Tabla: Estaciones
Fandom: Harry Potter
Claim: Mackenzie Bell/Samanta Adams
Personajes: Samanta Adams. Charlie Weasley. Nymphadora Tonks.
Tema: #4 Invierno
Extensión: 434 palabras
Advertencias: Leves insinuaciones de femslash.
Notas: Conviene leer
"Otoño" primero, para darse una idea de que fue lo que pasó en medio.
- Tonks, deberíamos ir a ver a Sam.
La metamorfomaga le dirigió una mirada penosa y dolida, y Charlie sintió un extraño impulso de golpearla. Como si a él no le doliera hacerlo, como si no le doliera aún más sentir que debía llevarla a ella a la rastra. Como si no fuera inexplicable el dolor que sentía al saber que todo lo que estaban haciendo era completamente inútil, pero que de todos modos sentía la obligación de continuar haciéndolo.
Por suerte, Tonks era lo suficientemente razonable como para darse cuenta de que Charlie tenía razón- y apreciar el esfuerzo que sabía que él debía estar haciendo.
- Tienes razón, Charlie.
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No era precisamente envidia lo que sentía Charlie mientras veía como Tonks le daba a Remus un beso de despedida. Era más bien una punzada, un dolor amargo e inconsolable que le venía de tiempos inmemoriales. Un dolor con el que Charlie ya se había acostumbrado a convivir.
No pudo evitar preguntarse cuánto sabría Remus sobre la historia de Samanta y Mackenzie. Algo, seguramente, pero no todo. Casi podría haber jurado que luego de tantas pérdidas y tanto sufrimiento que había habido en su vida, Tonks no debía querer sumirlo en la tristeza del dolor de ella.
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Charlie no pudo evitar estremecerse cuando Samanta les abrió la puerta. Tenía un año menos que ellos dos, pero podría haber pasado tranquilamente por diez o quince más. Tenía el pelo más largo de lo que nadie se lo había visto nunca, la ropa descuidada, la piel y las manos arruinadas. Pero lo que más la envejecía, lo que más dolía a los ojos de Tonks y Charlie, era sus ojos. Porque los ojos de Samanta pregonaban que no sentían ningún apego por el hecho de vivir.
La visita fue breve, y mucho más dolorosa de lo que Charlie recordaba que había sido la anterior. Cada día sin Mackenzie era un año más sobre la espalda de Samanta. A Tonks le remordía su felicidad, y él mismo no podía negar que le daba algo de culpa su pasividad. Sam no les hizo ningún reproche. No había motivos para que se los hiciera. Eran ellos mismos quienes se sentían avergonzados al sentir que le estaban refregando en la cara aquello que ellos tenían, y ella había perdido, y jamás podría recuperar.
Mientras regresaban a la casa, entre taciturnos y melancólicos, Charlie no pudo evitar pensar si ese invierno que se cernía sobre Samanta desde la muerte de Mackenzie se cerniría también sobre su vida cuando se resignara finalmente a la idea de que Tonks jamás sería suya.