Homenaje al perdedor

Jun 17, 2004 14:30

Hoy vamos a tirar de archivo de nuevo, porque no me da tiempo de actualizar comme il faut. Supongo que muchos de vosotros ya estaréis en contacto con el estilo de nuestro amigo Hank Bukowski, uno de mis autores favoritos y retratista sin parangón de perdedores y demás fauna urbana. No soy una entendida, ni mucho menos, pero en Bukowski hay algo que me recuerda a Zola, pero sin ese afán naturalista tan sórdido. Lees La senda del perdedor, de Bukowski, y hallas personajes extraños, descritos con crudeza pero al tiempo, de una manera singular. Como la tragedia de lo cotidiano, supongo. Al final, acabas enamorándote de sus personajes. Aquí va un pequeño homenaje a la figura del perdedor. No he tenido miramientos en echar mano de todos los tópicos posibles, y os sonará familiar el barman.Es un monólogo. Espero que os guste.

***

"Ponme otra, Moe. Ya sabes. Bourbon. Últimamente me ves bastante, ¿eh?. Mi mujer es una puta. ¿Sabes lo que me dijo este mediodia? Que me buscara un trabajo, que Charlie tiene que estudiar. Estudiar. No hace nada, se pasa el día tirado en el sofá, y dice ahora que quiere estudiar. No tengo dinero, tío. No, no, tengo lo suficiente para pagarte esto. Me refiero a sus estudios. ¿Para qué estudiar? Si total, no lo va a hacer más feliz. Mírame a mí, soy un puto desgraciado. Lo que me revienta de veras es que Mae se pasa el dia pintándose las uñas delante del televisor. Ella sí que no trabaja. Siempre me pone la misma excusa: “que me la espalda”. Nunca quiere hacer el amor tampoco. La miro y me parece gorda, no tiene nada que ver con cuando era joven. Hombre, nos casamos porque Charlie nació. Si no, no estaría con ella. A veces... Las mujeres también destiñen, como las flores de la cortina de la cocina. Es como si de tanto frotarlas fueran perdiendo brillo. Y al final todas parecen iguales. Pesadas, colgando, gastadas y medio rotas por abajo. Es como Nueva Orleáns. ¿ Tú has ido, Moe? Yo tampoco, pero algún día iré. Una hermana de Mae estuvo el verano pasado y nos envió una postal. Parece bonita. Ya sabes, el tipo de lugar en el que uno querría hacerse viejo. Y las chicas son muy guapas en Nueva Orleáns. Yo conocí a una chica de allí y era...impresionante. Nos conocimos cuando yo servía en el ejército y estábamos en Fort lauderdale. ¡Menudos éramos!. Me acuerdo que estábamos en un club llamado Rosie´s Night y habían muchas chicas. Algunas eran...pagando, ya sabes. Pero la mayoría no, y siempre íbamos allí a ver si conseguíamos algo con alguna. La mía se llamaba Fiona. O Martha, no sé, no me acuerdo muy bien. Tenía unos ojos del color de este bourbon, así, amarillos, muy bonitos, y las medias le brillaban con las luces. Era dorada. Me escribió en una servilleta su número, pero esa noche Hank se emborrachó y cuando se puso a vomitar tuvimos que limpiarlo de alguna manera. Y bueno, supongo que tiré su número sin querer. Me volví loco. Volví cada noche a ver si estaba, y le preguntaba siempre a las otras chicas. Les preguntaba si sabían algo de la chica de Nueva Orleáns con los ojos dorados. Unos ojos que deseaba apurar de un trago. No sabían nada de nada. A lo mejor no se llamaba Fiona...no sé por qué recuerdo esto ahora. Sólo la vi esa noche, pero siempre que pienso en aquello me siento raro, Moe...como si volviera a oler el Rosie´s y me apretara la camisa del ejército de nuevo. Es que siempre he sido ancho de espaldas, nunca me ha cabido nada a la primera, ni siquiera el corazón, jajaja. Maldito Hank, si no fuera porque no sabía beber, aún tendría el número de Fiona. Y a lo mejor viviría con ella en Nueva Orleáns, en una casa cerca del mar. Nada de verlo por la tele, o planear unas vacaciones a California que nunca se hacen. No. Ver el mar de verdad, y ver los farolitos esos rojos agitarse con el viento del verano. Beber bourbon en el porche y limpiar mis zapatos con cuidado. Y tener jarrones de verdad, no botellas de cerveza con claveles dentro. Si Hank no se hubiera emborrachado, a lo mejor viviría en Nueva Orleáns. Qué rara es la vida, Moe. ¿Cuántas llevo?. Eh, esa te la pago mañana. En serio. Te lo juro. Es que ahora estoy sin blanca. Creo que voy a marcharme ya. Mi familia me espera en casa.
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