No me interesa tu revolución si no puedo bailar en ella (o cómo sea que se diga)

May 02, 2008 00:24

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Me considero, más que nada, feminista. De la diferencia, claro. Porque para qué voy a querer los mismos derechos que un hombre en un mundo diseñado para hombres (y heterosexuales, además, porque el círculo no era bastante estrecho). Paso, muchas gracias. (Dicen que ya no está de moda el "de la diferencia", y que hay una línea que se llama "feminismo integral". Me gustó el nombre y estuve dando vueltas por la red, a ver si me enteraba de qué iba el rollo, pero nada).

Los amigos, generalmente, me acusan de hippie o de roja (qué carajo tendrá que ver un hippie con un rojo... habrá que preguntarles a ellos). Pero para hippie llegué un poco tarde (y creo que me falta mística, la verdad). Y aunque hay ideas de un rojo carmesí brillante en las que creo con toda la rojísima sangre de mis arterias, la verdad es que a casi todos los rojos "de verdad" los encuentro de un machismo insoportable. (Tal vez no "machismo", ya saben, de ese que maltrata y se burla y siente que tiene algún tipo de derecho sobre nuestros cuerpos... pero sí "machismo" de ese que ve el mundo desde una perspectiva terriblemente no-femenina.)

Políticamente, supongo que soy un poco más anarca (y por eso nunca reinaré, y jamás seré reinada... por nadie más que Ron Weasley). Pero cuando me encuentro con los escritos de los anarquistas... ya saben... me alegro de ser esencialmente fangirl. Un poco demasiada seriedad, para quien reivindica el derecho a no cumplir las reglas. Un poco demasiado desdén por quien no ve el mundo a su manera.

(Hay quien se burla de mí por verde. People, rilly... ni siquiera reciclo mi basura. Me interesa mucho el rollo, pero estoy bastante segura de que me quedan años de camino para merecer el apelativo.)

Nunca me llamaron la atención las etiquetas. Conscientemente. Pero de alguna manera, vamos siempre hacia ellas, ¿verdad? Pertenecer es una necesidad inevitable y primaria.

"¿Y qué tal si se hace lo que a una le da la gana?"

La primera vez que lei a Victoria Sendón de León fue en un libro que compró mi mamá en una feria, porque le gustó la portada. Lo cogí varios meses después, por recomendación suya ("esa mujer está loca, a ti te va a encantar"). No había terminado el primer párrafo cuando el corazón me dio vuelta y el cuarto empezó a quedarme chico. Porque crecía y crecía, en esta absurda revelación de que no estaba sola, de que no me dejó aquí la nave nodriza. Y cuando sus ideas dejaron de ser mis ideas escritas por otra persona (más o menos por el tercer capítulo), no importó demasiado, porque para entonces ya había dicho todo aquello que la calificaría como alguien a quien podría seguir al fin del mundo. (O no, según me provocara.)

Victoria escribe en complicado. Cargado y enrevesado y lleno de conceptos que casi nadie maneja (más para ella misma que para el público, sospecho). Escribe caótico, sin dirección aparente, sin conclusiones ni metas. La meta es el camino (y el camino es un laberinto de experiencias). No tiene miedo de exponer una idea sin argumentos lógicos. No tiene miedo de decirlo en voz alta.

Tardé como un año en terminar el libro, que leía de a puchos y abandonaba por meses. (Generalmente cojo un libro y no lo suelto hasta que termino, pero Victoria merecía más que la convención de "lo que siempre hago con un libro".)

Victoria me enseñó qué era el feminismo. Más que eso. Qué era la femineidad. Este caos interno, esta irracionalidad, estas cualidades maravillosas que el mundo masculino mira para abajo. Pórtate con profesionalismo (no llores si las cosas salen mal, no grites si te alteras, no te enamores de alguien del trabajo, no mezcles otros aspectos de tu vida con el trabajo...). Eso no tiene lógica (a pesar de que tu experiencia, tu corazón, tus entrañas te digan lo contrario... no, la lógica es la única forma válida de pensamiento). Demuestra que puedes (¿y qué tal si hago las cosas porque me da la gana, y no tengo la necesidad de demostrarle nada a nadie?). Hay que respetar las reglas (y no creo, seriamente, que necesite explicar todo lo que está mal con esa frase).

En general, grito cuando me altero. Lloro en público sin esconderme mucho. Soy fangirl mientras trabajo, y madre mientras escribo. (Soy todo junto, mezclado y al mismo tiempo.) Me involucro por default, y me he acostado con quien he querido, pero no me interesa el sexo por el sexo. Mi máxima aspiración profesional es vivir de algo que me guste. Me gustan las historias de incesto, si involucran sentimientos. (Me gustan incluso fuera de la ficción.) Me escandaliza la violencia, pero nunca el sexo. Y creo que lo más femenino que he hecho en la vida ha sido escribir sobre chicos lindos que se enamoran de otros chicos lindos. Es curioso. Muy curioso. Porque la ausencia de personajes femeninos en mis escritos debería representar alguna contradicción con mi rollo feminista. Debería. Solo que una vez más, la lógica no es la única forma de ver las cosas.

"- ¿No la sientes? Aquí Remus- y sin pensarlo le toca, solo con una mano mojada y desnuda. En el pecho, buscando debajo de esa ropa mojada el latido de su corazón. - Tienes que sentirla aquí. Debajo de la piel, Lunático.

Y la siente. Ya lo creo que la siente. Se eleva desde el suelo, atraviesa el cuerpo de Sirius subiendo por sus piernas y pasa a Remus a través de esa mano. La tormenta y todo lo que despierta con ella y vuelve a la vida.

- Magia- murmura, con la mano de Sirius sobre su corazón y la ropa empapada.

- Toda esa magia- dice Sirius. En trance, casi.

Le hace sentir tan vivo y tan fuerte y tan poderoso y tan capaz de comerse el mundo que querría gritar y tirarse al suelo y salir corriendo y quedarse quieto, todo al mismo tiempo, como la energía que se separa en dos -luz y ruido- para poder brillar en un sitio y estallar en otro, un rato después. Le quema todo el cuerpo y especialmente la palma de la mano y no sabe qué quiere pero algo que le alivie, contra lo que descargarse.

La tormenta es tan intensa, después de los exámenes, que dan ganas de desnudarla y frotarse contra ella.

- ¿No te sientes...?
Vivo. Caliente. Ardiendo. Salvaje. Eufórico. Bárbaro.

- Sí- jadea Remus, hundido de arriba abajo."

(Irati. Marauder!Crack.) *suspira y pide que el hiatus dure poco (¿qué sería de esta ciudad sin ti?)*

Fandomium, contra lo que muchos podrían pensar, no se trata de chicos lindos. En serio. Se trata de intensidad. De amores que te rompen. De besos contra la pared. De magia y tormenta.

Fandomium (o al menos, mi Fandomium) se trata de la defensa del amor como fuerza revolucionaria y el derecho a la disfuncionalidad. Esta ciudad, maravillosa y flotante, en que la moral patriarcal desaparece, esta ciudad pagana de celebración permanente, en la que no existe propiedad ni estado (y solo los dioses y amos que cada quien elige)... esta ciudad es mi casa.

A lo mejor los exponentes "serios" de mis tendencias sociopolíticas no lo aprobarían. La gente seria suele hacer eso (no aprobar). Es una suerte que la seriedad nunca haya sido una de mis virtudes. Y mucha más suerte haber caido en el único lugar en el que nadie me tomará menos "en serio" por eso.

No me interesa tu revolución si no puedo bailar en ella.

No me interesa. Estoy convencida, a estas aturas, de que la única revolución capaz de sacar al mundo del agujero es la revolución de lo femenino (que no es lo mismo que decir "la revolución de las mujeres", porque lo femenino y lo masculino existe en todos nosotros). Una revolución que cambie la forma más primaria en que entendemos el mundo. Que ponga conceptos como la intuición, los ciclos naturales, la visión del todo (que nunca es la suma de las partes), el fangirlismo y la emoción, como bases de una sociedad nueva y mucho más libre de lo que la sociedad moderna podría concebir. (¿Un mundo mejor? ¿Un mundo peor? Supongo que dependerá de quién emita el juicio. )

Bailemos esta noche, fandomienses. (Y todas las que sigan.) Que la revolución la vamos haciendo de a poquitos. Rompiendo estereotipos, construyendo espacios propios, celebrando la vida (que es la mejor manera de revolucionar un mundo sin respeto por ella), dignificando lo que otros satanizan, embelleciendo lo que otros enlodan. Bailemos esta noche con todos los amigos imaginarios que, racionalmente, ya no deberíamos tener. Y con los de carne y hueso, que la carne es una parte esencial de la vida.

Bailemos esta noche.

Y para celebrar la vida en comunidad...  Meme de deraka (you know I love you)

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de las cosas serias, meme

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