Tabla Momentos: 01, 02, 28
Long time no write, supongo. Así que aquí van. Ya quedan menos.
Tabla Momentos
Fandom: Harry Potter
Claim: James/Lily
1. Brillo
Sólo necesita un segundo. Sólo un segundo, y un movimiento rápido, y ya la tiene en sus manos.
James no es buscador, ni quiere serlo. Es sólo que le gusta, eso de intentar atrapar la snitch, perseguirla a toda velocidad aun cuando sabe que es imposible, que nunca alcanzará ese brillo dorado. Le gusta no querer rendirse, ser más cabezota que nadie, obtener la recompensa, al final. Porque siempre -siempre- la coge. Aunque tarde toda la tarde y parte de la noche.
Es por eso que tampoco deja que ella se escape, que se vaya muy lejos. Es brillante y dorada como una snitch, Lily Evans, es brillante y preciosa y está tan fuera de su alcance. Y James no puede dejarlo estar, no puede olvidarse de ella, a pesar de las decepciones, a pesar de que, cada vez que se acerca, la pelirroja intenta hechizarle. Sería más fácil, supone, fijarse en otras chicas, rendirse. Sería más fácil bajar a tierra y desmontar de su escoba, dejar de perseguir la snitch, la pelota que le hará ganar el partido, también. Pero James es cabezota. Y, si alguna vez consigue un beso, la persecución habrá valido la pena.
2. Riesgo
Es arriesgado, pero no todo en la vida, dice ella, es quedarse sentada esperando. Es arriesgado, pero merece la pena. Hay que luchar por lo que crees, por lo que quieres, y Lily Evans está dispuesta a hacerlo.
Empieza por prepararse mentalmente. Se coloca frente al espejo, ensaya muecas y sonrisas que no la convencen del todo, se imagina que es El Momento y que está frente a él, y que joder, es ahora o nunca. Y se tira de los pelos; no hay manera, se dice.
Luego se arregla. Vestido corto, como le dice una chica de sexto -aunque puede que se esté burlando de ella, nunca se sabe-, un poco de tacón, algo de maquillaje. Se pinta los labios y los ojos, y aprieta los puños, baja las escaleras.
James la espera abajo.
¿Nos vamos?, pregunta, y Lily casi se echa a llorar. No hay una mirada de más, no hay comentarios ni silbidos, ni siquiera un mísero piropo. Asiente con la cabeza. Vámonos, dice.
Sólo se lo pregunta después, cuando han bebido tres cervezas de mantequillas y James tiene más color en las mejillas que ella. Sólo entonces le dice ¿Ya no te gusto? Y James niega con la cabeza.
¿Por qué preguntas eso?
No me has dicho nada. ¿No te gusta como voy vestida?
Él traga saliva. Pensé que no querías que te dijera nada. Como siempre me gritabas y tal...
Imbécil, murmura ella, pero se le escapa una sonrisa. Cómo me va a importar.
Entonces, empieza James, al cabo de un instante, ¿puedo preguntarte otra cosa?
Supongo. No está segura de que esto le dé buena espina.
¿Te importa si te beso? Y no, a Lily no le importa, y es un beso precioso y tierno en la mejilla, y se siente tan tonta con su vestido corto, el pelo recogido y el maquillaje que casi se echa a reír, en voz alta y en mitad de todo. Le gusta cómo salen las cosas, esta tarde. Se alegra de haberse arriesgado, desde luego.
28. Afecto
Lily Evans acaba de descubrirlo: no está saliendo con James Potter. Oh, no, señor. Una no sale con James Potter, simplemente; una sale con toooodos los Merodeadores. Con los cuatro. Para lo bueno y para lo malo. Y no puede decir que le guste.
Para empezar está Sirius. Y supone que para seguir y para terminar, y para suicidarse también, porque es el encargado no-oficial de hacer de su vida un infierno. Parece empeñado en que Lily demuestre que no es suficiente para James y, sinceramente, el rollo de padre paranoico empieza a ponerla nerviosa. Mucho.
Y no es que sea mala gente, en realidad. Es simpático, cuando quiere -que es casi nunca, con ella-, y se puede hablar con él si no tienes interés en que alguien te escuche, y, eso sí, es insultantemente guapo. Tanto, que Lily a veces se tiene que controlar a sí misma para no quedarse mirando, y recordarse que tiene novio. Y que ODIA a Sirius Black, muchas gracias.
Luego tenemos a Remus, y ya que nos ponemos a criticar, es casi peor que el anterior. El papel de chico bueno y callado lo deja para los de fuera, eso está claro; tiene una mala leshe increíble, cuando lo conoces bien. Es sólo que, por lo visto, su religión debe de impedirle pagar nada con sus amigos o con desconocidos, lo cual deja solamente a Lily como posible candidata. Y, sinceramente, si ahora mismo le dijeran que es un hombre lobo no le extrañaría en absoluto.
Y tampoco es que le odie, la verdad, ni que alcance el nivel de Sirius en cuanto a tocanarices. En realidad, el chico es un encanto cuando se lo propone -bastante más a menudo que cualquiera de los demás-, y al menos le mira a los ojos cada vez que le habla. Es más, quizás la mira demasiado a menudo a los ojos. Pero tampoco va a protestar.
Por último está Peter. No es que Lily no tenga nada que decir de él, que no lo tiene; es sólo que, si lo tuviera, tampoco lo haría. No cree que tenga nada de personalidad, ese chico, no le cree especialmente capaz de pensar siquiera por sí mismo. O de alimentarse.
Eso sí, es el único que sale en su defensa, aparte de James. O cuando discute con James, ya que estamos. Y no ha delatado a sus amigos ni una sola vez -Lily todavía recuerda el incidente de cuarto, y el de quinto, y el de sexto... ah, no, en sexto no hubo-, así que, supone Lily, es un buen chaval. Lástima que sea tan bajito, tan tímido y tan... invisible.
Cada vez que se lo dice a James, él se ríe. No seas exagerada, le responde, y le besa, y Lily se siente francamente incómoda con los otros tres delante. Está empezando a pensar que su primera vez será una orgía. Al fin y al cabo, esos cuatro lo comparten todo.
¿No podemos tener un poco de privacidad?, pregunta un día. James sonríe de medio lado. Ya la tenemos, le dice. Estamos en familia. Y Sirius se echa a reír, y Remus frunce el ceño -Lily no llega a fijarse en la expresión de Peter, la verdad-, y Lily decide que se ahorcará, se ahorcará antes de cogerles cariño a ninguno de los tres.
Una semana después se encuentra calculando qué tipo de cuerda aguantará mejor su peso. Y es que es difícil no tenerles afecto a esos Merodeadores.
Tabla Momentos
Fandom: Harry Potter
Claim: James/Lily
1. Brillo
Sólo necesita un segundo. Sólo un segundo, y un movimiento rápido, y ya la tiene en sus manos.
James no es buscador, ni quiere serlo. Es sólo que le gusta, eso de intentar atrapar la snitch, perseguirla a toda velocidad aun cuando sabe que es imposible, que nunca alcanzará ese brillo dorado. Le gusta no querer rendirse, ser más cabezota que nadie, obtener la recompensa, al final. Porque siempre -siempre- la coge. Aunque tarde toda la tarde y parte de la noche.
Es por eso que tampoco deja que ella se escape, que se vaya muy lejos. Es brillante y dorada como una snitch, Lily Evans, es brillante y preciosa y está tan fuera de su alcance. Y James no puede dejarlo estar, no puede olvidarse de ella, a pesar de las decepciones, a pesar de que, cada vez que se acerca, la pelirroja intenta hechizarle. Sería más fácil, supone, fijarse en otras chicas, rendirse. Sería más fácil bajar a tierra y desmontar de su escoba, dejar de perseguir la snitch, la pelota que le hará ganar el partido, también. Pero James es cabezota. Y, si alguna vez consigue un beso, la persecución habrá valido la pena.
2. Riesgo
Es arriesgado, pero no todo en la vida, dice ella, es quedarse sentada esperando. Es arriesgado, pero merece la pena. Hay que luchar por lo que crees, por lo que quieres, y Lily Evans está dispuesta a hacerlo.
Empieza por prepararse mentalmente. Se coloca frente al espejo, ensaya muecas y sonrisas que no la convencen del todo, se imagina que es El Momento y que está frente a él, y que joder, es ahora o nunca. Y se tira de los pelos; no hay manera, se dice.
Luego se arregla. Vestido corto, como le dice una chica de sexto -aunque puede que se esté burlando de ella, nunca se sabe-, un poco de tacón, algo de maquillaje. Se pinta los labios y los ojos, y aprieta los puños, baja las escaleras.
James la espera abajo.
¿Nos vamos?, pregunta, y Lily casi se echa a llorar. No hay una mirada de más, no hay comentarios ni silbidos, ni siquiera un mísero piropo. Asiente con la cabeza. Vámonos, dice.
Sólo se lo pregunta después, cuando han bebido tres cervezas de mantequillas y James tiene más color en las mejillas que ella. Sólo entonces le dice ¿Ya no te gusto? Y James niega con la cabeza.
¿Por qué preguntas eso?
No me has dicho nada. ¿No te gusta como voy vestida?
Él traga saliva. Pensé que no querías que te dijera nada. Como siempre me gritabas y tal...
Imbécil, murmura ella, pero se le escapa una sonrisa. Cómo me va a importar.
Entonces, empieza James, al cabo de un instante, ¿puedo preguntarte otra cosa?
Supongo. No está segura de que esto le dé buena espina.
¿Te importa si te beso? Y no, a Lily no le importa, y es un beso precioso y tierno en la mejilla, y se siente tan tonta con su vestido corto, el pelo recogido y el maquillaje que casi se echa a reír, en voz alta y en mitad de todo. Le gusta cómo salen las cosas, esta tarde. Se alegra de haberse arriesgado, desde luego.
28. Afecto
Lily Evans acaba de descubrirlo: no está saliendo con James Potter. Oh, no, señor. Una no sale con James Potter, simplemente; una sale con toooodos los Merodeadores. Con los cuatro. Para lo bueno y para lo malo. Y no puede decir que le guste.
Para empezar está Sirius. Y supone que para seguir y para terminar, y para suicidarse también, porque es el encargado no-oficial de hacer de su vida un infierno. Parece empeñado en que Lily demuestre que no es suficiente para James y, sinceramente, el rollo de padre paranoico empieza a ponerla nerviosa. Mucho.
Y no es que sea mala gente, en realidad. Es simpático, cuando quiere -que es casi nunca, con ella-, y se puede hablar con él si no tienes interés en que alguien te escuche, y, eso sí, es insultantemente guapo. Tanto, que Lily a veces se tiene que controlar a sí misma para no quedarse mirando, y recordarse que tiene novio. Y que ODIA a Sirius Black, muchas gracias.
Luego tenemos a Remus, y ya que nos ponemos a criticar, es casi peor que el anterior. El papel de chico bueno y callado lo deja para los de fuera, eso está claro; tiene una mala leshe increíble, cuando lo conoces bien. Es sólo que, por lo visto, su religión debe de impedirle pagar nada con sus amigos o con desconocidos, lo cual deja solamente a Lily como posible candidata. Y, sinceramente, si ahora mismo le dijeran que es un hombre lobo no le extrañaría en absoluto.
Y tampoco es que le odie, la verdad, ni que alcance el nivel de Sirius en cuanto a tocanarices. En realidad, el chico es un encanto cuando se lo propone -bastante más a menudo que cualquiera de los demás-, y al menos le mira a los ojos cada vez que le habla. Es más, quizás la mira demasiado a menudo a los ojos. Pero tampoco va a protestar.
Por último está Peter. No es que Lily no tenga nada que decir de él, que no lo tiene; es sólo que, si lo tuviera, tampoco lo haría. No cree que tenga nada de personalidad, ese chico, no le cree especialmente capaz de pensar siquiera por sí mismo. O de alimentarse.
Eso sí, es el único que sale en su defensa, aparte de James. O cuando discute con James, ya que estamos. Y no ha delatado a sus amigos ni una sola vez -Lily todavía recuerda el incidente de cuarto, y el de quinto, y el de sexto... ah, no, en sexto no hubo-, así que, supone Lily, es un buen chaval. Lástima que sea tan bajito, tan tímido y tan... invisible.
Cada vez que se lo dice a James, él se ríe. No seas exagerada, le responde, y le besa, y Lily se siente francamente incómoda con los otros tres delante. Está empezando a pensar que su primera vez será una orgía. Al fin y al cabo, esos cuatro lo comparten todo.
¿No podemos tener un poco de privacidad?, pregunta un día. James sonríe de medio lado. Ya la tenemos, le dice. Estamos en familia. Y Sirius se echa a reír, y Remus frunce el ceño -Lily no llega a fijarse en la expresión de Peter, la verdad-, y Lily decide que se ahorcará, se ahorcará antes de cogerles cariño a ninguno de los tres.
Una semana después se encuentra calculando qué tipo de cuerda aguantará mejor su peso. Y es que es difícil no tenerles afecto a esos Merodeadores.