Sí, he perdido el juicio: entrega 7 [3 drabbles]
Niah, más drabbles... para el drabllethon, sep.
Título: Afrodisiaco
Claim: Fruk
Prompt: Afrodisiaco
Extensión: 271
Advertencia: Ninguna, en contra de lo que pueda parecer xD.
Si era la única forma de conseguir que el inglés colaborase… lo haría. Tenía el pequeño frasquito entre los dedos y la taza de te de Arthur junto a él. Lo había invitado a tomar el te con aquella idea en mente pero hasta el final no había estado seguro de si hacerlo o no.
Si Arthur lo descubría no le perdonaría en la vida.
Pero solo quería tenerle por una vez. Estaba cansado de buscar sus labios y encontrar un gruñido, de que sus palabras amables fueran contestadas con comentarios hirientes y de que el inglés siempre se posicionase por encima de él. Le había hecho ver que lo quería a su lado por todos los medios habidos y por haber y aún así el otro recelaba de él. No era perfecto, Francia lo sabía, pero tampoco era tan malo como el otro lo pintaba.
Solo por una vez lo quería para él. ¿Tan egoísta era ese pensamiento? Que cediese y le correspondiera, que fuese Inglaterra quien buscase sus labios y no al revés.
Con esto rondándole la mente miró el te. No… comprendió en el último momento. Bastante le había costado convencerle para que viniese… Ese gesto lo estropearía todo. El inglés acabaría cayendo, lo sabía… Y con gestos amables se conseguía más que con artimañas, él lo sabía bien. De modo que guardó el frasquito en el cajón y cogió la bandeja.
-Has tardado -le replicó el rubio cuando fue al salón con las tazas.
Francis le sonrió como siempre y le guiñó un ojo pícaro, a lo cual el otro hizo caso omiso, tan enfurruñado como siempre.
Título: Vacaciones
Claim: Rusia/América
Prompt: Vacaciones
Extensión: 566
Advertencia: Gakuen.
Las vacaciones eran maravillosas, aún más en compañía. Sobre todo cuando esa compañía eran los compañeros de clase. Era perfecto tener a Arthur cerca para hacerle rabiar, poder jugar al Halo con Kiku por la noche o dormir con Matthew y contarle con pelos y señales su día
Es decir eran maravillosas hasta que te cambiaban los planes. Y aquel papelajo se los había trastocado por completo:
Ya no compartía cuarto con Matthew, si no con Ivan.
¿Por qué había tenido que ocurrirle a él? Las dos mejores semanas de todo el verano y le tocaba a soportar al más raro entre los raros. Por no hablar de lo mucho que se odiaban mutuamente, no era ningún secreto. Habían acabado más de una vez en el despacho del director ambos por peleas y cosas parecidas. ¿De quién había sido la genial idea de ponerlos juntos? No iba a soportar dos semanas con ese tipo… definitivamente que no.
Ahora era demasiado tarde, las nueve de la noche, acababan de llegar al campamento de vacaciones, pero mañana a primera hora madrugaría por una vez para no ver a Ivan y se plantaría en la puerta del profesor de turno para exigir un cambio.
Iba a ser horrible. Aunque fuese solo una noche.
Obviamente no podían denegarle la petición…
…
Al parecer si que podían. Malditos. Malditos fueran todos ellos. Alfred cerró de un portazo y entró a su cuarto hecho una furia solo para toparse a Ivan sentado en la litera de abajo.
-Hola -lo saludó el ruso con una amplísima sonrisa, como siempre. Había acabado odiando esa sonrisa.
-Olvídame -le replicó de mal humor, subiendo a su litera. Además se había levantado a las nueve de la mañana para nada.
El ruso le siguió con la mirada.
-¿Qué haces, da?
-Irme a dormir, ¿qué crees? -le apetecía ser borde-. Los héroes deben descansar.
-Pero si ya son las nueve y media… -insistió el ruso.
-¿Y?
-¿Vas a dormir más?
-¡Si! ¿Quién en su sano juicio se levanta a las nueve en vacaciones? -¿el ruso le estaba tomando el pelo o cómo funcionaba aquello? Se acurrucó bajo la manta, a gustito. Ya estaba penando en volver a dormirse cuando notó que algo tiraba de su pie-. ¿Q…?
-No puedes dormirte de nuevo, da -dijo la voz del ruso a su lado. Cuando Alfred abrió los ojos se encontró con dos círculos violetas mirándole. Daba bastante mal rollo.
-Déjame en paz -masculló de nuevo.
-Niet, debes levantarte -insistió Ivan.
Alfred sintió un tirón en el pie y se encontró de culo en el suelo del cuarto. Se había hecho daño. ¿Qué clase de bestia era el ruso para sacarle así de la cama? Fue a levantarse para volver a sus mantas, que le llamaban cálidamente, cuando algo le cayó encima. Lo cogió: eran unos pantalones. Les siguió una camisa.
-Déjame en paz.
-Niet, vístete -insistió Ivan. Seguía sonriendo ampliamente. Maldito…
Farfullando Alfred se puso la ropa. ¿E iba a tener que aguantar aquello todos los días durante dos semanas?
En cuanto se hubo vestido, sin darle tiempo, Ivan le sacó de la habitación, tirando de su mano. Alfred se quejó pero el otro no le hizo caso, sacándole afuera. Cuando se acostumbró a la luz pudo ver que afuera no hacía tan mal día.
Parecía ser que iba a tener que resignarse a dos semanas junto al ruso… suspiro.
Título: Sígueme
Claim:Alemania/Veneciano
Prompt: Sígueme
Extensión: 241
Advertencia: Ninguna. No me convence =-=
Ludwig sabía que no tenía que decirle a Feliciano que le siguiera.
El italiano parecía adorarle, siempre pendiente de él. le había costado darse cuenta de ello, al principio solo podía pensar en lo pesado que era el otro, siempre a su lado, siempre hablando y sonriendo y entorpeciendo su trabajo. Pero cuando dijo de ir a la guerra y Feliciano solo asintió, diciendo que siempre estaría a su lado, Ludwig se detuvo, mirándole.
A su lado Feliciano sonreía ampliamente mientras calculaba con los dedos cuántas bolsas de pasta necesitaría como provisiones. No había dicho nada en contra, no había objetado… y el italiano era vago. Le costaba mil y un esfuerzos conseguir que corriese veinte metros y ahora, al pedir algo mucho más serio no encontraba ni una sola traba.
Desde entonces el alemán comenzó a mirar con mayor cuidado a Italia y descubrió que siempre estaba ahí, que siempre le apoyaba en los momentos decisivos. Que aunque se quejase y llorase a la hora de la verdad escuchaba y era capaz de seguirle a cualquier sitio.
De alguna forma, poco a poco, el italiano se convirtió en un aliado, y más adelante, en un compañero cuando había comenzado siendo un simple rehén.
No sabía que pensar acerca de ello pero finalmente Ludwig negó con la cabeza, con un suspiro. No comprendía la actitud de Feliciano, pero no se quejaría. Era mejor que tener que estar azuzándole a todas horas.
Título: Afrodisiaco
Claim: Fruk
Prompt: Afrodisiaco
Extensión: 271
Advertencia: Ninguna, en contra de lo que pueda parecer xD.
Si era la única forma de conseguir que el inglés colaborase… lo haría. Tenía el pequeño frasquito entre los dedos y la taza de te de Arthur junto a él. Lo había invitado a tomar el te con aquella idea en mente pero hasta el final no había estado seguro de si hacerlo o no.
Si Arthur lo descubría no le perdonaría en la vida.
Pero solo quería tenerle por una vez. Estaba cansado de buscar sus labios y encontrar un gruñido, de que sus palabras amables fueran contestadas con comentarios hirientes y de que el inglés siempre se posicionase por encima de él. Le había hecho ver que lo quería a su lado por todos los medios habidos y por haber y aún así el otro recelaba de él. No era perfecto, Francia lo sabía, pero tampoco era tan malo como el otro lo pintaba.
Solo por una vez lo quería para él. ¿Tan egoísta era ese pensamiento? Que cediese y le correspondiera, que fuese Inglaterra quien buscase sus labios y no al revés.
Con esto rondándole la mente miró el te. No… comprendió en el último momento. Bastante le había costado convencerle para que viniese… Ese gesto lo estropearía todo. El inglés acabaría cayendo, lo sabía… Y con gestos amables se conseguía más que con artimañas, él lo sabía bien. De modo que guardó el frasquito en el cajón y cogió la bandeja.
-Has tardado -le replicó el rubio cuando fue al salón con las tazas.
Francis le sonrió como siempre y le guiñó un ojo pícaro, a lo cual el otro hizo caso omiso, tan enfurruñado como siempre.
Título: Vacaciones
Claim: Rusia/América
Prompt: Vacaciones
Extensión: 566
Advertencia: Gakuen.
Las vacaciones eran maravillosas, aún más en compañía. Sobre todo cuando esa compañía eran los compañeros de clase. Era perfecto tener a Arthur cerca para hacerle rabiar, poder jugar al Halo con Kiku por la noche o dormir con Matthew y contarle con pelos y señales su día
Es decir eran maravillosas hasta que te cambiaban los planes. Y aquel papelajo se los había trastocado por completo:
Ya no compartía cuarto con Matthew, si no con Ivan.
¿Por qué había tenido que ocurrirle a él? Las dos mejores semanas de todo el verano y le tocaba a soportar al más raro entre los raros. Por no hablar de lo mucho que se odiaban mutuamente, no era ningún secreto. Habían acabado más de una vez en el despacho del director ambos por peleas y cosas parecidas. ¿De quién había sido la genial idea de ponerlos juntos? No iba a soportar dos semanas con ese tipo… definitivamente que no.
Ahora era demasiado tarde, las nueve de la noche, acababan de llegar al campamento de vacaciones, pero mañana a primera hora madrugaría por una vez para no ver a Ivan y se plantaría en la puerta del profesor de turno para exigir un cambio.
Iba a ser horrible. Aunque fuese solo una noche.
Obviamente no podían denegarle la petición…
…
Al parecer si que podían. Malditos. Malditos fueran todos ellos. Alfred cerró de un portazo y entró a su cuarto hecho una furia solo para toparse a Ivan sentado en la litera de abajo.
-Hola -lo saludó el ruso con una amplísima sonrisa, como siempre. Había acabado odiando esa sonrisa.
-Olvídame -le replicó de mal humor, subiendo a su litera. Además se había levantado a las nueve de la mañana para nada.
El ruso le siguió con la mirada.
-¿Qué haces, da?
-Irme a dormir, ¿qué crees? -le apetecía ser borde-. Los héroes deben descansar.
-Pero si ya son las nueve y media… -insistió el ruso.
-¿Y?
-¿Vas a dormir más?
-¡Si! ¿Quién en su sano juicio se levanta a las nueve en vacaciones? -¿el ruso le estaba tomando el pelo o cómo funcionaba aquello? Se acurrucó bajo la manta, a gustito. Ya estaba penando en volver a dormirse cuando notó que algo tiraba de su pie-. ¿Q…?
-No puedes dormirte de nuevo, da -dijo la voz del ruso a su lado. Cuando Alfred abrió los ojos se encontró con dos círculos violetas mirándole. Daba bastante mal rollo.
-Déjame en paz -masculló de nuevo.
-Niet, debes levantarte -insistió Ivan.
Alfred sintió un tirón en el pie y se encontró de culo en el suelo del cuarto. Se había hecho daño. ¿Qué clase de bestia era el ruso para sacarle así de la cama? Fue a levantarse para volver a sus mantas, que le llamaban cálidamente, cuando algo le cayó encima. Lo cogió: eran unos pantalones. Les siguió una camisa.
-Déjame en paz.
-Niet, vístete -insistió Ivan. Seguía sonriendo ampliamente. Maldito…
Farfullando Alfred se puso la ropa. ¿E iba a tener que aguantar aquello todos los días durante dos semanas?
En cuanto se hubo vestido, sin darle tiempo, Ivan le sacó de la habitación, tirando de su mano. Alfred se quejó pero el otro no le hizo caso, sacándole afuera. Cuando se acostumbró a la luz pudo ver que afuera no hacía tan mal día.
Parecía ser que iba a tener que resignarse a dos semanas junto al ruso… suspiro.
Título: Sígueme
Claim:Alemania/Veneciano
Prompt: Sígueme
Extensión: 241
Advertencia: Ninguna. No me convence =-=
Ludwig sabía que no tenía que decirle a Feliciano que le siguiera.
El italiano parecía adorarle, siempre pendiente de él. le había costado darse cuenta de ello, al principio solo podía pensar en lo pesado que era el otro, siempre a su lado, siempre hablando y sonriendo y entorpeciendo su trabajo. Pero cuando dijo de ir a la guerra y Feliciano solo asintió, diciendo que siempre estaría a su lado, Ludwig se detuvo, mirándole.
A su lado Feliciano sonreía ampliamente mientras calculaba con los dedos cuántas bolsas de pasta necesitaría como provisiones. No había dicho nada en contra, no había objetado… y el italiano era vago. Le costaba mil y un esfuerzos conseguir que corriese veinte metros y ahora, al pedir algo mucho más serio no encontraba ni una sola traba.
Desde entonces el alemán comenzó a mirar con mayor cuidado a Italia y descubrió que siempre estaba ahí, que siempre le apoyaba en los momentos decisivos. Que aunque se quejase y llorase a la hora de la verdad escuchaba y era capaz de seguirle a cualquier sitio.
De alguna forma, poco a poco, el italiano se convirtió en un aliado, y más adelante, en un compañero cuando había comenzado siendo un simple rehén.
No sabía que pensar acerca de ello pero finalmente Ludwig negó con la cabeza, con un suspiro. No comprendía la actitud de Feliciano, pero no se quejaría. Era mejor que tener que estar azuzándole a todas horas.