Sin estrellas desde la torre

Jul 20, 2012 20:00

El año pasado estuve planteándome muy en serio presentarme al certamen de novela corta de ciencia-ficción, fantasía o terror que organiza todos los años la editorial Minotauro. Tengo una idea en la cabeza para un relato de ese estilo desde hace un millón de años, aunque nunca me decido a darle forma definitiva y ponerla por escrito. Al final, una vez más, me pasó lo mismo de siempre y, entre la pereza, la inseguridad y las otras chopecientas cosas con las que me lié, se me pasó el plazo y tuve que dejar pasar la oportunidad (ahora, un año después, y tras llevar bastantes meses metida en el mundillo de los certámenes, me he dado cuenta de que este certamen en concreto no merece tanta ilusión ni tanto sudor, pero eso es harina de otro costal...)

El caso es que, independientemente de la leyenda negra que rodea a Minotauro y su célebre certamen, lo cierto es que es una de las pocas editoriales que fomenta estos tres géneros literarios (no pienso meterlos los tres en el mismo saco, aunque ya se sabe que las fronteras en estos casos son bastante difusas) Al menos, es uno de los pocos, si no el único, certamen serio y relativamente gordo que se celebra en España con estas temáticas. Me resulta triste decirlo, y es algo que lamento profundamente del panorama editorial español, pero no sé por qué demonios en nuestro querido país se ha tenido la fantasía y la ciencia-ficción como géneros leprosos, prácticamente. No eres un escritor serio si te dedicas a la fantasía o la ci-fi, en eso hay tradición. Una tradición que supuestamente está cambiando, pero que aun así sigue siendo rancia y potente en la comunidad de literatos españoles. Y no hay más que echar un vistazo alrededor para darse cuenta de ello.

Por eso, para mí, que quiero dedicarme a estos géneros, Minotauro brilla igual que una luz para una polilla. No sólo por la oportunidad que ofrece su certamen, sino también porque me permite acceder a las obras de otros autores españoles que se dedican al género. Antes de tirarse a la piscina, merece la pena tantear el terreno y comprobar qué hace la gente que ya está dentro. En la literatura, al igual que en casi todo, es muy difícil ser original. Todo está inventado, cualquier cosa que se te pueda ocurrir ya se le ocurrió a otro antes que a ti. Y a mí me falta mucho por aprender, tengo que invertir bastante más en mi formación de lo que supuse en un principio. Quiero ver las fórmulas que se están usando en la ciencia-ficción contemporánea, las corrientes que están en boga ahora, y, sobre todo, calibrar la calidad de ese mundillo en el ámbito nacional. Porque, por desgracia, estamos a años luz de la sci-fi anglosajona.

Siguiendo esa línea de pensamiento, en estos meses me he leído las dos últimas obras ganadoras del premio Minotauro, la de 2011 y la de 2012. Por regla general, no me gustan los escritores españoles y suelo evitarlos como a la peste, pero en esta ocasión hice un esfuerzo. Si algún día (quién sabe si para el certamen de 2013, si es que lo celebran, o para 2014) me animo de verdad a intentar presentar algo, también quiero saber cómo de alto está el listón, y por qué rasero corta Minotauro. Ya ni recordaba el tiempo que hacía que no leía a un compatriota, pero puedo decir que la experiencia fue interesante, en muchos aspectos. Ahí van mis impresiones, primero con la ganadora del 2011, Ciudad sin estrellas, de Montse de Paz, y después con La Torre Prohibida, ganadora del 2012, escrita en conjunto por Ángel Gutiérrez y David Zurdo.


La primera vez que supe sobre la existencia de Ciudad sin estrellas fue al margen de cualquier cosa que tuviera que ver con Minotauro y su certamen. Leí una reseña de la novela en Lothlórien, un blog que se dedica a estos géneros y subgéneros que se echan a pelotón en el típico cajón de sastre asociado a "los frikis", desde historias de vampiros fieles a la secta de Crepúsculo, hasta obras bastante vanguardistas de fantasía o ci-fi. Charlie es la auténtica fan del sitio aquél, y hace tiempo pasó una época recorriéndoselo de arriba abajo buscando algo que mereciera la pena. Muchas cosas de las que encontramos nos troncharon de la risa, otras nos dieron ganas de cortarnos las venas y, por suerte, también fuimos a dar con alguna que otra joyita.

Ella encontró Ciudad sin estrellas, y enseguida me lo hizo saber. La obra nos llamó la atención, porque se desarrolla en un escenario que tenía ciertas similitudes con el que estamos preparando nosotras para nuestro proyecto. El resumen de la contraportada no prometía mucho (seamos realistas, ¿cuál promete?) pero de todas formas yo me lo dejé apuntado en mi lista de lecturas pendientes para echarle un vistazo cuando tuviera tiempo y ánimo. Y meses después, cuando me enteré de que había ganado el Minotauro 2011, me terminé de decidir y lo busqué en la biblioteca.

Éste es el marco: después del cataclismo de rigor que ha dejado la Tierra hecha una mierda, el ser humano vive confinado en una serie de ciudades-cúpula, cerradas como esferas para protegerse de todo lo malo que pueda quedar en el mundo más allá de sus correspondientes fronteras. Dentro de esas cúpulas, se vive una existencia hedonista especialmente planteada para saciar y embotar a la gente a base de drogas, sexo, super tecnología punta, blablabla, y encargarse de que no tengan inquietudes de ningún tipo, ni intelectuales/culturales, ni espirituales. Así de pronto, puede recordar vagamente a Un mundo feliz, y hay referencias, un MONTÓN de referencias (conscientes o no) a esa novela y alguna otra de la misma escuela. Pero, incluso teniendo eso en cuenta, la cosa podría haber funcionado bastante bien. Lo malo es que la autora se queda a mitad de camino.

Ya dijo Charlie en su momento que era imposible que una trama así, que plantea un mundo completamente nuevo, pudiera desarrollarse de forma satisfactoria en 251 páginas que tiene la novela en cuestión, y eso ha resultado ser una verdad como una casa. El escenario era interesante, hasta la historia en sí (chico visionario que de repente se rebela contra el sistema establecido y decide salir de la ciudad para descubrir con sus propios ojos qué hay fuera de la cúpula) podría haber dado mucho más juego. Pero no era una idea apta para una novela corta. No podía funcionar. Y, de hecho, no funcionó, porque el libro es una basura.

Odio ser tan categórica, porque yo también soy escritora y sé lo que es dar el callo trabajando y tener que tragarte después críticas que no tienen por qué ser agradables. Pero no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo invirtió esta señora en escribir esta novela, y en si merece realmente que se sea indulgente con ella en la crítica. Ciudad sin estrellas es una novela plana como una pared, en la que pasa un capítulo tras otro sin que suceda NADA, con unos personajes que son el colmo del cliché y unas situaciones inverosímiles que no se atrevería a plantear ni mi sobrina de 14 años (que, por cierto, también escribe XD) encajadas con una desfachatez algo irritante con el único objetivo de que la historia se mueva, de forma realista o no, hacia donde le interesa a la autora. No hay ningún giro que le dé emoción, no hay ninguna sorpresa. No hay nada. La única baza que tenía Montse para intrigar al lector (la franja de la novela que el prota pasa en el exterior) la jugó como el culo. Hasta habría preferido alguna fumada sobrenatural antes que esa sosería crónica. En su favor diré que la cosa remonta un poco en los últimos capítulos, lo que hizo que al menos hacia el final resultara un poco menos insufrible, aunque se ve a la legua cómo va a terminar todo. Pero eso no compensa las 200 páginas previas de sufrimiento cerebral.

No sé si es culpa mía por haberme acostumbrado a leer cosas medio alternativas que se suelen alejar de "comercialismos" (si es que existe la palabra) pero no hay nada que soporte menos a estas alturas de mi vida que personajes cliché. Tenemos al protagonista, Perseo, un petardo de gary-stu cuyo background habría necesitado bastante más desarrollo, el más guapo, inteligente e intelectualmente inquieto de su grupo de amigos, unos adolescentes superdotados dueños de su propia empresa virtual, que se pasan el día yendo de burdeles. Tenemos también a Amanda, la madame del puticlub más famoso de toda la ciudad, que es un pivón como la copa de un pino, a la que desean absolutamente todos los hombres (y mujeres) de la ciudad, belleza sin igual, que te pone a 100 con sólo mirarte, tetas auténticas y no de silicona, jefa de una de las dos redes de narcotráfico que dominan los bajos fondos, y todo lo que os podáis imaginar, que casualmente no deja que nadie la toque, estilo fruto prohibido, pero, ¡oh, destino!, está coladita por Perseo, que tiene como 20 años menos que ella. Tenemos a Kiran Spear, jefe de la otra red de narcos, estilo indio norteamericano que es una copia barata del Jacob de Crepúsculo. Tenemos al jefe de policía, típico tío sacrificado, pitillo en boca, siempre a la gresca con el jefe del ejército, típico bravucón descerebrado con la edad mental de un crío de 5 años, a los que sólo les falta bajarse los pantalones para ver quién la tiene más larga (que enervaaaantes eran las escenas de esos dos, arrgg *rolleyes*) Y así un largo etc, porque sinceramente, creo que no se salva ni un solo personaje. Todo aderezado con unas dosis excesivas de erotismo, que se termina atragantando cuando ya no tiene ni pies ni cabeza y surge sin venir a cuento (en serio, cuando aparecía un personaje, parecía un detalle obligatorio en su descripción dejar claro quiénes quieren follárselo, joder ¬__¬)

Creo que la que me resultó más entrañable de todos fue la prostituta Kelly, y lo poco que se ganó con Kelly se perdió dos páginas más allá al aparecer el camello Tony Iron (T-O-N-Y I-R-O-N) También Jason, el mejor amigo de Perseo, me terminó gustando bastante al final, porque se ve colocado en una posición peligrosa e incómoda y reaccionó de una forma muy humana. Pobre chaval. Por lo demás, para que os hagáis una idea, Branca y yo nos pasamos toda la novela pendientes de Maikel (sí, habéis leído bien) un personaje que sólo aparece esporádicamente y mencionado por terceros, porque la historia empieza cuando él ya ha desaparecido del mapa. Nosotras estábamos seguras de que Maikel sería el auténtico protagonista. ¡Y para nosotras lo fue! ¡LARGA VIDA A MAIKEL! XD (sin el cachondeo que nos traíamos con él, quizá no hubiésemos tenido el cuajo de terminar el libro, y eso que sólo tenía 251 páginas...)

Terminé bastante harta de esta novela. Encontré en ella la mayoría de las cosas que más detesto en un libro: redacción mediocre, argumento insulso y personajes malos. Y me da pena porque la idea era interesante, pero no se llega a ninguna conclusión. Después de terminar de leerlo, Branca y yo encontramos en Internet una entrevista que concedió Montse de Paz cuando ganó el premio Minotauro, hablando de los mensajes que había intentado trasmitir en su novela, y no pude evitar quedarme totalmente wtfuckeada. Siento decirle a esta mujer que no logró transmitir NINGUNO. Y me da vergüenza ajena que esta cosa ganara un certamen literario de una editorial supuestamente seria. Le hace a uno preguntarse cuánto le untó la señora a los directivos para que la eligieran.

En Lothlórien hicieron una reseña de Ciudad sin estrellas mucho más poética y profunda. Os la dejo aquí, por si os interesa, porque no quiero pecar de rancia y esta autora se merece el beneficio de la duda para los que no la conozcan. Quizá haya alguien a quien de verdad le guste, pero yo no me encuentro entre ellos. Hay tanta literatura mala en el mercado que, o te vuelves un poco exigente, o termina comiéndote la mierda. Y, de verdad, yo no vi entre estas páginas un canto a nada, ni una crítica a nada, sino más bien un regodeo innecesario en la sordidez. ¿Eso pretendía ser una crítica? Posiblemente, pero la autora no maneja la idea en condiciones para transmitir eso. Por no decir que cualquier tipo de mensaje pierde crédito cuando intenta expresarse a través de unas situaciones tan absurdas, propias de una línea argumental sin ningún peso, y de unos personajes tan malos (en serio, lo siento, pero es que eso me mata) Montse de Paz me ha recordado por qué no aguanto leer a españoles.

Cuando terminé Ciudad sin estrellas, estuve buscando cosas por ahí sobre el premio Minotauro. Ya me estoy dando cuenta de que el mundo éste de los certámenes deja mucho que desear, pero es una de las pocas opciones que tienen los autores noveles para darse a conocer, de modo que no puedes cerrarte puertas. El caso es que, por pura casualidad, fui a dar con esto. Os recomiendo que lo leáis si tenéis tiempo, porque no tiene desperdicio. Yo salí con ese mismo sentimiento de esta novela...

Pero, con diferencia, lo que mejor expresa el tufillo que se respira en este ámbito es este otro artículo maravilloso de Pablo Martínez Valencia, que también encontré por casualidad y que me subió el ánimo hasta límites insospechados. Me eché unas buenas risas leyéndolo, aunque lo más triste es que es real como la vida misma. Ése sí que no os lo podéis perder, son las claves para triunfar en el mundo literario español. Hay muchos que las llevan a rajatabla, sinceramente 8'D

Pero dejémonos de "estrellas" y pasemos de una vez a La Torre Prohibida.


Después del fiasco anterior, yo no esperaba nada de esta otra novela, la verdad. Pero nos la hemos leído del tirón en dos días escasos y estoy muy contenta, porque Ángel Gutiérrez y David Zurdo han hecho un gran trabajo. Han capeado con mucha maestría los problemas que Montse de Paz se comió con patatas. Conscientes de que estaban presentándose a un certamen de novela corta, han planteado una trama que a simple vista parece mucho más simple, sin grandes pretensiones ni fuegos artificiales. A veces da la impresión de que para encajar en la ciencia-ficción hay que tirar por las cosas más estrambóticas que se pueda uno imaginar, cuando no tiene por qué ser así. Cierto es que la novela de estos dos se ajusta más al género del terror con dosis de fantasía, pero incluso así mostraron una sencillez de planteamiento que me causó muy buena impresión desde el primer momento.

Con los personajes hicieron algo similar. Sólo vemos al protagonista, y a las tres o cuatro personas más cercanas a su círculo, que son las que tienen una interacción directa con él. Eso ayuda a que no se dispersen con algo que no pueden abarcar, otro error típico que se comete al escribir novela corta. No puedes desarrollar en condiciones una gran cantidad de personajes si tienes poco espacio, así que en esas circunstancias es mil veces mejor tener los personajes justos, cuantos menos mejor, y encargarte de poderles dar las pinceladas de personalidad necesarias para evitar que parezcan una puerta. Mientras que Montse de Paz recurrió a una sarta de personajes cliché recién sacados de su molde, tan tópicos que daban asquete, estos dos tipos han optado por un grupo mucho más reducido, todos con un papel muy secundario, porque el protagonista es protagonista absoluto, y eso centra por completo la atención del lector en él y en lo que le ocurre.

Os pongo en situación: La Torre Prohibida cuenta la historia de Jack, un periodista de sucesos que supuestamente ha sufrido un accidente grave y se despierta en un hospital, totalmente amnésico, sin tener ni idea de nada pero sufriendo la misma violenta pesadilla cada noche. Ya está. De ahí parte todo. Lo original, un recurso que a mí personalmente me gusta mucho y que siempre he querido usar, es que la novela se desarrolla en dos líneas temporales diferentes, alternando capítulos. Por un lado tenemos al Jack de la clínica, con amnesia y con pesadillas, viviendo una realidad que le resulta extraña y relacionándose y aprendiendo cosas del personal del centro y de sus compañeros. Por otro lado tenemos al Jack normal, al periodista, viviendo su vida corriente, con su trabajo, su mujer, su hijo. Según avanza esa línea argumental, vas descubriendo más cosas de él: que era reportero de guerra, que estuvo en Níger, donde vivió una experiencia muy traumática que lo dejó tocado psicológicamente, que le pasan cosas raras debido a aquello... y la historia te atrapa por su ambigüedad y su misterio, y vas enlazando un capítulo con otro sin parar por las puras ganas de saber. No sabes cuál de las dos tramas es el presente y cuál el pasado, o si las dos son reales o las dos una mentira. Llega un punto en que ambas parecen un espejismo. Y, aunque hacia el final ya empiezas a ver claro qué pasa ahí (los autores van dejando pistas constantes a lo largo de toooodo el libro) todo está tan bien construido que sigues en vilo hasta la última hoja.

Me ha gustado mucho, la verdad. No voy a decir que es una obra maestra, porque tienen algún que otro patinazo que se podían haber ahorrado. Odio con toda mi alma la expresión "pechos turgentes", que ellos usan más de una vez para describir a las mujeres, y es algo irritante que siempre que aparece una fémina hagan hincapié en que es un pivón. Dejemos a las tipas esculturales y a los tipos macizorros para las novelas erótico-festivas, por favor, no me parece un recurso serio. También era un poco innecesario que mencionaran que Jack tiene sangre india de nativos norteamericanos, española y escocesa. Que sí, que todos los norteamericanos son mestizos de algo y a saber de qué tendrán sangre, pero suena un poco ridículo soltarlo así, de nuevo parece un detalle de novela erótica. A parte de eso, personalmente creo que sobraba el esoterismo navajo, que es un recurso sobreexplotado en las novelas de terror de este estilo (se olía la influencia de Stephen King en los muchachos, de todas formas, aunque gracias a Dios no recurrieron a los extraterrestres...) y que a la larga terminó quedándose medio descolgado. Branca y yo todavía nos estamos preguntando qué demonios pintaba Pedroche. Hay algunas cosas, cosas importantes, que no se explican, y cuando se te pasa el letargo satisfecho de haber terminado la novela te sobreviene una leve sensación de "¿qué coño...?". La escena de sexo pasional bajo la lluvia no tenía ningún sentido y quedó totalmente metida a presión, como si fuese una obligación meter sexo en una novela porque si falta no vale nada. Y, por último, el gore también fue ligeramente excesivo (eso, o yo me estoy haciendo vieja y mi estómago delicado)

Pero son cosas puntuales que no ensombrecen la novela. No sé si el final gustaría a todos, pero yo sí quedé conforme con la forma en que plantearon y resolvieron el desenlace. Es la típica "revelación" que eché de menos en Ciudad sin estrellas. E ir descubriendo y recopilando las pistas fue muy divertido. Me encanta hacer eso en mis escritos y me encanta encontrarlo en otros cuando leo, porque eso es lo que da vidilla y motiva al lector. Los elementos en la clínica, la pareja de mendigos que ronda las puertas, las citas... no puedo decir más sin destripar, y este libro sí que os lo recomiendo. A pesar de que las partes de violencia son verdaderamente desagradables, la novela en general se hace muy amena y la intriga y el misterio lo valen.

He leído en la web de los autores que se los considera los Preston y Child españoles... Tiene gracia, porque Douglas Preston y Lincoln Child fueron mis autores de cabecera en la adolescencia, gracias a El ídolo Perdido y El Relicario. Sé que han publicado mucho más después de aquello, por supuesto, pero esas dos novelas me marcaron un montón. Gracias a ellos empecé a escribir, mucho antes de los fics, mucho antes de Digimon o Harry Potter, que me abrieron las puertas de Internet. En aquella época, yo tenía 12 años y escribía en el arcaico portátil de mi padre, con pantalla en blanco y negro y Windows 95. Estaba enamorada de las novelas de terror y misterio, y proyecté varias líneas argumentales de novelas originales, incluso empecé a escribir una de ellas y la avancé bastante. Mis personajes eran sólo míos y mis universos también. Recordarlo me llena de nostalgia. Gutiérrez y Zurdo me han devuelto a ese género que marcó mis primeros pinitos como escritora siendo una niña, y quizá por eso su novela me ha hecho disfrutar de forma especial. De todas formas, chicos... Preston y Child siguen siendo mejores, lo siento XD

He estado echando un vistazo a los títulos de las otras novelas ganadoras del Minotauro en años anteriores. Creo que la mayoría de ellas las tienen aquí en la biblioteca, así que quizá me saque alguna más. Ya veremos, no quiero repetir una experiencia como con Montse de Paz, aunque los otros dos me quitaron el mal sabor de boca.

De momento, hay otros títulos de ciencia-ficción que me llaman la atención, fuera de las fronteras españolas. Agradezco la labor de Minotauro, pero la verdad es que confío más en el criterio de Nova, que publica cosas más interesantes. Tengo que seguir investigando.

1.3. contemporáneos, 1.4. ciencia-ficción, 1. para ratones de biblioteca

Previous post Next post
Up