Esto de los gameplay (o let's play, que creo que no es exactamente lo mismo) ha sido todo un descubrimiento para mí en los últimos tiempos. Me enteré de que esta cosa existía allá por 2012, gracias a mi sobrina Marta, que es una forofa acérrima de los videojuegos. Con ella, Branca y yo nos tragamos Amnesia enterito, como en una maratón de series. Y yo, que siempre he sido una completa vouyer videojueguil, encontré en este fenómeno un filón maravilloso.
Lo peor de los let's play es encontrar un buen gamer, desde luego. Los hay a patadas, vaya; YouTube está petado de esta nueva raza de seres humanos que se ganan la vida jugando para que otros los miren. Literalmente. Pero, para poder disfrutar de verdad de algo así, tienes que engancharte a uno que tenga un estilo que vaya contigo y que te guste. En definitiva, que juegue de forma similar a como lo harías tú mismo. Y eso es más difícil de lo que parece, porque la comunidad está saturada de niñatos que se dedican a hacer el payaso en una especie de competición por ver quién hace más el gilipollas, detallito que me pone de los nervios. Personalmente, me he subido al tren de los let's play por necesidad: adoro los videojuegos, pero no tengo ni consolas ni presupuesto ni habilidad suficiente para entregarme a ello. Así que, ya que tengo que pasar por el trago de ver jugar a otro en vez de encargarme yo (y sufrooo como no tenéis idea, porque soy una gamer súper cuadriculada), lo que menos me apetece es tener que comerme además las idioteces de un chaval que se divierte destrozando mobiliario urbano porque sí, disparando a los pájaros o "follándose" cadáveres *rolleyes* A lo mejor, esas cosas pueden hacer gracia una vez. Dos, no.
Por suerte, el verano pasado encontré por fin un gamer bastante de mi estilo (y además
dejo el link de su canal, porque el tío se merece la publicidad), que se toma los juegos en serio, lo vive, lo respeta y además le va el rollo de la exploración y de hurgar todo lo posible por el escenario. No rebusca tanto como yo, aunque lo mío ya podría considerarse patológico (ok, una de las cosas que más disfruto de los videojuegos es rebuscar XD), pero tampoco va a lo salvaje tiroteando todo lo que se cruce en su camino. De modo que, en líneas generales, disfruto mucho con sus let's play. Con él descubrí el nuevo Tomb Raider, juego al que, posiblemente, jamás le hubiese dado una oportunidad, si no me hubiese puesto los dientes largos verle jugarlo. Con él me tragué también entero The last of us, uno de los mejores juegos que he visto en mi vida y del que me enamoré perdidamente. Fue su let's play de Metro 2033 el que busqué cuando me terminé la novela. Y ahora, cada vez que me llama la atención algún título, lo busco primero en su canal, a ver si cae la breva de que ya lo haya jugado. De hecho, me estoy descargando ya su The Walking Dead (el de Telltale, por supuesto, que me parece un estudio fantástico) y tengo varios más en lista de espera. Es un vicio, como ver una serie, con la diversión añadida de la interacción. Como estar jugando con un colega, y admito que a mí siempre me ha gustado más jugar en compañía.
Toda esta parrafada viene a cuento, porque este tío ha resultado ser también un gran fan de la saga Bioshock. Hace poco salió a la venta por fin la segunda parte de Burial at sea, el estelar DLC de Infinite, cuya primera parte ya me hizo babear lo que no está escrito hace unos meses. Ya entonces tuve un fuerte subidón con Infinite, con el que todavía no me había atrevido a meterme personalmente. He visto jugarlo a mi hermano y me pareció mucho más... shooter que el primer Bioshock. Eso no me convencía. No soy rápida de reflejos y no reacciono bien en las grandes escaramuzas con tropecientos enemigos atacándome por todas partes. Y, aunque Columbia es una preciosidad, Rapture tiene mil veces más encanto para mí. Pero jopeee... Booker y Elizabeth son la repanocha, esos dos me tienen pilladísima. Y esta vez no he podido resistir la oleada fangirl. Así que, viendo a mi gamer jugando a Burial at sea, he decidido hacer de tripas corazón e instalarme de una vez por todas Bioshock Infinite. Aunque sólo sea para poder meter mano después al DLC, ¡juas!
Tenía muchas ganas de jugar, porque no he vuelto a hacerlo desde que me terminé Tomb Raider en febrero (experiencia de la que supuestamente iba a hablar hoy, pero que dejaré para otro post, LOL). El atracón que me metí con el fantástico reboot de Larita, sumado al vicio que había cogido ya previamente con el primer Bioshock, que me enganchó cosa mala, había dejado latente mi hambre de manejar los controles. Eso no lo cura ni el mejor gamer de YouTube. Así que he cogido Infinite con muchas ganas. Sólo he jugado un par de días, por lo que estoy en una fase demasiado inicial como para opinar con propiedad. De momento, todo ha sido relativamente suave. Veremos cómo se me da; también pensé en su momento que iba a ser un desastre con Bioshock y al final conseguí salir bastante airosa. Además, mi pobre portátil se está portando como todo un campeón, soportando con dos co***** esa pasada de gráficos sin petarse. Le voy a levantar un monumento XD
Ya os iré informando. Por ahora, os dejo con el trailer de esta pequeña obra de arte, y sólo porque Beast of America es una de las mejores canciones de trailer que he oído nunca y me pone las pilas de lo lindo.
Stand up for the beast of America!
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