Me cuesta escribir estas palabras. Mis dedos se sienten torpes y adoloridos. He estado trabajando todo el día sin parar después de pasar una noche de insomnio que no le desearía ni a mi peor enemigo. Quedé dormida cerca de las seis de la mañana. Estaba despierta a las siete y media. Desde entonces, he tenido un evento tras otro, entregando
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