I met an Angel on XMas Day.

Dec 21, 2010 12:31

Hace unos años (¿cuántos ya, cinco, seis? No lo recuerdo) la Navidad pasó a ser para mí la peor época del año.
Recuerdo aquella Navidad como una pesadilla horrible, no creo haber llorado más en mi vida, no creo haberme sentido tan desesperada y perdida como entonces jamás. Me veía totalmente a la deriva, sin rumbo, sin vida, sin nada. Íbamos a hacer las compras de Navidad y me desmayaba por los rincones de los centros comerciales, mis padres tenían que arrastrarme y sujetarme para que caminase. Y caminaba mientras lloraba y la gente hacía comentarios a nuestro paso y yo pensaba 'qué sabréis vosotros, no tenéis ni idea, me estoy muriendo sí, pero no de anoréxia ni de cáncer'.
No recuerdo peor Navidad y eso que en mi casa la Navidad brilla por ser una época nefasta.

Desde entonces todas las Navidades siguientes me daban mal fario. Me recordaban cosas que no quería rememorar. Me dolían. Veía que el tiempo pasaba y que seguía viva, que ya no iba cayéndome por las esquinas pero igualmente seguía muerta en vida, perdida en el mismo fango, dando brazadas como loca sin poder salir. Odiaba las Navidades.

Y entonces llegaste tú.
Qué maravilla hacer las compras de Navidad juntos. Caminar por la fría ciudad iluminada de tu mano.
De repente abrí los ojos y todo me parecía nuevo: las canciones típicas, las luces, los árboles, todo. Qué ilusión ir a comprar tu regalo. Qué ilusión recibir los tuyos. Qué bonito cruzar el puente de un año a otro de tu mano. Qué de planes para el año que empezábamos.
Y ahora ya han pasado dos años de aquello, dos Navidades desde la primera en la que por la ventana te vi sacar la mano por la ventanilla del coche y agitarla para decirme adiós. Qué increíble saber que nos íbamos cada uno a pasar la Navidad con nuestras familias pero que no habría llamadas y sms sin respuesta sino conversaciones de horas por teléfono, fotos, ganas acumuladas para el reencuentro. Qué genial afrontar una Navidad sin lágrimas ni incertidumbre sino con alegría.
Dos años ya, qué rápido pasa el tiempo.
Esta será nuestra tercera Navidad juntos y el final de una época se acerca. Cada vez queda menos para otro tipo de Navidad.
Y me quedo con la mirada perdida soñando con esa Navidad. En nuestra casa, con un gran árbol y un pequeño Belén. Comprando muchos juguetes a escondidas. Poniéndolos bajo el árbol con sigilo la noche del 24, de madrugada.
Y pequeños mini-tú en pijama corriendo a abrirlos. Con tus padres y los míos desayunando chocolate caliente con churros mientras se oyen grititos de emoción (no sé a quién le harán más ilusión los juguetes, si a los niños o a ti).
Y tener la casa llena de papel de regalo roto, el salón invadido por ti tirado en el suelo montando Lego's, tu padre diciendo que eres como un niño, tu madre diciéndote que te vas a ensuciar todo de andar por el suelo, mi madre con la baba colgando y mi padre grabando en vídeo. Y tua avoa, J., tus hermanas, mi tía, todos juntos.
¿Te lo has imaginado tú alguna vez? Yo me lo imagino cada Navidad desde que te conozco. La perspectiva de pequeños conejitos rubios con ojos azúles de naricita chiquitita y perfecta revolotenado por la casa entre grititos me encanta.

Sé que no será para hoy ni para mañana ni para la Navidad que viene. Pero algún día tendremos nuestro nido, nuestros conejitos, nuestra familia. La familia que tú y yo habremos construído. Y entonces se borrará por completo el recuerdo de aquella pesadilla y todo habrá valido la pena.
En realidad todo ha valido ya la pena. Pero ese día, esa mañana de Navidad, se habrá cumplido uno de mis sueños. Y podré vivir tranquila. Y será, como siempre, gracias a ti.

Feliz Navidad, amor mío. Te amo :)
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