Tabla Simbólica: 16, 17, 18
Tabla Simbólica
Fandom: Fushigi Yuugi
Claim: Hikou/Houjun/Kouran
Notas: wow. Casi ni me acordaba de esto.
Advertencias: non-con (aunque nada explícito)
16.Acto
No pretende hacerlo, claro. No pretende tocarla -no pretende acercarse a ella, en realidad, pero ha sido Kouran quien ha llamado. Y a Hikou le cuesta mirarla a la cara, porque sabe qué ha hecho -sabe que ha besado a su novio y que ha cambiado algo para siempre, entre ellos, que ha sellado su destino, el de los tres. Sabe que no debería hablarle, sabe también que es peligroso -eso sólo puede sentirlo, claro. Una especie de premonición.
Hay algo dentro de él, ahora. Puede que haya estado ahí siempre, claro -siempre cabe esa posibilidad-, puede que haya sido cuestión de suerte el no haberse dado cuenta. Pero está ahí, oscuro y amargo, y son celos y es rabia y es el conocimiento absoluto, es la certidumbre de que esta vez me tocaba vivir a mí. De que ellos tuvieron su oportunidad, de que Hikou siempre ha estado al margen. Es una especie de odio profundo, de amor eterno; es un demonio que crece y crece, que por algún motivo le recuerda al agua, violenta, agitada.
Es empujar a Kouran, en un momento dado, y actuar.
Quedan en un bar, un pub pequeño. Hikou no ha ido nunca, pero ella lo conoce -y esa parte oscura de él se pregunta si habrá estado aquí con Houjun, y se retuerce y chilla de celos y rabia y desesperación-. Dice que es tranquilo, que podrán hablar. Beber.
No sabe en qué momento lo dice. Lo de es injusto que vuelvas a tenerlo. No sabe en qué momento lo dice, pero Kouran abre mucho los ojos. ¿Tú también recuerdas?, pregunta; Hikou niega con la cabeza. Puede que lo haga, pero no está seguro, y lleva muchas cervezas encima; le sale una risa floja, después de responder. Una risa estúpida y un poco amarga, y Kouran anuncia que llevan mucho tiempo allí, que deberían ir a tomar el aire, separarse. No lo dice, pero quiere perderle de vista. Ya.
Sale tambaleándose por la puerta; puede que una parte sea sólo fingida, puede que el mundo no dé tantas vueltas como querría -pero qué importa, si consigue engañarse. Qué importa mientras pueda no pensar.
Es tan absolutamente injusto que esté contigo, Kouran, y lo sabes, susurra, de pronto. Se ríe, después, y ella le mira -y sabe que está asustada, porque tiene los ojos grandes y las pupilas dilatadas y parece a punto de correr, y es su mejor amiga, joder, y le ha traicionado y tiene al hombre que quiere y es todo tan injusto, todo tan estúpido y horrible y se va a repetir. Lo sabe. Simplemente lo sabe.
Es otra voz la que murmura, después, junto a su oído y en su cabeza. Es otra voz la que le llama -comprensiva, insinuante. Es otra voz la que le dice lo que tiene que hacer -lo que quiere hacer-, y él no se resiste. Por qué iba a hacerlo; nunca ha sido bueno controlándose, Hikou. Es un hombre de acción.
Así que actúa.
17.Olvido
Y si ella pudiese olvidarlo, si ella pudiese borrar los siguientes minutos de su memoria y del mundo y de todo, si pudiese esquivarle y huir, correr lejos, lejos, lejos, lo haría enseguida. Ojalá pudiese cerrar los ojos al ataque, ojalá pudiese cambiar esos momentos; lo único que hace es gritar.
Y de pronto hay una boca cubriendo la suya, y es todo saliva y dientes y lengua, y están en mitad de la calle -alguien tiene que pasar. Alguien tiene que ayudarla, pero nadie mira, nadie se acerca, y Kouran no tiene muy claro si llorar es una buena idea, si gritar y arañar e intentar alejarse sirven para algo. Hikou la sujeta, Hikou la golpea, Hikou no es Hikou, en el fondo -puede que su amigo nunca vuelva. Mete la mano en sus pantalones y la acaricia, y ella quiere vomitar, quiere morderle y empujarle y salir corriendo, está asqueada y tiene miedo -se parece demasiado a lo de esa otra vez, ¿no crees?
Se superponen las imágenes, en su cabeza; huele igual que olía en Konan, por un segundo, y está segura de que este es el momento en el que Houjun entra, la salva -les salva a los dos. No ocurre nada de eso.
La ropa se rasga y la piel está tensa, sudorosa, y Kouran se rinde, se deja llevar.
Si pudiera olvidar todo esto, se dice. Si pudiera desaparecer, no ser ella, no estar.
18.Eco
No lo sabe -no puede saberlo. No ve ni oye, no se despierta sudando ni tiene pesadillas, no hay gritos en sus sueños. No hay nada diferente al resto de días, al resto de noches, y Houjun no sabe de qué tiene miedo.
Intenta llamar a Hikou, a Kouran, y ninguno responde, ninguno coge el teléfono -y no es tan importante, en serio. Hay veces en que pasa, en que alguno apaga el móvil y necesita un tiempo, necesita pensar. Hay veces en que les hace falta separarse un poco, unos de otros, respirar aire puro, liberarse.
Por alguna razón, hoy le pone nervioso, no poder hablar con ellos. Por alguna razón hay algo que se le revuelve, hay algo que no le deja en paz. Por alguna razón se siente extraño, cálido y furioso, se siente como sólo se ha sentido una vez en su vida -y apenas la recuerda, más allá de un eco distante de magia y fuerza, de luz roja y encontrar su destino.
Por alguna razón, está seguro de que algo va a salir mal. Prefiere ignorarlo, desde luego.
(Es, al fin y al cabo, su segunda oportunidad.)
Fandom: Fushigi Yuugi
Claim: Hikou/Houjun/Kouran
Notas: wow. Casi ni me acordaba de esto.
Advertencias: non-con (aunque nada explícito)
16.Acto
No pretende hacerlo, claro. No pretende tocarla -no pretende acercarse a ella, en realidad, pero ha sido Kouran quien ha llamado. Y a Hikou le cuesta mirarla a la cara, porque sabe qué ha hecho -sabe que ha besado a su novio y que ha cambiado algo para siempre, entre ellos, que ha sellado su destino, el de los tres. Sabe que no debería hablarle, sabe también que es peligroso -eso sólo puede sentirlo, claro. Una especie de premonición.
Hay algo dentro de él, ahora. Puede que haya estado ahí siempre, claro -siempre cabe esa posibilidad-, puede que haya sido cuestión de suerte el no haberse dado cuenta. Pero está ahí, oscuro y amargo, y son celos y es rabia y es el conocimiento absoluto, es la certidumbre de que esta vez me tocaba vivir a mí. De que ellos tuvieron su oportunidad, de que Hikou siempre ha estado al margen. Es una especie de odio profundo, de amor eterno; es un demonio que crece y crece, que por algún motivo le recuerda al agua, violenta, agitada.
Es empujar a Kouran, en un momento dado, y actuar.
Quedan en un bar, un pub pequeño. Hikou no ha ido nunca, pero ella lo conoce -y esa parte oscura de él se pregunta si habrá estado aquí con Houjun, y se retuerce y chilla de celos y rabia y desesperación-. Dice que es tranquilo, que podrán hablar. Beber.
No sabe en qué momento lo dice. Lo de es injusto que vuelvas a tenerlo. No sabe en qué momento lo dice, pero Kouran abre mucho los ojos. ¿Tú también recuerdas?, pregunta; Hikou niega con la cabeza. Puede que lo haga, pero no está seguro, y lleva muchas cervezas encima; le sale una risa floja, después de responder. Una risa estúpida y un poco amarga, y Kouran anuncia que llevan mucho tiempo allí, que deberían ir a tomar el aire, separarse. No lo dice, pero quiere perderle de vista. Ya.
Sale tambaleándose por la puerta; puede que una parte sea sólo fingida, puede que el mundo no dé tantas vueltas como querría -pero qué importa, si consigue engañarse. Qué importa mientras pueda no pensar.
Es tan absolutamente injusto que esté contigo, Kouran, y lo sabes, susurra, de pronto. Se ríe, después, y ella le mira -y sabe que está asustada, porque tiene los ojos grandes y las pupilas dilatadas y parece a punto de correr, y es su mejor amiga, joder, y le ha traicionado y tiene al hombre que quiere y es todo tan injusto, todo tan estúpido y horrible y se va a repetir. Lo sabe. Simplemente lo sabe.
Es otra voz la que murmura, después, junto a su oído y en su cabeza. Es otra voz la que le llama -comprensiva, insinuante. Es otra voz la que le dice lo que tiene que hacer -lo que quiere hacer-, y él no se resiste. Por qué iba a hacerlo; nunca ha sido bueno controlándose, Hikou. Es un hombre de acción.
Así que actúa.
17.Olvido
Y si ella pudiese olvidarlo, si ella pudiese borrar los siguientes minutos de su memoria y del mundo y de todo, si pudiese esquivarle y huir, correr lejos, lejos, lejos, lo haría enseguida. Ojalá pudiese cerrar los ojos al ataque, ojalá pudiese cambiar esos momentos; lo único que hace es gritar.
Y de pronto hay una boca cubriendo la suya, y es todo saliva y dientes y lengua, y están en mitad de la calle -alguien tiene que pasar. Alguien tiene que ayudarla, pero nadie mira, nadie se acerca, y Kouran no tiene muy claro si llorar es una buena idea, si gritar y arañar e intentar alejarse sirven para algo. Hikou la sujeta, Hikou la golpea, Hikou no es Hikou, en el fondo -puede que su amigo nunca vuelva. Mete la mano en sus pantalones y la acaricia, y ella quiere vomitar, quiere morderle y empujarle y salir corriendo, está asqueada y tiene miedo -se parece demasiado a lo de esa otra vez, ¿no crees?
Se superponen las imágenes, en su cabeza; huele igual que olía en Konan, por un segundo, y está segura de que este es el momento en el que Houjun entra, la salva -les salva a los dos. No ocurre nada de eso.
La ropa se rasga y la piel está tensa, sudorosa, y Kouran se rinde, se deja llevar.
Si pudiera olvidar todo esto, se dice. Si pudiera desaparecer, no ser ella, no estar.
18.Eco
No lo sabe -no puede saberlo. No ve ni oye, no se despierta sudando ni tiene pesadillas, no hay gritos en sus sueños. No hay nada diferente al resto de días, al resto de noches, y Houjun no sabe de qué tiene miedo.
Intenta llamar a Hikou, a Kouran, y ninguno responde, ninguno coge el teléfono -y no es tan importante, en serio. Hay veces en que pasa, en que alguno apaga el móvil y necesita un tiempo, necesita pensar. Hay veces en que les hace falta separarse un poco, unos de otros, respirar aire puro, liberarse.
Por alguna razón, hoy le pone nervioso, no poder hablar con ellos. Por alguna razón hay algo que se le revuelve, hay algo que no le deja en paz. Por alguna razón se siente extraño, cálido y furioso, se siente como sólo se ha sentido una vez en su vida -y apenas la recuerda, más allá de un eco distante de magia y fuerza, de luz roja y encontrar su destino.
Por alguna razón, está seguro de que algo va a salir mal. Prefiere ignorarlo, desde luego.
(Es, al fin y al cabo, su segunda oportunidad.)