No sólo de Hollywood vive una seriéfila: vayamos hasta Australia

Jan 28, 2015 20:29


En los últimos años he descubierto que Australia es un buen lugar para buscar series. En particular, series de época. En particular, series ubicadas entre y post Guerras Mundiales.

Para muestra, dos botones:

Miss Fisher’s Murder Mysteries



Creo que ya hablé de Phryne Fisher antes, pero ¡qué diablos! Hablaré de nuevo.

Esta serie está ambientada en el Melbourne post I Guerra Mundial (pre la II Guerra). Un lugar lejano de alguna manera a lo que sucedió en la guerra, pero no ajeno ni ignorante.

Sin embargo, lo sucedido en la guerra no es tan importante. Aquí lo que cuenta son los casos a resolver, el humor bien ubicado, una de las parejas protagonistas con más química que he visto en mucho tiempo y el INCREIBLE vestuario de Miss Fisher.

Si algo tengo para destacar de esta serie, es la ambientación. Los muebles, los autos, la vajilla, la música, ¡la ropa! Quiero todo. TODO.

Me gusta porque Phryne es una mujer que creció en el barro, llegó por casualidad a disfrutar de más dinero del que puede gastar y ahora se dedica a vivir la vida como si desperdiciarla en decoro, formalidades y mandatos sociales fuera el peor de los pecados.

No tiene nada que hacer ni en qué ocupar su cerebro, así que decide ser una “Lady Detective”. Que Lady es, por título nobiliario (la Honorable Phryne Fisher). Pero de ahí a vivir como una lady hay un trecho que ella no está dispuesta a salvar.

Para Phryne lo importante es hacer lo que uno quiere, siempre que no se joda al resto. Si ella quiere pilotar un avión, manejar a toda velocidad (¡le han dicho que su auto alcanza la friolera de los 130 kms por hora y va a comprobarlo!), ser detective, adoptar una niña, comprarle un taxi nuevo a un par de ex soldados algo marxista o investigar en un burdel simulando ser una bailarina experta en la danza del velo, no ve motivo alguno para no hacerlo. Tiene los medios, tiene la oportunidad, tiene las ganas. Y eso es todo lo que necesita.

Esta es una de esas series a la antigua, las que yo veía para entretenerme con el caso de la semana y para ver si la relación llena de tensión sexual altamente reprimida y controlada entre los protagonistas, avanzaba aunque más no fuera un milímetro.

Para Phryne, los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos. Por lo tanto, si para los hombre funciona eso de “veo, quiero, palo y a la bolsa” a la hora de tener sexo, ¡pues para ella también!

Y aunque parezca frívola, superflua, incluso algo irresponsable o despreocupada en lo que a las relaciones románticas refiere, no hay que engañarse. Porque aquel que realmente le parece que vale la pena, es el único al que no avanza. Algo contradictorio de alguna manera, pero divertido de contemplar.



Y es que con Phryne, está Jack. Veterano de la guerra, detective inspector de policía, excelente en su trabajo, infeliz en su matrimonio de dieciséis años. Recto, guapo, inteligente, con ideas (un poquito) adelantadas a su época. Correcto. Tolerante. Hombre y Adulto son las dos palabras que me vienen a la cabeza al pensar en él. Creo que también se le aparecen esas palabras a Phryne, porque todos los hombres con los que se cruza terminan cayendo en alguna categoría (ex amantes, posibles amantes, actuales amantes, clientes, imbéciles, amigos), pero él permanece solitario en una categoría a la que me parece que no se atreve a etiquetar.



Por supuesto, hay otros personajes: Dot, la dama de compañía altamente moralista, totalmente católica, que inicia su trabajo como tal con ella cuando la acusan de asesinato y está enamorada de Hugh, el oficial de policia bajo el mando de Jack, totalmente inocente, bueno, amable, enamorado de Dot y protestante. Jane, la huérfana que es obligada a robar por la mujer bajo cuya custodia se encuentra y que Phryne adopta como hija. El mayordomo de apellido Buttler que es lo más MAYORDOMO del planeta. Los ayudantes-taxistas Cerc y Bert. La altamente aristócrata y retrógrada tía Prudence. La altamente no retrógrada y moderna doctora Mac, que conoció a Phryne durante la guerra, cuando ésta se enlistó como enfermera.

Todos valen la pena y aportan, ninguno opaca a la pareja principal.

En esta serie no hay ciencia (bueno, un poquito, pero no mucho) pero sí mucho de denuncias sociales de lo que se vivía en aquella época pero, más importante, aún se vive en esta. Es una serie que habla mucho del feminismo, mezclado todo con crímenes, injusticia, homosexualidad, pacatería, desigualdad, abuso de menores, intolerancia religiosa/clasista/racista/sexual, hipocresías, corrupción y la vida en general.

Y trata de Jazz, porque ¿qué sería de esa época gloriosa sin el jazz?

Recomiendo esta serie porque permite que nos sentemos a disfrutar de algo sin estresarnos. Sin quedarnos sin uñas algún drama interminable (y a veces, ridiculísimo). Esta serie está bien hecha, visualmente es hermosa, muy cuidada, con diálogos inteligentes y divertidos, personajes interesantes, lo justo de romance, lo justo de tensión sexual, lo justo de denuncia social.

Y el crimen de la semana, por supuesto.

Por si alguien está interesado, la serie está basada en los libros de Kerry Greenwood. Lo más fiel a los libros es la misma Phryne. El resto de los personajes, en menor o mayor medida.

En lo personal, no conseguí terminar de leer el primer libro (Cocaine Blues) porque el estilo de la autora me resulta un poco aburrido. Pero reconozco que lo que constituye para mí el mayor atractivo en la serie, no existe en los libros: Jack Robinson existe, pero él y Phryne sólo trabajan juntos (y en el caso de él, parece soportarla apenas lo justo para ser cordiales).

No tengo empacho en reconocer que esto último, más que lo primero, me disuadió de embarcarme en la lectura de las dos decenas de libros que hay con Phryne como protagonista. Pero si alguien se atreve, ¡cuente!

y
Doctor Blake Mysteries

Y del post I Guerra, pasamos al post II Guerra.



Una vez más, serie de época con vestuario fantástico y ambientación estupenda. A diferencia de la anterior, ésta serie tiene personajes más oscuros (aún si los temas que trata son equiparables en seriedad).

El doctor Lucien Blake se largó de casa a Escocia a estudiar medicina hace treinta y tres años. Se recibió, trabajó en un hospital de Londres, se enlistó en el ejército, estuvo desplegado en el este asiático donde conoció a quien se transformaría en su esposa (una mujer china cuyo nombre no se menciona) y tuvieron una hija, pero ambas son dadas por muertas en la Batalla de Singapur (Febrero de 1942), aunque nunca recibió confirmación de su deceso y sigue buscándolas. Y en 1959, regresa a su pueblo natal porque su padre, el médico de Ballarant, está muriendo. Así, sin ningún otro lugar (aparentemente) donde estar o vivir, ocupa su lugar luego de que éste fallece, tanto en la consulta privada que tiene en su casa, como así también como médico forense.

No se sabe mucho qué hacía Lucien exactamente ante de regresar. O durante la guerra.

Lo que sí se sabe es que sufre de stress post traumático, bebe mucho, está bastante sumido en su dolor y pérdida, con encaja del todo en la pequeña comunidad de Ballarant y no está muy interesado en encajar tampoco.

A lo largo de la serie vamos descubriendo su historia, aunque qué hizo durante la guerra es quizás uno de los mayores misterios a resolver. ¿Era sólo un médico o se dedicaba a otra cosa? ¿Y luego de la guerra, qué onda?

Siendo un hombre que ronda los 50 años, vive en esta enorme casa que heredó de su padre, junto con Jane, que era el ama de llaves/recepcionista de su padre (mujer de su misma edad, viuda de un soldado de la guerra, llena de todos los prejuicios y convicciones de la época, con gran desaprobación por muchas de las fallas de Lucien); Mattie, una pensionista que es enfermera (muy joven, llena de las ideas de liberación femenina y de admiración por Lucien) y Daniel, el sobrino de Jane que es oficial de policía (algo enamorado de Mattie, buena persona, algo inocente, admirador de Lucien también).

El Doctor Blake es alguien que ha visto muchos horrores y se le nota. Que le cuesta lidiar con esta vida normal de gente que él percibe que vive como si nada hubiera pasado. Como si toda esa muerte, dolor, destrucción, no hubieran sido reales. Es un hombre muy dañado y no está muy seguro de si va a reconstruirse o se dejará caer. Quizás es porque aún no le han confirmado si su esposa y su hija están vivas o muertas y está esperando este dato para decidirse.

La evolución de las relaciones entre todos los personajes (Lucien, Jane, Mattie, Daniel, el jefe de policía Lawson), la evolución de los personajes, es muy importante en esta serie. Quizás mucho más que el misterio de la semana.



Al igual que la otra serie, trata de todas esas cosas que hoy son tan actuales como lo eran en aquella época: desigualdad, abuso de la autoridad, prejuicios, mandatos sociales. Pero también trata sobre los efectos de la guerra, tanto psicológica como físicamente, en una persona en particular o en la comunidad en general. Trata de envenenamiento por radiación, encubrimiento del ejército, asesinato por codicia, mucho sobre política, mucho sobre desigualdad de la mujer.

Mucho sobre los problemas que todos tenemos para conseguir un lugar, nuestro lugar, cuando en realidad ni siquiera sabemos si podemos o queremos estar en algún lugar.

Me encanta Lucien Blake. Es un personaje muy honesto. Es alguien tan lleno de defectos y falencias, que no puedo menos que encariñarme con él, porque es totalmente humano. Me gusta que se tomen dos temporadas para comenzar a mencionar que la gente está murmurando sobre el detalle de que un hombre adulto, soltero, viva con una mujer adulta, soltera. O viudos (para ser más precisos). Me gusta la cotidianeidad que se respira en esa casa. Que los problemas, cualesquiera sean, se traten en la cocina. Que se defiendan y protejan como si de una familia se tratase, aún si no son estrictamente una familia.

A diferencia de Miss Fisher, Lucien Blake no es el protagonista de ninguna obra literaria. Lo cual, la verdad, es una lástima.

Por supuesto, no hace falta decir que me gustan las series de misterio en donde la verdad es descubierta más por deducción que por ciencia, ¿verdad? Ese algo de Agatha Christie y Sir Arthur Conan Doyle que no sé por qué me gusta tanto…

¡Besos!
Enia

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