Fandom: NCIS
Título: Misión: Escape
Personajes: familia David
Advertencias: spoilers 8x09
Notas: primer intengo con Rivka. Lo escribí anoche. No me convence totalmente, pero tenía que escribirlo. Amenazo con tratar de nuevo.
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Te apresuras. Tienes que hacerlo rápido, antes de que él llegue. Si tienes que enfrentarlo, no sabes si lo lograrás.
Has hecho las maletas corriendo. Ziva te ha ayudado, parece creer que van de paseo, y guardar tantas cosas la entusiasma. Parlotea algo sobre unas vacaciones largas con papá y guarda el guante de baseball, casi nunca tienen oportunidad de jugar.
Ya entenderá todo algún día.
Tali está más dormida que despierta. Es buena idea eso de partir a buena mañana, poco después de que Eli se fuera al trabajo. La acuestas amodorrada en el asiento trasero y se envuelve en una cobija de viaje, ajena a lo que sucede. Tan pequeña, tan inocente…
Tienes que sacarla de ahí antes que sea tarde.
-¿Ari no va a venir? - pregunta Ziva montándose en el asiento del copiloto.
Al contrario de su hermana, ella es un remolino de energía. Se hizo una cola alta y alistó su bolso con las cosas básicas, como el que Eli la hace alistar para ir a hacer ejercicios al bosque.
¿Cómo has permitido eso tanto tiempo? ¿Cómo has estado tan ciega?
-No, Ari anda visitando a su verdadera madre. Se marchó antes que te levantaras.
Ziva tuerce el gesto. No le agrada la madre de Ari. Otra influencia heredada de su padre. Aún no entiende que a su padre en su momento le agradó mucho. Sólo sabe que la idea de que Ari se aleje no le gusta nada y seguramente está pensando en cobrarle cuando regresen que se marchara sin despedirse.
Mejor no decirle que si todo sale bien, no lo verá de nuevo.
La niña resopla molesta y se cruza de brazos, como sabías que haría. Arrancas el carro, y la velocidad va animando a la niña, quien termina por reír y olvidar momentáneamente que su hermano mayor no está.
Es un viaje largo, caótico y frenético. No puedes dejar de ver por el retrovisor. Temes que Eli tuviera a alguien vigilándote, tal vez su amigo Hadar, que siempre te ha causado desconfianza. Algo se debe notar en tu rostro tenso, o tal vez en lo callada estás, porque Ziva empieza a sospechar.
Puedes notar su mirada escrutándote. Mira a su alrededor leyendo los letreros. Te pregunta una y otra vez a dónde van, no parece fiarse de tu respuesta de que será una sorpresa. Te duele saber que confía a ojos cerrados en Eli, pero no en ti.
-¿Cuándo llegará papá? - pregunta al fin.
La temida pregunta.
-Papá está trabajando - le contestas con toda la naturalidad posible, pero Ziva frunce el ceño.
-¿Por qué vamos de vacaciones sin papá? Estás muy rara, mamá.
Tali es tu salvación cuando se despierta, o eso parece. Tiene hambre, y amenaza con producirte un dolor de cabeza a punta de reclamos si no paran a comer pronto. Eliges un restaurante de paso en la orilla y te sientas con ellas a almorzar aunque no pruebes bocado.
Revisaste el contador de kilómetros antes de bajar del auto. Están lejos. Tal vez así Eli capte el mensaje. No perderá su valioso tiempo yéndolas a buscar. Estás tan aliviada pensando en eso, que no notas las dobles intenciones de tu hija mayor cuando se levanta para ir al baño.
Cuando se te ocurre y vas a buscarla, es demasiado tarde.
-Papá, mamá está muy extraña. Me hizo preparar un bolso para muchos días y llevamos todo el día en el carro.
Se te hiela la sangre al escucharla hablar como si pidiera auxilio. La oyes aunque habla bajito, y la encuentras en el pasillo del baño del restaurante, hablando por el teléfono público. Eli la había hecho memorizar el número de su oficina incluso antes que el de la casa. ¿Cómo pudiste olvidarlo?
Te acercas lentamente, y la ves asentir mientras escucha.
-Pero Abba… ¿no vas a venir? - hace una pequeña pausa y entonces se gira a verte. Puedes ver su ceño fruncirse totalmente, un brillo de algo más fuerte que el enojo apareciendo en sus ojos - ¿Qué? ¿Mamá no quiere que vengas?
Parece interrogarte con la mirada, y no puedes negarlo. No eres capaz de verla a los ojos y mentirle. Una lágrima baja por la mejilla de tu niña de cabellos oscuros ensortijados y quieres abrazarla, pero primero lo primero. Le quitas el teléfono, no quieres que Eli le siga envenenando el oído. No querías hacerlo así, pero es lo que ha tocado.
-Lo siento Eli. - dices lo más seria que puedes y maldices mentalmente tu voz temblorosa - No las puedo mantener cerca de ti más tiempo. Lo sabes.
Cuelgas sin esperar respuesta. No sabes si aguantarás oírlo hablar. Te giras y ves los ojos de Ziva refulgentes de odio y dolor atravesándote.
-Déjame explicarte - le dices en un intento desesperado de detener lo que viene. Te agachas buscando sus ojos, extiendes las manos hacia ella, pero te rechaza con fuerza, golpeando tus brazos y retrocediendo unos pasos.
-¡No! ¡Quiero a papá!
Grita, no quiere escucharte. Siempre has sabido que aunque te quiere, su adoración es Eli. Su vida gira en torno a él, en crecer para trabajar junto a él… No quieres eso para Tali. Aún tienes la esperanza de poder salvar a Ziva.
-Tu padre…
-¡Te odio! - el eco de su grito rebota en las paredes - ¡Quiero volver con papá!
Corre hacia fuera. Tali está de pie a la entrada del pasillo sin entender nada, y solo ve a su hermana pasar a toda velocidad en dirección al auto, donde se recuesta a llorar en el capó.
Esperas un poco antes de salir hasta ella. Necesita desahogarse. Tali no quiere comer más. No entiende lo que pasa, pero sabe que es grave. Después de un rato sales y pones una mano en el hombro de tu hija mayor.
Ziva se incorpora con la espalda recta, con una aire marcial que no querrías ver en ella y te fulmina con la mirada. Se monta al carro cuando abres la puerta, y por más que lo intentas, no vuelve a dirigirte la palabra en el resto del viaje.
Confías en que algún día entienda que lo has hecho por ella, pero temes que la sombra de Eli ya esté demasiado grabada.