DON DE FLUIR

Jun 28, 2008 13:18

     Soy muy impaciente, lo reconozco. No quería publicar lo que estoy escribiendo hasta tenerlo acabado del todo, pero estoy tan insegura del texto que necesito que lo leáis y que seáis muy pero que muy sinceras.
Antes de que lo leáis debo hacer una aclaración. Ya os comentaba el otro día que escucho a Jorge Drexler de manera compulsiva y que sus canciones me llenan tanto que no he podido evitar "tomar prestadas" varias frases, sobre todo en la primera parte. No ha sido por vagueza, lo prometo, solo porque él sabe hablar de amor como nadie.
El título del relato  es el título de una de sus canciones.

Yo soy tan solo uno de los dos polos, de esta historia la mitad. Después de todo solo una variable de esta polaridad. Tu estas en el otro extremo de la línea, como mi fuente de salud, inalcanzable, pero  cercana
    Te deseo, mire donde te mire te veo,  nos imagino amándonos por vez primera vez, con el magnetismo de dos cargas opuestas buscando lo mismo, mas y menos, fabuloso complemento de todo lo que hemos vivido.
Somos dos seres distintos, complementarios y contrarios, hay un dulce magnetismo, un beso mantenido en el aire, en el espacio, en el tiempo … viéndote en todas partes, sintiendo como el peso es demasiado, pero que empieza a quebrarse, que pronto saldrá volando…porque si todo empieza y todo tiene un final, debo suponer que la tristeza también.
    Han pasado semanas desde tu revelador viaje a África. Te aseguro que mi tormento no ha sido lo que hicieron conmigo, ni la muerte de Diana. Mi tormento es esa mirada perdida, esa tristeza contenida, te miro disimulando en la oficina, tu escondes las lágrimas y yo respeto el espacio, pero quisiera que miraras cuando te miro, que leyeras en mis ojos que no es solo amistad, que no basta con sabernos lo mas importante el uno para el otro. Demasiado deseo contenido, demasiada tensión para una habitación tan pequeña.  Quisiera sentir por un momento donde comienza tu cuerpo y termina el mío, saber cuanto de esto es amor y cuanto es deseo, ni siquiera se si se puede separar. No se si esto es real, o una mas de mis locuras. Demasiada empatia, demasiada energía desaprovechada, empiezo a dudar en mi causa, en nuestra causa. ¿Tengo razón? ¿Estoy equivocado?. ¿Quién no ha dudado de su propio corazón?.
    Imagino un beso que se hace calor, luego caricias a puntas de dedos que se clavan en la espalda, que se convierten en susurros, los susurros se elevan …, demasiada imaginación, demasiado vivido para ser solo un pensamiento, casi una obsesión.. Tanto correr, sin ir a ningún lugar … buscar el momento, nunca es el apropiado, dando vueltas, en circulo.
    Tanto mirar tu boca no debe ser sano, tanto pensar en ti antes de dormirme, tanta cobardía junta por no decirte más que medias verdades,  demasiado anhelo dirigido hacia ti. A veces también lo veo en tus ojos, ¿son imaginaciones?.No. Te conozco demasiado bien, igual que tú a mí. Por todas las batallas perdidas, por seguir vivos, a pesar que antes de conocerte la vida no era más que una obligación con la que estuve muchas veces a punto de terminar. Ahora ya no podría, y las veces que he estado a punto de morir se que mi alma hubiera partido hacia ti, cruzando las estaciones, las constelaciones, los momentos.
En este instante, precisamente se que donde tu estés estará mi norte.

I

Dana Scully era todo un torbellino de sentimientos contrariados, la realidad se volvía gelatinosa, sin forma. Todo parecía un sueño. Se sentía exhausta, deprimida, derrotada. Como siempre lo escondería tras su entereza eterna. Se envolvió en la manta del sofá y lloró, si ,ella lloraba . Nunca delante de nadie .Pensaba y repasaba mentalmente las últimas semanas. Había apartado el viaje a África y lo que allí había descubierto y vivido a un rincón de su mente, necesitaba tener las ideas más claras, analizarlo con calma. Solo podía pensar en Mulder …
Se maldecía por sentirse como una adolescente, se maldecía por que su mente repetía en bucle las palabras de Mulder. Si pudiera volver en el tiempo a ese instante … simplemente le besaría.¿Por qué no rodó sus labios en vez de la yema de los dedos? Aún le cosquilleaban ante el recuerdo.
Esa misma mañana en la oficina, la primera en la que Mulder volvía a trabajar después de la barbarie que casi le cuesta la vida ,sintió el despacho más pequeño , más oscuro más abajo que nunca. A punto estuvo de echarse a llorar, sin razón. Rezó para que el no notara nada, pero era Mulder, el siempre observador Mulder, seguro que había notado algo extraño en su comportamiento.
Por supuesto las rutinas siguieron su curso. Ella ordeno papeleo mientras  Mulder se reunía con Skinner mas de una hora, no preguntó, el tampoco le contó nada al respecto. Comieron juntos sin hablar mucho y sin más cada uno se fue a su casa como si nada hubiera cambiado.¡Pero todo había cambiado!.
     Miro la hora, casi la una de la madrugada de un miércoles. Ella necesitaba ocho horas de sueño y en seis debería levantarse. Se arrebujo más en la manta e intento dejar la mente en blanco, intento pensar en el mar.

II

Si me hubieran ofrecido un millón de dólares en el instante en el que golpeé la puerta de Scully a cambio de  la razón por la que estaba allí a la una de la madrugada ,sin dudarlo lo hubiera perdido. La determinación con la que salí de mi apartamento se quedó en los dos semáforos que me salté y los insultos que me profirieron los conductores con los que casi choco.
    Tenía temblor en las rodillas, cosa ciertamente ridícula tratándome de una persona lo suficientemente adulta para no sufrir ese tipo de alteraciones. El corazón me latía fuerte y sentía como las palabras se me atragantarían antes de salir de la garganta, en cuanto la tuviera delante, en cuanto me mirara.
    Tardo bastante en abrir o eso me pareció a mi, supuse que ella estaba durmiendo, que no era nada apropiado lo que estaba haciendo a esas horas, lo único que conseguiría sería una cara soñolienta que se pasaría al enfado. Pero cuando abrió la puerta y la vi bien despierta y con los ojos llorosos sentí que algo fallaba, que algo pasaba. Ella se hizo a un lado para dejarme pasar, yo balbuceé un hola, lo único que ese momento era capaz de decir.
-¿Te preguntaras que hago aquí?- le dije, y me odie por la pregunta.
-¿No podías dormir?- contesto encogiendo levemente los hombros. Yo solo pude sonreír. Parecía tan vulnerable, tan distinta … La alarma sonó, una voz interior me advirtió que no era ocasión para retroceder.

III

Cuando oyó los golpes en la puerta ni siquiera se sobresalto, sabía que era Mulder. Su intuición, ese sentimiento en el que nunca había confiado, no fallaba últimamente.
Abrió la puerta tranquila, no iba ocultar que había llorado ni que estaba despierta, no delante de él. Ya era suficiente. Siete años son más que suficientes. No había nada que perder, ni nada que ganar. Es más después d tantas batallas perdidas juntos, no había ya lugar para la derrota. No entre ellos.
El hizo la pregunta que ella imaginaba iba a hacer y  contesto por inercia.
Scully le invito a sentarse en el sofá y como tantas otras veces se dispuso a preparar té. Pero mientras hervía el agua sintió que aquella vez era diferente. No era té para consolar. No había una muerte que lamentar, no una derrota, no era Mulder enfermo, ni llorando, ni triste …
Mulder había acudido a su casa, con brillo en los ojos. Con una sonrisa antes de que ella se fuera a la cocina. No era capaz de leer su mente, pero sabía que esa noche el circulo por fin se cerraría. El agua comenzó a hervir con su sonoro borbotón. Ella alargo la ceremonia de preparar la bandeja con las tazas. El corazón latiendo fuerte, se mojaba de manera inconsciente los labios de manera nerviosa. Sintiéndose mujer y no compañera.

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