De verdad. De verdad de la buena. Una no puede estar por ahí un mes, tralarí, tralará, qué bonito es trabajar, y que se le junten los frikismos en cuestión de dos días. Y lo que es aún peor, una misma no puede ser la culpable de encontrar frikismos nuevos sin que nada ni nadie la haya provocado
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