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Nov 02, 2009 02:57

¡A la tercera va la vencida! Uff, mientras no tenga que consolarme con el "no hay quinto malo"... Allá vamos, again!.
Disclaimer: nada es mío, ¡ojalá!
9c. No estaba muerto...
El sábado por la noche, sentado en completa soledad en la salita de Snape, Sirius Black disfrutaba de su última noche en Hogwarts. Harry había vuelto a su torre un rato antes. Sirius le había explicado el plan después de enseñarle su transformación completa. Harry, sorprendido y feliz, se había mostrado completamente de acuerdo. Para celebrarlo, había sacado del bolsillo de la túnica la maría y su padrino había conjurado un par de vasos de pippermint gin. “Algo digestivo” le había dicho con un guiño pícaro.
Ahora Sirius, a solas, lo había cambiado por el whisky de fuego que saboreaba mientras contemplaba el regalo de despedida de su ahijado y meditaba sobre sus últimas palabras, “entre leones y serpientes lo que mejor funciona es el método alternativo. Úsala bien.” Con una sonrisa perversa en los labios, extraña en su rostro normalmente inocente, se levantó y se fue. “¡Qué rápido crecen!” pensó Sirius.
Snape entró desde el despacho. Buscaba un poco de distracción después de pasar un par de horas corrigiendo los desastrosos ejercicios de los Gryffindor de primero y se sorprendió al encontrar al animago envuelto en la penumbra, rota solo por las llamas de la chimenea.
-No irás a ponerte nostálgico, ¿verdad, pulgoso?
-Creo que no, pero no garantizo nada, ya sabes que los Gryffindor somos unos sentimentales.
Snape emitió un bufido como respuesta y se acercó al aparador para servirse una copa. Al abrirlo, su vista se posó en una botella de “Dos rombos” roja. Sirius pareció leerle el pensamiento.
-¿Hay trato, Sev? ¿Mi maría por tu bebida?
-Veo que has estado hablando con tu ahijado.
-Y tú con el tuyo. Qué me dices, ¿hay trato?
-Sí.
Snape no iba a negarse. Conseguir el olvido con sexo en vez de con pociones era una oferta que no pensaba rechazar. Sirvió dos copas de la “Dos rombos” y las levitó junto con la botella hasta la mesita. Le tendió una al animago y, con la otra en la mano, se sentó en la otra butaca.
-¿Qué celebramos, Black?
-Ya puedo volar. Ahora qué soy, ¿multianimago?
-Multiarrogante, como siempre. Enséñamelo- añadió desconfiado.
En un suspiro Sirius había desaparecido y en su lugar aleteaba un pajarraco de buena envergadura, alas anchas y plumaje negro moteado de blanco y gris. Snape tuvo que reconocerlo, se veía hermoso. Y salvaje.
-Un Gyr Falcon, qué apropiado- masculló para disimular su debilidad.
-Falco rusticolus- especificó Sirius otra vez en su forma humana- o Halcón Gerifalte, el más grande de los halcones y el preferido en cetrería desde la Edad Media.
-Siempre serás un pijo, Black.
-Probablemente. ¿Ya podemos beber o tienes alguna otra petición?
-Una curiosidad, ¿cómo piensas mantener tu dieta alcohólica siendo una dulce palomita?- se burló Snape.
-Simple, no la mantendré.
-¿Así, sin más?- el tono de Snape le decía que lo consideraba listo para San Mungo.
-¿Qué quieres que haga, Sev? El whisky no se paseará por el bosque para que yo lo cace.
-Muy gracioso, pulgoso.
-Yo también tengo una duda, Sev. ¿Cómo se te ocurrió la idea de la “Dos rombos” roja? Tu “Dos rombos” negra era el cóctel de más éxito de todo el colegio.
-Ufff en realidad es culpa tuya, Black. ¿Te acuerdas de la vez del LSD?
-Claro. Fue la última vez. Poco después acabamos séptimo y ya no te volví a ver el pelo hasta la noche de la Casa de los Gritos. Pero, ¡menuda última vez! Ha sido un buen recuerdo todos estos años- a Sirius le brillaban los ojos con lujuria.
-Bueno, pues para mí la mañana siguiente fue una pesadilla. El LSD nunca me ha sentado muy bien, tiene muy mala resaca, y más mezclado con todo lo demás. No podía abrir los ojos. Me acuerdo que Cissy vino a buscarme y yo lo único que veía era las paredes moviéndose y tú y tu polla, de color verde, dando vueltas por la habitación. Alucinaciones, claro, pero muy puñeteras.
-Ja ja ja a mí no me pasó nada de nada, va a ser verdad que los sangre pura tenemos el cuerpo preparado para los excesos ja ja siglos de costumbres decadentes sirven para algo ja ja ja.
-Eres más snob que Narcissa, y siempre pensé que eso era imposible- constató Severus con una mueca de desagrado.
-Bueno, sigue, ¿qué pasó? Te estás haciendo de rogar, y ya tengo sed- Sirius miró significativamente los dos vasos aún sin tocar.
-Simplemente, decidí que si volvía a acostarme contigo, podía evitarme los martillazos en la cabeza al día siguiente, bastante tenía con los del culo. Pensé que era buena idea, un potente afrodisíaco con los efectos de la resaca atenuados y con algo de obliviate para recuperarme de las barbaridades de la noche poco a poco.
-Y decidiste regarlo con alcohol para redondear la mezcla.
-Sí.
-Fue una buena idea, Sev, ahora, ¿ya podemos beber? Te recuerdo que no llegamos a estrenarla entonces.
-Hum todavía tengo que ponerte nombre.
-¡¿QUE?!
Snape sonrió triunfal. Por fin. El chucho asqueroso había perdido la calma. “Jódete.” A pesar del exabrupto, el profesor había pasado días pensando un nombre, no sabía por qué, pero le parecía importante. Le había costado mucho decidirse, pero al fin...
-Loki- anunció Snape- te llamarás Loki.
El animago frunció el ceño un momento, luego aceptó.
-El dios del engaño que es también el dios del fuego y las bajas pasiones- murmuró- bonita imagen tienes de mí, Sev.
-¿Preferías que te hubiera puesto Afrodita?
-Ooh, ¡me encantaba esa canción!- Sirius empezó a cantar, su voz ronca enviando escalofríos al profesor- Her name is Aphrodite and she rides a crimson shell, and you know you cannot leave her for you touched the distant sands…
-Sí, el Disraeli Gears era un puntazo- Snape intentaba no mostrar su deseo, “¡por Merlín!, y aún no hemos empezado con los afrodisíacos...”- ¿cómo se llamaba aquel pintas que le gustaba a Evans? Menos mal que no se hizo el pelo así, aunque en aquel momento me pareció una lástima, nos hubiéramos reído de ella durante meses. Sí, hombre, aquel que cantaba lo de, ¿cómo era?... humm... It takes a revolution (revolution) to make a solution; (doo-doo-doo-doo)…
-¿Rob Farley?
-Bob Marley, eso es. Vaya- dijo mirando al animago- al final sí que nos hemos puesto nostálgicos.
-Sev- Sirius seguía igual de repantigado en la butaca, pero en su voz se adivinaba una emoción intensa... ¿pasión?- Sev,- repitió- ya no más excusas, ya no más nostalgias. Estamos vivos ahora, y no sabemos qué pasará mañana. Emborráchate conmigo. Esta noche... esta noche, Sev, piérdete conmigo...
Snape estaba ardiendo, no podía resistir, no después de tanto tiempo deseándolo. El animago le observaba, intentando extraer alguna conclusión de su máscara impenetrable. No había rechazo en ese rostro, pero tampoco ánimos.
-Vamos a brindar, Sev- le tentó Sirius con voz ronca y seductora, cogió su copa- hic et nunc.
-Hic et nunc- repitió Snape dando un largo trago a su “Dos rombos”, lo necesitaba. “Aquí y ahora. ¿Qué mierda de brindis es ese? ¿Por qué es tan sexy, el maldito cabrón? ¿Por qué su voz...? ¡Ay, estoy perdido!” Se quedó mirando al animago sin decidirse a dar el paso, todas sus alarmas de espía repiqueteando en su cabeza, una parte muy grande de su cerebro gritando “¡es una insensatez!” Se concentró en pensar algo que decir, algo que aligerara la atmósfera de repente tan cargada- Veo que hiciste un curso de repaso detrás del velo.
-Si lo quieres llamar así- los ojos de Sirius llameaban, no le gustaba lo que intentaba Snape.
-Sabes más cosas- “estupendo, tengo que mantener este tono frío, como si no estuviera rabiando por lanzarle un hechizo de desnudez y devorarlo.”
-Digamos que ha sido como una lección de uh compostura.
-Más algunas clases de vocabulario- masculló el profesor.
Sirius volvió a beber. Snape se sentía expuesto ante la mirada hambrienta del animago. De repente nada parecía importante. Sólo el brindis. Aquí y ahora. “Mañana volveré a jugarme el culo por una panda de impresentables, recibiré mi ración de crucios o de caramelos, según. Pero esta noche... Black tiene razón, más vale snitch en mano que ciento volando. Al fin y al cabo, yo no soy Potter. Los desatinos de mi polla no afectan al devenir de la guerra.”
-Sev...
-Black...
Se interrumpieron mutuamente, sus miradas trabadas. El mejor polvo. La mejor conexión. Siempre. A estas alturas de sus vidas ya no podían negarlo.
-Sólo es sexo- dijo Snape sin apartar la vista de esos hechiceros ojos grises.
-Sólo es sexo- confirmó Sirius. Sostenido por la mirada negra, dejó su copa y su sillón y se acercó a Severus, sus rostros separados por escasos centímetros, sus respiraciones entremezcladas- comparte tu cuerpo conmigo, Sev, deja tu carne en mis manos... ríndete para mí... déjame que me pierda en tu piel... víbora... márcame con tu lengua bífida... hazme pertenecer a alguna parte...
Entre besos y susurros Sirius le fue poco a poco quitando la ropa, desabrochando los botones con enloquecedora lentitud, llegando por fin a esa piel pálida, ese pecho punteado de vello y viejas cicatrices mmm más abajo... más...
-... mmm siempre me ha encantado tu costumbre de vestirte a la antigua- susurró Sirius al quitar la túnica y encontrar sólo los boxer, negros, por supuesto.
-Black...- su nombre convertido en un gemido ansioso. No aguantaba más. El animago lo arrastró consigo y los dos cayeron sobre la alfombra, esta vez batallando, una pelea de lenguas y caricias para ver quién tomaba el control, los cuerpos semidesnudos rozándose, frotando sus erecciones, jadeos entrecortados...
-Perro malo...
Con un rápido movimiento Severus quedó encima, aprisionando al animago entre sus piernas. Cogió la varita y convocó el lubricante. Sirius se lo quitó de las manos, untó sus dedos y fue directo a la polla de Snape, tan dura... tan dispuesta... era pura lujuria lo que se veía en sus ojos, Severus no podía despegarse de ellos, esa mirada le decía “vas a gozar...” Sirius levantó las piernas y las apoyó en los hombros del otro hombre, su postura un completo abandono sensual, la polla de Snape se puso más dura todavía, un dolor naciendo de las pelotas, necesitando el alivio ya... ya.... síiiiiiii.... con un vigoroso movimiento penetró al animago hasta el fondo, una embestida brutal...
-Seeev- gimió Sirius con dolor- máaaas...
Snape siguió empujando, perdido todo control, sólo sentía mmm sentía su miembro llenando ese pasaje tan estrecho... tan delicioso... acelerando los embates... deseando más... cabalgando ese cuerpo entregado en un frenesí imparable...
-Córrete, Black... córrete... ahora...
-Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
-Oh sí aah aah.... síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....

-Y eso que no hemos probado la maría.
-¿A qué estamos esperando?
-... mmm.....

maldito lj, potter, fic

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