083/100

Mar 24, 2012 21:53

Número: 083/100.
Título: Suave silencio [06/10].
Fandom: Tiger & Bunny.
Claim: Keith Goodman/Cis.
Extensión: 963 palabras.
Advertencias: Post-series.
Notas: Para la Tabla XV Pablo Neruda de l_tableaux


Y estás como distante.

El reloj da las siete de la tarde con un armonioso sonido, que resuena por la habitación ahora en silencio, dado que Cis ha apagado la televisión. La mujer se pone de pie con desenvoltura y decisión, el vestido blanco ondeando como si fuera una bandera de paz. Sus pasos armónicos hacen eco mientras se dirige hacia la cocina, más específicamente hacia un estante, donde Keith guarda el dinero que gana en su trabajo, sea cual sea éste, tampoco es que le importe. La mujer se pone de puntillas para alcanzar el contenedor de los billetes y mientras lo hace, John parece cuestionarla con un ladrido potente a sus pies. Parece preguntarle, ¿dónde está Keith? ¿Dónde está mi amo? Pero ella no tiene ni se interesa por dar ninguna respuesta, mucho menos por el paradero del hombre que por tantos meses la ha ayudado a acoplarse al mundo. Tiene un horario que cumplir, después de todo, lo ha aprendido con el correr de los días y se le está haciendo tarde.

A las siete, levantarse y tomar dinero, a las siete y diez salir de la casa con rumbo al mercado. Es miércoles, además, así que toca comprar arroz y carne. Sí, tiene todo planeado y grabado en el sistema para que así se lleve a cabo, esté o no Keith para acompañarla. Así pues, sin mostrar el menor signo de miedo o curiosidad, Cis camina por las calles, que se desdibujan ante ella como un mar de colores, personas y voces, decidida a llegar a su destino.

El dependiente de la tienda de conveniencia la mira con interés mal disimulado cuando la ve entrar al lugar y no se molesta en esconder cierto coqueteo cuando ella se presenta, tras algunos instantes bien contados en su reloj, con la carne, las verduras y el arroz en una mano.

-Hoy no te ha acompañado tu novio, ¿verdad? ¿Han tenido problemas? -el chico es sin duda menor que ella, pues su rostro está lleno de acné que empieza a desaparecer, pero eso no le quita los pocos escrúpulos y la sonrisa del rostro.

-No -responde Cis con voz monótona, mientras le tiende el monto exacto de dinero, que éste acepta no sin antes llevar a cabo el truco de rozar levemente su mano, que es extrañamente rígida, pero que no tiene nada de diferente a la de un humano, lo cual no la delata como un robot.

-Entonces, ¿dónde está? -el joven se entretiene con la transacción y luego mientras acomoda los víveres en una ruidosa bolsa de plástico.

-No lo sé -nunca se le ha hecho tarde, así que Cis no puede concebir su ausencia en términos lógicos, lo único que entiende es que no está a su lado para recibir el cambio que el chico le tiende, ni para quitarle la bolsa de las manos, alegando que es pesada para ella.

-Es una lástima que te haya dejado sola, linda, ¿no quieres que te acompañe?

Cis se guarda el cambio y toma la bolsa, esperando que le sea arrebatada, pero Keith no está ahí y ella no puede concebir aún más cambios en su rutina. No puede imaginarse a otra figura caminando a su lado, otra voz que no sea la de él explicándole las cosas a su alrededor, mucho menos el tener que mirar hacia otro lado, cuando Keith es tan alto y el chico es tan bajo.

-No -responde tajantemente y sale del lugar, dejando al chico anonadado por su frialdad, pues el tiempo se ha trastocado y debería de estar ya frente a la Floristería, haciendo su siguiente mandado.

Sus pasos se vuelven un poco más rápidos mientras se dirige hacia el lugar, echando en falta a la figura que siempre camina a su lado y por supuesto, a John, quien en esos momentos también echa de menos su paseo nocturno y espera a Keith recostado en el sofá. Cuando alcanza la Floristería, tras haber acelerado su caminata sólo un poco, se da cuenta de que ha sincronizado bien su tiempo y puede detenerse, como cada día, a comprar rosas rojas, que siempre terminan en su regazo.

.

El reloj da las ocho y dos minutos cuando Cis se detiene frente a la puerta del apartamento donde vive desde hace varios meses. Dentro se escuchan ruidos frenéticos y el ladrido potente de John, cosa que de nuevo causa disonancia con lo que recuerda siempre sucede, el lugar en calma, la luz tenue y el próximo olor a comida.

Cuando abre la puerta, una figura (la figura que echó de menos mientras caminaba por las calles) le echa los brazos al cuello, medio sollozando y medio riendo, y puede identificar en la voz de Keith cierto alivio, que a su vez, asocia con una sonrisa.

-Pensé que te habías ido, se me hizo tarde en el trabajo y... -con decisión, Cis se las arregla para entrar al apartamento y se dirige hacia la cocina, ignorando el hecho de que Keith está destrozado de los nervios. El tiempo, siempre el tiempo, ya debería de tener el arroz en agua-. ¿Qué haces? -inquiere el rubio, cuando la sigue hasta el lugar, atónito de no ver ningún signo de daño.

-Lo siento -dice Cis, pues ha aprendido que esas palabras curan el rostro triste del hombre-. Estoy haciendo de cenar.

Keith la observa durante algunos segundos y gradualmente su rostro triste se desdibuja en uno alegre, con una sonrisa radiante, pues piensa que quizás haya operado un cambio grande en Cis, pues piensa que quizás ella quiso hacerle de cenar, pues piensa que quizás todo está encausándose hacia la normalidad.

-¿Quieres que te ayude?

Keith siempre cocina junto a ella y como no quiere trastocar más la rutina y como es de esperarse en todos los días...

-Sí.

La sonrisa de Keith se hace aún más grande, si es que eso es posible.

comm: reto_diario, comm: l_tableaux, a: tiger&bunny, claim: keith goodman/cis

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