Parte 2 |
Masterpost Glenn no lo soporta, no puedo. Necesita aire libre, necesita salir de la caravana, del olor a muerte. Jim está muriendo, no durará mucho más y entonces se convertirá en uno de esos seres. Un caminante más. Algo sediento de sangre y sin ningún tipo de concepto humano.
La idea lo aterroriza. Hace dos meses la idea de morir era como una posibilidad como cualquier otra. Podía salir a la calle y que un coche lo arrollara, podría haber pasado pero solamente era una posibilidad entre mil, un número, una estadística. La muerte no era algo de que preocuparse, era una posibilidad, sí pero nada que le quitara el sueño. Ahora las cosas son diferentes. La muerte es una especie de ruido blanco. Está ahí, en el fondo esperando como una cuerda en tensión para saltar y darte en la cara. Es una especie de estrés constante. Puedes morir ahora, puedes morir dentro de dos horas. Puedes ir a mear y que uno de los caminantes te salte sobre la espalda o te muerda un pie. Pueden incluso arañarte, un simple rasguño y ya estás muerto porque lo más jodido de los zombis es que no hacen falta que te despedacen, un simple mordisco y ya estás con un pie en la tumba. O en la no-vida. En lo que sea. Es simplemente aterrador. Lo es normalmente y cuando estás encerrado en una caravana con un hombre que muere poco a poco y que va a convertirse en uno de esos seres... bueno, entonces no es aterrador es como un puñetazo en el estomago cuando acabas de beber mucha agua. Es doloroso. Casi palpable. Le pasará eso, ¿no? Acabará como Jim. Y como el hombre morirá solo y, posiblemente, arrepentido de todo aquello que pudo hacer y no hizo.
De repente la caravana hace un ruido fuerte e intenso. Glenn sale de sus pensamientos con un respingo mientras el vehículo se agita violentamente un par de veces y se para bruscamente. Escucha a Dale soltar un gruñido y lo que parecen un par de tacos antes de que el olor ha quemado inunde el lugar.
-¿Qué pasa? -pregunta Jacqui desde su lugar junto a Jim.
-El maldito manguito -gruñe el anciano mientras abre la puerta de la caravana y sale al soleado día de verano.
Glenn se levanta como impulsado por un resorte y se dirige hacia la puerta abierta. Rick pasa en ese momento y le dirige una mirada interrogativa.
-No sé que pasa -murmura respondiendo a una pregunta que el hombre no ha hecho.
-Debe ser el manguito -masculla Shane pasando de largo empujando al policía por el hombro sin ningún tipo de disculpa.
Rick se queda mirando al hombre que se pierde frente a la caravana pero Glenn lo mira a él. La línea fruncida de sus cejas, el gesto preocupado que comienza a reconocer a pesar de conocer al hombre desde hace tan poco. ¿Quién diría que ha pasado menos de una semana? Rick agita bruscamente la cabeza y se gira a mirarlo.
-¿Puedes coger el arma y salir? Dile a todos que de momento se queden en sus coches pero que Daryl le de un vistazo a la zona. Necesitamos estar atentos. No sabemos si el sitio está libre de caminantes y tampoco sabemos cuanto tiempo tardaremos en volver a estar en camino. Hay que asegurar la zona.
-Sí, voy -murmura mientras vuelve sobre sus pasos para coger el arma.
A veces es chocante la capacidad de Rick para estar en todo, para tomar las decisiones con rapidez y certeza. Glenn se encuentra obedeciendo antes de darse cuenta. Si alguien es un líder nato sin duda es el policía.
-Gracias, Glenn -el hombre le dedica una sonrisa sincera y le da una palmada en el hombro cuando sale al caluroso exterior con la escopeta entre sus manos.
-De nada.
Se dirige coche por coche diciéndoles a todos que no salgan. T-Dog lo ignora por completo, claro, y sale para dirigirse junto a los demás al frente de la caravana. Andrea, que va con él en el coche, ni siquiera levanta la cabeza y permanece mirando a su regazo. Glenn se muerde los labios sin saber si decirle algo o no pero finalmente decide que no, mejor dejarlo estar. No puede ayudarla. Él mismo tiene ganas de comenzar a llorar cada vez que piensa en Amy. Respira hondo evitando las lágrimas antes de dirigirse al siguiente coche.
-¿Es Jim? -es lo primero que pregunta Carol cuando llega a la altura de su coche-. Ha...
-No, -se apresura a contestar- no. Creo que es el manguito de la caravana. Rick quiere que os quedéis aquí mientras revisamos la zona.
-De acuerdo, ¿nos avisaras cuando podamos salir? -pregunta Lori desde el asiento del conductor.
-Sí, claro. Creo que solamente es mientras averiguan que pasa y miramos en los alrededores.
Les dedica una última sonrisa a las mujeres antes de dirigirse al penúltimo coche. Puede ver a Daryl recostado contra el asiento, un brazo sobre respaldo del asiento del copiloto y el otro en la ventanilla. El hombre parece aburrido, en absoluto preocupado por lo que pueda pasar.
Frunce el ceño. Sigue enfadado. No tiene derecho, supone, porque no son nada y que él tenga sentimientos hacia Dixon no quiere decir que el hombre tenga que corresponderlos. Solamente quiere decir que Glenn es profundamente idiota y que, obviamente, no le vale con que los muertos se levanten de sus tumbas, no. Él tiene que ir, enamorarse y joderlo todo porque, tiene que reconocerlo, debe haber algo mal con su cabeza. Algo profundamente jodido y oscuro.
Se para cuando llega junto a la ventanilla del conductor y mira a Daryl con el ceño fruncido, quiere decirle algo pero probablemente todo será una gilipollez como una casa así que se limita a mirarlo hasta que el hombre salta como una cuerda tensa.
-¿Qué?
-Rick quiere que vayas a dar una vuelta por los alrededores, el manguito de la caravana se ha roto y probablemente tengamos que estar aquí un rato.
-¿Por qué tengo que ser vuestro puto criado?
-No sé, quizás si fueras menos gilipollas y trataras mejor a la gente no querrían mandarte para hacer las peores cosas para así no tener que verte la cara -le escupe de golpe.
Daryl bufa y abre la puerta de su camioneta sin importarle que casi se lo lleve por delante. Glenn da un par de pasos hacia atrás.
-Venga, chaval. Menos humos que tú estás deseando tenerme cerca a cada instante.
-Puede ser pero está claro que tu heterosexualidad es un obstáculo tremendo -masculla sintiéndose estúpido, no sabe porque insiste en querer estar cerca del hombre pero así es y no puede hacer nada-. Perdón, cuando digo heterosexualidad evidentemente me refiero a lo mucho que te gusta tener mi mano en tu polla.
Se da la vuelta dispuesto a marcharse pero antes de que pueda dar dos pasos, Daryl le agarra por el brazo y le hace girar sobre sus pies.
-¿Qué quieres que haga, Glenn? En serio, dime que cojones quieres que haga porque realmente no sé que hacer. Esto es ridículo -masculla el hombre mirándole a los ojos-. Estoy hasta los cojones de este tira y afloja que nos traemos. ¿Qué cojones quieres que haga? De verdad, dímelo porque estoy hasta los huevos.
-¿Admitir que hay algo entre nosotros quizás? -susurra furioso-. Nos sentimos atraídos el uno por el otro. ¿No salir corriendo cada vez que tenemos algo de intimidad? No sé, no lo veo tan difícil.
Daryl cierra los ojos unos instantes antes de volver a mirarlo, pero esta vez con determinación.
-De acuerdo, no voy a negarlo. ¿Contento?
-No, claro que no -aunque realmente sí-. No es suficiente.
-¿Qué cojones quieres que haga entonces? -respira hondo, parece que le cuesta controlarse para no ponerse a gritar, probablemente no quiere armar un escándalo y que todos los oigan-. Yo no soy marica, ¿de acuerdo?
-Yo tampoco.
Cree, no lo sabe exactamente. Una vez o quizás dos, estando muy borracho había tenido algo con su compañero de piso. Un par de pajas y algunos besos con sabor a cerveza y pizza barata. Nada más. Nunca se había planteado si era gay o no. Había tenido muchos problemas de los que ocuparse antes de que los muertos se empezaran a levantar. Además, había tenido una novia en el instituto. Puede que nunca llegara a acostarse con ella pero eso era porque Mandy era demasiado religiosa. Le gustan las chicas y Daryl jamás sería su tipo. Obviamente el fin del mundo le ha jodido el gusto.
-¿Entonces, qué? ¿Qué coño es esto? ¿Qué quieres de mí?
Lo mira fijamente sin saber que decir exactamente porque han tenido esta conversación miles de veces en su cabeza pero normalmente acaba con Daryl mandándolo a la mierda y alejándose, no quedándose y pidiendo opinión. Eso es nuevo y no sabe que contestar. Te quiero está fuera de lugar además de no ser una respuesta apropiada, no puede decirle la verdad aunque si puede decirle lo que siente, lo que quiere.
-Sexo -Daryl alza una ceja-. No, no... joder, no así. No sexo en si, no sólo sexo. Dios, no. Espera. No es solamente el hecho de que quiera acostarme contigo, que quiero y te aseguro que muchísimo, es que no quiero estar solo. No te pido lo que tiene Rick y Lori, no te pido nada así. Solamente te pido que no huyas o saltes cada vez que estoy cerca y pasa algo entre nosotros. Sólo te pido que me hables y, a poder ser, que me llames por mí nombre. Solamente te pido esto. Que podamos hablar...
-No soy bueno con las palabras -murmura el hombre interrumpiéndolo a mitad de frase.
-Bueno, tampoco te pido que me cuentes tus dudas y ambiciones.
-¿Entonces?
-Solamente quiero que sepas que estoy aquí para cuando lo necesites o para hablar de lo que sea, solamente quiero que sepas que estoy en caso de que me necesitaras y que tú estarás ahí para mí. Sólo eso. Nada más.
-Y sexo -hay una nota divertida en la palabras del hombre.
-Sí, vale. Sexo pero lo quiero tanto como tú. Ayer, en la tienda, no fue algo mío, Daryl. Querías aquello tanto como yo. Puedes seguir engañándote si quieres pero si decides hacer eso, no pienso volver a estar aquí cuando te des cuenta de que estás solo y equivocado.
-¿Me estás poniendo un jodido ultimátum?
-Sí, básicamente. Quiero una respuesta antes de que nos vayamos de aquí -se suelta dispuesto a marcharse antes de volverse una última vez para mirarlo-. Por favor, Daryl.
Aprieta los puños mientras deja atrás al hombre. Está dispuesto a aceptar lo que sea pero no puede seguir más con lo que tenían. Duele demasiado.
*
Daryl es el último en quedarse cuando todo se despiden de Jim. El hombre está acabado es algo que todos sabían desde el momento en que vieron la herida en su estomago. Uno de esos seres lo había sentenciado a muerte con un simple mordisco. No había vuelta atrás. La posibilidad de una cura era una ilusión estúpida que jamás entendería como un montón de personas adultas eran capaces de creer.
Jim lo mira, febril, medio ido ya para el mundo. No entiende al maldito bastardo, ¿por qué quiere convertirse en uno de esos seres? ¿Qué tipo de impulso estúpido lleva a un hombre a desear eso?
Permanece un par de segundos mirándolo antes de inclinar la cabeza ligeramente en un saludo, un simple tú eres el cadáver, tú sabrás que quieres y se girarse para marcharse de vuelta hacia donde están los demás.
-Quiero estar con mi familia -murmura Jim-. Debes estar con los que, ah, se preocupan por ti.
Daryl se gira ligeramente sobre sus pies y mira al hombre.
-Están todos muertos.
-Están vivos -Jim sonríe-. Otro tipo de vida.
-Yo no llamaría vida a eso.
El hombre se ríe, cascado y oscuro. Hay sangre y poca vida en esa risa.
-¿Por qué tu lo dices? No todo es blanco o negro. Hay muchos matices de un mismo color, ¿no te das cuenta? ¿Tienes miedo? -ladea la cabeza y lo mira a los ojos-. ¿Por eso te niegas la felicidad, Daryl?
Se queda paralizado en el sitio, el corazón se le acelera bruscamente es como si Jim supiera, como si...
-¿Qué? -escupe entre los dientes apretados.
-Deja de negarlo -susurra el hombre mirando hacia el cielo, una sonrisa adornando sus facciones demacradas-. Deja de huir de lo que te hace feliz. La felicidad es diferente, a veces escasa y es una tontería dejarla ir cuando está... ahí. ¿Puedes tocarla, Daryl?
¿Tocar? ¿El qué? No lo entiende. Es demasiada parrafada para un hombre moribundo.
-Quizás esté a las puertas de la vida -susurra-. Quizás esto sea mi felicidad.
Jim sigue sonriendo a los árboles, ido y feliz. Daryl traga con fuerza, siente el peso de la ballesta hundiéndolo contra la tierra. Jim está a las puertas de la muerte pero está tranquilo y sereno, algo que él nunca ha sentido en su vida. ¿Felicidad? ¿Tranquilidad? Algo que ya sabía antes de los caminantes, antes del fin del mundo, era que la vida es una mierda y que siempre lo sería, pero ahí está Jim, moribundo y sonriendo al cielo. Feliz.
-El mundo es una mierda -le dice-. El mundo es una puta mierda y él morirá, se ira como todos. Solamente dolerá más que los demás. No sé si podré seguir adelante cuando él se vaya.
Jim ladea la cabeza ligeramente hacia un lado y lo enfoca, parece lúcido durante unos segundos.
-Todos moriremos, algunos felices y otros con el peso de sus decisiones sobre los hombros. Solamente... -su voz se pierde en un susurro y Daryl tiene que hacer un esfuerzo para seguirlo-... elige cual quieres ser.
*
Se dirige de vuelta a los coches, lento y cansado. Nunca había tenido una conversación así, tan intensa y tan reveladora. Incluso íntima. Siente la piel en carne viva. Tiene ganas de pegarle a alguien, matar y descuartizar algo. Necesita sacarse todo de dentro. Necesita tomar una decisión.
Todos están en los coches cuando llega, al menos han tenido la amabilidad de esperarlo. Rick le grita algo, impaciente, pero Daryl lo ignora mientras se dirige hacia la caravana, abre la puerta y sube el par de escalones. Dale lo mira con cara de pocos amigos.
-¿Qué quieres, Daryl? -el hombre intenta ser amable, se le nota-. No es momento para peleas o para lo que...
-Tú -interrumpe al hombre pero mirando a Glenn-. Coge tus cosas, te vienes conmigo en el coche. Ya.
-¿Por...? -empieza el chico.
-Quieres una respuesta, ¿no?
No espera una contestación, simplemente se limita a salir y dirigirse hacia su ranchera. No mira hacia atrás en ningún momento pero el sonido de pasos rápidos le dicen que el chico va detrás de él. Cuando llega a la puerta del conductor, Glenn corre el par de metros que le separan del coche y se mete dentro sin decir nada. Daryl lo imita y pone el coche en marcha, el resto hace lo mismo y pronto están de nuevo en marcha.
Están unos diez minutos en silencio antes de que Glenn hable.
-¿Y bien...?
-¿Qué?
-Me has dicho que viniera si quería una respuesta, aquí estoy.
-Ésta es tu respuesta -se limita a decir mientras se encoge de hombros sin mirarlo.
-Es un sí, entonces.
-Es un Ésta es tu respuesta, chaval.
Le lanza una mirada sólo para comprobar que Glenn está sonriendo encantado, tiene que esforzarse en mirar a la carretera porque el chico tiene hoyuelos y Daryl está tan, oh, tan jodido.
-Un sí -nota como Glenn se acomoda en el asiento y tiene que mirarlo de reojo.
-Tómalo cómo quieras pero esto no es una maldita relación, ¿entiendes? No voy a cogerte de la mano, no voy a llamarte cariño y, tenlo por seguro, a la primera tontería que hagas delante de los demás esto se termina -se queda unos segundos en silencio-. Sea lo que sea esto. Y yo no soy marica. ¿De acuerdo? Ni gay. Ni sarasa. Ni desviado. Nada, ¿entiendes?
-Entonces, ¿soy un caso especial?
-No. O sí. No sé. Simplemente no. Y, por Dios, no te pases el puto día hablando. Me gusta el silencio.
-Lo sé.
-Bien, entonces todo claro.
-De acuerdo.
Glenn permanece unos minutos en silencio antes de moverse por el asiento hasta quedar más cerca, Daryl lo mira por el rabillo del ojo sin saber muy bien que esperar y, ciertamente, no se espera la mano del chico en su entrepierna apretando suavemente.
-¿Qué coño haces?
-No estamos delante de nadie así que doy por supuesto que puedo tocarte ahora, ¿no? Son tus normas.
-Estoy conduciendo, joder -sisea mirándolo unos segundos antes de volver la vista a la carretera.
-De acuerdo, tú sigue conduciendo. No me molesta.
Está de coña, debe estar de coña. No es como si nunca haya disfrutado de alguna paja o incluso mamada mientras conducía, pero no se espera algo así de Glenn. Traga con fuerza y se centra en la camioneta delante, antes de mirar por el espejo retrovisor. Shane está justo detrás.
-Apártate -gruñe-. Tenemos a tengo el corazón de oro pero me tiro a la mujer de mi mejor amigo a tres metros.
Glenn se aparta como un resorte y mira sobre su hombro.
-¿Qué?
-Detrás. Siempre ha ido el último en nuestra caravana del amor, chaval.
-No, no. No. Lo otro, ¿qué has dicho?
Mira al chico con una ceja alzada.
-¿No lo sabias?
-¿Crees que Shane se acuesta con Lori? ¿Cómo? ¿Por qué?
Tiene que soltar una carcajada, ¿cómo se puede ser tan inocente?
-Ese tío lleva tatuado culpabilidad en la frente, chaval. ¿Y ella? No se queda atrás. Los he visto salir del bosque juntos. Sin leña, sin armas... Son jodidamente evidentes -se queda unos segundos en silencio antes de volver a reír entre dientes-. Por cierto, si te tengo que explicarte cómo se la tira... bueno, entonces esto va a ser mucho más divertido de lo que pensaba.
-No es eso, imbécil -masculla girándose sobre el asiento para mirar hacia atrás-. ¿Estás seguro?
-Sí.
-¿Vas a decirle algo a Rick?
-No.
-¿Por? ¡Su mujer le engaña con su mejor amigo! -el chico parece estar teniendo una grave crisis de fe en esos momentos.
-A ver, chaval -masculla lanzando una mirada hacia el chico antes de pisar el acelerador suavemente-. Primero de todo, no es de mi puta incumbencia quien se folle a quien. Segundo, si tu amiguito no se ha da cuenta solito... bueno, entonces está claro que merece seguir llevado un par de cuernos.
Glenn bufa y se vuelve a girar en el asiento.
-Yo creo que es todo una idea tuya, no creo que Shane o Lori hagan eso. No, no lo creo.
-Cree lo que quieras.
La vida de los demás no es asunto suyo, nunca lo ha sido pero está claro que Glenn no piensa igual.
-Estaré atento -anuncia el chico-. Por si acaso. La verdad es que Shane está raro, más agresivo desde que Rick apareció.
-Le han quitado su puesto de macho alfa, -masculla con burla- debe estar que trina.
-¿Qué somos? ¿Una manada? ¿Rick es el macho alfa de nuestra manada? -el chico parece genuinamente interesado aunque hay un tono burlón en su voz.
Daryl se encoge de hombros, apoya el brazo en la ventanilla y la cabeza en la mano.
-Supongo.
Conducen en silencio durante media hora más o menos, no lleva la cuenta pero sabe que ha pasado bastante porque cuando el chico vuelve a hablar él casi ha olvidado el tema.
-Para mi no lo es.
-¿Ser el qué?
-El macho alfa... -Daryl lo mira- Eres tú.
Sigue mirándolo a pesar de que está conduciendo, a pesar de que van entre dos coches que pueden parar en cualquier momento sin que él se de cuenta, pero no puede apartar la mirada de Glenn que comienza a sonrojarse poco a poco.
De pronto se siente caliente y necesita besar al chico.
-Sabes que te voy a follar ¿no? En la próxima parada pienso doblarte sobre la primera superficie disponible que tenga cerca y, joder, te voy a hacer gritar. Te voy a marcar, Glenn. Una y otra vez. Marcarte como mío. ¿Lo sabes?
Mira hacia delante un instante desoyendo cualquier pensamiento coherente sobre conducción segura. Simplemente no puede apartar la mirada de la cara encendida del chico, está jodidamente follable.
-¿Lo sabes? -casi le gruñe porque, venga, Glenn casi acaba de decir que es suyo y Daryl necesita que lo sea. No sabe en que momento se ha vuelto tan posesivo con el puto crío.
Glenn se muerde los labios y lo mira a los ojos, sus mejillas siguen ardiendo pero no hay ni pizca de duda en su mirada.
-Sí, -susurra- lo sé.
*
Glenn se incorpora ligeramente cuando pasen frente a una granja, no hay árboles tapando la vista así que puede ver el largo camino sinuoso que lleva hasta la entrada y la casa grande, enorme. Y hay algo colgando de las vigas del porche. Se acerca un poco más hacia el cristal para mirar. Ese algo se mueve, está seguro, pero desde esa distancia no puede distinguirlo bien.
-No mires -masculla Daryl.
-¿Qué? ¿Por? -se gira a mirarlo y cuando vuelve la vista hacia la casa está muy lejos, demasiado-. ¿Qué era eso?
-Una persona.
-¿Una persona? -siente la bilis en la garganta.
-Al menos lo era antes de morir.
Parpadea, confundido. No entiende. O si pero es muy... demasiado horrible.
-¿Se ahorcó? -masculla mirando de nuevo hacia la ventana-. ¿Se hizo eso a si mismo?
-Probablemente.
-Dios, pero estaba moviéndose. No era el viento. No hace viento.
-Murió y se transformó. Si no destruyes el cerebro y mueres, vuelves a la vida. Aunque no te muerdan.
No quiere preguntar como lo sabe, no quiere saberlo. En ese momento solamente puede pensar en aquel ser, colgado del cuello de una viga, destinado a estar así hasta que alguien pase por el lugar y decida sacarlo de su miseria. Nunca pensó que sentiría tanta lastima por un caminante. La mayoría del tiempo intenta no pensar en ellos como seres humanos, pero aquella persona tomó la decisión de quitarse la vida sin saber que solamente estaba a punto de empezar otra mucho más horrible.
Se inclina hacia delante y apoya la cabeza en el salpicadero, tiene ganas de vomitar.
-Creo que voy a vomitar.
-Deberías estar acostumbrado.
-¿Acostumbrado? ¿Quién se puede acostumbrar a eso, Daryl? Es... Dios, es simplemente horrible.
-Esa persona tomó su decisión.
-Una decisión cobarde y estúpida -escupe.
-Somos todos unos cobardes, chaval. Todos. Lo único que hacemos es huir de un sitio a otro, intentar sobrevivir un día más, ¿por qué? Porque estamos cagados de miedo ante la posibilidad de morir. Esa persona tomó una decisión estúpida. ¿Cobarde? Probablemente pero no mucho más de lo que hacemos nosotros, solamente decidió terminar con todo antes de que los caminantes acabaran con él. O ella. Ahora es uno de ellos.
Glenn se incorpora ligeramente para mirarlo, el sol se empieza a ocultar y tiene que entrecerrar los ojos porque le da directamente en la cara.
-No te considero un cobarde. Al menos no con lo que se refiere a... la vida. Lo demás, lo nuestro, es porque tienes un montón de prejuicios infundados pero ¿en general? Creo que eres valiente.
Daryl se ríe entre dientes.
-Me gustaría saber porque me tienes en tan buena estima, chico. De verdad que me gustaría. Soy un trozo de mierda. Deberías saberlo.
-No lo eres.
El hombre suelta un gruñido pero no contesta, como si de pronto hubiera acabado su cupo de palabras para el día.
-No, no lo eres. Vale, puede que no seas la persona más valiente del mundo y que si sigues adelante es por instinto de supervivencia. Lo entiendo. A mi también me pasa, pero no eres un trozo de mierda.
Daryl sigue en silencio con la vista clavada en la carretera, al fondo se puede ver la ciudad y no tardaran mucho en llegar al Centro de Control de Epidemias.
-Estoy aquí sentado ¿no?
Dixon suelta una carcajada y lo mira.
-Estás aquí sentado porque quieres que te folle.
Siente que las mejillas comienzan a arderle pero no piensa dejar que Daryl lo lleve por ese camino. No ahora.
-No pienso con la polla aunque te extrañe -masculla-. Desde que te vi supe que no eras lo que pretendías.
-Oh, soy un diamante en bruto. Una jodida joyita, ¿no?
-No, eres un gilipollas malhumorado y con serios problemas de control de la ira -se echa hacia atrás en el asiento y cruza los brazos sobre el pecho-. A pesar de todo eso eres el primero en arriesgarte por todos y te quejas, vale, pero lo haces porque sabes que es lo correcto. Sigues adelante e intentas encajar.
-Porque soy imbécil.
-Bien, vale. Entonces ser imbécil es una de las cualidades que busco en la persona que...
Oh,joder.
Se calla en seco. Asustado. Ha estado a dos segundos de soltarle la bomba y alegremente anunciar que eso es lo que busca en la persona a la que ama. Oh, genial. Tan, tan genial.
-¿Eh, chaval?
-¿Qué?
-¿Te ha comido la lengua el gato?
No, pero debería. No puede decirle que lo quiere. No puede desandar todo el camino hecho, va a callarse para siempre si es necesario. Se muerde los labios y respira hondo.
-¿Queda mucho para llegar?
Daryl lo mira, el cambio de tema demasiado evidente como para no darse cuenta pero aun así no dice nada. Se encoge de hombros y mira por el espejo retrovisor.
-Ni jodida idea. Me dejé el GPS en casa.
-Y yo el móvil. Una pena.
-Da igual. Ahora paramos y le preguntamos a algún amable ciudadano.
Glenn tiene que reírse, no lo puede evitar. Es algo fuera de lugar. Como si bromear en mitad del fin del mundo con Daryl fuera lo más normal, pero no puede evitarlo. Sigue riéndose hasta que tiene ganas de llorar y le duelen los costados.
Daryl se limita a conducir en silencio.
*
No vuelven a parar hasta que llegan al Centro de Control de Epidemias. El sitio está a las afueras y en cuento se bajan de los coches saben que aquello ha sido una mala idea. Ha cadáveres por todos lados y ni un alma viva a la vista. Hay un par de tanques y cuerpos de militares por todos lados, pero ni rastro de alguien vivo y, muchísimo menos, de alguna fuerza de orden que controle el lugar.
Caminan entre los muertos con las armas preparadas. Daryl mantiene la ballesta cargada e intenta evitar el olor a podrido tapándose la nariz con el antebrazo, pero es demasiado fuerte. Las moscas revolotean por millares yendo de cuerpo en cuerpo, disfrutando de su macabro festín. No tarda en desistir. El olor no se va por mucho que intente taparlo así que se limita a intentar caminar lo más rápido posible mientras Rick y los demás no paran de murmurar rápido y todos juntos. Lo que les faltaba es que alguien se quedara atrás.
Cuando llegan a las puertas es como si fuera una broma de muy mal gusto. Se supone que allí debían estar esperando con los brazos abiertos, pero lo único que encuentran es el lugar cerrado a cal y canto. Rick y Shane intentan abrir la persiana metálica pero es inútil.
-No hay nadie aquí -masculla Shane.
-¿Entonces porqué está cerrado? -Rick da un par de golpes a la verja pero solamente tiene como respuesta un grito de Shane.
-¡Caminantes!
Daryl se gira como un resorte y cinco segundos después un jodido podrido tiene una flecha entre ceja y ceja. Vuelve a girarse con la furia burbujeando en el pecho contra el puto policía.
-¡Nos has llevado hasta nuestra tumba! -le grita mientras se dirige hacia él dispuesto a darle de hostias hasta que se canse o lo paren, lo que ocurra primero.
-¡Tomó una decisión! -grita alguien pero ni siquiera se para a mirar quien.
-¡Pues tomó la equivocada!
-¡Cierra el pico! -Shane se interpone en su camino contra Rick y lo empuja por el pecho-. ¿Me escuchas? Cállate, ¡cállate!
Retrocede un par de pasos, la sangre hirviéndole por culpa de la furia. Todos siguen hablando, diciendo estupideces y pidiendo explicaciones a Rick. Glenn es el único que no dice nada y simplemente lo mira, a él. No al policía, lo mira directamente a él y hay terror en sus ojos rasgados.
-Vamos a salir de esta -le masculla al chico acercándose, no demasiado, solamente lo justo para estar entre él y cualquiera de los jodidos caminantes.
Glenn asiente y vuelve su atención a los demás.
-Fort Benning, Rick. Aún es una opción.
-¿De qué? -masculla Andrea-. No tenemos comida, ni combustible. Está a ciento cincuenta kilómetros.
-Doscientos. Consulté el mapa.
Dios, están tan jodidos.
Carga la escopeta y se pone al frente. Los caminantes comienzan a llegar atraídos por sus voces, quizás por el olor.
-Volvamos a los coches. Pensaremos algo.
De pronto todos se ponen en movimiento. Daryl sabe que no tienen posibilidades de sobrevivir. Han llegado hasta allí sin comida, sin combustible. Podrán avanzar algo pero no lo suficiente para salir de la ciudad y entonces, ¿qué? Ir a pie con un puñado de niños y un jodido anciano. Eso sin contar con un montón de mujeres que son incapaces de hacerse crecer un par de cojones y coger un arma.
-¡La cámara se ha movido!
Todos se giran a mirar a Rick que tiene serios problemas mentales porque no hay otra explicación.
-Lo imaginaste.
-Se movió, se movió.
Daryl suelta un gruñido mientras se balancea sobre sus pies.
-Vamos hacia los coches -le susurra furioso a Glenn que se ha quedado parado como los demás mirando al puto policía.
-Dice que se ha movido.
-Me puede comer las pelotas -lo agarra por el brazo y lo suelta inmediatamente-. Vamos, joder. Tenemos posibilidades.
Tú y yo, quieres decir pero Andrea está allí justo al lado mirándolos.
-¡Sé que estás ahí ¡Sé que me puedes oírme! -Rick parece fuera de si-. Por favor, estamos desesperados. Por favor, ayúdanos. Tenemos mujeres y niños. No tenemos comida, poca gasolina...
Todo es un caos. Rick sigue gritando, Lori y Shane intentan hacerlo entrar en razón. Los demás apuntan hacia los caminantes que se dirigen hacia ellos. Todos gritan, todos parecen a punto de salir corriendo, pero nadie se mueve porque el puto policía sigue gritándole a alguien que, probablemente, ni exista. Allí dentro no hay nadie.
-¡Nos estás matando! -grita Rick mientras Shane lo coge por la fuerza y lo lleva hacia los coches-. ¡Nos estas matando! ¡NOS ESTÁS MATANDO!
En los siguientes segundos pasan dos cosas importantes. Primero, Daryl está a dos segundos de apretar el gatillo y matar a uno de los seres que está a menos de dos metros. Segundo, se escucha un chirrido metálico y momentos después una luz intensa inunda el lugar.
Se vuelve casi a cámara lenta para descubrir que efectivamente había alguien dentro del CCE y acaba de abrir la puerta. Quizás después de todo Rick no esté tan loco.
*
Nadie dice nada mientras el Doctor Jenner los conduce hasta el ascensor, es una especie de silencio incómodo y pesado. Glenn puede sentir la presencia de Daryl justo al lado y una pequeña voz en su nuca no para de susurrarle estás a salvo, estás a salvo. Es incapaz de creerlo. Están dentro. Están a salvo bajo tierra. Lejos de los caminantes hambrientos de carne fresca. Están lejos y cerca a la vez pero no hay manera de que ellos lleguen hasta allí. Es demasiado bueno y sabe que en algún momento se despertara en su tienda de campaña, quizás en el coche de Daryl, y todo habrá sido un sueño.
Está casi en trance cuando Jenner los conduce hasta lo que parece un centro de control con un montón de terminales de ordenador y algunas pantallas enormes. No hay nadie más a la vista. Pronto queda claro que la única compañía del hombre es el ordenador central. El lugar parece sacado de una película de ciencia ficción. Ordenadores controlados por voz y toda esa mierda. Demasiado increíble. Enterarse que el Doctor es el único que queda en el Centro es un golpe para todos. Habían ido hasta allí en busca de respuestas y, de pronto, se encuentran con la verdad y es que no hay respuestas. Nada.
Aún se siente cómo en una especie de sueño cuando Jenner los lleva hasta una especie de auditorio donde comienza a sacarle sangre a todos para analizarla. A pesar de que le dicen un par de veces de que ninguno ha sido mordido, el hombre insiste y, después de todo, aceptaron aquello como condición para entrar allí. Así que todos permanecen en silencio. Daryl incluso permanece con la ballesta cargada. Glenn quiere acercarse pero el día ha sido muy largo y ellos han dado muchos pasos en la dirección correcta como para estropearlo todo. No piensa echarlo todo a perder por más que necesite hablar con él y tocarlo. Se queda sentado con los demás, esperando su turno y el tiempo parece alargarse sin sentido.
-¿Está bien? -pregunta Jenner cuando Andrea se levanta y se tambalea ligeramente justo después de sacarle sangre.
-No ha comido en días. Ninguno de nosotros -contesta Jacqui.
El doctor permanece unos minutos en silencio antes de levantarse.
-Bien, habrá que remediar eso. Vamos, les llevaré hasta la cafetería.
Ninguno dice nada simplemente se quedan allí mirando al Doctor en silencio. El hombre frunce el ceño ligeramente.
-¿Pensé que llevaban días sin comer?
-¿No va a analizar la sangre? -pregunta Andrea volviéndose hacia el hombre.
-Yo analizo, mis invitados comen. Creo que es una buena solución y, de todas maneras, no me llevará mucho. Los acompaño hasta la cafetería y se sirven. Pueden coger lo que quieran.
-Eso sería genial.
Glenn se pone en pie, siguiendo a los demás que van tras el doctor.
-No será un festín -asegura el hombre- pero es comida y hay vino.
-Vino -murmura Lori mirando alrededor con una sonrisa incrédula. Glenn tiene que reírse. Vino, van a tener vino.
-Y creo que debe quedar alguna botella de whisky. Pueden servirse todo lo que quieran, como si estuvieran en su casa.
El hombre los guía hacia la cafetería y les enseña la cocina, donde se encuentra todo y los insta a preparar lo que deseen mientras él analiza la sangre. Asegura que no tardará mucho y que los acompañará enseguida.
Todos se quedan un poco parados cuando se quedan solos pero aquello no tarda mucho. Pronto todos están riendo, abrazándose y yendo hacia la cocina para rebuscar entre los armarios. Daryl, cómo no, es el primero en encontrar las reservas de alcohol que para ser un centro de investigación médica está bastante abastecida.
-Deberían celebrar fiestas y eso, ¿no? -Glenn se gira para mirar a T-Dog que está sacando ingredientes de los estantes-. Fiestas de navidad y esas cosas. Es lo que hacen las empresas, ¿no?
-Esto no es una empresa -le informa Carol mientras deja un montón de latas sobre la encimera de metal y las examina con ojo crítico aunque probablemente en ese momento todos se comería lo que fuera.
-Bueno, pero deberían tener ese tipo de fiestas. Las hacen en los hospitales, ¿por qué no aquí?
-¿Cómo sabes eso? -le pregunta a T-Dog sin poderlo evitar porque siempre quiere saber de los demás, de sus vidas antes de todo y sabe que la mayoría no se sienten cómodos contestando porque es doloroso recordar.
-Era celador en un hospital.
La respuesta es un poco seca y Glenn sabe que no debe seguir preguntando. Lo comprende. No quiere ni imaginarse que debieron ser los hospitales cuando todo aquello empezó. Probablemente una locura y, pronto, una masacre. Un escalofrío le recorre la espalda sin poderlo evitar. No tiene que pensar en lo que hay arriba, en lo que pasaba antes. Ahora están a salvo y es lo que importa.
Pronto el olor a comida le hace la boca agua, tiene que moverse y engañar a su estomago un par de minutos más. Se ofrece a ayudar a mover las mesas de la cafetería para crear una más grande y se encarga de llevar los cubiertos y los vasos. Pronto hay varias botellas de vino, jarras de agua y platos llenos de comida sobre la mesa. No es mucho pero es más de lo que han tenido en mucho tiempo y a ninguno les importa que la mayoría de los alimentos que hay ante ellos haya salido de latas. Cómo si quieren haber salido del culo de alguien. Glenn se comería lo que fuera en esos momentos y sabe que no es el único.
Glenn devora su plato, repite dos veces y tiene que hacerle caso a Lori cuando le aconseja que pare un poco antes de ponerse malo. Aprovecha para levantarse de la mesa y caminar un poco alrededor. Probablemente todos piensen que es para bajar la comida y no embotarse, pero realmente lo hace porque Daryl no se ha sentado a la mesa. No está de mal humor, se le nota, pero aun así mantiene las distancias y come de pie, apoyado contra uno de los largos muebles sobre el que descansa una máquina de refrescos, vasos y otro par de botellas de vino. Glenn lo mira, casi lo ronda, decidiendo si puede (debe) acercarse o si será rechazado. Tampoco es como si quisiera acercarse para besarlo, que quiere y mucho, pero Daryl siempre está a la defensiva con él y se siente demasiado bien como para soportar un rechazo en esos momentos. Termina por acercarse y casi suspira aliviado cuando Daryl le dedica una sonrisa medio torcida, una sonrisa que probablemente hace que las mujeres se bajen las bragas y se abran de piernas. Glenn no las juzga, él tiene ganas de hacer eso mismo aunque sin el detalle de las bragas.
-Hey -murmura cuando se apoya a su lado.
-No sabía que alguien tan pequeño pudiera comer tanto -señala la mesa con la barbilla antes de llevar la botella de vino hasta su labios y beber directamente, sin preocuparse de usar un vaso.
Glenn se sonroja sin poderlo evitar.
-No subestimes mi poder -bromea bajito porque así es mejor, algo íntimo y sólo que ellos saben de que hablan.
Se las apaña para sonreír y no sonrojarse mucho más. Daryl hace un ruidito entre risa y aprobación.
-No se me ocurriría hacer tal cosa. Eres duro de cojones.
Daryl sonríe de medio lado y vuelve a beber de la botella. Glenn intenta no mirarlo fijamente pero algo en su postura, medio apoyado con las piernas separadas y el arma justamente en la cinturilla de los pantalones. Es... erótico de una manera que no debería serlo. Está caliente y no sabe muy bien que hacer, así que se sienta y juguetea con una de las botellas que hay cerca. Intenta prestar atención a la mesa y no a Dixon.
-Sabes, en Italia los niños toman un poco de vino con la cena -comenta Dale cuando Lori se niega a la petición de Carl para probar la bebida-. En Francia también.
-Bien, pues cuando Carl esté en Italia o Francia podrá tomar un poco.
-¿Qué daño puede hacerle? -pregunta Rick-. Vamos, -hace una pequeña pausa antes volver a repetir, divertido- vamos.
Lori lo mira fijamente con una pequeña sonrisa antes de encogerse de hombros y apartar la mano del vaso de Carl. Dale aprovecha para coger el recipiente y verter un poco de vino para el niño. Todos vitorean la decisión y observan expectante como el crío da un trago para seguidamente hacer una mueca dejando el vaso con asco.
-Ese es mi chico -Lori agarra el vaso para pasar el contenido a su propia copa mientras todos ríen a carcajadas-. Ese es mi chico. Buen chico.
-Es horrible -murmura Carl mirándolos como si se preguntara como pueden beber ese brebaje asqueroso.
Glenn también ríe con los demás, aun observando la botella que tiene entre sus manos. Se sorprende cuando escucha a Daryl hablarle a él directamente y levanta la cabeza para mirarlo. No se había dado cuenta de que el hombre se había movido y estaba en la mesa llenando un vaso.
-¿Qué?
-Sigue bebiendo, hombrecito -le dice con sorna y algo que reconoce perfectamente como desafío-. Quiero ver cuan roja se puede poner tu cara.
Ríe con todos los demás intentando que no se note la manera en que le afectan las palabras de Daryl. Es patético que el simple hecho de que se dirija a él directamente lo haga tan feliz, pero ya no hay vuelta atrás. Se ha atado a Daryl Dixon, va a caer hasta las últimas consecuencias y sabe que dolerá.
Rick da un par de golpes con el tenedor en su copa y todos guardan silencio mientras el hombre se pone de pie.
-Parece que no le hemos agradecido a nuestro anfitrión correctamente.
-Es más que nuestro anfitrión -afirma T-Dog alzando su copa.
Todos asienten mientras brindan por el doctor. El ambiente parece tan perfecto y calmado que casi no le sorprende cuando Shane alza la voz sobre los demás para quejarse. Siempre tiene que ir algo mal, es el maldito karma que los odia.
-¿Cuándo nos dirá que rayos pasó aquí, Doc? -se crea un pequeño e incómodo silencio mientras se giran hacia el doctor que no contesta mientras el otro hombre sigue hablando.- Todos... ah, los otros doctores que se suponen deberían estar tratando de descubrir que pasó, ¿dónde están?
-Estamos celebrando, Shane -masculla Rick incómodo-. No hace falta tocar ese tema ahora.
-Espera un momento. Para eso vinimos aquí, ¿no? Era tu jugada... Se suponía que encontraríamos respuestas. Y en vez de eso... -el hombre se ríe entre dientes y señala al doctor con el pulgar-. …lo encontramos a él. A un solo hombre, ¿por qué?
Nadie dice nada.
-Pues cuando todo se fue al diablo, -comienza Jenner- mucha gente... se fue. Se fueron con sus familias. Y cuando todo fue a peor, cuando traspasaron el cordón militar, el resto se encerró.
-¿Todos?
-No, muchos no pudieron afrontar quedarse tras las puertas -masculla el doctor-. Prefirieron... salirse. Hubo un brote de suicidios. Fue una mala época.
Hay un silencio incómodo y largo, Andrea lo rompe finalmente.
-Tú no te fuiste. ¿Por qué?
-Seguí trabajando. Esperaba... lograr algo bueno.
Glenn no lo soporta más. De pronto, se siente hundido y hecho una mierda. Shane podría haberse callado y dejarlos seguir disfrutando pero no, el hombre tenía que abrir su boca y meter la jodida pata.
-Joder. Eres un aguafiestas, amigo -masculla mientras se dirige hacia la mesa y toma asiento.
Parte 4 |
Masterpost