Mi corazón futbolero está roto otra vez. Por lo menos esta vez es de pena y no de
rabia. Ayer jugamos como nunca y no perdimos como siempre, perdimos como nunca habíamos perdido porque no sólo hicimos sufrir a Brasil como no se lo esperaban en su propia casa y frente a su propia gente (como ellos nos han hecho sentir tantas veces) y les enrostramos
(
Read more... )