¤ Título: Era una simple clase de cocina.
¤ Claim: Himawari/Kohane.
¤ Para:
yukiiiii .
¤ Advertencia: Spoiler de la última cliente de Yuuko-san (olvidé el número del cap xDU) y toques shoujo ai.
¤ Notas: Espero que la espera haya valido la pena y que te guste mi amargadita seriesona ♥
Kohane veía completamente sonrojada a una extrañamente tranquila Himawari. La pequeña no sabía que hacer o como actuar, puesto que era la primera vez que se encontraba en una situación semejante y la actitud de la chica de cabello negro no parecía ayudarle mucho.
Rememorando un poco, ese día había empezado como cualquier otro. Kohane se había quedado sola en la casa, puesto que la vieja adivina había salido fuera de la ciudad y no regresaba hasta altas horas de la noche. En eso, a media mañana, Himawari apareció como lo habían acordado, puesto que días antes logró convencer a Kohane de que le diera una clase de cocina para así finalmente aprender a hacer onigiris.
Al inicio Kohane-chan le preguntó el porqué se lo pedía a ella y no a Kimihiro-kun, a lo que Himawari le respondió que Watanuki-kun se encontraba muy ocupado dándole clases a una de las clientas de Yuuko-san.
La clase inició animadamente, con una Kohane siendo una maestra muy paciente y una Himawari que resultó ser una gran alumna. Cuando terminaron, Himawari notó que había un pequeño grano de arroz cerca del labio inferior de la castaña, así que se lo quitó y sin pensar se lo comió. Eso llevó a la situación en la que se encontraban ahora.
Kohane no lo comprendía del todo, pero el haber tenido tan cerca de Himawari, y el haber sentido sus dedos cerca de sus labios le puso muy nerviosa. Por su lado, a Himawari le resultó algo muy tierno el sonrojo que se apoderó de las mejillas de Kohane-chan.
―Gracias por las clases, es la primera vez que cocino algo y que me sale rico ―dijo la morena, comenzando a recoger las cosas y a limpiar. Kohane reaccionó y le ayudó.
―No me agradezcas, a mi me enseñó Kimihiru-kun.
―Entonces Watanuki-kun resultó ser un gran maestro. ―Himawari le sonrió a Kohane y ésta desvió la mirada, sintiendo que el calor de sus mejillas aumentaba un poco.
Cuando terminaron, Kohane la acompañó a la salida, entregándole en un pequeño estuche parte de las onigiris que habían cocinado ambas.
―Nos vemos la próxima semana.
―¿Seguiré dándote clases? ―preguntó Kohane, con un extraño sentimiento creciendo en su pecho.
―Sólo si quieres ―dijo la mayor, con su sonrisa característica.
―¡Estaría encantada! ―dijo muy contenta Kohane. Himawari le sonrió y se marchó.
Después de eso, la anciana notó, con gran diversión, como Kohane parecía contar los días que faltaban para que fuera sábado y como recibía con gran anhelo a la joven amiga de Watanuki-kun. El por qué, nunca lo supo (aunque tenía una idea), pero si aquello hacía feliz a la joven, bien por ella.
Fin.