Recuerdo que cuando era una enanita aún, los adultos cansados de nuestros gritos fuera de la casa, de cruzar las esquinas sin mirar y de hacer carreritas en bicicleta, solían amenazarnos con una sempiterna frase que causaba miedo, confusión y hasta un poco de asco, "si no entras ya, te va a llevar Neto
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