Y aquí está el final de ese oneshot...
De cuando se necesita lo imposible, parte final
4 horas antes.
Sokka se encontraba frente a los planos, mientras que Toph, Zuko, Katara y Aang lo veían detrás de él, en pie. Wu estaba sentada al frente de ellos.
-Bien… Toph sabrá la entrada de la cámara secreta por sus pies, pero estos planos que Iroh nos dio no están demás para los que se tienen que contentar con los ojos comunes. Como el grupo de Jet y las Kyoshi no están aquí ahora, revisaremos el plan de adentro. -Mientras hablaba, Sokka movía sus manos por el plano, como si una mano fuera Zuko y la otra Toph-. Como Zuko y Toph son los únicos que saben como comportarse en sociedad, serán los infiltrados. "Señor, señora" -dijo con voz fingida, mientras hacía a su manos hacer reverencias a un tercero invisible.
Aang sonrió, pero Toph le dio un golpe en la nuca, diciendo:
-¡Más plan y menos juego!
-¡Ay! ¡Está bien, está bien! -Aunque no dejó de usar sus manos como personajes, no habló por ellos mientras decía el resto del plan-. Estarán, ahí, comerán delicioso, bailarán, hablarán y comerán mientras los de afuera dejan a los guardias que podemos incapacitar, incapacitados. Aang dado que tiene que estar en la mejor condición posible para aguantar el cogerlo; sólo verá las señales de fuego desde el cielo, las que cada uno de los que estarán afuera harán cuando tengan a la mayoría incapacitados. Luego irá a la azotea y hará el baile de pies… Aang.
Como si fuera una petición de lo más racional, Aang hizo un baile de pies rápido y brincado, terminando con los brazos alargados a los lados, pero sin sonreír. Toph asintió.
-De acuerdo.
-Toph lo sentirá como lo siente todo y le hará una señal a Zuko y a Iroh con un tierra control suave en los pies. Los dos irán hacia esta entrada, que Iroh, con alguna treta de las suyas, hará que no esté custodiada por ese momento. Mientras ustedes van a ahí, Iroh les dirá a los músicos trovadores que hagan su música más alegre y ruidosa, para que los de la sala no los oigan peleando con los guardias internos. Tienen que seguir este camino. Cuando crean que es seguro, Toph le manda una señal con tierra control a Aang que seguirá en la azotea, para que baje donde ellos, lleguen a la cámara con la puerta que se abre con fuego control, Zuko hace fuego control, entran y… ¡Listo!
-¿Y la salida? -preguntó Katara mientras, inconscientemente, agarró más fuerte el brazo de Zuko.
Él hizo que soltara el brazo, para poder rodearle la cintura desde atrás, acercándola aún más a él.
Como Sokka no quería o no podía contestar, fue Wu la que lo hizo:
-Si lo consiguen, lo tendrán asegurada…
Aang afrontó con aplomo las miradas de todas las personas que estaban alrededor de la mesa.
-o-
Los tres estaban frente a la enorme puerta roja de metal que ocupaba toda una pared de la habitación. Tenía un grabado que iba desde el centro, con el dibujo de llamas transformándose en cuatro dragones. Toph, que no podía verla y sentirse sobrecogida, fue la que habló:
-¿Qué esperas Zuko? ¿La llegada de tu querida hermanita o qué?
Como si Zuko sintiera la amenaza de Azula, tiró una llamarada de fuego hacia el hoyo que había en el centro de la puerta.
Chirriando suavemente, los dragones cambiaron de dirección casi como si Zuko les hubiera infundido vida. Finalmente, expulsaron el fuego desde la boca hacia ciertas ranuras de los costados. La puerta se empezó a abrir lentamente con un sonido grueso, vibrante e imponente, que no ahogó el:
-¡ATAQUEN! -De la inconfundible voz de Azula.
Fuego salió disparado justo cuando hubo suficiente espacio desde el interior de la puerta, que no se terminaba de abrir. Toph subió el suelo frente a ellos y, mientras los tres se agachaban detrás de esa pared que recibía el fuego y lo redireccionaba a los lados; Zuko la miró, enojado:
-¿No sentiste a las personas ahí dentro?
-Oí sus corazones y respiraciones apenas se abrió esa gruesa pared… ¿Por qué crees que los salvé de estar calcinados ahora mismo?
-Azula te conoce, tal vez usó madera y… -Pero mientras Aang divaga por los misterios de esa trampa, se oyó de nuevo la voz de esa joven general:
-¡RODÉENLOS!
Prefirieron dejar de hablar mientras docenas de pasos militares salían de su sala objetivo. El fuego se había extinguido por el momento. Zuko habló con convicción:
-Toph, cuida de Aang y, no sé cómo, pero lo vas a hacer entrar en ese lugar. Trataré de distraer lo más que pueda…
Antes de que Aang pudiera terminar de abrir la boca para mostrar su descontento con el plan, Zuko se había levantado y atacó con fuego a los que empezaban a rodearlos.
-¡VAMOS! -le gritó Toph, mientras lo quitaba de la dirección de un ataque.
Los tres se enfrentaban a 15 maestros fuego en esa cámara enorme y totalmente desnuda.
Azula, tal cual el cancerbero del infierno
[1], veía el espectáculo desde el centro de las puertas totalmente abiertas, con las manos cruzadas pero con una mirada y sonrisa tan seguras en su rostro, que daba a entender que no creía que fuera necesario pelear.
Aunque lo tuvo que reconsiderar cuando Jet, Longshot, Smellerbee, Katara y Iroh llegaron al lugar.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó Zuko, muy enojado, a Katara mientras estaban espalda contra espalda, peleando con cinco que los rodeaban.
-La nueva guardia llegó y ustedes no habían salido. Preferimos entrar a salvarlos mientras las Kyoshi se encargan de ellos… En el camino nos encontramos con tu tío. Saben que es espía. Se escapó de los guardias que lo iban a arrestar -resumió Katara, a la vez que azotaba en el cuello a uno de los maestro fuego. Quedó inconsciente.
Uno más menos… solo faltaban 9. Diez con Azula.
Jet era la única baja hasta ese momento… sino lo conseguían, serían el más grande grupo de mártires de la resistencia…
Mientras Aang, teniendo a su espalda a una cansada Toph que no dejaba que nadie se acercara a él, encaró a Azula. Ella sonrió aún más y se alistó para pelear con él.
Poco más que tres horas antes.
Zuko se sentía totalmente ridículo vestido de esa manera.
La idea de que el grupo de Jet arriesgó la vida por traerle esa ropa a él y a Toph, era lo único que lo hacía sentir mejor, -para no ser desagradecido- de llevar esa licra blanca con el saco rosa y la estúpida máscara. No tenía ninguna duda que había sido Jet el que le escogió el conjunto. Al menos pudo escaparse de usar la ridícula peluca que le había traído, Toph no. Zuko sonrió de pura maldad.
Como si estuvieran sincronizados oyó la risa de Katara, aunque en seguida se cortó. Sin embargo, el grupo de Jet sí se reía con todas sus fuerzas. También Sokka. Hasta Wu, aunque ella lo trataba de ocultar con una de las manos en su rostro. Las Kyoshi lo hacían con sus abanicos.
Los que iban a actuar afuera de la gran residencia de Azula habían terminado su reunión de estrategia. Zuko, que había estado esperando a Katara sentado en la grada de la casa viendo el atardecer, les había alegrado el día con solo haberse tenido que vestir de esa manera. Cuando él se puso en pie y los vio con su mirada casi asesina… las risas se hicieron mayores. Ver el traje de cuerpo entero era demasiado.
Katara, sin tener que hacer esfuerzos por no reírse; se acercó, le dio un beso suave en la boca mientras tomaba su mano y se alejaron del lugar.
Se sentaron en un árbol caído cerca del bosque, como siempre antes de salir a hacer algo peligroso. Sentados uno a la par del otro y abrazados, dándole la espalda al campamento.
Rápidamente, las risas se acabaron en el rostro de todos, mientras veían como Katara apoyaba su cabeza cerca del corazón de Zuko, y este la suya arriba del cabello de ella.
Por alguna razón, esa visión se había convertido en la señal de despedida en el campamento de la resistencia. Después de eso, sólo con mirarse entre sí, se decían cuánto se querían y esperaban su regreso.
Sokka manejó su silla de ruedas -su más nuevo invento- para salir un poco de su casa y mirarlos mejor. Deseaba ser de los que iban y no de los que esperaban. Pero desde hacía meses no podía salir a las misiones, no así. No desde aquel rayo de Azula que casi lo mata.
Todos eran conscientes de que, el que Azula diera una fiesta de máscaras en su casa, justo donde estaba esa cámara de seguridad, era tan bueno, que había una gran posibilidad de que fuera una trampa.
Pero aún así, tenían que caer en ella. Era la única oportunidad de llegar ahí. Además, estaban más que seguros que los de la monarquía no sabían que Iroh era espía.
Suki le dio un beso de sorpresa, lo miró a los ojos, sonrió y dijo:
-Espero que tengan todo listo para una gran celebración cuando regresemos.
Sokka se mandó a aparentar mucho ánimo:
-¡Pues claro que sí, no por nada soy el mejor cocinero del todo el campamento!
20 minutos después, habían salido.
Casi un año antes.
Katara estaba a la par de la cama de su hermano. No había dormido en más de un día, pero insistía en no hacerlo. Tenía que tratar el impacto en las espalda del rayo, por lo menos una vez por hora.
Los demás: Zuko, Toph, Aang y Suki estaban sentados a la mesa, frente a la Tía Wu. Todos estaban heridos, pero no de gravedad.
Ella les contaba la antigua leyenda de nuevo, tratando de subirles el ánimo:
"Siempre se ha sabido que grandes objetos han acompañado a los Avatares, siendo símbolo de su fuerza y poder. Esa fuerza y poder queda en los objetos, tal cual una marca física del poder de su poseedor. Por eso, cuando un niño reconoce los objetos de los anteriores avatares como suyos, es que las personas saben que él o ella es el nuevo Avatar.
Sucedió que el anterior Avatar, Roku, al ver que fue traicionado por su amigo, el rey de la nación del fuego, pidió a los cuatro espíritus regentes que se encarcelara en su bastón todo su poder, para que el nuevo Avatar estuviera seguro de la muerte, hasta que encontrara ese bastón y, como única persona digna de él, pudiera tener su poder con solo que tome en sus manos ese objeto.
Casi a punto de expirar, se lo dio a un sacerdote del templo del fuego para que lo cuidara, pero este templo, como los templos del aire, fue atacado hace 100 años ya… y en ese ataque, la nación del fuego consiguió ese bastón.
No sabíamos donde estaba… hasta ahora, que fuentes confiables nos dijeron que se encontraba donde siempre había estado, en las ruinas del templo del Avatar Roku… debajo de la casa de la princesa Azula…"
[1] Sé que la mitología griega nada tiene que hacer aquí, pero no pude aguantar la tentación de hacer este símil entre Azula y el cancerbero… jeje
Sólo decir que sé que ese final, como tantos que tengo y que ya me di cuenta que es uno de mis males, está muy abierto, por lo que, si les da curiosidad saber cómo termina la historia, me lo dicen en el comment y les digo mi visión de lo que pasó...
CONTINÚAN...