Apr 15, 2012 21:41
¿Por qué le cogí la mano primero, por qué la besé después y por qué estuve besándola cada vez que encontramos un rincón oscuro en el camino a su casa? Misterio. Y si pasó todo esto, ¿por qué no pasó nada después? Es decir, ¿por qué no acabamos donde deben acabar estas cosas: en la cama? También misterio.
Al día siguiente de aquella noche, llegué muy galante a la escuela y le pregunté, con un tono medio arrebatado:
-¿Quieres que sea tu amante, tu marido, tu novio, tu amigo? ¿Qué vamos a hacer?
-No haremos nada -me contestó, con una indiferencia bastante teatral-. Cuando salgamos de clase iremos al parque y allí nos besaremos. Eso es todo.
Y eso fue todo. Durante los cinco años que siguieron, nunca supe si fui su amante, su marido, su novio, o su amigo. Creo que ella tampoco llegó a saberlo.
Cuento: "La vela perpetua"
Algo tiene Ibargüengoitia en narrar la vida cotidiana que hace que parezca tan llevadera. Ibargüengoitia y sus dosis de sarcasmo, realidad y risas. Muchas risas. Es el absurdo de la vida diaria y, porqué no, también la reinvidicación de la cotidianeidad como diaria compañera donde se alojan historias absurdas, confusas e inexplicables.
Este libro que agrupa relatos no precisamente autobiográficos del autor (aunque lo parecieran) nos acerca un poco a ese diario de una persona que no sólo vive en una ciudad donde suelen ocurrir hechos absurdos, sino que también pareciera disfrutarlos y resignarse a ellos. Y así, tenemos su lucha contra la burocracia, los amores, sobre escribir.
Cosas de un mortal común y corriente, después de todo.
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