Feb 05, 2015 21:54
No sé si lo sabían, pero antes de escribir El Origen de las Especies, Charles Darwin hizo un muy largo viaje que lo trajo hasta estas latitudes. Fue entre 1831 y 1836, a bordo del buque británico Beagle, cuando tenía 22 años. Se lo invitó a participar del viaje en calidad de "científico de a bordo" Ad Honorem. Y la verdad, si yo hubiera sido un cuasi adolescente con ansias de conocer mundo, ¡ni loca dejaba pasar la oportunidad!
Como sea, este barco dio la vuelta al mundo y por consiguiente, tuvo que cruzar del Atlántico al Pacífico en el extremo sur de Sudamérica.
Pero antes de llegar hasta allá abajo y cruzar el canal del Beagle, el barco en el que viajaba se detuvo en la Patagonia y desembarcaron para ser recibidos por una avanzada del Ejército que se encargó de la nefasta Campaña del Desierto (si se lo preguntan de qué va esa "campaña", es el nombre conque se conoce la "gesta" ordenada por el presidente Julio Argentino Roca y que básicamente se encargó de eliminar a todos los indígenas que poblaban el sur del país. Y puedo asegurarles que fueron extremadamente buenos en su tarea... un horror. Darwin dijo que jamás habria un ejército compuesto por hombres que parecían más bandidos que soldados).
Al mando de este grupo de adelantados se encontraba un capitán: Juan Manuel de Rosas (en realidad, era Rozas, pero se cambió el nombre para que la paisanada lo considerara "uno de los suyos" y no un español).
Rosas es tal vez uno de los personajes más controvertidos de la historia argentina. Lo que nadie pone en tela de juicio es que fue uno de los mayores déspotas que habitaron estas tierras (y este es un honor no menor, que déspotas hubieron --y lamentablemente, siguen habiendo-- al rollete). Pero cualquiera fuera el caso, Darwin convivió con este sujeto durante varios días, antes de proseguir con su viaje.
Si llegan a echar mano de la primera edición de El Origen de las Especies, hay un comentario allí de Darwin que, palabras más, florituras menos, dice: "Ojalá y la mayor parte de los hombres que habitan ese nuevo país fueran como el Capitán Rosas".
Muchos años después, luego de que El Origen de las Especies fue editado más de una vez y Rosas ya no sintió la necesidad de seguir haciéndose el encantador (o sea, se mostró tan déspota como se le vino en gana), don Darwin procedió a agregar en la Tercera Edición de su obra una retracción del comentario de la Primera. ¿Aquello que alguna vez afirmó sobre Rosas? Se desdecía. Enfáticamente. Porque en su opinión, aquella impresión no pudo haber estado más errada.
Y la verdad, don Charles, yo no podría estar más de acuerdo con usted.
¡Besos!
Enia
nada que aumente la cultura general