Número: 033/100.
Título: Bosquejos nuestros [11/15].
Fandom: Kingdom Hearts.
Claim: Roxas/Naminé.
Extensión: 602 palabras.
Advertencias: Universo alterno: escolar.
Notas: Para la Tabla Adolescencia de
minutitos Reprobar.
El sonido del timbre que anunciaba el fin de las clases reverberó por el salón, creando una confusión de mochilas y personas levantándose. Roxas, lento como era, apenas estaba guardando sus cosas cuando todos sus compañeros ya habían abandonado el lugar, corriendo sin duda como desesperados, como presos a los que dejan en libertad. Bueno, no es que a él le importara. Nunca le habían gustado las miradas de la gente. Sin embargo, una mirada sí le gustaba y se sorprendió al no sentirla, al verse de pronto solo en el aula, blanca e impoluta, tan aburrida como siempre. Naminé se había marchado, aunque siempre lo esperaba para ir a casa o a tomar un helado. De ella sólo quedaban trozos de basura de lápiz en el suelo y quizás un leve vaho de su perfume, tan presente en sus sueños desde que se habían besado.
Apresurándose, aunque sin presentir la verdad, el joven salió del lugar decidido a buscarla, pues seguramente tenía algo que atender antes de marcharse y se había adelantado, nunca se sabía con los profesores y sus trabajos de última hora. No obstante, tras diez minutos de recorrer el campus, buscando en los lugares más atestados como la cafetería y el pequeño parque recreativo que tenían en el centro lugar, se dio cuenta de que no estaba, de que no podía encontrarla.
En su lugar tropezó con Axel y Demyx que se comían un emparedado en una de las mesas de la cafetería, perdiendo el tiempo como siempre.
-¿Qué Roxas, perdiste a tu novia? -lo saludó Axel alzando la mano cuando lo vio y ofreciéndole el asiento de al lado, que lo posicionaba entre Demyx y él. A Roxas le dolió el tono, la certidumbre que poco a poco se iba formando en su mente, donde las piezas comenzaban a encajar. La esquividad de la chica, su manera de mirarlo, lo poco que hablaban últimamente. Quizá sí la había perdido y ni siquiera era su novia.
-¿No la han visto? -preguntó muy a su pesar, pues no quería comenzar a sentirse paranoico, frustrado y triste, pero era evidente su negativa.
-Debe de haberse ido, ¿le has hecho algo? -con una última y voraz mordida, Demyx terminó con su emparedado y lo cuestionó alzando una ceja, mientras se sacudía las migajas de la ropa.
-No que yo sepa -se devanaba los sesos tratando de buscar un indicio, una mala palabra, un mal gesto, algo que pudiese ser malinterpretado, pero sin encontrarlo. ¡Si hasta se habían besado! ¿O acaso era tan malo besando que...?
-Mira Rox, las chicas son así -empezó Axel, poniéndole una mano en el hombro en ademán comprensivo, como si fuera un asunto tan nimio como reprobar un examen o perder un lápiz-. A veces uno nunca puede entenderlas. Un día están bien y al otro... ¡Paf! Te dejan. Así es la vida.
Roxas le lanzó una mirada alarmada e incendiaria, por suerte, se salvó de contestar (aunque, ¿qué hubiera dicho? ¿que tenía confianza en su relación?) al ver a Kairi y a sus amigas entrar al lugar, buscando curiosas una mesa disponible.
-¡Ahora regreso! -anunció el rubio, echándose a correr hasta posicionarse delante de las chicas, que lo miraron recelosas-. Hola, Kairi, ¿cómo estás? ¿Has visto a Naminé?
Tras notar la manera en que Kairi lo miraba, ponderando si debía decirle o no el paradero de su amiga, Roxas por fin aceptó que sus presentimientos eran correctos, que algo iba mal. Y no necesitó de su respuesta evasiva para sentirse peor. No lo entendía, ¿qué había hecho mal?
Esa noche, tras pasarse varias horas en vela pensando en ella, por primera vez soñó con Kingdom Hearts.