Varios Drabbles HP

Dec 07, 2010 13:50

Todo empezó con esta viñeta. Tenía ganas de escribir algo de esta pareja -sí, sé que es rara, pero no es como si se consumara la cosa o algo... es sólo hobby.

Ginny/Tom … Tan real …
Hay días en que se descubre mirándole fijamente, buscando con los ojos cada diferencia, intentando convencerse de que es eso -eso que lo hace distinto a él- lo que le gusta en realidad. Lo que la ha enamorado.
Hay noches en que no puede dormir, Ginevra Potter, y mira a su marido a su lado, ojos cerrados y respiración tranquila, y se asusta. Se parecen tanto, ahora que Harry no es un niño, se parece tanto a Tom que da miedo. Que cuando hacen el amor Ginny se muerde los labios porque no quiere gritar ese nombre.
Es mejor así, se dice. Se ha quedado con el chico bueno, el chico que le importa de verdad, el que está dispuesto a quererla. Uno que no escuchó a esa niña tonta que era ella hace unos años, que no le prometió el cielo, la tierra, un beso; se ha quedado con lo mejor que podía tener.
A veces aún le echa de menos. A Tom, pero al Tom del principio, el que no mataba a su hermano ni destruía al mundo, el Tom Riddle que se limitaba a ser tinta sobre papel, palabras de consuelo y una palmadita en la espalda -imaginaria- cada vez que lo necesitaba, que era a menudo. Ese Tom de pelo oscuro y ojos negros que le tendió la mano y la llevó a la muerte.
Y a veces Harry despierta, la mira fijamente, y Ginny sabe -se conocen muy bien. Harry la entiende, Harry la abraza, Harry la quiere. Se hace pequeña en sus brazos, Ginevra Potter, y se deja achuchar toda la noche.
Esto es real, se dice. Y duerme.

Seguimos con esta, que pretendía ser slash y ha fallado un poco -aunque, si se mira y se remira, todavía podemos hacer que merezca la penas :P Son personajes taaaan secundarios que casi les tengo cariño, la verdad.

Vincent, Gregory … Pesadillas …

Tiene pesadillas.
Se despierta bañado en sudor, llorando; Azkaban no necesita dementores. No para él, al menos.
Procura no recordar nada, al abrir los ojos, dejar la pesadilla donde le corresponde, olvidarlo todo, no pensar. Antes le resultaba más fácil. Cuando no había barrotes ni fantasmas, cuando no habían perdido la guerra y la vida, cuando eran dos -porque tres no fueron nunca.
A Gregory le quedan tres años en la celda, según sus cálculos. No son demasiado buenos, claro -nada es demasiado bueno aquí dentro-, pero son algo aproximado. Tres años y podrá tomar un baño, si es que encuentra una bañera decente, y podrá comer hasta hartarse si es que le queda dinero. Tres años y tendrá que enfrentarse al mundo, solo.
Gregory no quiere salir de Azkaban.
A veces habla con Vincent, le comenta. Le dice que tiene miedo, que el mundo es hostil, peligroso, que un mortífago siempre será un mortífago; la marca de su brazo no se ha borrado. Dirá que Malfoy ha escapado por los pelos, pero que para él no queda salvación posible, porque está solo. Su padre, le dijeron, murió hace algo más de un mes. Pulmonía; una puta enfermedad muggle, Vinz, ¿no es... cómo era la palabra? ¿Irónico?
Vincent se ríe en silencio, como antes. Como cuando era real.
Gregory sabe, por supuesto, que no está ahí. Cómo no saberlo, si tiene grabada la imagen del fuego en la retina, si sueña con él y lo ve una vez y otra y otra más, si maldice el momento en que les enseñaron a matar, a morir por la causa, cuando no les explicaron que a veces es mejor escapar. El Vincent con el que habla no es más que un pobre consuelo, dieciocho años eternos y gallos en la voz. El Vincent con el que habla no estará con él cuando salga, no estará con él nunca más. Y Gregory se siente solo, y tiene miedo, y cuenta los días, demasiado cortos, hacia la libertad.

Esto... no puedo explicarlo. Es como el Ron/Hermione, que me prometí a mí misma no escribir jamás. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Snarry? En fin, pareja sorpresa y hetero, una a la que le tengo un poco de alergia, la verdad -aunque es como todo: si está bien escrita...
De todas formas, ya he escrito Harry/Ginny (véase arriba), así que tampoco he caído taaaaan bajo, ¿no?

Draco/Hermione … Nunca es tarde ...
Como ese derechazo, dice él, y se ríe, y ella, bueno, le imita. Llevan botella y media de whisky de fuego, y a Hermione se le empieza a subir a la cabeza. Ron no ha podido venir -tampoco es que haya puesto mucho interés-, y Harry y Ginny no se apartan el uno del otro. Y maldita reunión de antiguos alumnos, se dice Hermione; quién iba a pensar que iba a acabar hablando con Malfoy.
Pero tampoco está tan mal, se dice. Está entretenida, que ya es algo, y acaba de descubrir que la gente cambia, aunque no mucho, con los años. Que aprenden a aguantarse un poco, unos a otros, e incluso a ser simpáticos.
O eso, o Malfoy es otro con Poción Multijugos.
Me dolió toda una semana, confiesa el rubio, y se ríe. Arruga la nariz al hacerlo, ruidoso y con la boca abierta, relajado. Bendito whisky de fuego, que suelta la lengua y lo hace todo más fácil, más confuso.
Te lo merecías, le dice. Por capullo. Él asiente.
Hey, no iba a decirte que me gustabas. Iba en contra de mis principios. Y algo en Hermione registra la frase, y su cuerpo sigue en automático -bebiendo y riendo y hablando- mientras su mente da vueltas y vueltas.
¿En serio?, dice en un momento, cuando él está hablando de quidditch y ya no viene al caso.
Sí, las Harpies son...
No me refiero a eso. ¿Te gustaba?
Malfoy asiente. Mucho, dice; sonríe un poco de lado. Los años no le sientan bien; los meses en Azkaban, tampoco. Pero tampoco es extraño; son hijos de una guerra, enemigos declarados -a nivel personal y no tanto.
Vaya, dice ella; cualquiera lo habría dicho. Y se ríen otra vez, y esta vez hay algo. Tensión.
Bueno, no es como si fuese fácil declararse a tu enemiga, protesta Draco, y ella se recuerda que es Malfoy, que llamarle por su nombre no entraba en los planes de esta noche.
A decir verdad, nada sale nunca según lo planeado.
Podrías haberlo intentado. A lo mejor...
Me hubieses mandado a la mierda, admítelo. Weasley y tú siempre...
Bésame.
Y él obedece. Y bendito whisky de fuego, que les hace arder y cerrar los ojos y sentirse, boca con boca, otra vez con quince años. Podríamos haber hecho esto antes, murmura Draco. Hermione le responde al oído.
Nunca es tarde para intentarlo.

Remus me pega con todas. Y con todos, aunque eso no se demuestre aquí. Y, cuando era fan del canon, esta pareja era más mejor que el pan con chocolate. Así que nada.

Remus/Tonks ... Mágico...

Quédate quieta, pide, en voz baja. Cierra los ojos. Y la besa, y Nymphadora Tonks siente que le crece el pelo, que le cambia la nariz, que está en plena ebullición y no puede hacer nada por evitarlo. Se ríe, se ríe en medio del beso, porque no sabe qué otra cosa hacer, porque esto no se parece en nada a lo que había imaginado, a lo que quería, porque esto es aún mejor.
Remus besa bien. No, esa no es la palabra. Remus besa... No se puede definir, no. Es mágico.
¿Estás bien? ¿No te...? Y en ese instante se le ocurre pensar que debe de ser imbécil, el chico, porque han hablado de esto miles de veces: no es como si ella no supiera lo que es. No necesita que se lo recuerde a cada segundo; tiene bastante con su madre, gracias.
Vuelve a hacerlo, pide, ordena. Remus sonríe; tiene una sonrisa preciosa, decide Tonks. Podría matar por ella, piensa, y sabe que es cierto. Y el segundo beso es aún mejor, porque no hay miedo -porque él se siente bien, se siente casi tan bien como ella, seguro-, y el tercero y el cuarto salen casi sin quererlo. Tonks suspira; Remus enreda los dedos en su pelo. Y es perfecto, entre los dos, y Nymphadora nunca ha sido una princesa, pero ahora cree en los cuentos de hadas, y se deja llevar, se enamora. Será suya por siempre, decide.
Para toda la eternidad.

Y sí, también quería escribir de ellos. Me encantan, les adoro, son geniales. En serio. Y más todavía cuando están juntos y se odian o se desprecian o algo.

Petunia, Lily, Severus ...Hermanas...

Petunia no tiene nada en su contra, en realidad. Es raro, eso lo admite, es un chico raro y desagradable, mal vestido, pero no es como si fuese a odiarle por eso. No, desde luego que no. Lily puede ser amiga de quien quiera, al fin y al cabo.
Pero luego llegan las cartas, y Tuney Evans sabe -está segura- de que es culpa de él, de ese niño, de las ideas raras que ha metido en la cabeza de su hermana pequeña. Puede que sea una broma, incluso, una forma de reírse de ellas. De Lily.
Le enfrenta. Es una tarde más, una tarde como cualquier otra; Lily ha ido a por limonada, y el niño de pelo negro y abrigo enorme está esperando en la puerta, y Petunia aprovecha para acercarse, decirle que es culpa suya, que sabe lo que está haciendo. Envenenas a mi hermana, dice. No eres bueno para ella. Nunca serás nada para Lily.
Y no sabe que está haciendo daño -o quizás sí lo sabe, pero qué importa. Ese chico le ha quitado a Lily, a su Lily, y se monta en un tren con ella y se la lleva lejos, y cuando Lilianne Evans vuelve en Navidades no es la misma. Habla de varitas y de hechizos, de gente tan rara como él, como ellos. Tuney habría querido ir con ella, protegerla, pero se queda atrás, se queda sola. Y tuerce el gesto cada vez que su hermana se acerca, porque ya no es Lily, ya no es como antes.
Sal de mi vida, le pide un día. Lily lo hace.

Ya, ya. Lo último. No pretendía escribir de ellos, en serio, pero salió así porque sí. Pareja rara, pero canon, al fin y al cabo.

Ron/Lavender … Seis ...

Ser el sexto de siete hermanos no te da unas grandes perspectivas en la vida. Ser el sexto de siete hermanos significa no estrenar nada, nunca, porque no está lo suficientemente estropeado -crecen rápido, todos ellos, y Molly no da abasto comprando la ropa-; significa que las camisas te quedan grandes, o pequeñas, porque eran perfectas para Bill o Charlie o incluso Percy, pero Fred y George las dieron de sí o las encogieron -suelen hacer esas cosas.
Ser el sexto de siete hermanos supone tener una familia enorme, gente que te quiere y que te cuida y que siempre ha sido mejor en todo. Gente que ya ha pasado por ahí antes, que puede presumir de haber sido Prefecto o capitán de quidditch, de haber besado a chicas y gastado bromas a los profesores; significa que el nombre Weasley sale de forma casi automática de cada boca, que sólo eres un montón de pelo rojo y ropa usada a los ojos de todos. Nunca Ron, nunca tú mismo; sólo una copia barata.
Y es por eso que le extraña tanto, cuando se fijan en él. Cuando ella le mira de esa forma, y le dice me gustas y le besa, le besa con ganas y con fuerza -no ve a sus hermanos, Lavender, no ve a sus hermanos ni a Harry, que es el héroe; sólo a Ron, y eso es bueno. Y se deja llevar, porque las tripas le dan saltos y tiene ganas de reírse como un imbécil y de saltar y gritar. Se siente bien. Se siente Ron.

f: harry potter, drabbles, fanfiction

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