De todos los dioses paganos del fandom, te prefiero a ti (pero me quedo con todos)

May 15, 2008 01:19

Pues mira... yo no sé si esto está terminado (porque así de insegura soy con todo lo que escribo, y estos días que no tengo tiempo ni de dormir, pues menos de revisar nada). Pero resulta que entro al elejota (para relajarme 5 minutos antes de empezar maldita sea a trabajar de nuevo), y me entero de que...

¡People!

¡HOY ES CUMPLEAÑOS DE IRATI!

(Y eso me pone a pensar cuántos cumpleaños importantísimos me habré perdido en los últimos meses... pero estoy demasiado cansada para darle cuerda a la conciencia.)

So. Fic. Nada de porno (es una vergüenza, lo sé, pero es que ¡me entero de todo a última hora!), pero sí mucho merodeador, que al final es igual de importante.

Disclaimer: Me hubiera encantado estar un poco más por casa, y escribirte algo especialísimo, solo para ti. Lo sabes (RL is a bitch lately). Pero pensé que te gustaría tener mucho fic en tu cumpleaños de todos modos ^^. Eso sí, como esto ya estaba escrito, va también para dos personas más: Alastor, preciosa, ésta era la sorpresa prometida (con retraso imperdonable); D-chan, no tengo que decírtelo... el James/Lily es todo culpa tuya.

De secretos, temores y primeros besos

Uno: Un día de sol
Vicio #9 - Húmedo

"¿Y bien?" dijo Ron finalmente, mirando a Harry. "¿Cómo estuvo?"
Harry lo pensó un momento.
"Húmedo," respondió.

Sucede finalmente una mañana de febrero, de sol radiante e inesperado. Desde lo alto, aprovechando el clima para entrenar un poco, James es testigo involuntario del momento exacto en que Sirius, la capa puesta y la escoba en la mano, más asustado de lo que lo ha visto en la vida, coge a Remus de la nuca y embiste más que besarlo.

Se queda inmóvil un momento. Suspendido en la nada. Un poco hipnotizado por la imagen. Iba a pasar tarde o temprano, claro. Y mejor que sea temprano, porque esos dos necesitan alguien que los quiera. Pero también es consciente de que a partir de este momento nada volverá a ser lo mismo en la habitación de los chicos, y parece una buena metáfora que sus pies no toquen tierra y no tenga de dónde sostenerse. Remus mete los dedos en el cabello de Sirius y parece imposible que se peguen más, pero lo consiguen, como fundiéndose en un remusirius indiferenciable, hasta que James reacciona y desciende para darles algo de privacidad.

Cuando Sirius aparece finalmente en el campo, James no pregunta. Sirius no responde. Va un poco acelerado, y bastante confundido. Deja pasar cinco Quaffles, lo golpean dos Bludgers, y antes de que la tercera ocasione algún daño severo, James decide cancelar el entrenamiento.

Almuerzan con Lily, Peter y Remus, como de costumbre. Pero la tensión en la mesa no es normal, y apenas cruzan tres palabras hasta que Colagusano, con su bendita falta de perspicacia, empieza a contar el sueño tan extraño que tuvo la noche anterior, en el que Dumbledore era joven y pelirrojo, y se traía un lío de lo más sospechoso con un rubio de rulitos y unas reliquias de no sé qué. En serio, de lo más raro. Con cartitas y todo el rollo. Remus come sin levantar la vista del plato, y esa palidez no es culpa de la luna. A Sirius se le tensa la mandíbula, y come más o menos la tercera parte de su ración usual. Se miran de reojo, cuando el otro no mira. Esto no, piensa James y respira hondo, jode lo que quieras, Canuto, pero esto no.

***

Besar a Remus no es como besar a una chica. Es mucho más que lengua y saliva, y cuerpo y hormonas. Es lobo y hombre, y espíritu, y Remus. Viene cargado de sabores familiares, de noches en la Sección Prohibida, de whisky de fuego robado, de manchas de tinta y los primeros trazos del Mapa del Merodeador. No es como otros besos, que piden y demandan, y se desesperan. Los besos de Remus son dar y dar, y de pronto dan tanto que Sirius no sabe ni cómo tomarlo, ni cómo devolverlo, ni cómo controlar la necesidad de dar él también.

Y necesita explicárselo.

Que no puede. Que no sabe dar de esa manera. Que no va a aprender. Que no se lo esperaba.

Que se muere de miedo.

Se sientan bajo el árbol junto al lago. James acaricia el cabello de Lily, y Peter habla de algo que ninguno escucha. La luz de la tarde juega con los colores, intensificando los rojos y dorados. El cabello de Remus es una fotografía antigua y toda la escena tiene un cierto matiz irreal, como de recuerdo que se escapa. Se escapa (esta escena roja, sepia y dorada) como la luz de un día de sol inesperado (inevitablemente).

Un día de sol en febrero es un acontecimiento extraordinario. Pero nunca tan extraordinario como un beso que te quiebra y te desarma, y cambia para siempre la dinámica del mundo.

(Del otro lado del miedo, mientras el día muere y el frío se cuela bajo la capa oscura, Remus se pregunta si todos los acontecimientos extraordinarios están condenados a durar apenas unas horas.)

Dos: Secretos compartidos
Vicio #26 - Amor

- No me vas a contar qué está pasando ¿verdad?

- ¿Qué?

- Con Remus. Está rarísimo.

¿Ah, sí? No lo había notado, cruza su mente un segundo. Mentir es la opción por defecto de un Merodeador cuando el nombre de Remus viene asociado a la pregunta. Otras expresiones disparan la alarma. Luna, Casa de los Gritos, pasaje secreto, whisky de fuego, Slytherin y polvos picantes son sólo algunas. A veces basta con “¿dónde...?” Y es que nunca se tiene suficiente cuidado.

Es diferente con Lily.

- No puedo, -dice, apartándole un mechón rojo del rostro.- Son cosas de Remus.

- Ya, -dice ella, comprensiva.- Entiendo. No te preocupes.

Y le da un beso mágico, eterno y agridulce. Un beso limpio y honesto, que James quisiera con toda el alma poder devolver.

Es diferente con Lily. Desde el segundo en que Lily lo dejó entrar en su vida, James sintió el cambio. No más barreras, no más defensas. Le parecía que se fundía en ese beso que él mismo había buscado, y que no se merecía tanta confianza, tanta desnudez, tanta honestidad entre sus brazos. Se juraba no dejarla caer nunca, se perdía en los labios de Lily, limpia y expuesta, y finalmente, parte de él mismo.

La primera frase que salió de sus labios tras ese primer beso fue "te amo". Pero pudo ser otra. Pudo ser "soy un Animago ilegal". Pudo ser "Remus es un hombre-lobo". Pudo ser "Sirius le dijo a Snape cómo llegar a la Casa de los Gritos a través del Sauce Boxeador y yo tuve que rescatarlo de Lunático". Porque lo único que sabía en ese momento era que Lily se le metía dentro del cuerpo y todas las verdades se atropellaban en su garganta. Que necesitaba deshacerse de todos los secretos, de todas las mentiras, para darle algo al menos cercano a lo que ella daba, a lo que ella merecía.

Cuando llegó esa noche al dormitorio de los chicos, el esperado "la besé" vino seguido de una frase que nadie esperaba.

- Quiero decirle la verdad.

- ¿La verdad sobre qué? -preguntó Sirius, extrañado.- ¿Qué has estado haciendo sin avisarme, Jimmy?

- La verdad, troll. Sobre nosotros. Sobre mí.

Fue en los primeros meses de séptimo año. Con el otoño todavía coloreando el cielo, recordándole a los alumnos de Hogwarts que todo muere y todo vuelve a nacer. Séptimo año es el fin de una era. Y nadie quiere dejar cabos sueltos. La Ravenclaw de Aritmancia que siempre le pide las notas a Remus, quiere declararse. Marcia Pinewater quiere noquear a Sirius en el Gran Comedor. El capitán de Hufflepuff quiere ganar la copa de Quidditch. Peter quiere planear una broma que todos recuerden. Severus Snape quiere venganza (pero él está dispuesto a esperar).

James Potter quiere confesarse ante la mujer que ama.

Pero los secretos compartidos no son de ninguna manera secretos propios.

- ¡¿Qué?! ¡¿Te volviste loco?! Mira... todos sabemos que la quieres mucho, y por lo visto besa increíblemente, pero no puedes ir por ahí exponiendo a Lunático... -Sirius se calló de pronto. De los cuatro, era el único que había 'expuesto a Lunático', el único que había traicionado el secreto.- No es tu decisión, -dijo finalmente.

- Por mí está bien, -dijo Remus con voz tranquila. Y no es que estuviera bien, claro. No es que no se notara que no estaba bien. Pero lo dijo de todas maneras, y James lo agradeció.

Fue entonces cuando sucedió lo inconcebible.

- No eres sólo tú, -dijo Peter.- ¿Qué va a pasar si todos se enteran? Puede que la gente discrimine a los hombres-lobo, Remus... pero a los Animagos ilegales los manda a Azkaban.

- Por dios, Colagusano. Lily no va a decir nada.

- No, James. Sabemos que confías mucho en Lily, pero esto es demasiado grande. No tienes derecho.

Y nunca, en toda la historia de los Merodeadores, ni siquiera en segundo año, cuando lo obligó a hablar con Remus antes de contarle a ningún profesor lo que habían descubierto; ni en tercero, cuando lo obligó a convertirse en Animago ilegal a pesar de sus protestas porque era demasiado peligroso; ni en quinto, cuando lo obligó a salir con 'Espinilla' Rosewood para poder sentarse con Lily en Pociones... nunca Peter Pettigrew se había enfrentado a James Potter.

Tal vez se atrevió esta vez porque tenía a Sirius de su lado, dispuesto a dar batalla. Tal vez ese Gryffindor que vio el Sombrero Seleccionador en primer año por fin estaba despertando. Tal vez fue sólo el miedo a Azkaban.

Y tal vez fue Sirius quien ganó la batalla esa noche, porque Black y Potter, y todo el mundo sabe que es imposible decirle que no a Sirius Black.

Pero tal vez no hubiera podido ganarla, si James no hubiera estado tan confundido por la imagen de Colagusano diciendo "no, James".

***

Se sienta en la cama, con las luces apagadas. La piedra de fuego brilla bajito, con una luz cálida y secreta, como el cabello de Lily cuando hace los deberes concentrada, junto a la chimenea de la Sala Común.

Es muy pronto, le dice a Sirius cuando pregunta por qué no le ha dado el anillo a Lily todavía. Y Sirius asume que tiene miedo de ser rechazado, tal vez por su propio miedo al rechazo. Pero no es muy pronto, y el miedo al rechazo nunca ha formado parte de la ecuación. No para James y no cuando se trata de Lily Evans. Porque está escrito en los ojos verdes, que él aprendió a leer antes que nadie. Estaba escrito cuando ella lo negaba, y está escrito ahora, que se le escapa por la piel cada vez que están solos, cada vez que se tocan, cada vez que se acercan. Si Lily Evans dijera que no, que no quiere casarse con él, que no quiere ser la madre de sus hijos, James pensaría "tiene miedo, dale tiempo". Hay personas, como Lily y Sirius, a las que les cuesta aceptar que pueden tener lo que quieren.

Juega a levitar el anillo y suspira. No. La verdadera razón por la que no puede pedirle todo a Lily Evans, es que no puede ofrecerle todo a cambio. No puede ofrecerle el alma desnuda, todos sus secretos, todas las verdades. No puede ofrecerle la confianza que existe entre Dorea y Charlus Potter. No puede ofrecerle la mitad de lo que merece. Y es injusto. Es injusto, porque todo lo que Lily quiere en la vida, James lo lleva dentro, esperando a poder dárselo.

Tres: Parias
Vicio #22 - Dinero

Sucede, finalmente, como tiene que suceder. Como ha sucedido siempre. Despacio, pero explosivo. Intenso, pero cotidiano. Retándose con bromas conocidas y sonrisas peligrosas, con respuestas ingeniosas y ojos que apenas se levantan del pergamino (para morder a la distancia).

No pasan dos semanas [desde ese primer beso camino al campo de Quidditch] antes de que se encuentren solos, a medianoche en la escalera. En la habitación un lunes por la tarde. Saliendo de la ducha una mañana tranquila. En algún pasillo oscuro, la varita sobre el Mapa. De camino a Hogsmeade por el pasaje de la bruja tuerta.

Un beso que desarma el mundo. Dos. Tres. Cuatro. Hasta que el mundo empieza a rearmarse de otra manera.

No son pareja, claro. No se mandan notas cursis, ni toman té con Madame Pudifoot. No se dicen “cariño” ni van de la mano. No son “pareja”. Son amigos. Hermanos. Merodeadores. (Y a veces, sospechan, incluso más que eso.)

Se lo dicen con los ojos. “Te quiero.” Con las manos. Con los dientes. Lo dicen sin palabras, exhaustos, eufóricos… un poco asustados. [Hay quien necesita oír las palabras. Dulces o furiosas. Suaves al oído. A gritos bajo la lluvia. Pero para Remus, las palabras son las paredes con que construye su laberinto (y en el centro del laberinto, un ciervo, un perro y una rata juegan a explorar su verdadera forma, sin palabras). Pero para Sirius, las palabras son ladrillos con los que construye la muralla (imponente y brillante, inexpugnable, excepto por los elegidos). Las palabras son mentiras, o verdades disfrazadas. La verdad pura, esa que se desgarra bajo la luna, esa que suda la piel desnuda, no necesita palabras, ni las espera.]

Siempre se entendieron en ese lenguaje sin palabras. Desde la primera cena compartida en la mesa roja y dorada, inesperada y ajena. Siempre se reconocieron. Incluso cuando “Black y Potter”, y “Potter y Black”. Incluso cuando el equipo de Quidditch y la chica que quieras cada viernes. Incluso cuando la luna, y los secretos de uno fueron secretos de todos. Siempre se reconocieron, sin decir una palabra. Remus, tímido y discreto, siempre con una sonrisa amable, siempre medido, siempre observando desde el laberinto. Sirius, explosivo y brillante, siempre ocupando más espacio del necesario, siempre invadiendo, siempre seguro tras la muralla. Extranjeros en la nación de los “chicos buenos”. Extranjeros en la paz de la campiña escocesa. Extranjeros entre tanto corazón abierto.

Séptimo año se pierde en el horizonte, como la luz de un día de sol inesperado, y con Hogwarts se acaba mucho más que la habitación compartida, las bromas en los pasillos y las noches en la Torre de Astronomía. Más allá de las barreras del castillo, espera un mundo al que siempre será demasiado pronto para incorporarse. (Y tal vez nadie lo entienda como ellos, los parias, los distintos… aquellos para los cuales el mundo era ajeno mucho antes de la guerra y la oscuridad.)

***

Sucede un día de mayo, con la primavera anunciando que el fin se acerca. Comparten un cigarrillo junto a la ventana. Tocándose por gusto, fumando directamente de la mano del otro, con esa confianza distinta, esa posesividad a la que James y Peter apenas empiezan a acostumbrarse.

- Mi madre escribió.

Parece un comentario simple. Pero pocas cosas lo son por estos días.

- ¿Qué dice?

- No mucho.- Una calada, larga y serena.- Un amigo de mi padre está estudiando a los Boggarts. Dice que podría necesitar un asistente este verano.

- ¿Esas son buenas noticias, no?

- Es un tema interesante… pero no sé si sea bueno trabajar tan cerca de un experto en criaturas oscuras…

Hay un largo silencio, alterado apenas por el humo que escapa de los labios. (Podría no importarle, quiere decir Sirius. Pero respeta demasiado a Remus para insultarlo con condescendencia.)

Remus lleva siete años becado en Hogwarts. Y nadie puede decir que no lo merezca. Estudiante modelo, Prefecto de Gryffindor, colaborador brillante, siempre dispuesto a dar una mano a sus compañeros. Tal vez la mejor inversión que Hogwarts haya hecho. Excepto por ese “pequeño detalle”. (Ese pequeño detalle, que le cierra todas las puertas. Ese pequeño detalle, que le impide demostrar cuan valioso sería para la sociedad mágica si alguien tuviera el valor de obviar ese “pequeño detalle”.)

Séptimo ofrece más que el fin de una era. Ofrece el inicio de una vida nueva, adulta, independiente.

Para todos aquellos que no son Remus Lupin… paria, indeseable, diferente.

- Lunático… he estado pensando…

Sucede sin grandes ceremonias. Como suceden pocas cosas en la vida de Sirius, y casi todas en la de Remus.

- Me gustaría buscar un sitio en Londres terminando la escuela. Algo cerca de Candem, ya sabes. No puedo vivir con los Potter por siempre.- Se lleva el cigarrillo a los labios, como quien habla de cualquier cosa.- Si quieres, podríamos…

No dice “podríamos vivir juntos”, porque suena a pedida de mano, así, uno junto al otro en la ventana. Pero tampoco dice “podrías vivir conmigo, sin pagar un centavo”, que es lo que está ofreciendo, de alguna manera.

Si la oferta viniera de James, Remus estaría en problemas. No podría negarse, y no podría aceptarla sin sentirse un inválido. Moriría de vergüenza, y el bueno de James no se daría ni cuenta.

Si la oferta viniera de Peter, Remus se negaría en seguida (y Peter respiraría aliviado inmediatamente).

Pero Sirius es Sirius, y a Remus le cuesta pensarlo como un ser separado. Le cuesta sentir vergüenza, sentirse disminuido. Porque no hay disminución, de un paria a otro. Porque lo que a Sirius le ha faltado en la vida a Remus le ha sobrado, y viceversa. Porque así se complementan. Porque lo que es suyo es de Sirius (los discos, la luna, él mismo). Y es lógico que funcione igual a la inversa.

- Podríamos, sí.

Lo dice tranquilo, pero le tiemblan las manos cuando coge el cigarrillo.

[Muchos años después, de vuelta del infierno, un Sirius consumido de ojos oscuros ofrece Grimmauld Place como cuartel de la Orden. Y nunca lo pregunta, pero Remus entiende. Aparece en la puerta con el viejo baúl, se instala en la habitación, recibe a los visitantes, toma decisiones. Todo lo mío es tuyo (los libros, las cicatrices, los recuerdos, yo). Todo lo tuyo es mío (el dinero, la casa, los fantasmas, tú).]

Cuatro: Revelaciones
Vicio #10 - Venganza

James Potter... si estás detrás de...

Lily dobla la esquina en el preciso momento en que el gran perro negro se transforma en Sirius Black y ríe con esa risa que retumba en toda Escocia.

- Tenías que verles la cara. Al menos dos se mearon la túnica...

James está pálido, con la vista fija en un punto detrás de su hombro derecho. Sirius palidece antes de girar. Luego respira, porque muy en el fondo, si le hubieran dicho que alguien tenía que descubrirlos algún día, hubiera pedido a Lily Evans sin pensarlo un segundo.

- Hola, Evans. Bienvenida a la familia.

Lily respira hondo y se sienta en el suelo, porque las piernas ya no van a sostenerla mucho. James finalmente se atreve a acercarse.

- Lily...

Lily ¿qué? ¿Lily, siento no haberte contado que estaba haciendo algo completamente ilegal que podría llevarme a la cárcel antes de terminar la escuela? ¿Lily, siento que este sea sólo uno de los 500 secretos de los que quisiera poder hablar contigo?

- Nosotros...

- ¿Tú... también...? -dice Lily, la mirada confusa viajando entre Sirius y él.

James asiente miserablemente, suspira y se transforma en Cornamenta.

Lily se queda allí sentada, con la boca abierta, incluso después de que James vuelve a ser James y se acerca con esa mirada de 'por favor, por favor, perdóname, porque me voy a morir sin ti.'

De pronto abre mucho los ojos verdes, y dice eso que nadie esperaba que dijera, y que hace que el mundo vuelva ponerse en movimiento.

- Es por Remus.

James y Sirius la miran sorprendidos.

- Para acompañarlo, -dice.- Por eso llegan tan cansados después de...

- ¿Sabías lo de Remus?

- Sí... bueno... nunca se lo he preguntado, pero las señales... Dios mío, James, tenía tantas ganas de que sus amigos lo supieran y pudieran ayudarlo. Y no sabía cómo decírtelo si él ni siquiera me lo había dicho a mí y... ¿Desde cuándo lo saben?

- Segundo año, -dice James, que siente que el mundo se desdibuja y su cuerpo se aligera, y todas las verdades se atropellan en su garganta, dándole una segunda oportunidad de darle a Lily todo en la vida.

- Claro... ustedes duermen con él. Yo no me di cuenta hasta cuarto.

- Peter es una rata, -dice James de pronto.

- Oh, -dice Lily.

- Sirius es gay.

- ¡Hey! -protesta Sirius.

- Está saliendo con Remus.

- Vaya, -dice Lily sorprendida.- Eso explica muchas cosas.

- ¿Quieren hablar de su propia vida?

- Tenemos un mapa que muestra la ubicación de todas las personas en Hogwarts.

- ¿En serio?

- Me rindo, -dice Sirius.- Si te cuenta la historia de la gemelas Swansky, no le creas nada. Todo fue idea suya.- Y los deja solos.

- Tengo una capa de invisibilidad.

- Eso explica mucho también.

- Te amo, -dice James. Y Lily sonríe. Con esa sonrisa que ilumina el mundo.

Cuando se pierde en los labios de Lily y cae al vacío, su cuerpo es limpio y ligero y sabe que puede dejarse caer, que Lily no lo dejará tocar tierra nunca.

Esa noche cobra venganza por todos los besos manchados de secretos, todas las conversaciones incompletas, todas las confesiones impedidas. Esa noche hablan de todas las cosas de las que James ha querido hablar en los últimos meses, y cuando despiertan juntos, Lily lleva un anillo sobre el que brilla una piedra de fuego.

irati es el espíritu inmortal del fandom, 30 vicios-hp, día del amigo lj

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