Día 034/100.

Sep 05, 2012 20:30

Número: 034/100.
Título: Bosquejos nuestros [12/15].
Fandom: Kingdom Hearts.
Claim: Roxas/Naminé.
Extensión: 704 palabras.
Advertencias: Universo alterno: escolar.
Notas: Para la Tabla Adolescencia de minutitos

Pelea.

Por un momento, Roxas se sintió como uno de esos grandes depredadores que su padre veía por televisión por cable, acechando y atento a su presa, listo para saltar en cualquier momento. Después de una semana de silencio, no se le ocurría nada mejor y Axel había aprobado su idea. Media hora antes de que el timbre anunciara la salida, guardó todas sus cosas con total disimulo y mirando de reojo a su víctima, que fingía tan bien como siempre no percatarse de su existencia, se dispuso a esperar, cual león que acecha a la gacela, grácil, frágil y suculenta. No había podido alcanzarla nunca, Naminé echaba a correr nada más el timbre empezaba a sonar y la única manera de alcanzara era siendo más rápido que ella, lo cual se disponía a hacer.

Se puso de pie de un salto cuando el familiar sonido que anunciaba el final de las clases reverberó por las paredes y aunque chocando con varios de sus compañeros, que le dirigieron desde insultos hasta miradas de admiración, empezó su larga carrera hacia ella. Como no se lo esperaba -ventaja de depredador-, logró darle alcance tres salones más allá del suyo, llevaba las manos cargadas de lápices de colores y cuadernos que nunca guardaba en su afán de salir del lugar y todos cayeron al suelo cuando él la sujetó suavemente del brazo para detenerla.

-¿Qué sucede, Roxas? -evitando mirarlo a los ojos, la chica se dispuso a recoger sus cosas con manos rápidas, todavía aferrada a su decisión de salir del lugar, aunque sabía que era demasiado tarde.

Roxas se sintió desesperado, furioso y un poco triste al oír su evasiva, pero el dolor que sentía al haberla perdido (sin saber por qué, cómo ni cuándo) lo ayudó a calmarse tras haber resoplado varias veces.

-Tenemos que hablar -dijo, agachándose también para ayudarla con las cosas. Sus lápices de colores gastados le llenaron de más tristeza aún y aunque había una multitud a su alrededor, entre mirones y personas que se disponían a abandonar la escuela, no pudo evitar exclamar-: ¿Qué sucede? ¿Qué está mal?

Naminé se esperaba un ataque de furia, quizás palabras telenovelescas como <¿Estás viendo a otro?> por lo cual la tristeza y serenidad en la voz del rubio la desconcertó. Alzó los ojos para encontrarse con los suyos, tan azules y tan iguales. ¿Cómo explicarle lo que veía al mirarlo? ¿Cómo detallarle los miedos, la incertidumbre de no saber qué sentir? No tenía idea, pero sabía que podía contárselo. Que lo comprendería quizá, aunque no terminara bien. Se lo debía al menos, porque ella lo había besado, lo había esperanzado para después desaparecer.

-Está bien -cerró su mano en torno a su muñeca y aunque este contacto la hizo sentir incómoda (¿era real este sentimiento o venía de kingdom hearts?) no lo soltó hasta que llegaron a las bodegas del equipo de educación física.

Luego, se volteó a verlo, casi atravesándolo con sus ojos azules como piedras preciosas y aspiró hondo antes de comenzar con su historia.

.

-No lo entiendo -aunque el miedo comenzaba a instalarse en su pecho, con una sensación helada que le oprimía el corazón al acordarse de sus propios sueños, Roxas se negaba a asociar ambas cosas.

-¿No lo entiendes? -su grito fue acallado por el equipo de basketball que celebrara una excelente tirada a pocos metros del lugar, pero la desesperación en sus facciones fue suficiente para transmitirle su mensaje-. ¡Tengo miedo Roxas!

-¡Yo también! -dijo él, contagiándose un poco de su miedo y desesperación-. Pero, aún si nuestros sentimientos fueran remanentes de otro mundo, ¿importaría? Si yo lo siento, si tú lo sientes... -dudó, pues no sabía qué sentía ella y le daba miedo descubrirlo.

Naminé se acercó a él y colocó una mano sobre su corazón, que latía acelerado como un pájaro enjaulado, ya despojado de todo su disfraz de depredador. Sus cabellos se movieron grácilmente cuando la chica negó con la cabeza, como si tratara de explicar algo demasiado complicado.

-Por eso mismo, Roxas. Porque quiero que sea real y no algo heredado de otros. Real entre nosotros.

Él aprisionó su mano entre la suya, sintiendo cómo toda la furia se desvanecía para ser reemplazada por esperanza y resolución.

-Entonces hagámoslo. Comprobémoslo.

Y con ello, cerró la distancia que los separaba.

comm: reto_diario, claim: roxas/naminé, a: kingdom hearts, comm: minutitos

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