Título: Permettez-moi de vous dire Je t'aime
Título del capítulo: участок
Fandom: H50
Personajes/Parejas: Steve, Danny, Kono, Chin, Gaby; Danny/Gabby, Steve/Danny
Disclaimer: esto es sin fines de Lucro solo de entretenimiento.
Palabras: 1,953
Beta:
yvarlcris Permettez-moi de vous dire Je t'aime
Capítulo III
участок
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Danny se sentía traicionado por el traductor de Google. Era como si incluso el navegador se estuviera burlando de sus intentos: había escrito Saranghae esperando que Google pudiera detectar el lenguaje y decirle, en inglés, lo que el comandante había querido decirle, pero lo único que lograba era que, en el lugar donde se supone tenía que estar la traducción, solo se repitiera la palabra Saranghae y lo peor: no tenía ni la más mínima idea de qué lenguaje podía ser el que Steve estaba utilizando, lo que hizo que la furia que sentía contra el marine se renovara con fuerza ¿A qué venía todo eso? ¿Quería restregarle en la cara su dominio con los idiomas? ¿Qué importaba si él solo sabía hablar inglés)?, eso era mas que suficiente, no había necesitado hablar ningún otro otro idioma hasta antes de conocer a McGarrett, con la posible excepción de su corto romance con el ruso, pero eso había sido trabajo..
Decidió que dejaría aquello por la paz y que no permitiría que el comandante perturbara su paz mental. Por supuesto, aquello era mucho más fácil decirlo que ponerlo en práctica ya que Steve seguía marcando sus informes y el traductor se negaba a darle los resultados esperados.
Aquello comenzaba a ponerlo de mal humor, por lo que no era capaz de evitar ser incluso grosero con Kono y Chin sin desearlo. Simplemente estaba ya desesperado, habían pasado ya tres semanas ¡Tres semanas! De garabatos en sus reportes y de sonrisas de suficiencia de su jefe.
Lo había interrogado un par de veces más, pero el resultado era el mismo: “averígualo”. Ya lo iba a averiguar y, en cuanto lo hiciera, iba a darle un buen puñetazo en la nariz a ese marine obstinado. Había copiado el que hasta esa fecha seguía llamando el garabato en una hoja en blanco, intentado encontrar algún mensaje oculto.
Era posible que aquello fuera un mensaje cifrado más que un idioma, pero siempre que su mente barajaba esa posibilidad, recordaba la manera en que Steve lo miraba cada vez que le repetía aquel “Saranghae” y los escalofríos que le recorrían la columna. Viéndolo en la hoja blanca, Danny solo podía pensar en el chino y el Ruso: los únicos idiomas de los que tenía conocimiento como simples símbolos. Pero, una investigación más detallada, le hizo saber que había muchos más países de lo que él podía imaginar que, en lugar de utilizar letras como la gente normal, utilizaban símbolos.
Y ahí radicaba uno de los problemas que Danny tenía: no sabía de ningún ordenador que tuviera símbolos en lugar de letras, por lo que no podía escribir 사랑해 y salir de dudas de una vez por todas.
X - X - X
Gaby disfrutaba mucho de su trabajo, no tenía el problema que tenían algunos de sus colegas al tener que quedarse hasta tarde en el museo y además le encantaba el ambiente que se respiraba ahí.
Y Danny venía a completar el cuadro que la tenía completamente feliz en Hawai, uno de los lugares mas hermosos en lo que ella había estado. No estaba buscando una pareja pero, cuando Daniel y su compañero aparecieron en su vida, con aquel interesante tema de un tesoro y unas monedas falsas, no pudo evitar sentirse atraída por el rubio.
No que Steven, el compañero de Danny, no fuese atractivo, pues lo era. Pero había una especie de aura rodeando al detective que hacía que fuera simplemente imposible no fijar la mirada en él. Danny era simplemente adorable. Durante años, su madre le había repetido que debía buscarse un hombre que la hiciera reír, sin importar si era guapo o muy guapo, y Danny la hacía reír como ninguno de sus anteriores novios.
Además, era guapo, muy guapo, y lo más adorable de todo era que el hombre no parecía ser consciente de eso. Varias de las guías en el museo se le habían insinuado de una manera para nada discreta y el rubio no había reparado en ellas. Gaby estaba empezando a sospechar que solo bailando la macarena y desnudas, algunas lograrían que el detective pusiera los ojos sobre ellas y no estaba muy segura que no fuera para reprenderlas y llevarles toallas para tapar su desnudez.
Danny era simplemente perfecto, y por eso ella se estaba cuestionando por enésima vez su incapacidad para conectar con el rubio: ambos habían decidido, por mutuo acuerdo, que lo suyo debía de ir lento y Gaby casi sentía que estaba de vuelta en la secundaria, con esas citas que la dejaban sonriendo por horas, con los momentos en que se tomaban de las manos para robarse algunos besos… Deseaba a Danny, por supuesto. Si de ella dependiera habría saltado a la cama del rubio en la primera cita, sin embargo, el sexo era algo importante para el hombre. Y ella sentía que debía respetar eso.
La doctora Asano estaba segura que jamás había conocido a nadie tan sincero y noble como Daniel Williams, le había hablado de su situación, de cómo se sentía con el asunto de Rachel - Gaby sentía resentimiento con la mujer a pesar de solo haberla visto un par de veces - y la manera en que sentía el corazón entumecido.
“Creí que Rachel seria la única para siempre y ahora me cuesta entender que no es así”.
Solo de recordarlo le entraban ganas de abrazar al rubio y nunca dejarlo ir, y ese era el verdadero problema: Danny le gustaba, le gustaba que llevaran las cosas con calma, que tuvieran citas llenas de diversión con unas cuantas cervezas y a veces con largas caminatas por la playa con el rubio contando su vida, sus miedos e inseguridades con respecto a Grace y la última locura de su jefe. Pero estaba convencida que no importaba lo lento que fueran o cuánto se conocieran; no sería capaz de enamorarse de él. Danny necesitaba a alguien que pudiera amar con la misma intensidad con la que él amaba y ella era plenamente conciente de que no era capaz de hacerlo. No era la clase de persona que se entregaba completamente a otra.
Ahora mismo estaba más centrada en su carrera y su trabajo que en Danny. Era terrible que hubiese encontrado a ese hombre perfecto en ese momento. Se lo había comentado a Danny, por supuesto- o se habría sentido como una verdadera bruja de no hacerlo- , pero éste, demostrando una vez más el tipo de persona que era, le había dicho que eso no era un problema: él mismo no estaba listo para pensar en colores para la pared y que simplemente quería disfrutar de la compañía mientras le fuera posible.
Y era justamente eso lo que estaban haciendo.
X - X - X
Danny agregó con su puño y letra la palabra Sarangahe bajo el que hasta ese momento llamaba Garabato y lo puso en la pila de papeles que estaba a su derecha, destinada a viajar con él hasta la habitación de hotel en la que se encontraba viviendo durante esa temporada.
Seguía sin encontrar un lugar a donde quisiera mudarse permanentemente. Kono seguía molestándolo con el cuento de que lo estaba haciendo en un intento de que Gaby lo invitara a vivir en la suya, cosa que era una mentira.
Gaby le había dicho que ella también había tardado mucho en encontrar un buen lugar donde vivir, pero Danny tenía la sospecha que no se trataba del mismo caso. Una parte de sí mismo seguía revelándose contra la idea de quedarse en la isla, de asentarse y encontrar un hogar en aquel infierno de humedad. Era, posiblemente, el último acto de rebeldía contra Rachel o contra sí mismo. Siempre se había considerado un chico de cuidad y se había imaginado viviendo y muriendo en aquellas calles que había aprendido a amar desde joven y que había esperado que Grace amara también. Pero su hija parecía estar simplemente encantada con aquella isla.
Lanzó un suspiro mientras pensaba que uno no podía vivir en negación eternamente y se apresuró a tomar sus cosas para alcanzar a Gaby en el museo, habían quedado ir a tomar unas copas esa noche.
X - X - X
La doctora Asano observó la hoja que Danny había dejado entre sus cosas sin entender lo que había escrito en ella. En un primer momento, pensó que era una hoja cualquiera donde alguien había hecho trazos al azar pero, en cuanto la observó con más atención, se dio cuenta de que se trataba de una palabra oriental. A primera vista no lograba saber a cuál de los idiomas podía pertenecer, sonrío ante la idea de que su novio le estuviera dejando mensajes codificados, eran cosas de secundaria y no podía creer que se sintiese emocionada por eso, pero lo estaba, lo sentía en la emoción del latir de su corazón, y en la sonrisa que sabía que portaba en ese momento. Decidió dejar su baño para más tarde y encendió su portátil, dejándolo cargar mientras se desmaquillaba.
Una vez que tuvo el traductor abierto y éste no le arrojaba ningún resultado, decidió que pondría aquella palabra en el buscador: saranghae. No tuvo que esperar por la respuesta, de hecho, no tuvo que esperar siquiera para entrar a alguna de las ligas, ya que el resumen de una de ellas le respondía lo que quería saber.
“Saranghae" is Korean for "I love you"
Te amo…
Gaby observó la pantalla, aquello no podía estarle pasando.
X - X - X
Steve se preparó para una noche de cervezas y fútbol en la TV mientras intentaba, por todos los medios, no pensar en su situación con Danny. Luego de aquellas semanas era más que obvio que el rubio no estaba interesado, como bien lo demostraban las salidas que tenía con la doctora Asano.
Steve no podía evitar detestar un poco a la mujer, su plan había funcionado a la perfección. Le había dicho, bueno escrito en este caso, sus sentimientos al rubio y éste había dejado las cosas perfectamente claras, sin que su amistad terminase dañada en conversaciones dolorosas. Pero eso no quería decir que Steve no tuviera ganas de envolverse en las mantas como un niño y refunfuñar por su suerte.
Como no era ningún niño, había decidido que aquella sería su noche de depuración: se permitiría ser todo lo patético que pudiera hasta entender que el rubio no lo quería de la misma manera, tal vez gritar y romper unas cuantas cosas. Luego llegar a la oficina como si nada hubiera pasado para ser lo que el rubio quería que fueran: solo amigos.
El timbre de la entrada lo sorprendió ¿Quién lo visitaba a esa hora? La parte militar de su cerebro se puso alerta, escuchando mas allá del sonido de la televisión, intentando descubrir quién se encontraba tras la puerta. No era Danny, ya que el detective tendía a tocar el timbre de manera muy particular para que Steve supiera que era él. Se sorprendió cuando, al abrir la puerta, su “rival” se encontraba ahí.
Hizo una mueca el pensar en la mujer como una rival, Gaby parecía nerviosa, por lo que el primer pensamiento de Steve fue que era posible que Danny estuviera en peligro y hubiera enviado a la mujer a pedir refuerzos.
-¿Dónde está Danny? - preguntó tal vez con más brusquedad de la requerida
Gaby pareció no escucharlo, simplemente se invitó a entrar a la casa y se paseó por la sala llevándose las manos a la cabeza, despeinándose en el proceso, poniendo aún más nervioso al comandante.
-Dice que me ama…- empezó la mujer -, Danny dice que me ama y yo, yo… no sé qué hacer.
Steve la observó fijamente ¿Qué demonios tenía la vida en su contra?
Nota de la autora
Pues bien, aquí ya se puede decir que empieza el fic. Espero que les guste el capítulo, nos leemos el siguiente viernes.