El regreso de la angustia adolescente
Dime lo que escuchas y te diré quien eres. Este mes me (re)descubrí oyendo música que hace tiempo tenía aparcada en el cajón.
Soundgarden (Down on the Upside), Alice in Chains (Dirt), My Dying Bride (34.788%... Complete), Paradise Lost (Draconian Times). Y Extremoduro (Rock Transgresivo, Pedrá), a estas alturas. Ese ha sido, a grandes rasgos, mi mes. También Vetusta Morla (Homónimo) y Russian Red (I Love your Glasses, un nuevo clásico para mi discografía sentimental), pero mucho más Ani DiFranco (Knuckle Down) y la incombustible PJ Harvey (Is this desire?, Uh huh her, Stories from the City..., pero sobre todo Love too soon con Pascal Comelade, una joya) que no es ninguna sorpresa porque la escucho casi cada día. En este justo momento estoy escuchando Mad Season.
Y echo en falta discos que de repente tengo unas ganas locas de oir (The Divine Comedy, Promenade) y que tendré que bajar, porque lo dejé en casa. Hay momentos en los que descubres que aunque te lleves en una lámina de silicio casi 10.000 canciones, tu corazón dará tumbos hasta descubrir qué parte de tu vida no te has traído.
El regreso de la angustia teenager, con más maldad que nunca porque los perros viejos se saben todos los trucos. Y mi angustia adolescente ya ha tenido muchos años para ver mundo, creánme. Hoy estuve leyendo esas cosas que escribo de vez en cuando para que nadie más las vea. Pero como hace tiempo que no escribo, estuve leyendo cosas de hace tiempo (unas sólo unos meses, otras varios años). Una mirada al lago nos devuelve a nosotros mismos, reflejados, difuminados, titilantes, temblorosos y cobardes. Una mirada a estas cosas me ha devuelto al ahora con más fuerzas, pero también un poco hundido en mí mismo.
Perra vida.
*** Editado un rato después: acabo de pillarme el primer disco de RATM. Menos mal que tengo cerveza de sobra, creo que la noche va a ser durísima.
Soundgarden (Down on the Upside), Alice in Chains (Dirt), My Dying Bride (34.788%... Complete), Paradise Lost (Draconian Times). Y Extremoduro (Rock Transgresivo, Pedrá), a estas alturas. Ese ha sido, a grandes rasgos, mi mes. También Vetusta Morla (Homónimo) y Russian Red (I Love your Glasses, un nuevo clásico para mi discografía sentimental), pero mucho más Ani DiFranco (Knuckle Down) y la incombustible PJ Harvey (Is this desire?, Uh huh her, Stories from the City..., pero sobre todo Love too soon con Pascal Comelade, una joya) que no es ninguna sorpresa porque la escucho casi cada día. En este justo momento estoy escuchando Mad Season.
Y echo en falta discos que de repente tengo unas ganas locas de oir (The Divine Comedy, Promenade) y que tendré que bajar, porque lo dejé en casa. Hay momentos en los que descubres que aunque te lleves en una lámina de silicio casi 10.000 canciones, tu corazón dará tumbos hasta descubrir qué parte de tu vida no te has traído.
El regreso de la angustia teenager, con más maldad que nunca porque los perros viejos se saben todos los trucos. Y mi angustia adolescente ya ha tenido muchos años para ver mundo, creánme. Hoy estuve leyendo esas cosas que escribo de vez en cuando para que nadie más las vea. Pero como hace tiempo que no escribo, estuve leyendo cosas de hace tiempo (unas sólo unos meses, otras varios años). Una mirada al lago nos devuelve a nosotros mismos, reflejados, difuminados, titilantes, temblorosos y cobardes. Una mirada a estas cosas me ha devuelto al ahora con más fuerzas, pero también un poco hundido en mí mismo.
Perra vida.
*** Editado un rato después: acabo de pillarme el primer disco de RATM. Menos mal que tengo cerveza de sobra, creo que la noche va a ser durísima.