Aunque ya me lo terminé hace varios días, hoy traigo al blog por fin la reseña de Diez negritos, de Agatha Christie. ¿Qué ha sido de Dune?, se preguntarán algunos. Pues bien, Dune está en hiato y así se va a quedar durante una temporada, porque se me estaba haciendo demasiado cuesta arriba. Lo retomaré, desde luego, pero cuando termine mis otras lecturas pendientes. No tengo ganas de pasar el verano entero con un único libro ahí muerto de risa por haberme atascado con él.
Así que aproveché esta joyita propuesta por Sociedad Literaria para desintoxicarme un poco de la densidad de Herbert. Y vaya si funcionó.
Título original: Ten Little Niggers (Diez negritos, 188 pags.)
Autor: Agatha Christie
Editorial: RBA, 2007
Idioma original: Inglés (traducción de Orestes Llorens)
Primer libro que leo en mi vida de Agatha Christie y la verdad es que ha sido todo un gustazo. Al principio, no me convenció demasiado el PoV múltiple con el que juega, porque hay muchos personajes y darles voz a todos se sentía caótico. También jugaba en contra el hecho de que este argumento sea ya tan famoso y haya sido tan sobreexplotado en películas y series que resultaba fácil prever el "misterio". Pero, con todo, la novela es muy ágil, engancha, se lee de un tirón y está escrita con maestría, que en última instancia es lo más disfrutable.
Todos conocemos ya el argumento de Diez negritos, en el que diez personas sin relación entre sí acaban aisladas en una mansión de una isla desierta y, durante la primera noche, son acusadas por un desconocido de una serie de crímenes de los que salieron impunes en su día. A partir de ese momento, los diez invitados irán muriendo uno a uno, asesinados en circunstancias extrañas, y la tensión de no poder escapar, no saber quién está detrás de todo ni quién será la siguiente víctima va haciendo estragos en sus nervios y sus mentes. Es en este punto donde ese PoV múltiple que en los primeros capítulos se hace lioso y un poco molesto despliega todo su potencial, porque es un arma muy potente en la construcción y el desarrollo de la tensión. Entramos en las cabezas de todos o casi todos los personajes, pero ni siquiera nosotros sabemos jamás cuál de ellos es el asesino. Es como si Christie jugara al escondite con nosotros, mostrándonos sus pensamientos sólo a medias, insinuando, dejando siempre espacio a la duda y la especulación. Había momentos en los que incluso parecía que la isla pudiera albergar algún tipo de poder sobrenatural, que no sabías si era real o fruto de la mera sugestión de los protagonistas. Éste es uno de los rasgos más interesantes de la novela y el que más favorece ese ritmo trepidante que termina atrapando.
Sin embargo, es una pena que el final se ejecute de la manera en que se ejecuta. El epílogo de la novela, en el que se descubre una nota del asesino explicando cómo y por qué ha hecho todo lo que ha hecho, desluce bastante la obra en general. Al final, la autora hace trampa, juega con el lector y, en vez de guiarlo para que junte las piezas del puzle y encuentre las respuestas por su cuenta, oculta información deliberadamente para dejarlo a ciegas y le termina tirando el resultado a la cara con una explicación "para tontitos" (explicación, además, que en algunos puntos está un poco cogida por los pelos). Quizá haya quien piense que eso es un giro magistral, pero no soy de la misma opinión: o proporcionas las pistas necesarias para que el lector descubra el misterio, o llevas tu decisión de ocultar información hasta sus últimas consecuencias y dejas un desenlace abierto en el que no se explique nada y cada uno piense lo que quiera.
La galería de personajes, a pesar de ser tan amplia, está muy bien trabajada. Me ha sorprendido gratamente el volumen que van adquiriendo poco a poco y lo definidas que están sus personalidades. Por supuesto, no conocemos a todos con la misma profundidad: los primeros en morir son los que menos tiempo en escena tienen, pero con los que aguantan más llegas a conectar bastante. El juez Wargrave, el doctor Armstrong, Emily Brent, Blore, Lombard, Vera Claythorne, incluso el general Macarthur… todos ellos tenían algún rasgo característico que los diferenciaba de los demás y les daba carácter. Lombard, en concreto, fue de mis favoritos, con su constante ambigüedad y ese aire amoral. Aunque la mención de honor se la merece Vera, que me pareció un personaje fantástico, siempre debatiéndose entre sus ansias de sobrevivir y sus profundos remordimientos, haciendo gala de una inteligencia y una astucia considerables. De todos, su trayectoria y su evolución fueron las que más me gustaron, estuvieron muy bien cimentadas. En general, agradecí que tanto ella como Emily fueran tan autónomas dentro de un elenco mayoritariamente masculino; en ningún momento quedan supeditadas a ningún hombre, nadie ajeno influye en ellas y se mantienen independientes hasta sus respectivos finales, centradas en sus circunstancias personales. Fue un rasgo agradable y refrescante, así como la ausencia total de amoríos o elementos de esa índole, que no eran en absoluto necesarios (y la película del 74 se encargó de destrozar).
En definitiva, un clásico del misterio muy ameno, que saca a la palestra la peor cara del ser humano, haciendo hincapié en los crímenes que cualquiera podría cometer, por muy "persona normal" que se considere, ya sea por acción directa o por omisión. La forma en la que cada uno gestiona sus remordimientos, dejándose carcomer por ellos, reprimiéndolos, ignorándolos o enfocándolos hacia la autocompasión, más que hacia la compasión por las víctimas, es también muy interesante. Cada uno ha cometido un crimen y cada uno tiene una forma diferente de lidiar con ello, de tal modo que Christie hace un gran repaso a los "tipos de personas" que existen en la sociedad. Todo con bastante buen tino, en una narración construida sobre la introversión y que juega con la tensión psicológica. Lenguaje cómodo y accesible, prosa ágil y concisa, sin rollos de ningún tipo. Vamos, que se lee en un rato y es ideal para desconectar durante las vacaciones, no como Dune, que es infumable.
Como mi madre aprovechó para leerse también la novela y ambas acabamos encantadas, estuvimos buscando después alguna película para comparar. Por supuesto, resultó haber tropecientas versiones, pero la única que encontré en internet fue la de 1974, dirigida por Peter Collinson y con un buen puñado de rostros conocidos de la época. ¿Resultado? Un despropósito de principio a fin. Qué coñazo de película, por amor de Dios. Hasta mi madre la odió. Pero la razón por la que la menciono en este post es que hizo algo que me desagradó sobremanera: arrastrar la relación de Vera y Lombard al terreno pseudorromántico. De hecho, Lombard era un sobón de tres pares de narices, todo el tiempo abrazando, toqueteando y besuqueando a Vera (a la que acababa de conocer, claro). La necesidad que había de incluir esto es algo que aún estoy preguntándome, pero se me hizo insoportable. Sobre todo porque ella era un personaje totalmente pasivo; se dejaba toquetear sin pestañear siquiera y también se dejaba llevar por Lombard y por los acontecimientos en general. Es decir, la Vera de la película destrozó por completo a la Vera del libro.
Gran parte de la magia de la novela reside en la profunda desconfianza que hay entre todos los personajes. Aunque se creen una suerte de "bandos" en determinados momentos, nunca dejan de ser un puñado de desconocidos atrapados allí, con la certeza de que hay un asesino entre ellos. Pueden unirse cuando lo consideran conveniente para sobrevivir, pero a la hora de la verdad cada uno mira sólo por sí mismo. Y es comprensible. Realista. La película, en ese aspecto, no lo fue; y se cargó a dos de los mejores personajes de la historia para conseguirlo. No queda en ella nada del poder femenino o la potencia que tenía el relato de Christie, lo que es una auténtica pena.
Las otras dos versiones más conocidas son la del 45 (And then there were none) y la del 65 (Ten Little Indians), que, por lo que sé, también varían la trama del texto original. Sin embargo, me enteré de que el año pasado estrenó la BBC una miniserie de tres capítulos que sí es fiel a la novela y que además parece estar adaptada con muy buen tino, así que estoy deseando verla. Lástima que todavía no la he encontrado, pero, si tengo suerte, ya volveré sobre este tema.
Espero empezar mañana mismo El cuento de la criada, a ver si recupero cuanto antes el ritmo de lectura. ¡Y el libro que me tocaba en julio era Parque Jurásico! No puede una dormirse en los laureles...