Yo me declaro un ser enviciado, vivo de adicciones y de placeres, de vez en cuando comparto cama con el hedonismo y beso en la boca a los deseos frívolos. Wilde alguna vez sentenció que él prefería lo superfluo a lo necesario, porque lo segundo cualquiera podía tenerlo. ¿Cuál es el secreto, entonces, de aquellas pequeñas cosas ―que más que inconformes con sólo gustarnos― se autoproclaman dueñas y señoras de nuestra voluntad?
-Soy adicta al chocolate y a la explosión de endorfinas que estalla en mi cerebro cada vez que una tableta se me derrite en la lengua, la sensación ―dicen― es la misma a la que provoca un beso, coincido y difiero al mismo tiempo: Un chocolate jamás me ha defraudado, un beso… no todos son tan buenos.
-Adicta también al gimnasio y a las largas horas de entrenamiento, falto más de veinte días y es probable que entre en crisis de ansiedad.
-A las letras, la oratoria y los debates, tengo predisposición a la verborrea excesiva y me fascina crear argumentos a cada cual más largo para defender mis ideas, me gusta discutir y exponer mis puntos de vista, escuchar los del resto y hablar en público, tengo una necesidad vital de leer cada cosa que caiga en mis manos y escribir de vez en cuando las pulsiones que me tiemblan en los dedos.
-Me envicia la ciencia, los datos curiosos y la investigación. Soy una obsesa del cerebro y el comportamiento humano, una enamorada del psicoanálisis y de la complejidad que ronda en cada rincón de la mente humana, en sus capacidades inimaginables y en sus alcances tan difusos, series como Lie to me, Mental y Criminal Minds, tienen su lugar entre mis favoritas por esta razón, libros como el Psicoanalista de Katzenbach hacen lo propio en la literatura.
-Me fascina la imperfección humana, me hipnotiza esa dicotomía que vive en nosotros de querer mejorar y ennoblecer nuestro espíritu a la vez que luchamos contra la pulsión primigenia, cayendo más veces de las deseadas en las redes de nuestros impulsos más animales.
-Y por sobre todas las cosas soy adicta a generarme nuevas adicciones, a buscar en cada día aquel retazo de realidad que me enloquezca, y le ponga más sabor (agrio o dulce) a mi vida.
¿Cuáles son las tuyas?