤ Resumen: Aunque estés siempre presente, nunca podrás ganarle al recuerdo de esa cicatriz.

Revoloteas, como es tu costumbre, alrededor de su hermano mayor, intentando sacarle una sonrisa. Y lo consigues, pero después de mucho esfuerzo. Es una pequeña, pero para ti es más que suficiente. Sabes que están en una época difícil y que a China siempre le ha gustado enterrarse en sus recuerdos, de épocas mejores, épocas que tú no entiendes del todo. Pero temes el daño que pueda ocasionarle (aún más) a su alma un recuerdo en particular, aquel que le atormenta (siempre) año con año.

China no quiere preocuparlos, ni a ti ni a ninguno de sus hermanos, insistiendo en que se encuentra bien. Nadie le cree, lo puedes ver en los ojos de los demás, pero todos tienen problemas como para prestar verdadera atención a eso. Tailandia se despide pronto, diciendo que regresará después de visitar a Tibet, como lo había prometido, pues éste seguía un tanto recluido. Le mandas una mirada feroz por decir aquello, pero China vuelve a insistir con que no debes de preocuparte por él, que sabe aceptar sus culpas.

Vietnam y Taiwán se marchan a la cocina, en un vago intento de preparar algo que anime a su hermano mayor en esa fecha. Hong Kong, en cambio, sólo se queda ahí, mirándolos, con la preocupación marcada en sus marrones ojos. Pero no dice nada, nunca ha sido bueno con las palabras. Taiwán no tarda en regresar para llevárselo y le agradeces con un gesto. El más joven pudiera haber tenido buenas intensiones, pero China no necesitaba estar conciente de la preocupación que despertaba en todos.

―¡Vamos a bañarnos! ―sueltas de pronto, sorprendiéndolo―. Tomemos un buen baño, nos relajamos y así tendremos mucha energía para comer todo lo que cocinen Vietnam y Taiwán ¿si?

China lo medita un poco, pero al final termina aceptando por tu insistencia. Sonríes complacido. Hasta el momento no ha demostrado extrañar al hermano que hace falta. Pero sabes que él nunca se va de sus pensamientos.

Todo parece ir bien. Los dos disfrutan de las aguas termales, hablando de cosas triviales. O más bien tú eres el que habla, porque China sólo te escucha, riendo en ocasiones por tus ocurrencias. No te importa. Eres feliz con tenerlo para ti en esos momentos.

Pero toda tu felicidad se esfuma cuando China te da la espalda, al acomodarse mejor. Sin proponértelo tus ojos viajan por su espalda, delineando con sumo detalle la cicatriz que yace sobre la misma. A tu mente viene el recuerdo de esa batalla, de cómo fuiste tú quien recibió al chino herido. Recuerdas con qué ahínco lo cuidaste, pero no importó los métodos que utilizaste, no pudiste evitar que su cuerpo quedara marcado.

Aprietas los puños bajo el agua, sabiendo que, cada noche y cada amanecer, cada vez que China se veía en un espejo, delineaba con sus dedos esa cicatriz y se dejaba llevar por el llanto, culpándose por algo que él no hizo.

Y te vuelves a preguntar, ¿Por qué lo extraña tanto? ¿Por qué sigue añorando a aquel que le hizo tanto daño? No sólo a él, a China, sino también a Taiwán y a Vietnam, cuando se llevó a la primera, separándola de su mejor amiga.

Pero, como siempre, no dices nada, sólo sonríes, como si nada hubiera sucedido.

El baño se termina y, ya cambiados, ingresan al comedor, donde todos los están esperanzo. Te alegras al ver el alivio que se muestra en el rostro de China cuando nota la presencia de Tibet. Tailandia se lo había traído, a la fuerza al parecer. Ambos se sonríen y todos saben que las hostilidades entre ambos se han terminado. Vietnam comienza a servir, con ayuda de Hong Kong, la comida que ambas chicas han hecho. Alguien llama a la puerta y es Taiwán la que va a abrir.

Adoras ese ambiente, más cuando estás consiente que, a pesar de faltar uno, parece que nada ha cambiado. Pero te equivocas, Taiwán te lo demuestra cuando entra con él a la estancia.

Ella sonríe y él parece avergonzado. Todos guardan silencio, sin poder evitar que su mirada se enfoque en su hermano mayor. China parece sorprendido, pero se recupera rápidamente, poniéndose de pie.

―Sabes que siempre serás bienvenido aquí, aru ―La sonrisa que se posa sobre su rostro, cuando dice aquellas palabras, hacen que algo te duela en lo profundo del pecho. Al parecer, no importa los años que pasen, esa sonrisa sólo surgirá si es dedicada a él.

Japón baja la cabeza, completamente apenado. Taiwán no le da importancia y lo jala, sentándolo a un lado suyo, a un lado de China.

El silencio se rompe y la tensión desaparece. Todo parece regresar a la normalidad. A una normalidad que no se había sentido desde hace muchos años. Incluso hasta tú crees que nada ha pasado. Pero miras a tu hermano mayor y notas la pequeña melancolía que hay en sus ojos. Te fijas en su espalda y recuerdas la cicatriz que ha de estar quemándole en ese momento.

No, definitivamente ya nada es igual y dudas que alguna vez vuelva ha serlo.

hetalia: china (wang yao), .genre: drama, .genre: angst, hetalia: corea (im yong soo), ;hetalia: axis powers

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