Jun 22, 2009 10:32
De repente la casa se llenó. Y digo de repente porque realmente así fue. También podría haber optado por inesperadamente, si fuera un completo externo al mundo familiar de la casa. No obstante, no lo soy. ¿Qué decir? Hace tres semanas apareció mi tía en casa porque se había peleado con su pareja. Hay que tener en cuenta el hecho de que ella tiene un departamento propio - el cual está alquilado por un tiempo que no sé exactamente cuánto será, supongo que 6 meses más - y que como no puede regresar al mismo tiene que optar por lo más económico que es parar en la casa de mis abuelos. Está bien, esto cambió algunas cosas. Mi abuela se mudó de habitación, dejó la suya y se vino arriba - a la de mi vieja - a dormir con Wally. Por lo tanto, el primer cambió fue: en el living de planta baja dormía mi abuelo; en el cuarto de mi abuela, mi tía; en el cuarto de mi vieja, mi abuela; y en mi cuarto, yo, lógico.
Hasta acá vamos bien. Bueno, nos trasladamos al día sábado. Estábamos con dani en la cama cenando, si mal no recuerdo, y suena mi celular. Cuando yo como, no atiendo el teléfono. Suponiendo que era mi vieja dejé que sonará, total la llamaría más tarde o bien ella lo haría después. No obstante, el teléfono sonó unas 7 veces. Está bien, me levanté y fui hasta el celular. La llamé:
- ¿Sucede algo?
- Sí, hay problemas acá.
- ¿Entonces?
- ¿Hay lugar para dormir en casa? No sé si con lo de tu tía podré ir.
- Sí, de última, dormirás en mi cuarto.
- Bueno, en unos minutos voy para allá.
A los 20 minutos no aparece. Mi abuela se impacienta y me pide que la rellame:
- ¿Y?
- No, ya está. Me quedó acá. Una pelea de parejas, es normal.
- Está bien.
Nuevamente nos movemos en el tiempo. Sábado por la noche, alrededor de las 22 horas. Ya había cenado y estaba estudiando en la cama. De repente escuchó una puteada de fondo y por el sonido de llaves en la mesada supe que era mi vieja y no mi tía. En ese sentido, hay sonidos que tengo grabados y no necesito ver quién los provocó, ya lo sé de antemano. Abre la puerta de mi habitación y me dice:
- Ya está, se terminó.
- Ajá.
- No podía resistir más la situación y tuve que terminarlo. No me dirigió la palabra en todo el día. Estuve todo el día diciéndole: Ricardo, tenemos que hablar, somos gente adulta. Y nada. Esa falta de respeto no la pude sostener más. Ya basta. Pero bueno, veo que estás estudiando, te dejo.
- Ok.
Al rato voy a la cocina a prepararme un té y ver en qué andaba. Me comenta el detonante de la supuesta pelea definitiva. Una pelotudez. El poder de la pelotudez. Y, a su vez, lo que hizo.
Regresemos a la descripción: En el living de planta baja, duerme mi tía; en el cuarto de mi abuela, mis abuelos; en el cuarto de mi vieja, mi vieja con Wally; y en mi cuarto, yo, lógico.
Pero no sólo hay movimientos de camas, también hay otras situaciones en el medio. En la semana, mi tía viene a mi cuarto mientras leía algo de la facultad y me dice:
- Estoy preocupada
- ¿Por qué?
- Creo que estoy embarazada.
- ¿No te cuidaste?
- No.
- Ajá. Capaz es el estrés.
- Sí, cuando me separé de Gerardo estuve 9 meses así.
- Ajá. Veremos.
El domingo me levanto a eso de las 16. Cuando paso para la cocina, veo un evatest tirado en mi ex mesa de computación. Entro a la cocina y estaba mi tía sola. Abro la heladera para ver qué carajo puedo merealmorzar. Veo una fuente con ravioles, por ende imagino que mi abuela dejó un plato con ravioles en el microondas. Y así fue. Lo puse a calentar mientras me despertaba. De repente, mi tía me dice:
- ¿Te acordás lo que te dije el otro día?
- Sí.
- Dio positivo.
- Supongo que tendrás que confirmarlo en la ginecóloga.
- Sí.
- Ajá.
Tomé mi plato del microondas, me puse a almorzar al mismo tiempo que leía una entrevista a Roth en una revista. Termino de leer la nota, vuelvo a mi habitación y me encuentro a mi vieja mirando sus mails. Ella me comenta:
- ¿Viste lo de tu tía?
- Sí.
- Lindo, ¿no?
- Más bien complicado diría yo.
En conclusión, las hijas volvieron a su casa madre con tristeza y signos de fracasos. Ambas tuvieron todo y lo desperdiciaron. Ambas dieron vueltas y se marearon. Emito juicio de ambas, quizá no debería. Por un lado es triste verlas; por otro me da bronca. Una está sin trabajo porque la echaron por la ya conocida situación de la crisis financiera, en búsqueda de uno nuevo, complicada búsqueda, divorciada, ahora distanciada de su pareja de varios años, con un hijo, sin posesión de nada, su único éxito: su hijo; la otra, también divorciada, depresiva, con un trabajo mediocre, también distanciada de su pareja de menos de un año, embarazada, con un departamento que le quedó como bien de la gran pareja que tuvo y de las grandes oportunidades que echó a perder, con un título universitario (Marketing) prácticamente sin uso laboral porque se dejó estar durante años, con otra carrera universitaria a medio hacer (Psicología) y ahora con un futuro también incierto como el de su hermana. Ambas hermanas caóticas, complejas, antitésis andantes de la mano duermen bajo el mismo techo que desde siempre las protegió y que aún sigue haciéndolo.
Mi abuela a veces se pregunta qué hizo para merecer esto. Las críticas de sus hijas hacia ella muchas veces vuelan de acá para allá siempre que pueden. Ellas siempre se creyeron mejores, que hacían lo correcto y que estaban haciendo las cosas bien, a su manera. Parece que las consecuencias de sus decisiones muestran otra cosa.
Mi abuelo está viejo. Ya he comentado que me da lástima por momentos. De todas maneras, nunca tuvo los pantalones puestos. Y cuando se los puso fue para mandarse cagadas. No me voy a poner a enumerar las miles de idioteces que cometió a lo largo del tiempo.
Si mi familia está estancada en la clase media es porque así lo quisieron. Porque todos tuvieron sus oportunidades, lástima que las fueron echando a perder, una por una, de a poco y de a mucho.
Muchas veces mi pensamiento o mi juicio a cerca de mi familia puede ser duro, complejo y a veces cruel. Me cuesta medir mis palabras y muchas veces recurro a cosas puntuales o silencios. Yo soy muy cariñoso pero al mismo tiempo muy frío. Más que frío, soy seco. A veces cambio de un estado al otro. No soy fácil de llevar. Tengo tendencias individualistas y necesito mi tiempo a solas. Aunque que necesito también mi tiempo acompañado. Por suerte, suelo estar muy bien acompañado. Tengo el aire de ser social. De hecho, nadie diría que soy antisocial. No obstante, mi ser social es distinto. No es mi totalidad porque soy muy cerrado. Soy abierto con muy pocas personas y a veces ni siquiera con ellas soy abierto. Con el tiempo abrí más puertas de diálogo pero con muy pocas personas, incluso las puedo contar con una sola de mis manos.
No estoy sorprendido de lo que pasa en mi familia. Jamás espero cosas exitosas de ella. Siempre espero lo menos, lo justo, un poquito por debajo de lo necesario. Me suelo enojar porque muchas veces no cumplen con ello. Me agarran ataques de querer irme bien a la mierda. Pero me logro tranquilizar o consiguen calmarme.
Dentro de todo ese contexto familiar estoy yo. ¿Quién soy yo? Soy quien se puso siempre peldaños más y más arriba en todo. Quien nunca deja de hacerlo. Tengo mis crisis que suelo resolver con tiempo. Tengo mis creencias, mis sonrisas, mi pasado, mi presente y mi futuro. Me tengo a mi mismo. Los días pasan y me siento más orgulloso de mi mismo. Me da gusto ver todo lo que voy consiguiendo. Todo a base de sacrificio. Todo a remo propio. Desde que limpié mi cabeza y empezaron a salir las cosas, simplemente, no paré. Y no pienso parar. Tengo mucha fuerza, mucha tranquilidad, me siento tan controlado, tan en mis cosas, tan ordenado. Estoy siempre en búsqueda de mi propia evolución: en el trabajo, en mi carrera, en mis relaciones. Busco controlar todo lo que puedo. De hecho, estoy en una reforma constante. Así, algún día, podré descansar bien en paz. Pero antes de eso, hay mucho por vivir. Definitivamente mi vida está en el francés, llegué solo a él. Mi vida está en la lectura, llegué solo a ella. Mi vida está en mis amigos, llegué solo a ellos. Mi vida está en mi mujer, llegué solo a ella. Mi vida es esa reunión de circunstancias, de sucesos y de procesos. Mi vida es hermenéutica.
A veces mi vida es una canción como Breakthru de Queen. Muchas veces soy esa canción. Incluso el video con esas imágenes. If I could only reach you ...
mi vida,
tiempo,
reflexiones,
pensamientos,
familia