La verdad, lo que pasó el domingo fue un asco. Estuvo todo cariñoso desde que puso un pie en mi casa (está bien que siempre lo es, pero nunca de semejante manera, así de alevoso), abrazándome, tomándome de la mano en la mesa, ¡vamos! Estuvo toda la tarde así. Por supuesto que respondí a todas sus muestras de cariño, estoy enojada pero no me volví
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