Fanfiction

Mar 30, 2013 16:08


Título: No fue menos muerte por ser anunciada
Fandom: Kingdom Hearts
Pareja: Axel/Saix, menciones de Axel/Roxas
Summary: No eran inmortales, pero alguna vez lo fueron.
Notas: Hikaru me arruinó la vida :)

(No fue menos muerte por ser anunciada.)

I

La primera vez que Lea murió, Isa ya no tenía un corazón para llorarlo. De alguna forma tuvo sentido, que fuera juntos y peleando hombro con hombro. La oscuridad desgarrando todo lo que ellos habían conocido alguna vez, las criaturas disolviéndose para dar lugar a dos, cinco, diez más, una sobre otra, tratando de alcanzarlos, desgarrarlos. Quizá para todos tuvo sentido menos para Isa, porque su mejor amigo era el Sol, la luz misma, su mejor amigo era vida y si le hubieran hecho elegir habría muerto él primero de nuevo, mil veces más, todo para no ver esta luz extinguirse, consumida por las tinieblas, los gritos, la nada.

Pero si le hubiesen hecho elegir, si hubiese podido caer después, tal vez entonces todo hubiese tenido más sentido para él, porque habría podido llevar el luto en su aún-corazón, lo suficiente como para que Lea (estúpido, insensato, impulsivo, la vida misma.) fuera lo último en su cabeza antes de ser consumido por la oscuridad, porque entonces el llanto lo habría hecho sentir vivo, porque gritar su nombre hasta que el dolor fuera físico, hasta que la voz se le desgarrara en un quejido habría sido un recordatorio de que su corazón seguía latiendo (años después recordaría el privilegio que era sentir tanto). Habría podido llorarlo; si ya no quedaba nadie para hacerlo, si solo existían porque tenían al otro, para asegurarse de que así fuera, para recordar.

Recordar-lo.

Quedaban ellos, nadie más, y sólo Isa sabía lo mucho que a Lea le aterraba la idea.

Así que los primeros año, luego de la primera muerte. Se esmeró en recordar.

II

La segunda vez no fue Lea quién murió, fue Axel.  Isa--no, Saîx se lo tiene que repetir cada cierto tiempo. Sentado en su trono roto de marfil pérfido, estoico como su semblante, inmóvil como todo dentro de él, Lea estaba muerto desde hace mucho. Axel es distinto--Axel come helados con no-personas que no son él, sin rostro, ni nada que ofrecerle. Axel cambió y ahora no tiene sentido, porque se ríe como si pudiese hacerlo y Saïx siente la sangre hervir como si algo así pudiese suceder. Axel no es Lea, porque tiene tatuajes bajo los ojos, y menos vida--más opaco, más cínico, más letal. En el fondo no le puede perdonar que la vida se le extinguiera gradualmente incluso después de muerto, porque la Luna solo brilla con los rastrojos del Sol--sin verlo de directamente, porque ardería, se inmolaría y al final el Sol es una estrella que se expande y explota, muere.

(Lo peor son las veces que finge vida, las veces en que pretender le sale tan bien que se engaña a si mismo, lo peor es que cuando miente lo hace a la perfección y no es para él, nunca para él. Ahora son otros, ojos tan claros que le dan naúseas, y una marioneta sin rostro.)

No eran inmortales, esa era la ilusión que les prometió la adolescencia.

Entonces Axel muere pero ya todos los sabían, venía muriendo desde que el niño se transformó en un desertor y llovió. Pero no fue menos muerte por ser anunciada, ni menos terrible sus causas. Saïx piensa que tal vez se equivocó, y Lea, Axel, su mejor amigo nunca fue el Sol, tan sólo volaba demasiado cerca de este, y como siempre su falta de precaución lo tiró abajo. Solo en su trono de marfil recuerda; Alguna vez sentado bajo un árbol, libro en mano y un voz insistente clamando por atención.

- I believe Icarus was not failing as he fell, but just coming to the end of his triumph.

Pero no ganó nada, se repite. No ganó nada porque era débil y él no cometerá los mismos errores. Estúpido, mil veces estúpido. No puedes ganar si no existes.
La realización le llega de pronto en su cuarto, Axel, Lea, su mejor amigo, quien sea que haya sido, acaba de volver a morir y por segunda vez se ve en la incapacidad de sentir la pérdida. El gusto amargo le queda en la boca hasta su propia muerte, junto con el vacío.

II.2

El muy bastardo prefirió prenderse fuego que morir bajo su propia mano-traidor.

III

La tercera muerte es metafórica pero no por eso duele menos, la vive como Lea y es realmente simple; Los ojos amarillos de Saïx-sólo Saïx, nunca más Isa, le devuelven la mirada, fría, impasible, lo suficiente como para remecer su propia llama. Claymore contra Chakrams de nuevo, sólo que esta vez se esmera en descuartizar ese pedacito endeble de esperanza. Lea nunca dice "A ti también quería verte, pero no así, nunca así" pero el silencio otorga y cuando toman lados, lo ve irse entre motas de oscuridad, la vista clavada en él, los ojos muertos.

Xehanort sonríe y Lea nunca deseó tanto hacerle daño a alguien.

IV

La cuarta muerte llegó como una tormenta en un día de verano, esos que tanto le gustaban a Lea, con el Sol dándole en la cara, marcando sus facciones a contra luz y el pelo en llamas, inflamándose sobre su cabeza con tal descaro que Isa no podía si no mirarlo y negar con la cabeza, como si el acto de negar con la cabeza le fuera a quitar el nudo en la garganta, el peso en el estómago, el apretón en el corazón. Como si negar con la cabeza fuera el amor mismo.

La cuarta vez que murió, lo hizo con el nombre de Lea. Como un relámpago que cala los huesos y te da de día, en el patio.  Pero siempre hay alguien que se espera las cosas, que lo ve venir. No fue Sora, ni Roxas, ni Xion--ni siquiera Isa-ix. Fue Lea mismo que pareció saberlo desde el primer momento en que levantó la cabeza y se auto-proclamó como el que realizaría los trabajos sucios, tal vez lo supe desde que despertó -en otra vida, pero completamente solo- y oh, lo que iba a ser; la mierda que ha sido.

La cuarta vez que Lea murió fue la última y sucedió así:

Siempre supo que Isa iba a ser el más difícil de alcanzar, porque hace años que lo había perdido de viste, mutuamente. Siempre supo que iba a tener que hacer algo estúpido para atraparlo y una última batalla parecía lo suficientemente digno, épico, para un buen desenlace. Nunca estuvo seguro que tanto de Isa había en Saïx, en que proporciones estaba su renovado corazón repartido, pero el reflejo verde-agua de sus ojos le dio el impulso que faltaba. Liberar su corazón con la keyblade.

Claro que nada que valga la pena es fácil, y esa lección la aprendió a golpes de ver desvanecerse frente a sus ojos todas las cosas importantes que había llegado a tener.  Así que cuando tuvo a Saïx frente a sí -poseído, furioso, todo menos Isa- y a Xehanort de titiritero siniestro, retorcido entre las sombras, supo que era ahora--supo que si iba a caer, no iba a ser en vano, y mucho menos solo.

La cosa es más o menos así: Libera a Isa--Xehanort lo mata. Todo arde, le causa el mayor daño posible y Sora se encarga del resto.

IV.2

Isa no dice "Mientras lo recordemos, vivirá por siempre"(¿Ves? Soy inmortal)  porque por primera vez tiene un corazón que se desgarra, la mitad primero, mejor que nada. Luego entero en un aullido que estremece los cimientos del Sol y de la Luna. No tiene un cuerpo que sostener, pero es justo aunque no tenga sentido esta vez. El muy bastardo se fue sonriendo, envuelto en llamas -otra vez, eres tan poco creativo Lea-, y un par de ojos verde-agua reflejados en su furioso verde brillante.

Isa encuentra innecesario decir algo al respecto. "Traté, lo sabes. Pero eres un imbécil y no voy a olvidarte"

Isa-es.Isa y por primera vez en años, en una vida entera. Tiene un corazón completo para llorarlo y se pregunta si así fue como él lo pasó cuando era el útlimo de pie. Nunca se había sentido tan vivo. Es lo justo, aunque no tenga sentido.

Y la vida, duele. Nadie se los advirtió.

N.0
No eran inmortales, pero alguna vez lo fueron.

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