[Tabla Inspirada] Under the Tongue
Fandom: Axis Powers - Hetalia
Título: Como si importara.
Claim: Francia/Inglaterra (sort of...)
Tabla: Inspirada - Canciones
Prompt: Under the tongue - Damien Rice
Para: mision_insana
Advertencias: Completa weirdness e_____e y FAIL.
Notas: De verdad, no sé cómo salió esto. Ni siquiera sé qué ponerle en los tags de género. La idea parecía mil veces mejor en mi cabeza. Iba a ser para el mes de FrUK (sí, lo comencé a principios de abril. Imagínense cuántos dolores de cabeza me dio como para terminarlo un mes después), pero al final me ganó el tiempo y no lo pude publicar u,u
[Como si importara]
Está tratando de distinguir el vaho que exhala, casi quiere salir de esa habitación y dejar de observar esa boca que tantas veces ha sido suya, pero al mismo tiempo… no (lo detesta). Quiere dejar de ver su silueta y ese cubrecama tan anticuado que parece casi un insulto a su buen gusto, pero al mismo tiempo… no.
Al mismo tiempo no, no, no (no lo detesta).
Sus pies se mueven y se acercan a esa cama donde descansa Arthur, con cuidado y sigilo (como si lo necesitara). Y finge que no nota cómo éste se mueve un poco hacia su derecha, dejándole espacio (el espacio justo, sólo el justo) para recostarse junto a él. Como siempre.
Y siempre parece tan simple, pero es tan complejo (o tal vez es al revés y ellos no parecen darse cuenta).
-¿Estás despierto, cherie?
-¿Qué rayos haces aquí, rana?
Y Francis mira al techo y se hace la misma pregunta en su interior, pero esquiva la respuesta hábilmente (pero ya la sabe, por supuesto que ya la sabe) y sólo escurre su mano hacia la espalda del inglés y dibuja círculos por ella, pero sin tocarla realmente. Y ninguno de los dos se ha movido de su posición. Ya no hace falta (porque es tan simple y tan complejo), claro.
-¿Necesito una razón para venir a visitarte, querido? Eso me hiere.
Y Arthur rueda los ojos en la oscuridad y se gira a encararlo (como si fuera la primera vez, como si no lo hubiera hecho miles de veces antes) con el ceño fruncido y la mirada fija. Y Francis se pregunta si esa mirada puede ver dentro de él, esos ojos verdes penetrantes que ha visto tantas veces antes y a la vez nunca lo ha hecho.
Y no dicen nada, porque en realidad no es necesario (o tal vez es sólo miedo).
Francis delinea los labios de Arthur con su dedo índice y éste hace una mueca de fastidio. Francis aleja su mano y sonríe despectivamente. Lo odia, lo detesta. Se odian, se detestan (Francis está seguro, porque Arthur se lo ha dejado muy claro). Pero esa es una de esas noches en que se pregunta por qué regresa siempre, si se detestan tanto.
(Y vuelve a esquivar la respuesta, porque así es más sencillo.)
-Eres un imbécil, Francis.
-Podría decir lo mismo de ti, amour.
Y están cerca, muy cerca (y podrían beberse el odio y acercarse un poco más, pero no), y sus labios se rozan casi por accidente (casi). Y todo se detiene, porque mientras se besan, Arthur no hace preguntas y Francis no tiene que pensar respuestas (mentiras). Mientras se besan, no tienen que fingir que no saben el porqué, porque sus miradas nunca se cruzan. Sólo cierran los ojos y se dejan llevar.
Y al final, ninguno de los dos dice nada. No es que haya mucho que decir (aunque lo hay).
Ambos se preguntan, en silencio y con los labios húmedos e hinchados por el reciente encuentro, si al final todo es lo mismo. Si da igual odiarse o no hacerlo (y la palabra correcta se les escapa entre los dedos). Si alguna vez podrán saberlo.
Y entonces, cuando ambos están a punto de dar con la respuesta, uno de ellos (a veces Francis, a veces Arthur) se levanta de la cama y abandona la habitación con pasos silenciosos. Y la puerta chirria cuando se abre y cuando se cierra (siempre), y les pone la piel de gallina. Y saben que no será la última vez.
Y tampoco es como si importara.
Título: Como si importara.
Claim: Francia/Inglaterra (sort of...)
Tabla: Inspirada - Canciones
Prompt: Under the tongue - Damien Rice
Para: mision_insana
Advertencias: Completa weirdness e_____e y FAIL.
Notas: De verdad, no sé cómo salió esto. Ni siquiera sé qué ponerle en los tags de género. La idea parecía mil veces mejor en mi cabeza. Iba a ser para el mes de FrUK (sí, lo comencé a principios de abril. Imagínense cuántos dolores de cabeza me dio como para terminarlo un mes después), pero al final me ganó el tiempo y no lo pude publicar u,u
[Como si importara]
Está tratando de distinguir el vaho que exhala, casi quiere salir de esa habitación y dejar de observar esa boca que tantas veces ha sido suya, pero al mismo tiempo… no (lo detesta). Quiere dejar de ver su silueta y ese cubrecama tan anticuado que parece casi un insulto a su buen gusto, pero al mismo tiempo… no.
Al mismo tiempo no, no, no (no lo detesta).
Sus pies se mueven y se acercan a esa cama donde descansa Arthur, con cuidado y sigilo (como si lo necesitara). Y finge que no nota cómo éste se mueve un poco hacia su derecha, dejándole espacio (el espacio justo, sólo el justo) para recostarse junto a él. Como siempre.
Y siempre parece tan simple, pero es tan complejo (o tal vez es al revés y ellos no parecen darse cuenta).
-¿Estás despierto, cherie?
-¿Qué rayos haces aquí, rana?
Y Francis mira al techo y se hace la misma pregunta en su interior, pero esquiva la respuesta hábilmente (pero ya la sabe, por supuesto que ya la sabe) y sólo escurre su mano hacia la espalda del inglés y dibuja círculos por ella, pero sin tocarla realmente. Y ninguno de los dos se ha movido de su posición. Ya no hace falta (porque es tan simple y tan complejo), claro.
-¿Necesito una razón para venir a visitarte, querido? Eso me hiere.
Y Arthur rueda los ojos en la oscuridad y se gira a encararlo (como si fuera la primera vez, como si no lo hubiera hecho miles de veces antes) con el ceño fruncido y la mirada fija. Y Francis se pregunta si esa mirada puede ver dentro de él, esos ojos verdes penetrantes que ha visto tantas veces antes y a la vez nunca lo ha hecho.
Y no dicen nada, porque en realidad no es necesario (o tal vez es sólo miedo).
Francis delinea los labios de Arthur con su dedo índice y éste hace una mueca de fastidio. Francis aleja su mano y sonríe despectivamente. Lo odia, lo detesta. Se odian, se detestan (Francis está seguro, porque Arthur se lo ha dejado muy claro). Pero esa es una de esas noches en que se pregunta por qué regresa siempre, si se detestan tanto.
(Y vuelve a esquivar la respuesta, porque así es más sencillo.)
-Eres un imbécil, Francis.
-Podría decir lo mismo de ti, amour.
Y están cerca, muy cerca (y podrían beberse el odio y acercarse un poco más, pero no), y sus labios se rozan casi por accidente (casi). Y todo se detiene, porque mientras se besan, Arthur no hace preguntas y Francis no tiene que pensar respuestas (mentiras). Mientras se besan, no tienen que fingir que no saben el porqué, porque sus miradas nunca se cruzan. Sólo cierran los ojos y se dejan llevar.
Y al final, ninguno de los dos dice nada. No es que haya mucho que decir (aunque lo hay).
Ambos se preguntan, en silencio y con los labios húmedos e hinchados por el reciente encuentro, si al final todo es lo mismo. Si da igual odiarse o no hacerlo (y la palabra correcta se les escapa entre los dedos). Si alguna vez podrán saberlo.
Y entonces, cuando ambos están a punto de dar con la respuesta, uno de ellos (a veces Francis, a veces Arthur) se levanta de la cama y abandona la habitación con pasos silenciosos. Y la puerta chirria cuando se abre y cuando se cierra (siempre), y les pone la piel de gallina. Y saben que no será la última vez.
Y tampoco es como si importara.