(Reverse Bang) Celestina en Problemas - Capitulo 2

Jun 12, 2012 14:42


CAPITULO 2

La siguiente semana, el correo llegó, alegrando a unas personas y enojando a otras tantas.



Cuando el día llego a su casa, Misha se encontró con una carta que no esperaba recibir: era la confirmación a una cita a ciegas de una popular celestina. Ya ni se acordaba de haber mandado la carta hasta que vio la cita, lo que fue bueno en realidad. Él no tenía pareja en el momento y quería salir.

Cuando llegó al trabajo, inmediatamente su compañero, David Giuntoli lo noto notó, levantando una ceja. Esa sonrisa significaba locuras.

- ¿Esa sonrisa? - preguntó correspondiendo el gesto.

- ¿Te acuerdas de la carta que mandé? - preguntó misterioso. David tardó unos minutos en seguir la corriente.

- ¿La que mandaste hacer unos cinco meses? - preguntó ahora bastante interesado, levantándose de la silla en la que estaba descansando.

- Exactamente - la sonrisa de se multiplicó, de ser posible.

- ¿Ya te contestaron?

- Así es

- Ustedes dos. El programa ya va a empezar - se quejó su jefe mientras los corría a las cabinas de audio. Misha y David eran locutores de radio, su compañero de cabina era Richard Speight Jr., quien tenía un gran y largo horario controlando la emisión. Ambos conducían un programa llamado “Juves”, que era de música en la mañana. Además, Misha conducía en la noche un programa de relajación y David se encargaba del noticiero de la tarde. Ambos tenían el fin de semana libre, a menos que la radiofusora les pidiera hacer algún otro evento. Misha amablemente llamaba a sus fans “minions” ante la risa de David y Richard. Éste último trabajaba varias horas seguidas, pero no se quejaba, ya que en su casa no tenía novia, ni madre, ni perro que le ladrase.

- Será mejor que nos demos prisa - dijo David, mientras ambos saludaban a Richard, quien ya estaba preparando todo para que el programa empezara.

En los cortes comerciales David aprovechaba para sacarle más información a su amigo, pero éste estaba más que absorbido por sus redes sociales.

Al terminar el programa, pasaron al comedor para almorzar.

- Entonces, ¿dónde va a ser la cita? - preguntó tratando de llamar la atención de su amigo.

- En una cafetería - respondió simplemente Misha, aún absorbido por su celular.

- Mish, hazme caso o te quito ese celular y lo aviento por la ventana - amenazó David.

- Pero te he respondido - respondió el ojiazul mientras terminaba sus asuntos en el celular y lo guardaba celosamente.

- Sí, ya, ¿pero cuándo va a ser? - preguntó de nuevo.

- Es una cita para mi, no para ti - dijo guiñándole un ojo antes de salir corriendo para evitar que su amigo continuase haciéndole preguntas.



Jared Padalecki era una persona muy dedicada a su trabajo y su negocio, una pequeña pastelería que se encontraba en el centro de la cuidad. Le encantaba hacer pasteles tanto como comérselos, y sus clientes salían tan complacidos de su local que volvían por más, eso le hacia sentirse orgulloso.

- Jefe, la señora McCols ha venido a pedir un pastel para el siguiente sábado, es para una boda - su joven empleada, Samantha Ferris, le ayudaba a despachar el demostrador y apuntar solicitudes para eventos venideros.

- ¿Ha escogido el diseño que quiere? - preguntó dejando en el horno un pastel de cumpleaños que se entregaría ese mismo día.

- Sí, escogió en el catálogo un pastel de tres leches, con relleno de fresa, cinco pisos, merengue blanco, con fresas alrededor y escrito en mermelada de fresa “Nuestra boda” - dijo apuntando en la agenda el pastel.

- Bien, ¿dejó adelanto? - preguntó mientras preparaba el chocolate para otro pastel.

- Sí. Por cierto, hoy ha llegado el correo y, aparte de las cuentas, hay una carta para ti - dijo muy interesada.

- Sam, ¿Qué te he dicho de ver el correo de la gente? - preguntó levantando una ceja.

- Que no las abra, pero no las he abierto - contestó empezando a dar algunos brinquitos emocionada - además, es tu culpa por dejar la dirección de la pastelería en lugar de la de tu casa.

- Será por que mi apartamento está arriba de la pastelería - dijo con un poco de sarcasmo.

- Sí, si. ¿Qué dice? - Jared solo rodó los ojos y abrió la carta, leyendo su contenido - ¿Entonces? - preguntó ella completamente ansiosa.

- Tengo una cita - volviendo a leer la carta que le habían mandado.

- Wow, eso es bueno - dijo Sam - ¿Y que clase de cita es?

- Una cita a ciegas, y deja de ser tan cotilla - regañó Jared guardando la carta en su pantalón. La mujer hizo un puchero mientras regresaba al mostrador para atender a un cliente.

El castaño sonrió mientras miraba todo el trabajo que tenía pendiente, diciéndose que una cita en una cafetería sería bueno.



Mientras, en la habitación de Jensen Ackles, - mejor conocida por sus amigos y familiares como la baticueva -, el espécimen mencionado se encontraba pegado a la computadora tratando de escribir algo lo suficiente decente para su jefa, Julie McNiven, quien le sacaría la cabeza si no acababa el adelanto en… más o menos, cinco horas.

- Hermano - alguien llamó mientras tocaba la puerta del departamento. Jensen dejo su computadora un momento para abrir.

- ¿Qué pasa? - fue la primera pregunta que hizo cuando dejó entrar a su hermana.

- Ya ni saludas - dijo ella mientras le abrazaba - y pareces un zombie - añadió mirándolo detenidamente.

- ¿Qué haces aquí? - volvió a preguntar.

- Oh, eso, Chad y Jeffrey me llamaron, me contaron que la pecera estaba inhabitable, pero no creí que tanto - mirando todo el lugar.

- ¡Hey! - se quejó el rubio.

- Lo siento hermano, pero es la verdad. ¡Hasta tienes un montonal de correo acumulado! - dijo señalando a una esquina de la puerta, donde, efectivamente, había un sinfín de cartas.

- Seguramente son de los fans, déjalo - dijo Jensen mientras regresaba a su computadora, tratando de que se le ocurriera algo.

- ¿No las leerás? - preguntó acercándose al montón de papeles.

- Algún día, después, cuando acabe esto, si lo acabo - se quejó el rubio.

- Sí, sí. Te ayudo - tomó un montón de cartas y empezó a checarlas - veamos… fan, fan, fan, cuenta, fan, suscripción, fan, fan, fan obsesiva, fan, de la editorial, fan… ¿Quién es celestina? - preguntó con curiosidad.

- ¿Qué? - exclamó dejando de ver con frustración la pantalla.

- ¿Quién es celestina? -. repitió de nuevo mostrando la carta.

- Dame esa carta - dijo mientras se la arrancaba y la leía.

- ¿Qué es? - preguntó curiosa mientras trataba de leer en vano.

- Voy a matar a Chad - dejando a un lado la carta, regresó a su computadora mientras empezaba a escribir como poseso ahora que tenía inspiración.

- Hermano - recogió la carta que había dejado su hermano y la leyó - ¿Tienes una cita?, eso es genial - dice la chica.

- No voy a ir - respondió mientras escribía la muerte de un hombre a manos de un asesino que se fugaba dejando a la policía sin pistas.

- Pero… ¡es una cita!, a ti te gustan mucho las citas - exclamó su hermana pequeña balanceando la carta.

- Chad la envió, yo no - protestó escribiendo aún con gran inspiración.

- Entonces, ¿Chad la escribió? - preguntó su hermana interesada.

- No - responde secamente.

- ¿No? - inquirió con suspicacia.

- No, la escribí yo. La iba a mandar, pero me arrepentí, le dije a Chad que la quemara pero ya veo que no me hizo caso - gruñó mientras hacía un gesto duro.

- De todas maneras creo que es bueno que vayas, ya habrás entregado el adelanto, ¿no?, necesitas relajación - su hermana le dejó la carta un lado.

- No empieces, Mackie - dijo su hermano dejando la escritura momentáneamente.

- Hazlo, y yo no te acoso para que puedas terminar tus cosas - dijo la chica con una gran sonrisa.

- Te odio - dijo resignado.

- Nah, soy tu hermana favorita - contestó con alegría.

- Eres mi única hermana, Joshua es hombre - protestó Jensen regresando a su escrito.

- Pero así me amas - sonrió la chica mientras se dirigía a la puerta - nos veremos - y salió fuera, donde Chad Lindberg y Jeffrey Dean Morgan esperaban expectantes, Mackenzie solo les guiñó un ojo con los pulgares levantados.



En un restaurante, donde los socios de una importante Firma de Abogados suelen ir con frecuencia para tomar su almuerzo:

- Vamos Ian, no frunzas el ceño - dijo un muy divertido Matt Cohen, quien leía la carta que le había quitado a su amigo.

- No es divertido - respondió éste con cara de aneurisma.

- Sí, sí, pero no voy a negar que te hace falta salir, amigo. Creo que esta es una buena oportunidad para ti - dijo Matt con una brillante sonrisa.

- No voy a ir - respondió ladeando la cabeza.

- ¿Y dejarás a esa persona esperando? - preguntó no muy sorprendido.

- Matt… - dijo severamente.

- No seas quejica, Ian, bien puedes ir y conocer gente nueva. Mira que eres un obsesivo, compulsivo y perfeccionista - acusó haciendo una especie de puchero.

- No soy ni obsesivo, ni compulsivo, ni perfeccionista - Ian miró horrible a su amigo mientras echaba una ojeada a” su reloj. En pocos minutos tenían que regresar a la oficina.

- ¡Claro que sí! Miras la hora cada 15 minutos exactos. Deberías ir - sugirió.

- Entonces ve tú - respondió a la defensiva.

- ¿Para qué?, a ti te llegó la carta. Y ¿quién sabe? Quizás tú cita sea caliente - dijo guiñando un ojo.

- Cállate - respondió con más severidad para que le dejara en paz. Pero Matt ya estaba tan acostumbrado que ya no le importaba.

- Tu hermana ya se tomó la molestia, podrías ir como un favor - dijo Matt mirando la servilleta de aquel restaurante con suma atención.

- Ella me engaño (engañó), dijo que era un ejercicio para una materia de la escuela - acusa (acusó).

- Y tú que le crees. Edna salió con mejor habilidad de convencer a la gente que tú, ¡y solo tiene 18 años! - se burló Matt ante la mirada ofendida de su amigo.

- Voy a clavarte el tenedor si sigues molestando - amenazó señalando el objeto en la mesa.

- Entonces ve a la cita. Lo único que puedes perder es tu cartera - dijo su amigo con burla mientras tomaba el último trago de su café, dando por terminada la plática.

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