[Track 14] Underground 2/2

Dec 31, 2014 14:54



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Aparcó el coche en la calle contigua, no quería llamar mucho la atención pero el vehículo era lo suficientemente caro como para hacerlo,  así que decidió que lo mejor sería que descansase algo alejado del lugar al que se dirigía. Cerró la puerta de un golpe seco y se subió las solapas de la cazadora de cuero, el aire frío de la noche le rozaba la piel provocando que su calor interno fuese todavía más molesto.  Se metió las manos en los bolsillos de cuero de la prenda y caminó con precaución para no ser visto.

Taemin estaba molesto, se sentía traicionado. Jongin llevaba meses comportándose como un imbécil, y en los últimos días el apelativo imbécil le quedaba corto.  Dejarse pillar por la policía, estar con aquel chico, nada más y nada menos que un miembro de Meinster. No creía que el infantil de su novio llegase a ser tan cabeza loca como le había demostrado.  Pero ahora sabía que así lo era.

La rabia que sentía en su interior hacía que la sangre le hirviera, quería coger a Jongin y enseñarle como se debía tratar a Lee Taemin, pero en vez de eso dejó que se fuese junto a  aquel chico de pelo de colores.  El cantante sabía muy bien que aquello había sido una mala idea, Taemin nunca había sido de compartir las cosas y ahora se sentía como un completo gilipollas.  Después de caminar la calle abajo, se paró en el edificio más sucio de aquel lugar, respiró hondo y comprobó de nuevo la dirección en el teléfono móvil. Era allí, no le sorprendía que Minho acabase viviendo en un lugar como aquel, más después de saber que todavía seguía al cargo de él colgado de Jinki. Tragó saliva y peldaño a peldaño subió  las escaleras, acompañado por el ruido de sus botas contra la baldosa del piso.

En el ascensor tuvo que mantener la respiración unos segundos, seguramente cualquiera de los asquerosos vecinos del lugar había hecho algún acto que Taemin no quería conocer dentro de aquel cubículo, cerró los ojos y deseó que se abriesen las puertas. Salió al pasillo del edificio bañado por una tenue luz y se paró frente la puerta del nuevo piso que Jinki y Minho habitaban.  Hacía años que no los veía, desde que había abandonado Rise, y ahora estaba allí para pedirles ayuda. Odiaba tener que depender de ellos, y sabía que Jinki le pediría más de una cosa a cambio, pero estaba seguro de que Minho no le abandonaría y que lo ayudaría.

Se lamió los labios, se mordió el inferior nervioso y llamó a la puerta.

Cuando la puerta se abrió y no encontró a nadie tras ella supo que sin duda Jinki seguía en la casa, todavía mantenía esa estúpida idea de que abrir la puerta de una casa totalmente a oscuras y no aparecer en el umbral para saludar era algo divertido. Taemin resopló y pasó al interior del piso. Minho salió de la cocina secándose las manos y sonrió con ternura al verle.

- ¡Buenas Taemin!-le dijo dejando el trapo a un lado y caminando hasta la puerta para cerrarla- ¿Qué es eso tan importante que no podía esperar?

Taemin lo saludó con un gesto de cabeza y se sacó la cazadora dejándola a un lado del sofá que coronaba el salón. Miró hacia Minho y se le revolvió el estómago al sentir la infantil y dulce sonrisa de su ex compañero. Carraspeó y se acercó a él.

-Es debido a un tema que se me escapa de las manos -respiró hondo y se sentó, apoyó la mano en la pequeña barra que había en la cocina y separaba el salón de esta-. Jongin está descontrolado.

Minho abrió los ojos sorprendido mientras encendía la luz y caminaba hasta el sofá esperando que Taemin le siguiese.

-No me lo puedo creer-dijo con paciencia-realmente pensaba que ese chico y tú...-Minho bajó la vista intentando evitar la mirada de su ex compañero mientras buscaba las palabras-Bueno tú ya me entiendes. ¿Tan mal os va ahora? ¿Qué es lo que ha pasado exactamente?

-Seguimos juntos, pero aún así ese imbécil lleva una buena temporada comportándose como le da la gana -Taemin lo siguió hasta el sofá-. Hace lo que quiere, no le importa la prensa, ni mi trabajo, y ahora se ha encaprichado de uno de los niños de Meinster. No era suficiente que me empezasen a joder con el grupito este que también Jongin estaba mezclado en ello -golpeó la mesa de cristal que decoraba frente al televisor de plasma-. Si pudiera le daría una buena lección, pero joder... No puedo hacerle daño.

Minho chasqueó la lengua y pestañeó con demasiada calma. Taemin sabía que eso significaba que no quería hacerle daño y estaba moderando sus palabras en la cabeza. Minho siempre era así, desde que lo había conocido mucho tiempo atrás, siempre sabía qué decir y cómo hacerlo. Claro que era como el resto de humanos y metía la pata, pero él mismo se había obligado a controlar esa parte de sí mismo para intentar controlar eso mismo en los demás. Todos lo sabían, todo los miembros de Rise, por eso Minho había sido el ideal para retener a Jinki.

-Pero tienes que pensar más en ti mismo-comenzó a decir Minho con seriedad-. Si no te enfrentas a él y le pones las cosas claras continuará haciendo lo que le dé la gana contigo y no te mereces eso, Taemin. No quiero hacerte daño pero esto es algo que siempre temí, ya sabes los problemas que nos causó Jongin en su momento. No quiero que alguien a quien amas con tanta pasión se convierta también en un problema para ti.

Frunció el ceño y apoyó los codos en las rodillas mirando hacia el suelo, como si este le fuese a dar la solución a todo. Minho tenía razón, pero no quería darse por vencido con Jongin, no quería perderle. Había entregado toda su vida por él, había abandonado su sueño por estar junto a él así que por mucho que le molestase al moreno tendría que seguir siendo suyo. Bufó con rabia y  clavó la mirada  en Minho, este se echó hacia atrás atento a la reacción de su amigo.

-No es un problema -respiró hondo-. Pero últimamente solo deseo que cuando suena el teléfono dejen de ser malas noticias. Parece que el jodido se le ha dado por convertir nuestro paraíso en un holocausto. Cuando está conmigo es increíble, me llena de todo lo que quiero. Siempre ha sido muy atento y un animal imparable en la cama -soltó una carcajada sin importarle que a Minho aquella anotación le resultase molesta-. Pero ahora, parece que le gusta también cubrir las atenciones de otros, o simplemente quitarme las ganas a mí. Lo he intentando todo, he hablado con él, lo he amenazado, incluso le he dicho que como siga así lo dejaré -se rió suave-. Aunque ambos sepamos que eso no va a suceder.

-Ese es el problema-insistió Minho-. Él sabe que te tiene cogido por donde más te duele, sabe que le necesitas y eso le da la fuerza para seguir haciendo contigo lo que quiere.

Minho se paró en seco cortando el aliento en sus palabras como si de repente se diese cuenta de algo que parecía dañarle.

-Créeme Taemin, sé muy bien de lo que te estoy hablando.

Taemin le miró fijamente,  y se acordó de todas aquellas noches, cuando todavía era un crío y se metía en la cama de Minho. Él de todos sus compañeros era el único que sabía hacerle sentirse seguro en los momentos de flaqueza, y a pesar de que pasasen los años eso seguía siendo así, por eso estaba ahí. Se acercó a él, con un miedo interno a que Minho lo rechazara, y lo abrazó buscando fuerzas en el cuerpo de su amigo; en su abrazo.

Minho no se movió y Taemin lo agradeció, en parte. Sabía que no le devolvería ese gesto pero el hecho de que no se apartase ya era suficiente. Cerró los ojos al igual que el mayor y ambos tomaron aire dejándose llevar por la ternura del momento.

El sonido de unos aplausos le sobresaltó haciéndoles volver de golpe a la realidad, a ese lujoso piso escondido en aquel mugriento edificio de las afueras. Minho no se movió pero Taemin sabía que tenía los ojos abiertos y el ceño fruncido, pues siempre reaccionaba cuando Jinki aparecía.

- ¡Qué escena tan conmovedora!-comenzó a decir alargando su sonrisa con descaro-. Perdonadme si no lloro es que me he dejado la ñoñería en la otra chaqueta.

Se separó de Minho despacio, diciéndose a sí mismo que se controlase,  que Jinki siempre buscaba lo peor de los demás en lo más profundo de uno mismo para que se descontrolase y así poder pasar un buena rato. Taemin se levantó del sofá y lo saludó con una enorme sonrisa.

-Jinki -caminó el joven por entre el sofá y la mesita de cristal, mientras que Minho los observaba sin decir nada, todavía con el ceño fruncido- ¡Cuánto tiempo! Pensé que habías desaparecido, vieja gloria.

Jinki no apartó la vista de los ojos de Taemin, su profunda mirada se mantenía constante mientras el joven caminaba hasta él y aquello hubiese puesto nervioso al más osado pero Taemin estaba acostumbrado a los intentos de perturbación por parte de su viejo líder, así que supo ignorarlo con habilidad.

-Me gusta mantenerme ocupado, ya sabes-le respondió Jinki cruzando los brazos sobre el pecho-. Hago un poco de esto y de aquello, lo típico. Aunque no me veas no significa que no esté.

Jinki esperó a que Taemin se encontrase justo enfrente de él y descruzó los brazos para colocarlos sobre los hombros de este y acercar su frente a la de él y hablarle sin pestañear.

- ¿Problemas en el paraíso, Taemin?-su sonrisa se alargó mucho más aunque Taemin sabía que aquello era humanamente imposible- ¿Necesitas mi ayuda?

El joven sintió que las piernas perdían fuerza, pero también sabía que Jinki nunca le haría daño. Sonrió tan ampliamente como era capaz y clavó su mirada en la mirada desquiciada de Jinki. Sabía que pedirle ayuda no era buena idea, pero quizás gracias a él Jongin conseguiría asustarse un poco y tomarse sus amenazas en serio.

- ¿Qué me propones?

- ¡Taemin!-gritó Minho desde el sofá-. No lo hagas.

Jinki pasó el brazo por encima de los hombros de Taemin y lo acercó a él.

- ¿De qué tienes miedo, Minho?-preguntó sin perder la sonrisa-. Eres tú siempre el que me dice que tengo que volver a integrarme en la sociedad y preocuparme por los demás. ¿No es Taemin un amigo? ¿No debería de ayudarle?

Minho clavó su mirada en Taemin con un brillo de súplica.

-Sabes en donde te estás metiendo Taemin, no lo hagas, por favor.

Taemin asintió y dejó que Jinki lo empujase contra él.  Giró el rostro para no enfrentarse a la mirada de suplica de su amigo y clavó la mirada  en la brillantez de locura que irradiaban las pupilas oscuras de Jinki.

-Solo estamos hablando, tranquilízate, conozco a Jinki al igual que tú -la última frase no pudo evitar pronunciarla con sorna, ya que todos los miembros sabían lo que Jinki y Minho acostumbraban hacer en los camerinos antes de los conciertos que anteriormente realizaban.

-Minho siempre ha sido un exagerado-río Jinki-, pero hace bien en avisarte. Ha pasado mucho tiempo Taemin y sin duda tú tienes parte de la culpa en ello. No digo que todo vuelva a fluir como lo hizo pero sí que, ciertamente, el reloj marca mejor las horas una vez se le das cuerda. Así que, amigo mío -insistió el mayor de los tres separándose de ellos y tomando asiento encima de los muebles dando un salto-. Cuéntale al viejo Jinki tus problemas y el mago se encargará de solucionarlos.

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Observó su teléfono móvil y chequeó las notificaciones; desde hacía al menos cinco minutos no había tenido noticias de ninguno de sus compañeros. Aquello podía tratarse de dos cosas; una, que todo fuese estupendamente, y la otra, todo lo contrario. Yifan cerró los ojos con lentitud sujetando el vaso de whisky en la mano llevándolo hacia los labios. La puerta de su habitación se abrió de golpe resonando con intensidad por toda la estancia. Dejó que el líquido acariciase sus labios y sonrió al escuchar las primeras palabras de la persona que acaba de entrar.

- ¡Maldito bastardo!-estalló con furia Minseok golpeando uno de los muebles que estaba en la entrada- ¿Te lo puedes creer?-preguntó en dirección a su compañero.

Kris dejó el vaso sobre la mesa y abrió los ojos buscando la silueta del coreano de poca estatura en su cuarto. Le encontró sentado en uno de los sofás, dejando que todo su cuerpo cayese pesadamente sobre el forro del mueble, un horrible estampado que pretendía ser coqueto, pero que para el gusto de Kris pecaba de ostentosamente cursi.

-La verdad, amigo mío-le respondió el chino volviendo a dar un sorbo a su bebida-. Me encantaría saber de lo que estás hablando.

Minseok le miró ceñudo y resopló; sin duda traía malas noticias.

-Se trata de Luhan, ese cabeza hueca -murmuró entre dientes aunque era claramente evidente que no ocultaba su disgusto-. Se ha acostado con ese pordiosero de Riot.

Yifan tosió sorprendido esparciendo bebida por toda la alfombra.

- ¿Qué dices?-exclamó aunque no necesitaba que se lo volviese a explicar.

-Ese Yixing, se lo ha traído aquí, estuvieron jugueteando, joder Yifan, no hagas como si no te hubieras dado cuenta.

Yifan se pasó la lengua por los labios algo apurado y se acarició pensativo el mentón.

- ¡Mierda! -espetó golpeando la mesilla en donde estaba el vaso con el puño-. Ese idiota, me prometió que no volvería con eso.

- ¿A qué te refieres? -preguntó Minseok sorprendido ante su reacción- ¿Es que ya había algo entre ellos?

Yifan rió levantándose y colocándose bien la ropa. Dirigió otra rápida mirada a su teléfono móvil, dos notificaciones brillaban intensamente en la parte superior izquierda de la pantalla; sonrió con disimulo y lo guardó en el bolsillo de la chaqueta.

-No te hagas el inocente Minseok, sabes perfectamente de qué pie cojea nuestro Luhan y cuál es su debilidad. Pensé que al tener un dulce con el que entretenerse como tú no volvería a las viejas costumbres.

- ¡Yifan!-exclamó Minseok ofendido siguiéndole con la mirada.

-No continúes con esa farsa, tu muestra de escándalo por esto es tan falso como el color rubio de tu cabello -Yifan caminó hasta la puerta-. Todos sabemos que es lo que te molesta en esto, no puedes evitar estar enamorado, pero sí que puedes evitar hacer el ridículo. Siempre has sabido cómo comportarte, es algo que admiro de ti, no lo pierdas ahora por una chorrada como esta.

Minseok tomó aire y relajó el latido acelerado de su corazón. Yifan sabía que sus palabras habían hecho efecto y el muchacho coreano se estaba planteando su comportamiento.

-Déjame este asunto a mí, sé perfectamente cómo arreglarlo.

Yifan caminó por el pasillo del hotel en dirección a la habitación de Luhan. Resultaba cómodo haber alquilado todo aquel piso aparentando tener un apartamento propio en lo más alto de un hotel. Personalmente le gustaba vivir en zonas altas y poder contemplar las ciudades desde la ventana de su cuarto. Aquello le hacía sentirse tranquilo consigo mismo. No tardó mucho en llegar allí, así que abrió la puerta sin pararse a llamar para pedir permiso. Aquello le molestaría a Luhan, siempre le molestaba, y él adoraba sacarle de quicio.

- ¡Hola Luhan!-saludó con una enorme sonrisa entrando a la habitación y buscándole con la mirada- ¿Ha pasado un huracán solo por tu habitación?

El cantante estaba sentado al borde de la cama, tenía el pelo revuelto y todavía un color rosado en las mejillas, vestía solo con unos pantalones flojos de pijama y le devolvía el saludo a Yifan con una sonrisa. El brillo en los ojos de Luhan era diferente, parecía que algo se había reactivado dentro de él y Yifan sabía perfectamente lo que era.

Se levantó de la cama y caminó despacio hacia su compañero.

- ¡Hola, Yifan! -rió y le indicó con una mano que se sentase en el sofá de cuero- ¿Y esta visita inesperada? -levantó una ceja dejándole claro con ese gesto que no le gustaba en absoluto que hubiese irrumpido de esa manera en la habitación.

-Lo sabes bien, amigo mío-sonrió con tranquilidad-. He venido por Yixing, has estado con él, ¿no es verdad?

Sin moverse de en medio de la habitación Luhan respiró hondo y dejó que sus ojos se pusieran en blanco. Unos segundos después miró hacia el batería y se acercó a él despacio, sentándose a su lado.

-No le he forzado -sonrió tierno, mirándose las palmas de las manos como si añorase algo-. Fue algo consentido por los dos.

-Ya supongo pero-resopló-. No se trata de eso, dijimos que no volveríamos a las viejas costumbres al volver aquí. Y por lo que veo desde que hemos llegado no has parado hasta que has conseguido tenerle en tu cama. Yixing no te conviene, no nos conviene a ninguno, y lo más importante, tú no le convienes a él, no debéis estar juntos. Lo sabes.

-No me digas lo que me conviene o no -la voz de Luhan parecía más ronca-. Desde que llegamos aquí, las casualidades me hicieron encontrarme con él. Además, ya te lo he dicho, solo ha sido algo consentido -respiró hondo como controlándose-. No va a volver a pasar -terminó lamiéndose suavemente los labios.

-Espero que intentes convencerte a ti mismo con esas palabras porque sabes que conmigo no funciona. ¡Por dios Luhan, mírate! ¿Crees que me puedo creer que no ha vuelto a empezar todo?

Luhan soltó una carcajada y se levantó del sofá acercándose al mini bar, sirvió dos vasos de whisky y caminó hasta Yifan ofreciéndole uno.

-No te preocupes Yifan, ya soy mayorcito para cuidarme solo -se inclinó hasta que sus rostros quedaron a escasos centímetros-. Además, no ha comenzado, nunca ha terminado.

Yifan resopló caminando hasta él sujetándole la mano en la cual tenía la copa que estaba a punto de beber.

-No voy a dejar que te hundas de nuevo, si esta vez lo haces, Luhan, no voy a ser yo quien esté ahí de salvavidas.

Yifan le miró con seriedad directamente a los ojos. Sabía que aquello era cruel, sabía que Luhan estaba totalmente obsesionado con Yixing y en gran parte aquello había sido su culpa, pero verle tan destrozado como le había visto... Aquello no podía dejar que volviese a pasar.

-No necesito ningún salvavidas -el brillo en los ojos de Luhan cambió, pasaron de una calidez a ser fríos y oscuros-. Preocúpate de tus problemas, yo sé muy bien lo que hago -bebió de un trago el vaso y lo tiró al suelo-. Me aburres con tus conversaciones.

Yifan le agarró con fuerza por los hombros sin dejar de buscar su mirada.

-Sabes que eres como un hermano para mí. Luhan...

Pero Yifan sabía que cuando a Luhan se le metía algo bien profundo en su cabezota, no había nadie que pudiera sacarlo de ahí. Aún así no podía rendirse y tenía que hacerle entrar en razón al menos en ese momento, aunque estaba seguro que en cuanto estuviese a solas de nuevo con Yixing volvería a recaer. Necesitaba sentir que todo iba a ir bien, aunque sabía que no era así.

La sonrisa  de Luhan se ensanchó y estiró las manos hacia el rostro de su amigo, lo  acarició con cuidado y posó suavemente sus labios sobre los de Yifan. Se separó clavando de nuevo una mirada traviesa en los ojos de su compañero. Asintió y dejó que los dedos se deslizasen por el cuello de Yifan.

-Lo sé, por eso quiero evitar que te preocupes por mí... quiero que...

Pero antes de que Luhan pudiese seguir hablando el teléfono móvil del batería comenzó a sonar, vibrando en el bolsillo de su cazadora. El cantante se separó de él y le indicó con la mirada que lo cogiera, mientras lo analizaba cruzado de brazos.

Yifan tomó el aparato y descolgó.

- ¿Sí, quién es?

La voz de Tao sonó a través del teléfono móvil, el ambiente era ruidoso, pero parecía que el bajista de Riot había optado por esconderse tras una puerta para amortiguar el sonido.

- ¿Yifan? Yo... -Tao parecía preocupado a través del auricular-. Es... es Kyungsoo...

- ¿Qué?-preguntó elevando la voz-. No te oigo bien, ¿me oyes? ¿Qué pasa?
 -Yifan... -la angustia era notable en la llamada del joven-. Kyungsoo ha desaparecido, no logramos localizarse y no sé qué hacer. Yixing se ha ido, Chanyeol también y estoy solo, y... dios no sé ni por qué te estoy llamando.

-Tranquilízate, voy ahora para ahí. ¿Dónde estás?

-En Underground -tragó saliva-. Gracias.

La llamada se cortó y Yifan pudo sentir la mirada fija de Luhan sobre él, que no se había movido ni un centímetro de donde estaba. La sonrisa no se había borrado de su rostro y parecía mucho más satisfecho después de que Yifan colgara.

- ¿Y bien?

-Problemas-resopló-. Tengo unos asuntos que arreglar, por favor no te muevas de aquí.

Luhan le miró sorprendido.

- ¿Crees que voy a paralizar mi vida porque tu tengas que irte de aquí? -resopló-. Habla ahora, sino no te dejaré marchar.

Yifan caminó hasta la puerta y la abrió.

-No hagas ninguna locura, pero tanto Yixing como Kyungsoo, de Riot han desaparecido. ¿Contento?

Luhan abrió los ojos sorprendido con la confesión, asintió con la cabeza unos segundos después y  recogió la camiseta de donde descansaba.

-Está bien, ve -antes de que Yifan saliese del todo por la puerta volvió a llamar su atención-. Y Yifan, llámame cuando sepas algo.

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Abrió los ojos lentamente, los párpados le pesaban y sentía que le escocían. Abrió la boca, estaba seca, como si hubiese estado durmiendo con ella abierta. Se levantó de donde estaba tumbado y la oscuridad le saludó como compañera en aquel sitio. No recordaba lo que había pasado, sabía que había hablado con Jongdae, que se habían besado, que todo parecía ir como en un sueño y entonces...

Kyungsoo se revolvió el pelo y apretó con fuerza sus ojos forzando la mirada para intentar ver algo entre tanto negro, pero no consiguió distinguir nada conocido. Palpó con las manos el lugar en el que estaba, se encontraba sobre una cama, el tacto era suave y confortable, las sábanas sobre las que estaba era caras, de eso no había duda. La persona que le había secuestrado era alguien que tenía dinero.

- ¿Hola?-intentó preguntar pero su voz se ahogó antes de que pudiese salir por su boca en un susurro casi inaudible.

Se agarró el cuello y carraspeó forzando la garganta. Sentía algo de molestia. Tomó aire y pretendió levantarse pero fue en ese momento cuando se percató de que estaba atado a la cabecera de la cama por unas cadenas enroscadas en sus muñecas. Se las agarró e intentó soltarlas pero no pudo.
Comenzaba a tener miedo, mucho más miedo del que ya había sentido cuando se había despertado en aquel lugar desconocido en el que ni si quiera podía verse a sí mismo.

- ¿Hay alguien? -consiguió gritar con fuerza- ¡Por favor necesito ayuda!

Estaba seguro que aquella no era una buena idea, si su captor seguía por ahí, sabría que había despertado, pero su cerebro no podía pensar con normalidad, realmente estaba aterrado. ¿Quién le había hecho eso? ¿Por qué a él?

Observó como a lo lejos, una pequeña franja de luz comenzó a expandirse y supo que se trataba de una puerta que se abría. Los sentimientos en su interior entraron en disputa, su corazón latía acelerado y temeroso pero en parte se sentía aliviado de ver algo y a alguien.

- ¿Quién eres?-preguntó luchando por mantenerse estable.

La silueta de aquella persona comenzó a moverse hacia él, lo presintió al escuchar el ligero golpeteo de los zapatos contra el suelo.

-Por fin podemos encontrarnos Kyungsoo, llevaba meses deseando que llegara este momento. Mi nombre es Kim Jonghyun, y a partir de ahora tú serás mío.

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