[Kaisoo Oneshot/ TRAD / Especial de Navidad] Jjangu Bells.

Dec 12, 2013 14:25





Titulo: Jjangu Bells
Autor: afterwejump
Pareja: kaisoo
Calificación: PG
Genero: Navidad!au, humor, fluff, angst
Largo: 2000 palabras
Link fanfic original: Jjangu Bells

T/N: Este Fanfic me gusto mucho, TUVE que traducirlo, lloré, de verdad lloré, pero NO ES TRISTE. No se como explicarlo, mucha melancolía. No creo que cause la misma impresión en español así que espero que puedan leerlo en ingles también. Hice todo lo que pude con mi lamentable capacidad para que quede el sentimiento lo más parecido posible. Agradezcan por favor en los comentarios a la autora original quien nos regaló este especial de navidad y si le gustó la traducción, comenten también, y si tuve algún error o algo así, también pueden comentarlo. Desde ya gracias por leerlo and thank you so muck author-nim for allowed me this translation.
¡Disfruten!

Resumen: Jongin no cree en la navidad, en los milagros, los deseos ni la magia. Pero tal vez, Kyungsoo pueda cambiar su pensar.


Jongin no sabría que es Navidad si no fuera porque el empleado de la tienda le estaba deseando una “¡Feliz Navidad!” mientras se guardaba el recibo en su bolsillo. Asintió respetuosamente hacia aquel chico quien llevaba puesta una cinta en su cabeza, la cual tenía cuernos de reno. Jongin no estaba seguro de si aquello le parecía tierno o estúpido.

Ambos, decidió. Pero más tierno que estúpido.

-Gracias-, Jongin formó una sonrisa (más como una mueca) para después leer la identificación del empleado, - ¿Kyungsoo?

El chico rebosó de alegría ante él. -Estuviste esperando mucho tiempo para este día, Jongin. Tu deseo de Navidad finalmente se hará realidad.

Jongin bufó, sin saber cómo responder. Hubo una vez un tiempo cuando el cubría los pasillos con ramas de acebo y haría “Fa la la~” como todos los demás. Pero después, varias Navidades atrás, la decoración comenzó a parecer más estridente que alegre y los bastones dulces, empezaron a saber cómo pasta dental. Para Jongin, todo el ritual se veía muy superficial, donde el verde solo crecía en las cuentas de banco de los directores ejecutivos. No creía en los milagros navideños, o aunque sea ya no lo hacía.

De todas formas, antes de que Jongin pudiera formar una buena respuesta, Kyungsoo ya estaba sonriendo y saludando al otro cliente de la fila.

Ja, tal vez era un extraño pervertido.

Las bolsas de plástico colgaban de sus brazos y sus manos se encontraban bien metidas en los bolsillos de su abrigo, Jongin caminaba fuera de la tienda de conveniencia previniéndose de la pared de viento helado que golpeaba su rostro. Debería haberse puesto una bufanda, o un gorro… o los dos.

Pero ya era muy tarde, así que enfrentó el clima frío acompañado de los gordos copos de nieve que caían en sus pestañas. Molesto, parpadeó para que salieran. Tal vez se sentiría más como Navidad si las veredas no estuvieran cubiertas en agua nieve gris/marrón, o si respirar el aire congelado no quemara todo hasta sus pulmones, o si no estuviera sintiendo tanto, tanto frío.

Tembló cuando el frío traspasaba por su campera y enfriaba su cuerpo entero.

Quedándose ahí, en la vereda viendo la ocupada carretera delante suyo, vio un auto rojo pasar y fue cuando la realización le pegó.

- ¿Cómo sabía ese empleado mi nombre? -musitó.

Recordó la conversación de hace algunos minutos atrás y distintivamente recordaba a Kyungsoo llamarlo por su nombre. Lo llamó Jongin.
Tal vez realmente era un extraño pervertido.

- ¡Jongin!

Con algo de mala gana, se giró para ver al empleado quien todavía tenía puesto esos estúpidamente tiernos cuernos y su nariz estaba roja por el frío. Le sonrió a Jongin quien se sintió inexplicablemente cálido.

-No es como si fuera de mi incumbencia pero, ¿no deberías estar en la tienda ahora? -dijo Jongin.

Kyungsoo agitó su cabeza - No trabajo allí.

Y esto era por lo que no creía en Navidades, milagros, deseos ni la magia. La realidad era que acosadores vagaban por aquellas zonas y seguían desprevenidamente hasta sus casas a idiotas como Jongin.

-Pero estabas atrás de la registradora-

-La razón por la que estoy aquí-, interrumpió Kyungsoo, -es porque voy a conceder tu deseo de Navidad, Jongin.

- ¿Cómo sabes mi nombre? -Entrecerrando sus ojos, el más alto preguntó.

Si este pervertido llamado Kyungsoo lo atacaba, Jongin por lo menos tenía una bolsa de plástico llena de suministros aleatorios de la tienda. En realidad, no quería romper su nueva botella de shampoo (porque se quedo sin más el otro día y verdaderamente lo necesitaba), pero puede usarla como un arma si tiene que hacerlo. Incluso si la botella no pudiera hacer ningún daño, estaba seguro de que podría llenar de shampoo los ojos de su atacante y salir corriendo.

-Tal vez esto aclare las cosas -, dijo Kyungsoo y buscó en los bolsillos de su abrigo por algo.

¿Qué si era un cuchillo? ¿Qué si Kyungsoo lo apuñalaba justo ahí y lo dejaba muerto en la nieve? No quería morir con sus pantalones o medias mojadas. Sintió un escalofrío. Medias mojadas eran lo peor, especialmente cuando usaba botas porque entonces, el agua se movería dentro de ellas y ese era una sensación tan desagradable, y-

-Esto-, el bajito le dio una pieza de un arrugado papel de cuaderno. Cuando Jongin la abrió sus ojos se agrandaron. Era su letra. Bueno, era su letra de hace 15 años atrás.

Querido Santa,

Por favor, tráeme a Jjangu de vuelta. Te daré leche y galletas como recompensa.

-Jongin.

Escenas aparecieron en frente de sus ojos: esas en las que su madre cargaba un toy poodle cuando bajaba las escaleras en una mañana de Navidad. Momentos en los que Jongin abrazaba al cachorrito y chillaba -Jjangu, Jjangu-, donde Jongin le daba golosinas a escondidas a su nueva mascota (y galletas para él), donde se tiraba un gas y echaba la culpa a Jjangu, también donde Jjangu cobraba venganza comiéndose su tarea al día siguiente. Momentos en los cuales Jongin llevaba al perrito a pasear porque él, enserio, enserio necesitaba perder peso antes de comer todo esos dulces y donde Jongin complacía a Jjangu con más golosinas porque no sabía cómo decirle no a esos ojos.

Quitándose las lagrimas (no, no era lagrimas, se convenció a sí mismo; solo eran copos de nieve) de sus ojos, apartó su mirada del papel. Kyungsoo le dio una esperanzadora sonrisa.

- ¿Cómo obtuviste esto? - Cuestionó.

-Ya te lo dije, estoy aquí para conceder tu deseo de Navidad.

-Pero Jjangu murió años atrás-, comentó. -Lo atropelló un coche.

Dolía pensar sobre ese día de Septiembre, cuando Jjangu escapó. Jongin buscó por todos lados, olvidando sus tareas diarias porque ninguna de esas importaba si su mascota no estaba a su lado. Había corrido por las calles, rogando porque su Toy poodle regresara, para volver a casa con él. Si regresaba entonces lo hubiera alimentado con todos los dulces que quisiera.

Fue su padre quien encontró el cuerpo sin vida de Jjangu sobre la carretera que estaba cuatro cuadras lejos de su casa.
Los ojos de Kyungsoo se suavizaron, -Vamos a casa, Jongin.

A pesar del clima frío, la mano de Jongin se sentía cálida en la de Kyungsoo. Dejó que el más bajo lo lleve por las calles. No sabía cómo es que el desconocido, conocía donde vivía, pero decidió aceptarlo así.

Cuando llegaron al departamento, Jongin abrió la puerta. Dio un paso dentro y escuchó un ladrido familiar. Incrédulo inmediatamente se giró a Kyungsoo quien le dio una alentadora sonrisa.

- ¿Cómo?

-Solo porque hayas dejado de creer en milagros, Jongin, no quiere decir que no existan-, respondió Kyungsoo.

Tal vez solo ahora, pensó mientras alzaba a Jjangu y lo abrazaba fuerte para recuperar esos 15 años perdidos, podría creer en Navidad, en los milagros, en los deseos y la magia. Su mascota rápidamente lamió su rostro y no pudo evitarlo pero reír.

-Sigues siendo tan gordo como siempre-, le dijo a su Jjangu. -Siento como si estuviera cargando una bolsa de arroz.

Colocó al perro devuelta en el suelo quien saltó y rasguñó sus pantalones, queriendo que lo alce de vuelta.

-Siento como si estuvieras emocionado por verme solo porque te alimentare con muchas golosinas-, rió.

Kyungsoo le ofreció la bolsa de plástico que había dejado caer antes de tomar a Jjangu. -Le metí algunos dulces para perros antes de que te fueras de la tienda. De forma gratuita.

Y le dio un cursi guiño.

-Gracias, gracias por todo, Kyungsoo-, sonrió Jongin. -Lo siento por pensar que solo eras algún acosador.

Kyungsoo rió pero rápidamente se recompuso. -Él solo está de vuelta el día de Navidad. La magia se termina a la medianoche.

Ante eso, el corazón de Jongin decayó un poco.

-Oh.

Miró a Jjangu, su dulce y vago Jjangu quien está emocionado con solo verlo de nuevo. ¿Tendría que irse pronto?

-Lo siento, es todo lo que puedo hacer pero espero que disfrutes las pocas horas que tienes con Jjangu.

Kyungsoo abandonó el departamento tranquilamente así Jongin podría tener tiempo a solas con su perro.

Terminó acurrucado en el sofá, tapado en una calurosa frazada con Jjangu recostándose a su lado. Distraídamente, rascaba la barriguita del perro, su lugar favorito al recibir caricias. Miraron una maratón de películas cursis sobre la Navidad que Jongin olvidaría al día siguiente.

Excepto que él no quería pensar en el siguiente día.

Durante una pausa comercial, dejó de acariciar la barriguita de Jjangu (lo que hizo al perrito quejarse) cuando un pensamiento tardío llegó hacia él. Cuando estaban caminando hasta su departamento, Kyungsoo no dejaba huellas en la nieve.

Se encogió de hombros, desechando eso como si fuera por causa de la magia navideña o algo por el estilo.

Su perro presuntamente muerto había vuelto a casa con él, no iba a cuestionárselo.

Le dio a Jjangu un dulce.

-Ya que te estoy dando todos estos confites, debería pedirte que hagas trucos para mí.

Jjangu respondió con un ladrido.

-No es mi culpa que nunca te haya enseñado como rodar-. Resopló.

La medianoche llegó muy rápido y Jongin vio impotente como las horas pasaban volando, haciendo que solo queden unos cuantos segundos. Finalmente allí estaba, el golpe en su puerta. Dejó a Jjangu en el sofá para ir y atenderla.

-Oye, Kyungsoo-, dijo tratando de ignorar el grumo en su garganta. -Supongo que estas aquí, ¿para llevarte a Jjangu de vuelta?
-Si-, respondió el pequeño con una mirada de disculpa.

Caminó dentro del departamento ajeno y se dirigió hasta el sofá. Antes de que pudiera recoger a Jjangu y llevárselo rápidamente con un remolino de la magia navideña, Jongin tomó la muñeca de Kyungsoo.

- ¿Hay alguna manera de que pueda volver algún día?

-No, no lo creo-, negó moviendo su cabeza. -Incluso, a pesar de que la barrera entre la vida y la muerte es la más fina cerca de fin de año, todavía toma un montón de energía romperla a través de las nubes. No estoy seguro si seré capaz de regenerar la suficiente energía para hacerlo de nuevo durante tu tiempo de vida.

- ¿Desde dónde? - A pesar de que creía saber sobre qué era lo que Kyungsoo estaba hablando, preguntó.

Al principio Kyungsoo parecía dudoso por responder, pero lo dijo suavemente. -El paraíso.

Era por eso que sus huellas no aparecían en la nieve.

- ¿Cómo es el cielo? - Jongin cuestionó porque ante como el ajeno lo mencionó, no sonaba tan agradable como la gente pensaba que era.

Kyungsoo estuvo en silencio por un momento, buscando una buena respuesta.

-Es solitario. Estas forzado a vagar por las nubes eternamente y no estás seguro que es lo que estas buscando, pero deambulas de todas maneras. Jjangu y yo fallecimos el mismo día, así que nos encontramos fácilmente. Estuvo acompañándome por 15 años, y si no fuera por él, seguramente me hubiera vuelto un espíritu corrupto por el interminable extravío. Así que quise agradecer a su dueño de alguna forma, quien resultó ser tú, Jongin.

Kyungsoo sonrió tristemente.

Recogió a Jjangu quien lloró en sus brazos. Miró a Jongin una última vez. -Estoy contento de que de toda la gente en esta tierra, hayas sido tú.

Jongin observó a Kyungsoo caminar hacia fuera, con su nariz rojiza por el frío y todavía usando los cuernos de reno. Observó hasta que el pequeño cerró sus ojos y se sonrió a sí mismo, murmurando algo que se perdió en el viento frío. Jjangu ladró una vez más antes de que él y Kyungsoo lentamente se disolvieran en copos de nueve los cuales el implacable viento llevó lejos.

Después de mucho, Jjangu se disolvió completamente y Kyungsoo se apresuró en su camino para acompañarlo.

Jongin gritó desesperadamente, - ¡Cuida bien de Jjangu hasta que nos volvamos a ver!

Los ojos de Kyungsoo brillaron, prometiendo aquello y más.

Y solo como eso se había ido.

Jongin cerró la puerta, arrastrando sus pies camino de vuelta al sofá y se hundió en frente del televisor que continuaba transmitiendo ridículas películas de navidad. Sus mejillas se encontraban húmedas, estaba seguro era por los copos de nieve, no sus lágrimas.

pg, jjangu bells fanfic español, trad!kaisoo

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