"Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño"

Jul 26, 2012 15:15

El martes me terminé por fin Yo, robot, que había dejado temporalmente aparcado por la maratón de Nacidos de la Bruma que nos hemos tragado Branca y yo en las últimas semanas (de la que hablaré en otro post, hell yeah) Venía siendo un título persistente en mi lista de "cosas que DEBO leer antes de morir" y lo cierto es que lo pillé con muchísimas ganas, a pesar de que en la propia introducción quedase ya patente que no era lo que había previsto. Como me pasó también en su día con Soy Leyenda, la sombra de la película (también de Will Smith, casualmente XD) pesaba bastante en mi cerebro. Ambas adaptaciones son de mis favoritas, aunque todo el mundo dice que no valen ni para limpiarse el trasero.

Sin embargo, con Yo, robot la simbiosis me pareció mucho más interesante, a un nivel que no alcanza Soy Leyenda. Así que, en cierto modo, me alegro de empezar mis post combo novela-película con esta obra en concreto, juas.


Aunque mi campo de interés dentro de la ciencia-ficción no es exactamente la robótica, querer introducirse en el género sin leer a Asimov no me parecía la mejor de las ideas. Además, me encantan los robots, las posibilidades que ofrecen y toda la tradición que los rodea, planteada en gran parte por este hombre. No en vano fue él quién proyectó las Tres Leyes de la Robótica, que parecen totalmente asumidas dentro de la ciencia-ficción como hechos irrefutables. Como bien dicen los expertos, Isaac Asimov dotó al género de una nueva dimensión. Y eso es algo que se respira en cada página de Yo, robot.

Como ya dije antes, el libro me sorprendió desde la primera página. No creí que fuera a ser una reproducción literal de la película de Alex Proyas, desde luego, pero sí esperaba una novela. En cambio, Yo, robot resultó ser una colección de relatos cortos escritos por Asimov en diferentes momentos, todos ambientados en el mismo universo, compartiendo protagonistas a veces, pero independientes entre sí. No sé si será por eso, o por el estilo narrativo del propio autor (que me ha gustado mucho, por cierto) pero el caso es que el libro se hace muy entretenido y cómodo de leer. Incluso teniendo en cuenta los largos diálogos plagados de tecnicismos inexistentes que dejan al lector con cara de wtf. De hecho, sospecho que ése es el auténtico secreto del género de la robótica: mucho término estrambótico con reminiscencia científica, alusiones matemáticas por aquí y por allá, muchas dosis de lógica, todo remezclado en una coctelera y vertido en planteamientos raros y enrevesados, de los que tú no entiendes ni papa pero que hacen quedar a los personajes como auténticos genios de la astrofísica, como mínimo, LOL.

No es algo fácil de conseguir, ni por asomo. La misma fórmula puede dar como resultado una patata de proporciones épicas que sólo deje de manifiesto la incompetencia del autor y lo convierta en un payaso. Hay que tener mucha maestría para saber manejar ese tipo de conceptos, que no existen en la vida real, y convertirlos en algo tangible y completamente factible en el mundo de tu novela. Asimov es un genio en eso, en mi humilde opinión, y sus disertaciones sobre los cerebros positrónicos y todos los avances tecnológicos de los que se sirve respiran un realismo que te sumerge por completo en ese escenario. Todo parece auténtico, ordenado dentro de un esquema lógico, nada chirría. Quizá sea el efecto que estos relatos tienen en mí, que no soy experta en nada relacionado con la ciencia, y tal vez si los lee un científico de verdad se le atraganten tanto como a mí las novelas históricas de templarios místicos... pero ése es el encanto de la ciencia-ficción. Darle vida a algo en principio inverosímil, hasta el punto de que llega a dar miedito lo "posible" que empieza a parecer.

Ese espíritu se mantiene en todos los relatos que recopila el libro, desde los más sencillos hasta los más complejos. En realidad casi todos ellos no dejan de ser juegos de lógica, planteados a través de diversas situaciones, para teorizar sobre las Leyes de la Robótica. En cada relato se presenta un problema relacionado con alguna de las leyes y los personajes buscan una causa y una solución. Casi siempre se repite el mismo esquema. Pero eso no le quita valor a ninguno, siguen siendo ingeniosos e interesantes. Y divertidos, desde luego. Aunque eso es gracias al elenco de personajes de Asimov, que son absolutamente maravillosos, y donde hasta el secundario más remoto tiene personalidad, incluso sin decir más de dos palabras.

El hilo conductor que une los relatos es la famosa e impasible doctora Susan Calvin (personaje que aprovechó la película después, por supuesto) Al principio de Yo, robot se nos presenta ya anciana, a punto de retirarse de su puesto como 'robopsicóloga' de la US Robots. Un periodista sin nombre, que narra en primera persona, comienza a entrevistarla para un reportaje sobre su persona, muy ligada a la compañía desde sus inicios, y ambos empiezan así un recorrido por la historia de los robots y el desarrollo tecnológico durante los últimos 70 años. Ésa es la introducción, y cada relato supone por tanto una anécdota que cuenta la doctora al periodista.

Pero Susan no es ni por asomo el único personaje que maneja Asimov. En su círculo tenemos al viejo doctor Lanning, creador de los cerebros positrónicos y mentor de la joven Susan, que nunca perdió su prestigio en la compañía, pero al que se ve languidecer lentamente conforme avanza la línea temporal de los recuerdos, quedándose desfasado de sus propias creaciones. También está el matemático Peter Bogert, pretencioso y cretino, a la sombra de Lanning y con ganas de despuntar por su cuenta, que siempre miró con ganas a la fría Susan y nunca recibió de ella más que desprecio. Más tarde, en los últimos dos relatos, contamos ya con el bueno de Stephen Byerley, con el que me divertí muchísimo en "Evidencia". Hasta la familia Weston, protagonistas del primer relato, tiene su chispa única. Y, por supuesto, están los robots, todos ellos fantásticos, desde Robbie hasta Cerebro, pasando por Speedy, Cutie, Dave, Herbie y Nestor. Pero mis favoritos son, con diferencia, los técnicos en robótica Greg Powell y Mike Donovan. ¡Lo que sufrieron esos dos, enviados siempre a las peores misiones para resolver entuertos! Greg y Mike están tan llenos de vida que sus relatos fueron los que más disfruté, interactúan de una forma maravillosa y tienen diálogos buenísimos que me tronchaban de la risa. Sin duda, son la salsa de la narración.

Sobre mi relato favorito... No podría decidirme. Lloré como una condenada con "Robbie", el primero de todos, que cuenta la relación de Gloria, una niña pequeñita, con su robot-niñera, y los recelos de su madre hacia la máquina y los intentos del padre por calmarla. Es una historia sencilla, la más sencilla de todo el libro, pero también la más emotiva y sentimental, porque trata el asunto de los robots desde el punto de vista humano y, además, a través de los ojos de una niña. Robbie está lleno de sentimiento, lo único que parece tener de robot es el metal del que está hecho, y adora a Gloria y la tiene en un pedestal. Ella también lo adora a él, ambos son la cosa más tierna del mundo. Así que... sí, ése me tocó la fibra sensible, lo reconozco XD De Mike y Greg, que protagonizaron los tres siguientes y el número 7, me gustan todos, aunque el más interesante y al mismo tiempo perturbador es el número 3, "Razón", donde tienen que enfrentarse al robot Cutie, que ha desarrolla una curiosa conciencia de su propia existencia. Las batallas de lógica que tienen los técnicos con el robot se llevaron la palma, y Cutie en general es uno de los robots mejor conseguidos del libro. Disfruté muchísimo con ese relato, y el inmediato posterior en mi lista fue el 7, "Evasión" (o "Fuga", que he visto que está traducido de forma diferente según la edición) Ahí la compañía envía a los pobres desgraciados a probar una nave construida para el salto interespacial, y en fin... ¡buenísimo! XD Creo que es el relato con el que más me he reído. "Sentido giratorio" también está interesante, más por las conclusiones que van sacando frente al problema de rigor que por otra cosa, y el más flojillo es "Atrapa esa liebre". De los protagonizados por Susan, el mejor con diferencia es "¡Embustero!", que de hecho fue el relato en el que Asimov la creó, escrito en 1940. Posiblemente sea el mejor relato de todo el libro, la verdad, me gustó muchísimo. Ahí el foco del conflicto es Herbie, un robot que puede leer la mente, nadie sabe muy bien por qué, y la forma en la que se resolvió el problema al final me pareció genial. "Pequeño robot perdido" es también bastante interesante, y en "Evidencia" me lo pasé muy bien con Steve. En conjunto, el más flojo es el último, "Un conflicto evitable", que no aporta gran cosa ya y que curiosamente supone un final algo anticlimático para el libro. Pero no es algo que importe demasiado, teniendo en cuenta el nivel de los demás.

Por último, hubo una cosa en el estilo de Asimov que me llamó la atención. Es curioso que, más allá de todo el desarrollo conceptual que hace de la era posatómica, como la llama él, con el tremendo despunte tecnológico vivido a finales del siglo XX y en la primera mitad del XXI, los cerebros positrónicos, la robótica, el mundo que se queda pequeño dando lugar a los viajes espaciales y la colonización de otros planetas... más allá de eso siguen percibiéndose detalles, formas de entender la vida y el mundo, propias de la sociedad de los años 40. Plantea un mundo diferente, distribuido en regiones de influencia en vez de naciones, y sin embargo el estrato social y los tópicos apenas han cambiado, porque incluso con la idea de sociedad global que propone, no logra concebir la Globalización como la vivimos nostros hoy en día. Me gustan esas cosas, que normalmente se reflejan en todas las novelas de ci-fi de principios del siglo pasado. Le da un aire... tierno a la narración, evocando cómo soñaban los hombres de los años 30 ó 40, la cantidad de castillos en el aire que podían idear, proyectándose hacia el futuro hasta niveles increíbles de imaginación e inventiva, y aun así aferrados todavía a detalles más mundanos, más de andar por casa, que en la actualidad a nosotros nos parecen del Paleolítico y que para ellos era inconcebible que cambiaran. Nuestro mundo también sería como ciencia-ficción para ellos si pudieran vernos ahora, incluso sin haber sido desplazados por los robots, ni habernos instalado en Marte. Pocas veces somos conscientes de lo muchísimo que ha cambiado el mundo en los últimos 50-60 años, y me pregunto cómo será de aquí a otros 50, con qué ojos leerán las novelas de ci-fi de hoy los lectores de finales del siglo XXI.

Parece que Asimov ha conseguido lo que todo autor de ciencia-ficción debería lograr: empujar al lector a soñar como soñó él mismo en su día.

Tengo que comprarme Yo, robot, eso fuera de toda duda. Es obligatorio tener este fantástico clasicazo en mi estantería. Y la película también me la tengo que agenciar, porque por mucho que digan algunos que no se parece ni en el blanco de los ojos a la obra de Asimov, la verdad es que le veo un montón de matices nuevos y geniales después de leer el libro. Ahí va el análisis, juas!


Tengo que reconocer que, en muchos de los combos que he hecho a lo largo del último año, la película precedió al libro, principalmente porque ya las conocía todas desde hacía tiempo. Pero cuando le llegó el turno a Yo, robot, teniendo ya el libro en mi poder, me puse la película justo antes de empezar la lectura a propósito. No me preguntéis por qué, quizá con la intención de poder buscar después en el texto nexos de unión, tras descubrir que no era una novela, sino una colección de relatos. No es un secreto que Will Smith es uno de mis actores favoritos, y soy fan absoluta de todo lo que hace este hombre, aunque sea la americanada más infumable del mundo. Sé que ni siquiera es un actor estelar, en muchas de sus películas (especialmente las comerciales de mucho tiro y mucha acción) simplemente se interpreta a sí mismo, pero como el tío tiene una chispa y un carisma que no se aguanta, yo disfruto con todas sus pelis como una enana. Y ésta en concreto está en mi lista de preferidas. Qué coño, ¡me gustan las pelis de tiros y acción! XD

La lástima es que eso se considera que es Yo, robot, una americanada más, una peli más del montón de apocalipsis robóticos que han saturado la gran pantalla desde los años 80. Y yo tampoco voy a darle un valor que no tiene, ni la voy a alzar al altar de película de culto, porque no lo es. Nunca estará al nivel de Terminator o Blade Runner, ni de lejos. Pero Asimov es el padre de la robótica en la ci-fi, y la mitad de las películas de robots que existen (igual que la mitad de los autores de novelas de este mismo género) han bebido de sus obras como no os podéis imaginar. No creo que Yo, robot pretendiera ser la película de robots definitiva, sino más bien un homenaje a Asimov y a sus relatos. Y en ese sentido, por muy americanada que sea, hace un trabajo muy bueno.

El valor que yo le vi es que parece que no tiene nada que ver con nada, y sin embargo tiene que ver con todo. En principio la trama de la película es original: está Susan Calvin, claro, el doctor Lanning, Robertson y la omnipresente US Robots & Mechanical Men (que en la peli se renombra como US Robotics, si no recuerdo mal) pero a parte de eso hace lo que quiere con el universo de Asimov. De hecho, una de las premisas del libro es que no se usan robots en la Tierra porque generan recelo en la humanidad, mientras que en la peli están completamente integrados como personal doméstico en todos los hogares. También se recurre a la fórmula del robot malo que quiere someter a la humanidad, cosa que en el libro no se desarrolla de la misma forma, porque es sencillamente imposible infringir en modo alguno las Tres Leyes fundamentales. En Asimov no existe ningún personaje como Spooner, ni nada de lo que le rodea. Pero fue muy divertido ir descubriendo después, mientras leía, todos los guiños que la peli hizo al texto, y todos los detalles que les sirvieron de referencia.

La caracterización de Susan es genial, especialmente en la primera mitad de película, tan... emotionless XD El detective Spooner, a pesar de no parecerse en nada a ellos, recupera parte del espíritu que transmitían Greg y Mike, en cuanto a ingenio, ironía y comentarios agudos se refiere. Con él no me aburrí en lo más mínimo. Sonny, aunque no puede leer la mente, es un robot único, como lo era Herbie en "¡Embustero!", con un cerebro que ningún otro robot ha tenido jamás, especial en muchos sentidos. Al huir de la US Robotics, acudió a esconderse en un almacén lleno de robots NS-5 como él, en una escena idéntica al inicio de "Pequeño robot perdido". VIKI es una reminiscencia del Cerebro que aparece en "Evasión", y su actitud encuentra una justificativa en el último relato del libro, "Un conflicto evitable", que reflexiona sobre la forma en la que las súper Máquinas que controlan las diferentes regiones del mundo manipulan a la humanidad para asegurarse de evitar conflictos bélicos entre los hombres, que podrían desembocar en la destrucción de los robots (algo que no pueden permitir, porque la humanidad sólo está segura bajo el 'cuidado' robótico) Incluso el hecho de que Spooner tuviera implantes biorobóticos introduce más o menos el concepto de robots humanoides que se trata en "Evidencia" con Steve Byerley.

¿Es todo esto fruto de mis ganas de justificar una película que recibió bastantes críticas en su día por no parecerse en nada a Asimov? Mmm, tal vez. Pero las conexiones están ahí para mí. Y eso que no he leído todas las obras de Asimov, que por lo que sé hay más que son usadas en Yo, robot como referencia, no únicamente los relatos de este libro en sí. También dicen que hay en ella matices de otros relatos de robótica que no tienen nada que ver con Asimov. Pero bueno, El hombre bicentenario está inspirado en el relato del mismo título que Asimov escribió en los años 70, y aun así su base está totalmente sacada de "Robbie". Blade Runner no tiene nada que ver con Asimov, y sin embargo cada vez que leía algo sobre las minas de Mercurio o cada vez que Cutie abría la boca, a mí se me venía a la mente cada dos por tres la imagen de Roy Batty. Es difícil determinar dónde están los límites en este tipo de situaciones. ¿No son la Matrix o la Skynet de Terminator versiones desarrolladas de las Máquinas que se perfilan en el último relato de Asimov, casi reflejadas en la premonitorias palabras finales de la doctora Calvin? No hay nada nuevo bajo el sol... En el fondo parece que todas las fórmulas de la robótica son leyes universales que los autores y guionistas utilizan como quieren, pero iguales para todos en su base.

He leído que el gran fallo de Yo, robot es que terminó cayendo en el tópico que Asimov repudió durante toda su vida, el llamado "complejo de Frankenstein". ¿Seguro que no es un homenaje, aunque sea irónico? Eso mismo le dijo el teniente Bergin a Spooner en un momento determinado de la peli...

- Esto es como el Hombre Lobo. En serio. Tipo crea un monstruo. Monstruo mata al tipo. Todo el mundo mata al monstruo. Hombre Lobo.

- John, eso es Frankenstein

- Frankenstein, Hombre Lobo, Drácula, mierda, ¿qué más da?

... Pues eso. ¿Qué más da? XD Creo que me estoy volviendo mucho menos puritana con la edad...

Y ahí termina mi primer combo, y este monstruoso post que me ha llevado todo el puto día. Tengo frito el cerebro (y las retinas) Pero ya no podía retrasarlo por más tiempo, que tengo que devolver Yo, robot a la biblio. Para variar, LOL.

El próximo post literario será para Nacidos de la Bruma. Oh, sí. Sanderson lo vale, muajaja... >8D

2.3. contemporáneo (s. xxi), 2.4. acción real, 2. pelis y series, 1.4. ciencia-ficción, 1.2. clásicos (primera mitad s. XX), 1. para ratones de biblioteca

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