Todo estaba en orden. Los pasajes comprados, las maletas dispuestas y las despedidas ejecutadas.
Le miraba desde su rincón pensando que, aunque le había acompañado los casi veinte años de su vida, ella nunca le había visto.
Le acompañó en silencio, con sus pasos de fantasma mudo, por los pasillos hasta la bodega, en donde escuchó por
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