Bueno, se acabaron las fiestas. Definitivamente. Por fin... *suspira de alivio*
No voy a negar que este año se me ha hecho todo bastante cuesta arriba. Pocas veces me harto de estas fechas, porque es casi el único momento en todo el año en que nos reunimos y pasamos tiempo en familia (a pesar de los inconvenientes que eso conlleva, juju). Pero admito que esta vez he terminado muy hasta el moño y deseando que la vida volviera a su ritmo normal. Tonta de mí, porque ahora regresa la rutina y toca plantar cara de una vez a 2016 y empezar a organizarse para decidir qué leñes debo hacer con mi vida este año. Todo esto encontrándonos ya a 11 de enero, Dios santo. Para pegarse un tiro.
Antes de meterme a balances o propósitos, amenicemos un poco el primer post del año con las chorraditas de Reyes. Porque este año, aunque ha sido bastante austero, ha tenido también momentos para el recuerdo que merece la pena registrar. Como el griterío y la llorera que le entró a Laura cuando vio que le había comprado el libro del perro Hachiko, LOL.
Estos últimos años me venía encargando yo de hacer de Reina Maga, pero este año estaba indolente total y no me he ocupado de nada en absoluto. Sin embargo, la cosa no resultó tan desastrosa como esperaba; todo el mundo tenía regalos más o menos decentes, nos lo pasamos bien, hubo muchas risas y bromas y, en general, el día se salvó una vez más. Ahí va una foto de mi lote personal:
Sí, me ha caído Frozen y un buen puñado de libros: Las puertas de Anubis, de Tim Powers (porque Marta y yo salimos de Avilés totalmente enamoradas de ese hombre en 2014) y Con el agua al cuello, de Petros Márkaris (éste por cortesía de Juan Luis, que es el único que me regala libros alternativos de autores raros). El sabor de las penas también es de Juan Luis y, aunque técnicamente no cuenta como regalo de Reyes, porque me lo dio antes, decidí incluirlo en el paquete porque no deja de ser un obsequio navideño. Ése es un buen ladrillo de corte biográfico sobre la vida de las hermanas Brontë, que desde luego fue tan turbulenta como sus propias novelas, y la verdad es que le tengo bastantes ganas. Aunque también me da algo de miedete. Mi hermano me hizo prometer que no me deprimiría al leerlo cuando me lo entregó, así que supongo que sólo puedo esperar lo peor de lo peor, jaja.
También me han regalado una colonia que, aunque estaba envuelta de forma muy mona, no me ha parecido digna de fotografiarse, y las dos últimas pelis de RuroKen: Kyoto Inferno y The Legend Ends. No las he incluido en el lote porque es obvio que los Reyes andaban algo justos de cuartos y me las han pirateado en vez de comprármelas (detalle que no me hace demasiada gracia, porque Kenshin es una de las pocas cosas por las que estoy dispuesta a gastar dinero). Pero hey, a caballo regalado no se le mira el diente, y agradezco el gesto de mis hermanos, a los que normalmente no se les ocurre ni queriendo qué coñe regalarme. Como si no me conocieran, vaya.
Dentro de la categoría relativamente wtf, tengo que añadir esta cosa que se le ocurrió poner a mi madre para hacer bulto como todos los años:
Un calendario de 2016 con ese tipo de ilustraciones raras que te gustan a ti, como dice ella. Vale, las hadas, doncellas y unicornios no son mi fuerte, pero en defensa de mi madre diré que en realidad la mayoría de ilustraciones son de dragones, así que le doy mi visto bueno, LOL. Podéis echar un ojo a
la web oficial de Anne Stokes, para que os hagáis una idea del calibre artístico de semejante regalazo. Eso sí, coñas aparte, cuando abres el calendario lo primero que te encuentras es esto:
(La foto es un asquete, lo sé; a la derecha, primeros planos de algunos de los detalles más monos)
Un mapamundi de un mundo fantástico, estilo medievaloide, con varias rosas de los vientos MUY chulas y una estética preciosa. Sólo por eso, el calendario entero merece la pena. Lo mismo el día de mañana lo enmarco y todo.
Peeero el regalo que de verdad se lleva la palma este año ha sido el típico "regalo coña" que, en este caso, venía maquinado también por mi madre. Una preciosa cajita de marquetería, como las que vende mi hermano...
... que al abrirla resultaba estar LLENA DE CONEJITOS.
¡Sí, señoras y señores! ¡CO-NE-JI-TOS!
Todo porque mi señora madre sabe que me encantan los conejitos. Y playmobil. Y los conejitos de playmobil, más todavía. Así que ahora tengo una familia de conejitos bien maja.
(¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?... Típicas cuestiones planteadas en la asamblea conejil)
A Sonrisas le han encantado y ya se ha ofrecido a pastorearlos...
A Asustadizo... Bueno, él sigue en su línea...
(¡Si sólo quieren ser tus amigos, tontaina! Tsk, de verdad...)
¿Pensabais que había dejado de hacer el gilipollas con mis Emmets? Pues no.
Luego la gente me pregunta por qué no tengo Instagram o Tumblr... ¿En serio hace falta que conteste?
Bien, dejando a un lado este despliegue de imbecilidad, yo debería comentar algo del año saliente y del año entrante... pero la verdad es que aún me siento un poco out. Tengo la esperanza de recuperar rápidamente el ritmo, porque si hay algo que de verdad me gustaría cumplir en 2016 es reducir al mínimo la pérdida de tiempo. Hay mucho en lo que trabajar y necesito organizarme mejor que nunca. El otro día me pasó Marta el planing que ha publicado Brandon Sanderson sobre sus proyectos actuales y futuros y casi me dieron ganas de cortarme las venas, viendo la cantidad de cosas que hace ese hombre a lo largo del año. De dónde narices saca el tiempo siempre será un misterio para mí. No quiero volverme loca intentando hacer algo similar, pero lo que sí es una prioridad es trabajar con más orden, aunque tenga que obligarme a cumplir un horario muy estricto. Si no, antes de que quiera darme cuenta será de nuevo diciembre y me encontraré con una mano delante y otra detrás.
Como de costumbre, ahora me encuentro con varios frentes abiertos. Gracias a
teniente_ross y a
serena_m_lupin, me enteré de la existencia de la
Antología Emporio, un proyecto creado por veteranos del NaNoWriMo para dar voz a autores noveles, y quiero participar sí o sí. Con todo el jaleo de estas fechas, no he podido ponerme a trabajar en ello hasta hace un par de días y muy a trompicones; pero se me ocurrió una idea interesante a la que espero poder sacar jugo y darle forma hasta convertirla en algo potable. Ésa es de momento mi prioridad, pero, en cuanto lo tenga listo, debo regresar a Paleta de Palabras y terminar de una vez el borrador del NaNo. Independientemente de todo lo demás, procuraré organizarme para poder alternar ambas cosas de la forma más equilibrada posible.
No quiero planear nada más allá, porque sé que me agobiaré y al final no sacaré adelante ni la mitad de lo que me proponga. Terminar ese borrador es mi segunda máxima prioridad de este mes. Una vez tenga finiquitado eso, podré pensar en otras cosas. Un nuevo gamebook, quizá, o una text adventure o directamente el guion para algún pequeño videojuego. Quiero empezar a recopilar y maquetar mi trabajo, tanto para practicar como para distribuirlo. Siguen en el aire varias cooperaciones, con Branca y con mis compañeros del NaNo. Material no me falta, pero es preferible ir paso a paso e intentar hacer las cosas bien.
En cuanto al blog, 2016 se presenta también cargadito. A finales de 2014 hice una lista con los aniversarios que quería celebrar en estos años y los que caen en éste no son menores: Fullmetal Alchemist, Nacidos de la Bruma, El castillo ambulante, Forastera, Tomb Raider... El año pasado era el aniversario de Avatar y al final lo pasé totalmente por alto y no hice la maratón que había previsto; la vida no me dio más de sí. Y creo que este año ocurrirá más de lo mismo, aunque al menos la maratón de FMA sí quiero hacerla, cueste lo que cueste. Una relectura de Nacidos de la Bruma no estaría nada mal, tampoco, porque no los tengo reseñados aquí. Y supongo que el 20 aniversario de la señorita Croft lo celebraré jugando directamente al Rise of the Tomb Raider, cuando levanten de una vez la maldita exclusiva (o, como mucho, haciendo un replay del reboot de 2013). Cada vez me cuesta más conjugar el trabajo de escritora con el trabajo de blogger, especialmente si tengo entre manos proyectos más importantes de los que ocuparme. Este año quiero trabajar en mí, en mis textos, en mis historias, y no siempre tengo cabeza para estar también pendiente de lecturas, películas, series o juegos. Me persigue la maldición del humanista: un poco de todo y mucho de nada. No se puede abarcar todo lo que me gustaría abarcar. Así que de una forma u otra me imagino que tendré que acotar, por mi propio bien. Veremos en qué se traduce eso una vez empiece a organizarme en serio.
Sea como sea, empieza el año y yo vuelvo a la carga. Espero venir ya con alguna reseña el viernes o, en el peor de los casos, con el meme de fin de año, LOL.
No puedo irme sin mencionar que esta mañana me levanté con la pésima noticia de la muerte de David Bowie, que finalmente ha perdido su lucha contra el cáncer. No me lo esperaba, David siempre me pareció una de esas estrellas incombustibles con pinta de no ir a apagarse jamás. Tenía la coña de que había hecho algún tipo de trato con el diablo (o que quizá era realmente el Rey de los Goblins), porque a pesar de los años seguía igual que siempre. Ha sido un palo, de modo que hoy me despido con una canción suya. No es mi favorita de David, pero me parece la más correcta ahora. Porque, como bien decía uno por Internet, ahora sí que hay realmente un starman waiting in the sky.
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