A-n-n-a
«-Las palabras son lo que me hace saber- me explicó una vez-. Así llegué a ser tan viejo. Mi nombre es Otto, voy igual delante que atrás. No termino en ningún lado sino empiezo de nuevo. Así viviré el doble, el doble que cualquiera. Usted también, señorita, usted tiene el mismo nombre mío. A-n-n-a, igual delante que atrás, justo como Otto. Por eso volvió a nacer. Es una bendición de la suerte, señorita Anna. Usted estaba morida y yo la vi volver a nacer con mis propios ojos. Es una gran bendición de la suerte.»
- Paul Auster. El país de las últimas cosas.
No se imaginan lo que supuso leer esas líneas hace un par de días. El terremoto mental al que me vi sometido de repente al encontrarme este párrafo en el magnífico libro de Auster que ya he acabado. Creo que ha habido algunos momentos en que este libro casi me saca un par de lágrimas; éste ha sido uno de ellos, aunque los motivos son radicalmente diferentes al resto de pasajes que casi lo consiguieron.
- Paul Auster. El país de las últimas cosas.
No se imaginan lo que supuso leer esas líneas hace un par de días. El terremoto mental al que me vi sometido de repente al encontrarme este párrafo en el magnífico libro de Auster que ya he acabado. Creo que ha habido algunos momentos en que este libro casi me saca un par de lágrimas; éste ha sido uno de ellos, aunque los motivos son radicalmente diferentes al resto de pasajes que casi lo consiguieron.