Sí, he perdido el juicio: entrega 6 [3 drabbles]
Para el drabblethon again de musa_hetaliana
Título: Baile
Claim: Polonia/Lituania
Prompt: Baile
Extensión: 431
Advertencia: Gakuen. Se me ocurrió d epronto probar a ver si me salía el acento pijo de Feliks. Creo que no está mal, al menos ha pasado la prueba d efuego de Pap xD.
-O sea, Toris… como que hemos venido a este baile por algo, ¿no?
El muchacho rubio miró a su compañero. Ambos estaban a las puertas del gimnasio de la academia, dividida en varios edificios. Era, como siempre, el lugar escogido para celebrar el baile de primavera porque era el más amplio y más cómodo. El techo alto daba para colgar guirnaldas y cabía tanto la pista de baile como un escenario improvisado y las mesas de bebidas y comida de picoteo.
-Sí, sí -respondió el castaño. Pero la entrada imponía y era la primera vez que iba a uno de esos eventos con pareja. Le había sorprendido bastante cuando Feliks le había propuesto ir juntos, la semana pasada; justo después de que Natasha le rechazase… Y de alguna forma había accedido.
A partir de ese punto todo se había precipitado: buscar la ropa, prepararlo todo, las llamadas del rubio a altas horas de la noche para planear o simplemente hablar… Le había costado acostumbrarse al carácter de Feliks, demasiado arrojado, demasiado lanzado y a la vez tan tierno y preocupado por él. A su manera. Siempre había sido así, desde que se conocían en parvulario, pero parecía que aquel arrojo se había incrementado.
Cosa de la emoción, supuso.
-Entonces entremos. Es decir, para eso está, ¿no? -el polaco le sonrió, agarrándole del brazo como agarra una mujer a su acompañante.
Traspasaron las puertas del baile y al otro lado los focos iluminaban una pista de baile improvisada, de color blanco sobre el ambiente nocturno de fiesta. Parejas iban de un lado a otro, amigos se acercaban a charlar a la mesa de las bebidas, un par de profesores vigilaban “por si acaso” más allá… Nadie se fijó demasiado en ellos.
-O sea, me siento tan feliz de estar aquí, Toris… No lo sabes bien. Es que yo estaba como loco por venir al baile contigo, ¿sabes? Entonces me dije… ¡vamos, Feliks, pregúntale! ¡Y dijiste que si! Fue totalmente perfecto. Y luego encontramos tu ropa que es absolutamente fantástica y…
A su lado Feliks seguía hablando y Toris sonrió un poco. Se le veía tan entusiasmado que era imposible que parte de esa emoción no se le contagiase. Ni siquiera miró a su alrededor buscando a ver si Natasha había logrado convencer a su hermano para ir con ella al evento.
No, esa noche era para ellos dos. Para él y Feliks de modo que sería para ellos, no para las preocupaciones y ni los amores no correspondidos.
-¿Te traigo algo de beber? -propuso, decidido a disfrutar aquel baile en su compañía.
Título: Oscuridad
Claim: Francia/Reino Unido
Prompt: Oscuridad
Extensión: 223
Advertencia: Sexo implícito (rating: K+)
Solo en la oscuridad Arthur se permitía ceder. Francis ya lo sabía y por eso lo buscaba. Sabía que el orgullo del inglés era demasiado como para decirlo claramente pero en la oscuridad de la noche cedería ante sus caricias y sus besos, a regañadientes. Siempre a regañadientes. Era la forma de preservarlo.
Todo era cuestión de orgullo. Para el francés ya era un reto el conseguir que el inglés abriese los labios y dejase paso a su lengua. Pero en algún momento del camino se había perdido y ya era algo más. No era solo el triunfo de lograr la rendición del otro, era… algo más. Algo que solo aparecía cuando era el de ojos verdes quién cedía ante él.
Solo en la oscuridad Francis se permitiría asumirlo. Nunca habría nadie de importarle, se había dicho tiempo atrás, era el mejor modo. Pero, de alguna forma, ese terco inglés se había abierto paso a través de él, con sus comentarios hirientes y sus desprecios, hasta significar mucho más de lo que en un principio deberían.
Rodeó con las manos su cintura. Apenas veía un palmo más allá de su nariz y Arthur era solo una mancha oscura pero la vista sobraba: conocía ya su cuerpo demasiado bien.
Y como le conoce sabe ante qué caricia suspirará el inglés.
Solo en la oscuridad.
Título: Vergüenza
Claim: Alemania/Japón/Veneciano
Prompt: Vergüenza
Extensión: 267
Advertencia: Ninguna.
Los dos eran muy vergonzosos e Italia lo sabía bien. Parecía mentira que alguien como Alemania: tan alto, serio e imponente, pudiera sonrojarse al recibir un simple beso en la mejilla; o que Japón, tan cordial y educado siempre, se ruborizase al oír hablar de ciertos temas. Pero así era y aún con todo Feliciano los quería.
Por eso sabía que tenía que tener paciencia con ellos y guiarles un poco. No era que no supieran, Ludwig por ejemplo debía saber mucho con esas revistas que tenía en el último cajón del armario bajo los calcetines, y Kiku otro tanto con esas series de animación de su país; era solo que les daba vergüenza, que nos e atrevían a dar el primer paso o les remordía la conciencia.
Eran muy parecidos.
De todos modos no había problema: a Feliciano no le importaba ayudarles en ocasiones. Un beso aquí, un comentario allá… Porque les quería, más de lo que habría esperado llegar a quererles cuando les conoció y no se planteaba si aquello estaba bien o mal, simplemente estaba, era así y a él le bastaba. Sabía que costaría conseguir que ellos dos también se diesen cuenta pero no era imposible. Se tenían, también, mucho cariño: Alemania siempre se preocupaba por ellos, si Japón se hacía una herida o les ocurría algo. Y Kiku, aunque hablase poco, tenía algunos detalles muy bonitos como cuando le enseñó a hacer bentos con las caras de ellos tres.
Para Italia todo estaba claro. Solo hacía falta conseguir que ellos dos también lo vieran pero lo harían, estaba completamente seguro de ello.
Título: Baile
Claim: Polonia/Lituania
Prompt: Baile
Extensión: 431
Advertencia: Gakuen. Se me ocurrió d epronto probar a ver si me salía el acento pijo de Feliks. Creo que no está mal, al menos ha pasado la prueba d efuego de Pap xD.
-O sea, Toris… como que hemos venido a este baile por algo, ¿no?
El muchacho rubio miró a su compañero. Ambos estaban a las puertas del gimnasio de la academia, dividida en varios edificios. Era, como siempre, el lugar escogido para celebrar el baile de primavera porque era el más amplio y más cómodo. El techo alto daba para colgar guirnaldas y cabía tanto la pista de baile como un escenario improvisado y las mesas de bebidas y comida de picoteo.
-Sí, sí -respondió el castaño. Pero la entrada imponía y era la primera vez que iba a uno de esos eventos con pareja. Le había sorprendido bastante cuando Feliks le había propuesto ir juntos, la semana pasada; justo después de que Natasha le rechazase… Y de alguna forma había accedido.
A partir de ese punto todo se había precipitado: buscar la ropa, prepararlo todo, las llamadas del rubio a altas horas de la noche para planear o simplemente hablar… Le había costado acostumbrarse al carácter de Feliks, demasiado arrojado, demasiado lanzado y a la vez tan tierno y preocupado por él. A su manera. Siempre había sido así, desde que se conocían en parvulario, pero parecía que aquel arrojo se había incrementado.
Cosa de la emoción, supuso.
-Entonces entremos. Es decir, para eso está, ¿no? -el polaco le sonrió, agarrándole del brazo como agarra una mujer a su acompañante.
Traspasaron las puertas del baile y al otro lado los focos iluminaban una pista de baile improvisada, de color blanco sobre el ambiente nocturno de fiesta. Parejas iban de un lado a otro, amigos se acercaban a charlar a la mesa de las bebidas, un par de profesores vigilaban “por si acaso” más allá… Nadie se fijó demasiado en ellos.
-O sea, me siento tan feliz de estar aquí, Toris… No lo sabes bien. Es que yo estaba como loco por venir al baile contigo, ¿sabes? Entonces me dije… ¡vamos, Feliks, pregúntale! ¡Y dijiste que si! Fue totalmente perfecto. Y luego encontramos tu ropa que es absolutamente fantástica y…
A su lado Feliks seguía hablando y Toris sonrió un poco. Se le veía tan entusiasmado que era imposible que parte de esa emoción no se le contagiase. Ni siquiera miró a su alrededor buscando a ver si Natasha había logrado convencer a su hermano para ir con ella al evento.
No, esa noche era para ellos dos. Para él y Feliks de modo que sería para ellos, no para las preocupaciones y ni los amores no correspondidos.
-¿Te traigo algo de beber? -propuso, decidido a disfrutar aquel baile en su compañía.
Título: Oscuridad
Claim: Francia/Reino Unido
Prompt: Oscuridad
Extensión: 223
Advertencia: Sexo implícito (rating: K+)
Solo en la oscuridad Arthur se permitía ceder. Francis ya lo sabía y por eso lo buscaba. Sabía que el orgullo del inglés era demasiado como para decirlo claramente pero en la oscuridad de la noche cedería ante sus caricias y sus besos, a regañadientes. Siempre a regañadientes. Era la forma de preservarlo.
Todo era cuestión de orgullo. Para el francés ya era un reto el conseguir que el inglés abriese los labios y dejase paso a su lengua. Pero en algún momento del camino se había perdido y ya era algo más. No era solo el triunfo de lograr la rendición del otro, era… algo más. Algo que solo aparecía cuando era el de ojos verdes quién cedía ante él.
Solo en la oscuridad Francis se permitiría asumirlo. Nunca habría nadie de importarle, se había dicho tiempo atrás, era el mejor modo. Pero, de alguna forma, ese terco inglés se había abierto paso a través de él, con sus comentarios hirientes y sus desprecios, hasta significar mucho más de lo que en un principio deberían.
Rodeó con las manos su cintura. Apenas veía un palmo más allá de su nariz y Arthur era solo una mancha oscura pero la vista sobraba: conocía ya su cuerpo demasiado bien.
Y como le conoce sabe ante qué caricia suspirará el inglés.
Solo en la oscuridad.
Título: Vergüenza
Claim: Alemania/Japón/Veneciano
Prompt: Vergüenza
Extensión: 267
Advertencia: Ninguna.
Los dos eran muy vergonzosos e Italia lo sabía bien. Parecía mentira que alguien como Alemania: tan alto, serio e imponente, pudiera sonrojarse al recibir un simple beso en la mejilla; o que Japón, tan cordial y educado siempre, se ruborizase al oír hablar de ciertos temas. Pero así era y aún con todo Feliciano los quería.
Por eso sabía que tenía que tener paciencia con ellos y guiarles un poco. No era que no supieran, Ludwig por ejemplo debía saber mucho con esas revistas que tenía en el último cajón del armario bajo los calcetines, y Kiku otro tanto con esas series de animación de su país; era solo que les daba vergüenza, que nos e atrevían a dar el primer paso o les remordía la conciencia.
Eran muy parecidos.
De todos modos no había problema: a Feliciano no le importaba ayudarles en ocasiones. Un beso aquí, un comentario allá… Porque les quería, más de lo que habría esperado llegar a quererles cuando les conoció y no se planteaba si aquello estaba bien o mal, simplemente estaba, era así y a él le bastaba. Sabía que costaría conseguir que ellos dos también se diesen cuenta pero no era imposible. Se tenían, también, mucho cariño: Alemania siempre se preocupaba por ellos, si Japón se hacía una herida o les ocurría algo. Y Kiku, aunque hablase poco, tenía algunos detalles muy bonitos como cuando le enseñó a hacer bentos con las caras de ellos tres.
Para Italia todo estaba claro. Solo hacía falta conseguir que ellos dos también lo vieran pero lo harían, estaba completamente seguro de ello.